Estimada Editora:
La sepsis constituye la principal causa de morbilidad, mortalidad y utilización de recursos de salud a nivel mundial. Se estima una proporción de 22 casos de sepsis en pacientes pediátricos por cada 100 000 personas y 2202 casos de sepsis neonatal por cada 100 000 nacidos vivos.1) La mortalidad de niños con sepsis está entre 4-50 % según la severidad, los factores de riesgo y la locación geográfica.2,3) La mayoría de los niños que mueren por sepsis muestran un patrón de shock refractario o síndrome de disfunción múltiple de órganos.4
Asociado a la gran carga que ha representado la sepsis, aparece un nuevo coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2). Durante el 2020 existían un total de 62 862 137 casos confirmados con presencia en 188 países y 1 461 571 muertes.5) Estudios han encontrado que entre 1,7-2,0 % de estos casos se presentan en pacientes pediátricos (menores de 19 años) y de ellos, entre 5,0-7,0 % desarrollan una enfermedad severa por COVID 19.6,7,8
En un estudio cubano se diagnosticaron 1619 pacientes infectados por SARS-CoV-2, de estos 183, 11,30 % correspondió a la población pediátrica, proporción superior a lo encontrado en la mayoría de las publicaciones internacionales, solo 0,5 % de los pacientes presentó complicaciones, y no hubo fallecidos.9
En medio de esta pandemia son frecuentes los documentos que describen pacientes pediátricos que desarrollan disfunción de órganos asociado con un patrón de shock hiperinflamatorio, que semejan la enfermedad de Kawasaki atípica (EAK) o al síndrome de shock tóxico (SST), que se designa con el termino de síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C, por sus siglas en inglés).
En pacientes que teóricamente presenten predisposición genética,10,11,12,13 se han encontrado evidencias que respaldan la existencia de una infección presente o pasada por SARS-CoV-2, capaz de provocar una respuesta del sistema inmune anormalmente organizado, ante este comportamiento y evolución debemos considerar la condición como un fenotipo pediátrico de sepsis o shock séptico.14
En este contexto los profesionales encaran nuevos retos para el reconocimiento y la resucitación de estos pacientes. Es importante la aplicación de un método sistemático de evaluación clínica que garantice todos los posibles diagnósticos a considerar, incluido si la condición es atribuida a una enfermedad por COVID-19, EAK, SST, MIS-C o a un síndrome típico de sepsis.15
La resucitación inicial en ambos tipos de pacientes no difiere, como bien proponen las guías de consensos desarrolladas en el marco de la campaña “Sobreviviendo a la Sepsis”, para el paciente pediátrico; solo el reconocimiento y la instauración de una resucitación temprana y eficaz guiada por objetivos podrá garantizar un mejor pronóstico.15
Existen dos aspectos en la atención médica del paciente pediátrico portador de sepsis con sospecha o confirmación de COVID-19 que deben tener especial atención: el primero, la utilización temprana de antibióticos de amplio espectro previo a la toma de hemocultivos, aun en casos donde la infección por SARS-CoV-2 tenga elevada sospecha, es necesario valorar el riesgo de coinfección o infección bacteriana secundaria.16,17) En un niño que muestre hallazgos compatibles con EAK, SST, MIS-C, la no utilización o interrupción anticipada de la terapéutica antimicrobiana puede ser peligrosa, por la posibilidad de infecciones por bacterias causantes de shock tóxico (estafilococos, estreptococos). El desescalamiento o detención de la terapéutica antimicrobiana debe ser decidida según resultados microbiológicos, sitio de infección, factores de riesgo del huésped y mejoría clínica en niños con sepsis secundaria o no a COVID-19.14
El segundo aspecto está relacionado con la utilización de una terapéutica adjunta en los pacientes con COVID-19 que manifiesten elementos de EAK, SST, MIS-C, dentro de ella están los corticoides, inmunoglobulina intravenosa, terapia anticoagulante, entre otras, las cuales han demostrado en la práctica clínica mejorar notablemente la supervivencia.18,19,20,21,22,23
A pesar de que la infección, sepsis y el shock séptico por SARS-CoV-2, específicamente en el paciente pediátrico, posee elementos que la hacen peculiar, los consensos actuales de tratamiento proporcionan las directrices básicas para su reconocimiento y atención médica, pero evidentemente estas guías han de ser enriquecidas con el trabajo y la experiencia que se alcance en el diario bregar de los profesionales, aparejado con el incremento del conocimiento de su patofisiología.