INTRODUCCIÓN
A finales de diciembre del 2019, en China, en la ciudad de Wuhan, se informa la existencia de grupos de pacientes con neumonía de causa desconocida. Dos meses después, un estudio científico determina que se trataba de un nuevo tipo de virus de la familia Coronavidae, relacionado con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS); denominado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) o COVID-19 y declarado como pandemia.1,2
El espectro clínico de la COVID-19 va desde la ausencia de síntomas o signos, hasta una enfermedad aguda grave y la muerte.1,2)
En casos graves, progresa de forma rápida y causa el síndrome de distrés respiratorio, neumonía, choque séptico y acidosis metabólica irreversible.3) En la población pediátrica, la mayoría de las veces el cuadro clínico es más leve y con menos sintomatología que en adultos; por consiguiente, consultan en menor medida a centros de salud, se someten a menos pruebas diagnósticas, con subregistro de casos positivos a la COVID-19. Se comportan como fuente de infección, que, en ocasiones puntuales, evolucionan hacia un cuadro clínico más grave, como el síndrome de distrés respiratorio grave o síndrome inflamatorio multisistémico, que complica la recuperación de la COVID-19 y genera secuelas de la enfermedad; especialmente, en aquellos que presentan alguna condición predisponente o comorbilidad.4,5,6,7
La adolescencia se define como parte de las edades pediátricas. Según la OMS, comprende los individuos entre 10 y 19 años, que representa el 16 % de toda la población mundial y el 30 % en la región de Latinoamérica y del Caribe.8
Más allá del límite de edad fijado, la adolescencia marca la transición de la infancia a la adultez. Durante esta etapa de la vida ocurren cambios físicos, psicológicos, biológicos y sociales. Se reconoce que este grupo etario se enfrentó a consecuencias multidimensionales durante la pandemia, impulsadas por el cierre de escuelas, las interrupciones generalizadas de los servicios (centros de deporte y recreación), combinado con el estrés financiero y el aislamiento social, lo que lo convierte en un grupo vulnerable en particular.9
De acuerdo con el trabajo de Bolaños y otros,10 sobre Percepción de riesgo frente a la COVID-19 en adolescentes, existe una baja percepción de riesgo de contagiarse en este grupo; incluso, en situaciones de alta transmisión viral, por lo que no adoptan de manera adecuada las medidas de autocuidado y aislamiento social.
En el séptimo reporte sobre la incidencia de la COVID-19 en niños y adolescentes cubanos,11) entre el 18 de julio y el 18 de septiembre del 2021, se informó un incremento exponencial, con el mayor número de casos activos reportados desde el inicio de la pandemia, en particular, para los grupos de edades entre 12 y 18 años.
Este comportamiento epidemiológico contribuyó a la decisión del inicio, de un estudio clínico con la vacuna Abdala, en población pediátrica de la provincia La Habana. Se basó en los resultados de seguridad y eficacia en adultos del 92,28 %, con una reducción de la enfermedad sintomática y sus formas graves o muerte.12) El diseño y realización de un estudio clínico para niños y adolescentes, representativo de esta población, en condiciones reales, en el curso de la pandemia, constituyó un desafío.13
El presente trabajo tiene como objetivo caracterizar a los adolescentes participantes del ensayo clínico con la vacuna anti-COVID-19 Abdala, evaluar el cumplimiento del esquema de vacunación y estimar si son representativos de este grupo poblacional.
MÉTODOS
Diseño
Se tomaron los datos a partid de un ensayo clínico fase II, monocéntrico, prospectivo, abierto, no controlado con la vacuna Abdala, realizado entre septiembre y noviembre del 2021, en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), de La Habana.
Sujetos
En el ensayo clínico estaban incluidos sujetos con los siguientes criterios de selección:
Niños y adolescentes de entre 3 y 18 años.
De cualquier sexo.
Residentes permanentes en Cuba.
Aparentemente sanos o con enfermedades crónicas controladas.
