Introducción
A partir del análisis histórico del proceso formativo de valores en la educación médica superior cubana durante el periodo prerrevolucionario, Columbié et al1) plantean la ausencia de criterios metodológicos y didácticos para la formación en valores morales desde las pocas instituciones universitarias docentes y que los valores humanos prevalentes en muchos médicos eran individualistas y elitistas, lo cual se correspondía con los valores ético-profesionales sustentados por la sociedad clasista que incidían en dicha formación académica, la cual aludía a ganancias económicas-personales fundamentalmente. Estos profesionales estaban alejados de la sensibilidad humana ante el dolor ajeno; así, la profesión médica era una mercancía y el paciente era un cliente, aunque con algunas honrosas excepciones. Idea similar también la han expresado Reynoso et al2 en una publicación por los 50 años del inicio de la docencia médica en Santiago de Cuba.
Los autores del presente artículo aportan algunas de las nuevas tendencias histórico-pedagógicas del proceso formativo integral y de valores del médico en Cuba, a partir del triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959 hasta el 2018, dado que este proceso se realiza en determinado contexto histórico-social-cultural y responde en la actualidad a los programas directores para la educación de valores3 en la sociedad cubana del siglo XXI, así como al Programa General de Extensión Universitaria en este país.4 También se reafirma en la plataforma de la UNESCO en el Informe de la comisión internacional para la educación del actual siglo XXI5 y en la Conferencia Mundial sobre Educación Superior celebrada en París en 2009.
Con este artículo se pretende divulgar las tendencias histórico-pedagógicas más relevantes del proceso formativo de valores en la educación médica superior cubana, después del triunfo revolucionario de 1959.
Desde una formación médica mercantilista hacia una formación médica humanista
El primer periodo (prerrevolucionario: 1711-1958) denominado de formación médica mercantilista, donde se pretende revelar cómo el trabajo pedagógico con los valores morales, y en especial, el de la responsabilidad, no era un objetivo a formar en estos profesionales de la salud antes del triunfo de la Revolución, salvo honrosas excepciones; aunque en la última etapa de este largo periodo hubo muchos hombres y mujeres con valores extraordinarios desde el punto de vista patriótico, tales como Frank País, Pepito Tey, Otto Parellada, Tony Alomá, Dr. Mario Muñoz Monroy, Vilma Espín, Fidel y Raúl Castro, José Antonio Hechavarría y tantos otros que ofrendaron sus vidas por ver la patria verdaderamente libre de la opresión, cuyos valores morales se formaron dentro de aquella misma sociedad capitalista. De ahí la importancia de recalcar el papel de los maestros de las escuelas primarias, secundarias y universitarias que inculcaron esos valores humanos esenciales en los jóvenes de entonces, a pesar de que también predominaba la influencia familiar católica positiva.
Ahora bien, el II periodo de formación médica humanista (1959-2018), se considera una etapa político-social en el proceso de formación en valores en la educación médica superior cubana.
Después del triunfo revolucionario se acrecienta la lucha ideológica debido al cogobierno entre profesores y estudiantes de medicina; entre 1960 y 1961 se produce un éxodo de más de 1 360 médicos. La reforma universitaria se puso en vigor en 1962. Así lo reafirmó Vela6) en el congreso Universidad 2014, lo cual constituye un hito esencial en la carrera por las transformaciones que se establecen en las universidades cubanas después del triunfo revolucionario.
Estos precedentes históricos permitieron concatenar, a partir de 1962, el análisis histórico-pedagógico de la formación en valores morales esenciales del médico en las universidades revolucionarias de Cuba, bajo los siguientes indicadores que metodológicamente sirven de orientación para dividir por etapas el proceso formativo integral y de valores del médico con la mayor objetividad posible:
Influencia del contexto económico y sociopolítico cubano en la formación en valores esenciales de los médicos, especialmente del valor responsabilidad.
Concepciones curriculares presentes en el proceso formativo inicial de valores en la carrera de medicina.
