Introducción
La concepción de seguridad está muy relacionada con la disminución de daño al paciente, y se enfoca en el sistema de salud, prevención y aprendizaje de errores y en instaurar una cultura que involucre a profesionales, organizaciones y pacientes.1 Específicamente, los errores relacionados con la administración de fármacos durante la hospitalización de los pacientes son, en su mayoría, circunstancias prevenibles o predecibles que, contrariamente, pueden afectar su recuperación.2) La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que1 de cada 10 pacientes sufre algún daño al recibir atención sanitaria en hospitales bien financiados y tecnológicamente adelantados. Dicha atención insegura genera gastos médicos y de hospitalización, infecciones nosocomiales y pérdida de ingresos que, en algunos países, cuestan entre 6 000 y 29 000 millones de US$ por año.3
Con esa perspectiva, se estima que, en Noruega, un tercio de la población de edad avanzada ha estado expuesta a medicamentos potencialmente inapropiados y, para ello, ha incorporado un sistema de gestión computarizado que enfatiza las prácticas laborales y el intercambio de conocimientos de los profesionales como base para resolver el problema de errores de medicación.4) Muchas prácticas de seguridad del paciente, como el uso de simuladores, codificación de barras, ingreso de órdenes computarizadas y gestión de recursos humanos, se han considerado estrategias posibles para evitar errores de seguridad del paciente y mejorar los procesos de atención médica.5 Sin embargo, estos problemas son más frecuentes en los servicios pediátricos, porque muchas veces se debe conservar el medicamento y la dosificación debe ser individualizada y nuevamente evaluada debido a los cambios, como peso, índice de masa corporal, historial farmacológico, uso de bombas infusoras, entre otros.
Al respecto, en el estudio de Rivas y Bustos,6) los autores concluyen que, de 500 prescripciones en los servicios pediátricos, el 37,4 % tiene una acción incorrecta (indicación ilegible, no señalaba dosis, vía o frecuencia de administración), el 16,2 % dos acciones incorrectas, el 11,0 % tres acciones incorrectas y en el 4,4 % de las prescripciones todas las acciones fueron incorrectas. Los estudios, en su mayoría, están realizados en instituciones acreditadas, sin embargo, en las instituciones públicas, como el Hospital Regional Lambayeque en Perú, el sistema de administración de fármacos sigue siendo manual y aislado en funciones diferenciadas (médico, farmacia y enfermería) y no existe un control adecuado.
En este sentido, resulta indudable la importancia de evaluar el sistema de seguridad en la administración de fármacos en áreas pediátricas, ya que existen algunos errores, como una dosis inadecuada para el peso, administración rápida de los fármacos por la ausencia de bombas infusoras, entre otros. Asimismo, los padres de familia están pendientes y temerosos, debido a la experiencia previa o a la desinformación sobre la administración de fármacos y los eventos adversos. Ante esta situación, se planteó como objetivo, evaluar el sistema de seguridad en la administración de fármacos en áreas pediátricas hospitalarias.
Métodos
Se llevó a cabo un estudio cuantitativo, descriptivo, transversal. Se estudió el universo de enfermeras que trabajan en servicios de hospitalización de pediatría: neonatología, unidad de cuidado intensivo (UCI) neonatal, UCI pediátrica y emergencia (tópico y observación de pediatría) del Hospital Regional de Lambayeque, 84 enfermeras en total. Son profesionales que tienen experiencia mayor de un año en el área pediátrica. La media de edad de las enfermeras fue de 33 años y nadie rechazó participar. El estudio se desarrolló en la ciudad de Chiclayo, durante el periodo comprendido entre junio y julio de 2016.
El investigador principal aplicó el cuestionario mediante encuesta al término de turno de trabajo, de lunes a sábado por un periodo de 8 semanas. Se trabajó en la estación de enfermería de cada servicio. Para la recolección de los datos, se aplicó un cuestionario con 86 ítems, tomados de la adaptación española del Cuestionario de Autoevaluación del Sistema de Seguridad en la Administración de Medicamentos en los Hospitales,7 dividido en 10 dimensiones:
Información sobre los pacientes (10 ítems)
Información de los medicamentos (6 ítems)
Comunicación y prescripción de otro tipo de información sobre la medicación (8 ítems)
Etiquetado, envase y nombre de los medicamentos (6 ítems)
Estandarización, almacenamiento y distribución de los medicamentos (11 ítems)
Adquisición, utilización y seguimiento de los dispositivos para la administración de los medicamentos (7 ítems)
Factores del entorno (11 ítems)
Competencia y formación del personal (14 ítems)
Educación al paciente/familiar (4 ítems)
Programas de calidad y gestión de riesgos (9 ítems)
Las opciones de respuesta para cada ítem se dan en una escala tipo Likert, que va desde no se ha realizado ninguna iniciativa (A) hasta se ha implementado completamente (D), con valor mínimo de 1 a un valor máximo de 4, como se detalla en la tabla 1.