Con valoración nutricional entre el 10 y 90 percentil conforme a los valores de peso y talla para la edad en población cubana.14
Voluntariedad de ambos padres o tutor legal, mediante la firma del consentimiento informado; así como asentimiento informado para adolescentes con edad mayor o igual a 12 años.
Se excluyeron los siguientes sujetos:
Quienes tenían antecedentes de infección por SARS-CoV-2, con diagnóstico confirmado, contacto o sospechoso de la COVID-19.
Con enfermedad infecciosa aguda en los 3 días previos a la aplicación de la vacuna.
Con enfermedades crónicas, autoinmunes, endocrino-metabólicas descompensadas.
Haber recibido otra vacuna en los 14 días antes de la inclusión.
Test de embarazo positivo.
Haber sido tratado con algún inmunomodulador en los últimos 30 días.
A todos los participantes, se les realizó un examen físico general y por aparatos para constatar que no existieran alteraciones clínicas relevantes.
En el estudio clínico se incluyeron 703 sujetos, de los cuales 207 (29,4 %) fueron adolescentes de entre 12 y 18 años de edad, que fueron la muestra seleccionada para el presente trabajo.
Esquema de vacunación
La vacuna Abdala se administró en dosis de 0,5 mL, por vía i.m., en la región deltoidea, en un esquema de 3 dosis: 1 dosis cada 14 días (días 0 - 14 - 28), según el protocolo.15
Variables
Datos demográficos: edad (en años), sexo y color de la piel (blanca, mestiza y negra).
Valoración nutricional: relación peso para la talla, según edad y sexo, expresada en percentiles de tablas en población pediátrica cubana. (14
Hábitos tóxicos: ingestión de bebidas alcohólicas y hábito de fumar (Sí/No), recogidas a través del interrogatorio.
Antecedentes patológicos personales: condiciones médicas subyacentes o enfermedades referidas en el interrogatorio.
Cumplimiento del esquema de vacunación: se notificaron las fechas de planificación de cada dosis y el cumplimiento.
Procedimientos
La información se obtuvo desde el cuaderno de recogida de datos del ensayo clínico. El sistema de entrada de datos se generó en Openclínica.16) Los datos se procesaron con el paquete estadístico SPSS, v. 25.0 para Windows. Para el control de la calidad de los datos se monitorizó la información de los criterios de selección y del cumplimiento del esquema de vacunación, por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).
Procesamiento de los datos
Las variables cualitativas se presentan en tablas de frecuencias absolutas y porcentajes; las cuantitativas se expresan mediante las medias y desviación estándar.
Aspectos bioéticos
El estudio clínico se aprobó por el Comité de Ética para la Investigación Clínica del CIMEQ, avalado por el Grupo Nacional de Pediatría de Cuba y aprobado por la Agencia Reguladora Nacional, CECMED; con Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos, del 19/08/2021, código: IG/CIGB-661/CVD19/210515) (https://rpcec.sld.cu/ensayos/RPCEC00000390-Sp)
Se respetaron las bases éticas de las investigaciones en los seres humanos según la Declaración de Helsinki, acorde con los principios éticos de protección a los sujetos que participan en investigaciones biomédicas concebidos en las Directrices de Buenas Prácticas Clínicas en Cuba.17 Todos los padres, tutores legales y adolescentes firmaron el consentimiento y asentimiento informado.
RESULTADOS
Los adolescentes participantes del estudio tenían un promedio de edad de 15 años, con ligero predominio del sexo femenino sobre el masculino. Prevaleció el color de la piel blanca y la valoración nutricional por encima del 75 y hasta el 90 percentil. Una minoría de los participantes refirió hábitos tóxicos, como ingestión de bebidas alcohólicas y hábito de fumar (tabla 1).
El 51,2 % (117) de los sujetos presentó algún antecedente patológico personal; en mayor proporción asma bronquial, seguida de la rinitis y otras alergias, como dermatitis atópica y alergia medicamentosa (Fig. 1).
En relación con el cumplimiento del esquema de vacunación, el 95,8 % recibió las 3 dosis planificadas; solo 9 sujetos interrumpieron la vacunación debido a enfermar con la COVID-19, contacto con casos positivos y enfermar de dengue (Fig. 2).
