INTRODUCCIÓN
A nivel mundial, se estima un consumo de 6,3 litros de alcohol puro por persona de 15 a más años.1 En las Américas, el consumo de alcohol es mayor que en el resto del mundo, con episodios de consumo excesivo que llega hasta 13 % en las mujeres y 29 % en los varones.2 El consumo de drogas ilícitas, al menos una vez al año, ocurre entre el 3,5 % y 7 % de la población mundial de 15 y 64 años, ocasionando alrededor de 183 000 muertes.3 En Perú, en el 2015, la prevalencia de vida del consumo de alcohol fue de 86,2 % en la población urbana, 59,7 % en la población de 12 a 15 años y 87,3 % en los jóvenes de 19 a 24 años.4
El consumo de alcohol contribuye al desarrollo de 200 enfermedades y lesiones, ocasiona una muerte cada 100 segundos y una pérdida de 274 millones de años de vida sana.2 En Europa, el 10 % de los cánceres en los varones y el 3 % de los cánceres en las mujeres son atribuidos al consumo de alcohol.5 El consumo de excesivo de alcohol tiene múltiples efectos en el corto y largo plazo; incluyen traumatismos, violencia, intoxicación, comportamientos sexuales de riesgo, enfermedades no transmisibles, problemas de aprendizaje, memoria y bajo rendimiento, problemas laborales, familiares y sociales.6
En los adolescentes, el consumo excesivo de alcohol está asociado a un mayor riesgo para los problemas de salud mental, sociales o de comportamiento.7 Es un predictor de violencia física, tanto para el autor como para la víctima;8 asimismo, está asociado al desarrollo anormal de la materia gris del cerebro y al déficit de memoria episódica.9,10 La adolescencia es un período de mayor probabilidad de desarrollo de conductas de alto riesgo, incluido el uso de sustancias legales e ilícitas;11 además, el consumo de alcohol, lleva al consumo de otras drogas ilícitas, como la marihuana o cocaína.12
En Perú, las instituciones preuniversitarias han surgido como respuesta a las deficiencias de la educación secundaria, se caracterizan por su alto nivel académico y disciplina. Estas instituciones albergan a miles de estudiantes, principalmente a aquellos que han culminado la educación secundaria y aspiran a realizar estudios en las universidades más prestigiosas del país. Los estudios sobre el consumo de alcohol y drogas ilícitas se han desarrollado principalmente en escolares de secundaria y universitarios; pero no en los adolescentes preuniversitarios. Por ello, el estudio tuvo como objetivo determinar la frecuencia de consumo de alcohol y drogas ilícitas en adolescentes preuniversitarios.
MÉTODOS
Estudio descriptivo transversal. Se realizó en una institución preuniversitaria de la zona norte de Lima. La población de estudio estuvo constituida por estudiantes de la “Academia ADUNI” y “Academia Cesar Vallejo” del distrito Los Olivos, con una población estudiantil de 3970 alumnos, procedentes de los distritos de Lima Norte.
El tamaño de la muestra se estimó con la fórmula:
n = [N* Zα2 *p*q] / [(d2 *(N-1)+Zα2 *p*q] ;
Se consideró N = 3970, para una seguridad del 95 %, proporción (p) esperada del 50 %, precisión (q) del 5 % y un 15 % de pérdidas.
La muestra mínima requerida resultó 500, por tratarse de una población cautiva de fácil acceso se obtuvo 880 participantes de ambos géneros, se excluyeron 36 por presentar datos incompletos y 29 por tener una edad superior a los 19 años, la muestra final quedó constituida por 815 estudiantes.
Los criterios de inclusión fueron: estudiantes adolescentes de ambos géneros, que aceptaron participar voluntariamente y firmaron el consentimiento informado. Se excluyeron a los estudiantes que proporcionaron datos incompletos.
El muestreo utilizado fue por conglomerado, considerándose cada aula como un conglomerado. De un total de 66 aulas, se eligieron aleatoriamente15 aulas y el instrumento fue aplicado en una sola oportunidad a todos los asistentes de las aulas seleccionadas. Los datos fueron recogidos en julio del 2018 y estuvo a cargo de un equipo encuestador entrenado.
Variables de estudio
Consumo de alcohol: Referido al consumo de riesgo y perjudicial de alcohol, así como una posible dependencia. Para el consumo de alcohol: Se empleó el Test de Identificación de los Trastornos Debidos al Consumo de Alcohol (AUDIT) desarrollado por la Organización Mundial de la Salud como un método de screening del consumo excesivo de alcohol. La fiabilidad y validez fueron establecidas en diversos ámbitos y países.13)
El AUDIT consta de 10 preguntas sobre consumo reciente, síntomas de la dependencia y problemas relacionados con el alcohol. Cada pregunta fue calificada con una puntuación de 0 a 4. Para la interpretación se tomaron en cuenta las indicaciones de la Estrategia Sanitaria Salud Mental y Cultura de Paz del Ministerio de Salud.14 En los varones, se consideró “sin problemas” relacionados con alcohol (0-7), bebedor de riesgo (8-12), problemas físico-psíquicos con la bebida y probable dependencia alcohólica (13-40). En las mujeres se consideró “sin problemas” relacionados con alcohol (0-5), bebedor de riesgo (6-12), y problemas físico-psíquicos con la bebida y probable dependencia alcohólica (13-40). Las condiciones diferentes a la categoría “sin problemas” fueron incluidas en el grupo “con problemas”.