Enfoque metodológico en el trabajo del profesor guía para dirigir el proceso de educación de valores en la formación de los estudiantes de medicina.
Estos indicadores tienen como denominador común los enfoques humanista y ético-formativo de la educación médica en Cuba como criterios más generalizadores del proceso de educación de valores en las ciencias médicas, así como del valor responsabilidad en este contexto donde la salud humana es asumida como un valor esencial y priorizado. Con lo anterior se corresponde el pensamiento médico-pedagógico de Roca7 como iniciador de la docencia médica en Santiago de Cuba junto a otros galenos.
Teniendo en cuenta criterios e indicadores, así como el método histórico-lógico se logra una concepción científica del proceso histórico de la enseñanza de la medicina y de la axiología médica estudiantil con respecto a la formación del valor moral responsabilidad, por lo que se precisan las siguientes etapas (criterio de división por etapas) en el segundo periodo del proceso de educación de valores en la educación médica cubana:
Etapa I (1962-1985): formación médica descentralizada y humanista
Etapa II (1986-1997): consolidación de la formación médica comunitaria
Etapa III (1998-2018): redimensionamiento internacional de la formación médica
Aspectos más importantes de cada una de las etapas
Etapa I: comienza con la reforma universitaria a principios de 1962; inicio y necesidad de extender la formación de médicos a otras zonas del país para contrarrestar la merma de este personal que abandonó la patria alentado por el gobierno imperial norteamericano. En este año se inicia la formación médica en Santiago de Cuba como primer escenario docente fuera de la capital y se comienza con la aplicación del Plan de estudio A, en el cual la formación en valores éticos-bioéticos del médico se centraba en la oposición al carácter mercantilista de la medicina con la naciente concepción socialista de que esta fuera gratuita y asequible para toda la población. Se reforzaba la lucha ideológica y el valor patriotismo tanto en los estudiantes como en la población.
De esta manera la formación integral era limitada, a expensas de acciones con carácter local y segmentario, sin dispensarización y con una proyección internacional del incipiente y revolucionario sistema sanitario cubano muy precaria. Se trabajaba con un sistema de valores morales esenciales, tales como responsabilidad (solo referido al cumplimiento consciente del compromiso contraído ante sí mismo, la familia, el colectivo estudiantil y la sociedad); dignidad (respeto a la humanidad), se profundizaba en el patriotismo (lealtad a la historia) y el humanismo (amor y preocupación hacia el pleno desarrollo de los seres humanos). Ya se observaba un cambio sustancial en el contexto social, económico y político de Cuba reflejado en el proceso formativo integral del médico.
Por otro lado, en el Plan de estudios A - inicio del Plan B en las ciencias médicas no se fundamentaba el trabajo metodológico ni didáctico para la formación en valores humanos (éticos y bioéticos) ni se trabajaba con los valores morales desde la carrera, lo cual era asistemático y espontáneo en la labor de los docentes universitarios.
La Reforma Universitaria a partir del curso 1962-1963, la instauración del Servicio Médico Social Rural y la creación del Destacamento de Ciencias Médicas Carlos Juan Finlay Barrés marcaron hitos iniciales de gran trascendencia en la formación en valores del médico en Cuba. La docencia de la nueva etapa social incluía la enseñanza de la Ética Médica como asignatura independiente, luego fue anexada a la disciplina Medicina Legal; en ambas subyacía el ideal del médico revolucionario a formar y ya se expresaba y resumía el proceso de formación en valores de la enseñanza médica superior cubana revolucionaria.2
Cabe destacar que en esta etapa ha existido una práctica pedagógica donde se esbozaba la responsabilidad como categoría importante del sistema de valores de la ética médica socialista, por cuanto, se priorizaba la salud como valor humano esencial y la responsabilidad del futuro médico en conservarla. Esta idea ha sido planteada recientemente por Espino et al8 y Morales,9 este último exministro cubano del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Etapa II: se introducen cambios cualitativos en la formación médica, así aparece una nueva especialización con un enfoque socio-médico: la Medicina General Integral como otro hito importante en esta división por etapas del proceso formativo.