Evaluación del nivel de implementación del sistema de seguridad | Valor |
---|---|
A: No se ha realizado ninguna iniciativa. | 1 - 86 |
B: Posee inicios de implementación | 87 - 172 |
C: Se ha implantado parcialmente | 173- 258 |
D: Se ha implementado completamente | 259 - 344 |
La validación del instrumento se realizó mediante el cálculo del alpha de Cronbach para los 86 elementos de una primera prueba, que se hizo con 30 enfermeras de un hospital de la región de Lambayeque con similares características. La fiabilidad interna del instrumento fue de 0,983.
El análisis estadístico del estudio se realizó con el programa SPSS V23.0 y se calcularon las frecuencias absolutas y porcentajes. Asimismo, de cada dimensión se hallaron medidas de tendencia central (promedios) y de dispersión (desviación estándar, valor mínimo y máximo).
Se les explicaron los objetivos a los encuestados, se les solicitó el consentimiento informado y la voluntariedad de participar en el estudio. Se tuvieron en cuenta acuerdos de la Asociación Médica Mundial en la Declaración de Helsinki, sobre los principios médicos para las investigaciones con seres humanos.8
Resultados
La tabla 2 presenta la evaluación de las 84 participantes respecto al nivel de implementación del sistema de seguridad en la administración de fármacos. Se destaca la implementación parcial con 40,5 % de respuestas.
Nivel de implementación | n | % |
---|---|---|
A: no se ha realizado ninguna iniciativa | 0 | 0,0 |
B: posee inicios de implementación | 31 | 36,9 |
C: se ha implantado parcialmente | 34 | 40,5 |
D: se ha implantado completamente | 19 | 22,6 |
Total | 84 | 100,0 |
La tabla 3 recoge los valores promedios () y de desviación estándar (DE) para las 10 dimensiones, los más altos fueron los de factores del entorno (31,4 ± 8,3), competencia y formación profesional (31,4 ± 8,9), y los más bajos correspondieron a la educación al paciente y la familia (9,0 ± 3,5) e información de los medicamentos (13,2 ± 3,8).
Discusión
Este estudio refleja la necesidad de implementar un sistema de seguridad adecuado para la administración de fármacos a nivel hospitalario, que permita proteger a los pacientes de errores de medicación, infecciones nosocomiales y otras lesiones debido a la atención de salud recibida,9,10) sin embargo, son pocos los estudios que evalúan el sistema de seguridad en la administración de fármacos. En nuestro estudio, las enfermeras encuestadas manifestaron que este sistema, en las áreas pediátricas del Hospital Regional de Lambayeque, está implementado parcialmente (40,5 %). Estos resultados son diferentes a los del estudio de Otero y otros,10 quienes evaluaron la incorporación del sistema automatizado de dispensación de medicamentos (SAD) y en 36 hospitales la puntuación media fue de 307,8 puntos [66, 2 % del valor máximo posible (IC 95%: 63,2 - 69,2)]. Del mismo modo, el Instituto para el uso seguro de los Medicamentos (ISMP-España)7 demuestra que la aplicación de su instrumento en varios hospitales ha permitido una mejora en el sistema de seguridad de administración de medicamentos dada por el incremento de 30,78 a 52,32 %, debida a la implementación de sus protocolos de atención. Es probable que la diferencia ocurra porque los contextos son distintos, en los estudios planteado existe un sistema electrónico computarizado y en Perú un gran porcentaje de hospitales públicos y privados, no poseen dicho sistema, además de otros factores como la tecnología, la capacitación continua y la política de gestión de riesgo.
A pesar que, los resultados del estudio son un tanto favorables, no garantiza al 100 % la seguridad del paciente. Al respecto, Martins, Silva y Lopes,11) detectaron 170 problemas relacionados con la administración de fármacos que tienen el potencial de causar 50 eventos adversos inevitables. Estos se asocian más a menudo con el uso de antibióticos, debido a combinaciones o dosis inadecuadas. Para Otero y otros,12 los tipos de errores observados con más frecuencia fueron “medicamento erróneo” (154; 34,0 %) y “dosis incorrecta” (128; 28,3 %). De igual forma, Haghbin, Shahsavari,Vazin,13 establecen que, de las 512 dosis de fármacos examinadas, se detectaron 48,8 errores/ 100 órdenes, se produjeron errores de administración en 148 ocasiones, con 28,9 posibilidades de ocurrir en cada 100 pedidos. Los errores de prescripción, transcripción y dispensación se produjeron con una probabilidad de 14,25; 4,88 y 0,78 en cada 100 pedidos, respectivamente.