Otras variables: Antecedente de consumo de tabaco (Si/No), consumo de drogas ilícitas (cocaína, marihuana y pasta básica de cocaína) en el último mes, último año y en la vida (Sí/No). También se evaluó la funcionalidad familiar, utilizándose el APGAR familiar como instrumento de medición.15)
La técnica empleada fue la encuesta autoadministrada y el instrumento fue un cuestionario constituido por dos componentes: El primer componente sirvió para recoger los datos sociodemográficos, consumo de tabaco, consumo de drogas ilícitas y funcionalidad familiar. En el segundo componente se incluyeron las preguntas correspondientes al AUDIT.
Con la información obtenida se creó una base de datos, los cuales fueron ordenados en tablas de frecuencias. Se obtuvieron los estadísticos descriptivos, las medidas de tendencia central y la dispersión para las variables pertinentes.
Para el análisis bivariado se utilizó el estadístico Chi cuadrado, considerando los valores de p < 0,05 como significativos. El procesamiento de datos se realizó con la versión 23 del programa IBM SPSS.
Se tomaron en cuenta los principios éticos de la Declaración de Helsinki. El proyecto de investigación fue evaluado y aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de Ciencias y Humanidades (Código ID-047-17).
RESULTADOS
El análisis se realizó con 815 individuos (edad media= 17,06; DE=0,86; Mín. 14; Máx. 19).
De la muestra, 99,6 % (n=812) tenía entre 15 y 19 años, 63,1 % (n=514) fueron varones y el 54,2 % (n=442) procedentes de colegios estatales.
El consumo de tabaco se presentó en 7,6 % (n=62) de los adolescentes. De las drogas ilícitas consumidas alguna vez, 1,8 % (n=15) refirió la cocaína, 7 % (n=57) marihuana y 0,9 % (n=7) pasta básica de cocaína (PBC). Tabla 1.
Con relación al consumo de alcohol, 35,3 % (n=288) consumió alguna bebida alcohólica, en su mayoría una o menos veces al mes. Del total de adolescentes que consumieron bebida alcohólica, 15,6 % (n=45) resultó como bebedor de riesgo o dependencia. No se encontraron diferencias significativas entre géneros (p=0,864) (Tabla 2).
La mayor proporción de adolescentes pertenecientes al grupo de consumidores con problemas tenían de 15 a 19 años (p=0,020); así mismo, la proporción de “bebedores con problemas” que consumieron tabaco fue mayor que los “bebedores sin problemas” (p < 0,001) (Tabla 3).
El consumo problemático de alcohol, resultó en mayor proporción en los consumidores de sustancias ilícitas como la cocaína, marihuana y PBC, respecto a la proporción de consumo de dichas sustancias en el grupo sin problemas de consumo de alcohol (p < 0,05). (Tabla 4).
El consumo de marihuana ocurrió en mayor proporción entre los adolescentes procedentes de colegios estatales (p=0,023) y en usuarios de tabaco (p=0,001) (Tabla 5).