Se desarrollan los planes de estudio B y C en las universidades, donde la formación en valores esenciales del médico se centraba en el enfoque comunitario de la medicina como responsable de su accionar en la práctica. Se destacan los valores persuasión, justeza y responsabilidad, pero sin asumirlos con carácter de sistema.
Resulta importante señalar que en el análisis histórico-pedagógico realizado, el periodo especial y el nuevo modelo pedagógico de las ciencias médicas se convierten en rupturas dialécticas de la formación en valores de los estudiantes cubanos, puesto que ambos, según criterio de los autores, implican un proceso de confrontación de valores morales esenciales en la población, que inciden también en los estudiantes de la nueva Universidad Médica cubana revolucionaria del siglo XXI.
Asimismo, en esta etapa se logra una dimensión nacional amplia con la generalización de la Atención Primaria de Salud y las actividades encaminadas a la prevención de afecciones (en las comunidades), así como a la promoción de la educación sanitaria (a escala internacional); la formación en valores morales tiene una mayor connotación por la actuación integral del médico cubano en la comunidad donde labora. Se trabaja con el sistema de valores de la ética médica de la etapa anterior, además de la solidaridad (compromiso --en idea y acción-- con el bienestar de los otros) y la laboriosidad (máximo aprovechamiento de la actividad que se realiza).
Así se concluye una etapa donde el valor responsabilidad era componente del deber estudiantil universitario para lograr el modelo del profesional de la salud. De igual manera lo han expresado recientemente otros profesores de las ciencias médicas en Cuba, tales como Brizuela et al,10 Candebat (citado por Hernández)11 y Lozada (citado por Sánchez)12 donde existe un afán de renovación en el trabajo metodológico, didáctico y formativo de la educación médica, el cual se define en consonancia con las nuevas aspiraciones sociales; sin embargo, no era un trabajo organizado ni suficientemente estimulador para la toma de autoconciencia del estudiante.
Etapa III: se crea la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y posteriormente el policlínico universitario con el que se inicia la municipalización de la carrera de medicina; ambos constituyen otros 2 hitos significativos en el proceso formativo del médico. Se aplica el Plan de Estudio C y se inicia el Plan D para todas las universidades del país, donde la formación en valores esenciales del médico se lleva a cabo a través de la educación en el trabajo, fundamentalmente para el logro de habilidades y competencias profesionales desde su propia formación.
Esta etapa, sin precedentes históricos en el contexto económico-social y político de Cuba, se caracteriza por la diversificación internacional del enfoque socio-humanista de la medicina con carácter integrador predominantemente regional y por la definición creciente de la labor metodológica desde la carrera que sustenta el nuevo enfoque del carácter social de la formación médica. El sistema de valores que se trabaja, además de los de las etapas anteriores, incluye la justicia (respeto a la igualdad social) y la honestidad (actuación de manera sincera, sencilla y veraz). La responsabilidad se continúa trabajando por ser la unidad de análisis de todo el proceso formativo universitario y adquiere paulatinamente categoría de síntesis de la ética médica socialista, según criterio de Columbié et al.13
El trabajo metodológico es más sólido, organizado y sistemático, pero aún no ha logrado el enfoque sistémico del plan de trabajo metodológico -- idea que coincide con el criterio de Álvarez14) -- ni su carácter estratégico, didáctico y flexible que incluye también la labor del profesor guía en el desarrollo del proyecto educativo, a partir de la acción conjunta del colectivo del primer año de la carrera de medicina.
Aunque en Cuba se formaban galenos de muchos países del mundo en las mismas instituciones docentes creadas a tal efecto por el gobierno revolucionario, la fundación de la ELAM en 1999 constituye un suceso relevante que cambia la tendencia de todo el proceso y le imprime nuevas características, lo cual marca una nueva etapa en la formación de médicos para Cuba y el mundo como genuina expresión del cumplimiento de los derechos humanos elementales del hombre en este país.15
La creación de esta institución docente para formar profesionales de la medicina de países tercermundistas, inicialmente del continente americano, marca un hito sin precedentes en la formación y colaboración docentes en el campo de la salud, así como en la historia cubana y universal. En tal sentido, hay que destacar las novedades de la asistencia y la docencia médicas, expresadas también por Escobar, (citada por Ramos)16 en la II Jornada Nacional de Medicina Interna celebrada en Santiago de Cuba en el 2018.