DISCUSIÓN
El estudio clínico se realizó durante la pandemia de la COVID-19 en Cuba, cuando se presentó un crecimiento exponencial de contagios, principalmente en adolescentes. (11 En la presente investigación, más de la cuarta parte de los incluidos (29,4 %) fueron adolescentes.
Debe señalarse que las pruebas clínicas con vacunas anti-COVID-19 en edades pediátricas se iniciaron en adolescentes, precisamente por la creciente morbimortalidad durante el primer trimestre del año 2021 y la necesidad inminente de restaurar la estabilidad del sistema educativo, así como el impacto directo en la salud mental y emocional, para este grupo poblacional.18
La estrategia de desarrollo de las vacunas cubanas para la población pediátrica, se cumplió a partir de los resultados de seguridad y eficacia en adultos. Estudios previos, en adolescentes entre 12 y 18 años, permitió que se extendiera rápidamente a niños entre 3 y 11 años.19,20
En relación con el sexo de los sujetos incluidos, si bien se presenta un ligero predominio del sexo femenino sobre el masculino, no es de relevancia médica ni epidemiológica. Es de notar que en el Anuario Estadístico de Salud de 2021 del Ministerio de Salud Pública de Cuba21 se refiere un predominio de varones en las edades entre 10 y 14 años y entre 15 y 19 años.
Referente al color de la piel, sobresalieron los individuos de piel blanca, seguido de mestizos y negros; lo cual es coherente con la proporción de color de la piel de la población cubana.21Ustáriz y otros,22 en una investigación sobre el origen y composición genética de la población cubana, demuestran, a través de marcadores bioquímicos y moleculares, la mezcla étnica de la población cubana.
Todos los sujetos tuvieron una evaluación nutricional adecuada, lo cual evita el sesgo relacionado con una respuesta inmunológica deficiente. Cerca de la mitad de los individuos incluidos se clasificaron por encima del percentil 75 y hasta el 90. Este resultado presupone la tendencia a la malnutrición por exceso, más acentuada en el tiempo de confinamiento por la pandemia de la COVID-19, condición que Gálvez y otros,23 reportan en 2019, sobe el sobrepeso y obesidad en escolares de La Habana. Se conoce que el estado nutricional tiene una relación directa con la respuesta inmune innata y adaptativa y los individuos con sobrepeso u obesidad, son más susceptibles a las infecciones y presentan una respuesta inflamatoria metabólica, que a su vez, interfiere en una adecuada respuesta inmune frente a las vacunas.24
Respecto a los hábitos tóxicos reportados, se identificaron porcentajes más bajos que los descritos por Zambrano y otros25) durante la pandemia en Ecuador. Estos autores refieren un incremento de un 50 % de la ingestión de alcohol y del 20 % de consumo del tabaco. Los contrastes entre países pudieran justificarse por las acciones de promoción y prevención de salud sobre los hábitos tóxicos realizados con los adolescentes en Cuba.26
El asma y otras alergias se presentaron como los antecedentes patológicos más comunes; esto coincide con los datos mundiales, en los que se reconoce al asma bronquial como la enfermedad crónica más frecuente en los niños, con un comportamiento variable entre regiones: en el sudeste asiático, América del Norte y América Latina hay mayor prevalencia.27 En Cuba, La Habana es una de las provincias de mayor prevalencia de asma bronquial, principalmente en los grupos etarios entre 10 y 14 años (151,1 x 1000 habitantes) y entre 15 a 18 años (165,5 x 1000 habitantes). (21
El cumplimiento del esquema de vacunación se considera óptimo. Esto sugiere que el esquema propuesto es admisible para esta población pediátrica, lo cual debe fundamentarse con los datos de seguridad e inmunogenicidad protectora, fuera del alcance de este artículo.
Se concluye que las características sociodemográficas, los antecedentes patológicos personales y hábitos tóxicos identificados en los adolescentes incluidos en el estudio son representativos de este grupo poblacional de Cuba. El cumplimiento del esquema de vacunación fue óptimo.