DISCUSIÓN
En el presente estudio, 35,3 % de los adolescentes preuniversitarios consumió alguna bebida alcohólica, la mayoría una o menos veces al mes; 15,6 % de los bebedores cumplió los criterios de bebedor de riesgo o dependencia. La frecuencia de consumo de alcohol en este estudio resultó menor que los estudios realizados en adolescentes de México,16,17,18 Brasil,19,20 y España.21,22)
En Tabasco, México, el consumo de riesgo se presentó en 67,1 %, síntomas de dependencia en 11,5 % y consumo perjudicial en 21,4 %. (18) En Brasil, en los adolescentes de Belo Horizonte, 17,7 % reportaron consumo riesgoso a posible dependencia;19 en Uberlandia, en los adolescentes de las escuelas públicas urbanas y rurales, 18,8 % tenían consumo de riesgo (AUDIT ≥ 8).20 En Jaén, España, entre 2004 y 2013, la prevalencia de consumo alcohol ha disminuido de 41 % a 28 %, pero aumentó el consumo de riesgo, y este fue mayor en las mujeres.22)
La menor frecuencia de consumo de alcohol en nuestro estudio puede deberse a que la población participante fue de adolescentes que ya culminaron sus estudios escolares y estaban en proceso de preparación para continuar con los estudios universitarios. De otro lado, la institución donde estudian se caracteriza por la disciplina y alta exigencia académica, y la mayoría de los estudiantes tiene aspiraciones de estudiar en las universidades más prestigiosas del país. Dicha postura guarda relación con un estudio realizado con los adolescentes europeos, que refiere que el consumo excesivo de alcohol por semana fue menos frecuente en adolescentes con alto rendimiento académico que en aquellos con bajo rendimiento (RP = 0,34; IC 95 % = 0,14 a 0,87).23)
Los efectos de los compañeros en la toma de riesgo son fuertes en los adolescentes, tener amigos que beben aumenta la probabilidad de consumo de alcohol; de otro lado, la predisposición genética representa aproximadamente la mitad del riesgo en el desarrollo de la dependencia del alcohol, los adolescentes con un historial familiar positivo de problemas de alcohol corren mayor riesgo de desarrollar problemas con el consumo de alcohol y a una edad más temprana.24 En Rochester, Nueva York, se encontró que los hijos de padres con un trastorno del consumo de cannabis de por vida tuvieron más probabilidades de haber iniciado tanto el consumo de alcohol (OR = 6,71; IC 95 % [1,92 a 23,52]) como el de cannabis (OR = 8,13; IC 95 % [2,07 a 31,95]) a la edad de 15 años.25)
En el presente estudio también se observó que los adolescentes que resultaron como bebedores “con problemas” fueron los del grupo de edad de 15 a 19 años, consumidores de tabaco y sustancias ilícitas como la cocaína, marihuana y PBC.
Los estudios muestran que el consumo de alcohol se presenta cada vez a edades más tempranas. En Veracruz, la media de edad de inicio de consumo fue de 11,5 años;17 en Guerrero, fue a los 14,4 años.16 En Estados Unidos, 78,2 % de adolescentes de 17 a 18 años ya tenían antecedente de consumo de alcohol.26)
El consumo de alcohol conduce al consumo de drogas ilícitas, como la marihuana o cocaína.12 En España, la prevalencia de consumo de drogas ilegales fue superior en aquellos que presentaron consumo alcohólico de riesgo.22 En los adolescentes noruegos, la intoxicación frecuente por alcohol estuvo asociada con un mayor riesgo de consumo frecuente de cannabis.27 En Pernambuco, Brasil, el uso en la vida de drogas ilícitas fue cuatro veces más frecuente (IC 95 %: 3,19 a 5,45) entre los estudiantes que reportaron consumo excesivo de alcohol.12 Esta asociación también se ha encontrado en el Perú, donde los estudiantes que refirieron consumo de drogas legales tuvieron cinco veces más probabilidad de consumir drogas ilegales.28
En el presente estudio, la marihuana fue la sustancia ilícita de mayor consumo entre los adolescentes, principalmente en los procedentes de los colegios estatales y consumidores de tabaco.
En Brasil, en los adolescentes de las escuelas públicas y privadas en las capitales y el Distrito Federal, 8,7 % (IC 95 %: 8,3 a 9,1) de los estudiantes ya habían probado una sustancia ilícita; el uso de drogas ilícitas fue significativamente mayor entre los estudiantes varones (10,6 %; IC 95 %: 10,0 a 11,3) que en las mujeres (6,9 %; IC 95 %:6,4 a 7,4) y los estudiantes de escuelas públicas (9,0 %; IC 95 %: 8,5 a 9,5) y privado (7,6 %; IC 95 %:6,9 a 8,3).29 En Estados Unidos de América, 60,2 % de los adolescentes informaron haber tenido la oportunidad de consumir drogas ilícitas; esta exposición afectó a 39,2 % de los adolescentes de 13 a 14 años y a 81,4 % de los adolescentes de 17 a 18 años; el cannabis fue la sustancia más utilizada en todas las cohortes de edad.26)
La existencia de bebedores de riesgo o dependencia entre los adolescentes preuniversitarios, merece reforzar las medidas de prevención y promoción de este grupo específico de la población y permitirles cumplir sus objetivos académicos; en este contexto, tener presente el rol fundamental de la familia en la determinación de la salud.30)
En conclusión, en los adolescentes preuniversitarios existen bebedores de riesgo o dependencia. El consumo problemático de alcohol ocurre principalmente en la adolescencia tardía, en usuarios de tabaco y sustancias ilícitas. Merece reforzar las medidas de prevención y promoción para contribuir con sus objetivos académicos.
Limitaciones del estudio
Como limitaciones considerar que el consumo de alcohol y drogas se han tomado de la declaración de los participantes y las frecuencias respecto al consumo en el último mes, en el último año y en la vida pudo haber generado alguna dificultad; para minimizar errores, los encuestadores han tenido la oportunidad de orientar al inicio y durante todo el desarrollo de la encuesta. Asimismo, respecto al antecedente de consumo de tabaco, no se ha indagado sobre la frecuencia de consumo ni el periodo en el cual consumieron.