Reynoso (citada por Ramos)17 destacó que la reciente graduación realizada en el 2018, la cual abarcó más de 900 profesionales de las ciencias médicas en Santiago de Cuba se caracterizó por el humanismo, la actitud ejemplar y las cualidades excepcionales ante todas las tareas encomendadas en su formación integral. A esta idea se añade también la responsabilidad médica estudiantil como valor moral esencial que expresa la tendencia de la personalidad médica en formación --desde el inicio de la carrera-- a actuar en correspondencia con el sentido del deber ante sí mismo y la sociedad, como necesidad interna que es fuente de vivencias positivas y se realiza independientemente de la obligación externa a partir de la comprensión intrínseca de su necesidad, lo cual implica el compromiso con calidad y mayor esfuerzo en el cumplimiento de las tareas (acciones desde su puesto de estudio), vencer los obstáculos para llevarlos hasta sus últimas consecuencias, así como la disposición de responder por sus actos en cualquier escenario docente de la universidad médica donde expresen su profesionalidad, ética y compromiso con la salud, la vida y el entorno.
A juicio de los autores, esta tercera etapa revela más nítidamente que el proceso histórico-evolutivo de una formación médica esencialmente humanista y solidaria de manera irrevocable traspasa las fronteras nacionales y que la diversidad de los servicios de salud constituye un proyecto de alcance internacional, incluidas la asistencia y la docencia médicas, con énfasis en la dinámica de la axiología médica cubana donde se connota que la propia salud es ya un valor humano esencial priorizado y la responsabilidad del médico está vinculada al valor solidaridad. Antúnez et al18 destacan esta idea y resaltan dicho proceso desde una propuesta formativa humanista en los profesionales de la salud.
Resulta importante señalar que a través de las tendencias históricas aportadas está presente de manera constante la dicotomía entre la intencionalidad de la formación en valores morales (éticos-bioéticos) --con énfasis en la responsabilidad médica estudiantil-- en la carrera de medicina y la práctica pedagógica en el proceso formativo inicial en los estudiantes de primer año de dicha carrera.
Conscientes de que ninguna obra humana es perfecta, los autores señalan que --aun con el esfuerzo pedagógico realizado-- el impacto que ha tenido el proceso de formación en valores en los estudiantes de medicina no ha sido el esperado, debido a la existencia de vacíos epistémicos que han requerido llenarse con estrategias educativas fundamentalmente, las cuales permitan una mejor y cohesionada conducción de este proceso sustantivo universitario con mayor intencionalidad pedagógica desde el colectivo de año.
Conclusiones
En el análisis histórico del proceso de formación en valores en la educación médica cubana se revelan como tendencias, a partir del periodo revolucionario:
El tránsito de una formación médica elitista, escolástica, mercantilista en el periodo prerrevolucionario, carente de una orientación metodológica y didáctica para la formación en valores morales esenciales en la carrera, hacia una formación humanista de valores éticos-bioéticos en el periodo revolucionario, pero carente en sus inicios de un profesor guía que controlara dicha formación y con una concepción didáctico-metodológica asistemática y espontánea.
Una formación humanista de valores centrada en el enfoque comunitario de la medicina; aún no connotado el valor responsabilidad como integrador de otros valores esenciales en la formación médica, dirigida hacia un trabajo metodológico más organizado pero todavía fragmentado y poco controlado por el profesor guía.
La connotación del valor responsabilidad como integrador de otros valores esenciales en la formación médica, que transita hasta la brigada estudiantil y el colectivo de primer año de medicina con un proyecto educativo, aún insuficiente en el logro de la motivación de un proceso creativo que posibilita elevar la calidad de este trabajo por el profesor guía de la carrera.