Por otra parte, este sistema de seguridad en administración de fármacos tiene dimensiones o procesos que lo integran, y en este estudio destacan la competencia y formación del personal de salud (31,4 ± 8,9), y los factores del entorno (31,4 ± 8,3) como los equipos médicos especiales, suministros e insumos y hasta las condiciones del ambiente, como la luz. Mientras Otero y otros,10 destacan la prescripción electrónica (60,9 %), la gestión de riesgos (53 %), y la formación de los profesionales (52 %). Aunque, en este estudio, no existe un sistema integrado de los procesos, en la mayor parte de los casos, cada miembro del equipo trabaja de forma aislada, y pueden incurrir en faltas éticas-legales como consecuencia de la complejidad en la administración de medicamentos de especialidades pediátricas que necesitan cuidados peculiares.
En ese sentido, resulta necesario contar con protocolos de atención, como lo establecen Restrepo y Escobar,14 donde los trabajadores expresan el cumplimiento del protocolo con 65,1 % en la estandarización, almacenamiento y distribución de los medicamentos, 61,7 % en la prescripción, y 65,5 % en la administración y registro. Estos resultados están muy por encima de nuestro estudio que, para la estandarización, almacenamiento y distribución de los medicamentos, el promedio fue de 25,7 ± 7,8. El estudio de Castells y otros,15 quienes realizaron una revisión sistemática, plantea que el conocimiento de la estabilidad del fármaco está disponible para 50,3 % de las mezclas estudiadas, que 77,1 % de las combinaciones binarias demostraron ser compatibles y 16,8 % resultaron incompatibles. Esto se debe a que en el contexto del estudio existen algunos protocolos, pero no se tiene un sistema electrónico, ni una adecuada comunicación entre farmacia y enfermería, aunque valoran que el personal tiene la competencia y formación para administrar medicamentos.
En este estudio, la dimensión del sistema de seguridad que corresponde al programa de calidad y gestión de riesgo (20,4 ± 5,9) incluye la farmacovigilancia y la notificación de errores y de reacciones adversas medicamentosas, a pesar que en la práctica no se realiza con frecuencia, a excepción de reacciones graves. En ese sentido, Gutiérrez y otros,16 ilustran este panorama en neonatología. Afirman que el programa de farmacovigilancia y la notificación de reacciones adversas es menor que 50 %. De igual forma, Morales y otros,17 establecen que, de 21,9 % de los pacientes atendidos en el departamento de urgencia, 86 % de las reacciones adversas se notifican por los médicos y el 14 % por los farmacéuticos.
Al respecto, el estudio de Pontes y otros,18 hace una descripción de la incorporación de un sistema de gestión de riesgo, donde destaca como dificultad principal la notificación de reacciones adversas y sugiere capacitación. Ante este problema, es necesario crear una cultura profesional no punitiva que deseche la idea de culpabilidad y favorezca la comunicación y análisis de errores.19) Ante ello, la literatura establece que los enfermeros deben informar los posibles efectos adversos más comunes, como un rash, fiebre, dolor, entre otros, sin caer en alarmas innecesarias.20,21
Mientras tanto, en este estudio, la dimensión del sistema que menos se ha implementado es la educación al paciente y familiar (9 ± 3,5), ya que las encuestadas manifestaron que no disponen de tiempo. Sin embargo, esto representa un derecho y una necesidad del familiar, y también puede contribuir a que la administración de fármacos no sea traumática. Por el contrario, Tolosa, Leguizamón y Dávila,22) declaran en su estudio que el 90 % de los encuestados estuvieron de acuerdo en la forma en la que se les explicó la evolución del paciente y expresan su satisfacción con la información recibida y el interés por sus preocupaciones. A pesar de esto, el 41 % manifestó incertidumbre con respecto a la evolución médica de su hijo. Kohlsdorf y Costa,23) realizaron una revisión exhaustiva y determinan que, a pesar de que queda establecida la importancia de la información a la familia, se ha demostrado que las habilidades de comunicación de los profesionales durante la formación académica de pregrado es insuficiente.
Por esta razón, la interacción con los padres es un proceso complejo, en el que se busca evitar errores basados en mitos y experiencias pasadas sobre errores o negligencias. Para ello, se necesita una política de calidad y gestión de riesgo como parte del sistema de seguridad en la administración de medicamentos, donde se establezcan medidas de prevención de dichas actividades que, como ya se ha descrito anteriormente, existen múltiples fallos en la mayoría de los procesos, como la indicación, la distribución y la administración de medicamentos. Estos son aspectos que, en definitiva, demuestran la necesidad de una adecuada implementación del sistema de seguridad de medicamentos computarizado, en el
Hospital Regional Lambayeque en Perú.
Una limitación del estudio fue excluir a los médicos y personal de farmacia, pues el sistema incluye también a estos profesionales de la salud.
En conclusión, el sistema de seguridad en la administración de fármacos en unidades pediátricas del estudio ha sido implementado parcialmente. Las dimensiones más críticas son la información del fármaco y la información al familiar, aspectos que deben ser considerados en un plan de mejora.