INTRODUCCIÓN
La pandemia de la COVID-19 y las sucesivas olas que acontecieron, implicaron un alto riesgo de morbimortalidad y experiencia traumática, con afecciones psicológicas prolongadas; la cuarta ola se inició en el Perú en junio del 2022.1 Como consecuencia se decretó la prórroga del estado de emergencia nacional y se continuó con las medidas preventivas y de convivencia social.
En ese contexto se impartieron las actividades académicas y prácticas preprofesionales de los estudiantes de ciencias de la salud, en un clima variado de relaciones interpersonales que involucran sentimientos, emociones, creencias, temores, sentido de responsabilidad, valores y principios; lo que conllevó a que los estudiantes universitarios experimentaran diferentes niveles de impacto psicológico o emocional expresado en estrés, ansiedad y depresión.2,3
La Organización Mundial de la Salud (OMS),4 ha definido el estrés como el conjunto o agrupación de “reacciones fisiológicas que prepara al organismo para una acción o respuesta”, también se conceptualiza como la respuesta psicológica a estresores y que causa incapacidad o deficiencia para responder de manera adecuada. Según la OMS5 y la Asociación Americana de Psiquiatría (APA),6 la ansiedad es un trastorno que se caracteriza por miedo o preocupación excesiva, que puede causar considerables niveles de angustia o discapacidad funcional; mientras que la depresión es un trastorno mental más grave que puede durar 2 o más semanas, caracterizado por un descenso del estado de ánimo con pérdida de interés general, problemas para concentrarse, alteraciones del sueño, sentimientos de tristeza, irritabilidad, entre otros.
La ansiedad y la depresión son las 2 alteraciones mentales más prevalentes en muchos países;7,8 asimismo, la OMS (5 informa que en el mundo 1 de cada 8 personas sufre de algún trastorno mental y que la mayoría no cuentan con acceso a una atención eficaz.
El impacto psicológico, medido por el DASS-21 (Depression, Anxiety and Stress Scale), es una forma objetiva para evaluar la salud mental.9 Estas afecciones afectan el bienestar y pueden significar un obstáculo para que los estudiantes logren alcanzar sus metas, lo cual limita su proyecto de vida.10) El Ministerio de Salud (MINSA) del Perú informó que: la pandemia de la COVID-19 causó en la población estados de “estrés, temor y angustia que han alterado la salud emocional y mental”; asimismo, 6 de cada 10 peruanos padecen de algún trastorno emocional que afectan la salud mental.11 Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas,12 notificó que la pandemia ha incidido en la salud mental de la población general, con mayor grado en las mujeres adolescentes y jóvenes.
En consecuencia, debido a la pandemia, las afecciones psicológicas se incrementaron durante la crisis sanitaria, en lo que destacan la ansiedad, estrés y depresión, por ser las más prevalentes.13,14
El objetivo de este estudio es determinar el impacto psicológico y los niveles de depresión, ansiedad y estrés, en la cuarta ola pandémica en estudiantes de ciencias de la salud.
MÉTODOS
Sujetos
La población fueron los estudiantes de ciencias de la salud de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica-Perú (N= 4262). Con la fórmula matemática para poblaciones finitas; nivel de confianza del 95 %, proporción de la población con la característica de interés (50 %) y error de estimación (5 %), se estimaron 353 participantes. Se consideró una pérdida del 18 % y la muestra definitiva quedó en 418 unidades muestrales, elegidas por muestreo probabilístico aleatorio.
Se incluyeron estudiantes de ciencias de la salud de ambos sexos.
Se excluyeron aquellos que reportaron historial de enfermedad mental, orgánica y de abuso de sustancias psicoactivas.
Variables
Variable principal: impacto psicológico de la pandemia. Se determinó cuando el estudiante reportó tener al menos un trastorno psicológico (depresión, ansiedad o estrés), según el DASS-21.
Las variables de interés fueron dicotomizadas: depresión (con depresión/sin depresión), ansiedad (con ansiedad/sin ansiedad), estrés (con estrés/sin estrés) y la variable impacto psicológico (sí/no).
Covariables:
Variables socio-educativas: sexo, edad (años cumplidos), ocupación (estudia y trabaja, solo estudia), estado civil (soltero, casado, conviviente), facultad de estudio (odontología, obstetricia, enfermería, farmacia, medicina humana).
Religiosas-espirituales: religión (católica, cristiana-evangélica, testigo de Jehová, ateo), participa en actividades religiosas (sí, no), se considera una persona religiosa (sí, no), se considera una persona espiritual (sí, no) y practica la oración (nunca, diario, semanal, mensual).
Procedimientos
La variable impacto psicológico, fue estimada con la Escala de Depresión, Ansiedad y Estrés (DASS-21);15) que consta de 21 ítems en una escala tipo Likert que va de 0 a 3 puntos y 3 subescalas: depresión, ansiedad y estrés. Las preguntas 3, 5, 10, 13, 16, 17 y 21 conforman la subescala de depresión cuya interpretación es: 0-4 (normal), 5-6 (depresión leve), 7-10 (depresión moderada), 11-13 (depresión grave), 14 o más (depresión extremadamente grave). Las preguntas 2, 4, 7, 9, 15, 19 y 20 constituyen la subescala de ansiedad, cuya valoración es: 0-3 (normal), 4 (ansiedad leve), 5-7 (ansiedad moderada), 8-9 (ansiedad grave), 10 o más (ansiedad extremadamente grave). Las preguntas 1, 6, 8, 11, 12, 14 y 18 conforman la subescala de estrés, que tiene la siguiente interpretación: 0-7 (normal), 8-9 (estrés leve), 10-12 (estrés moderado), 13-16 (estrés grave), 17 o más (estrés extremadamente grave).16,17
Se consideró impacto psicológico cuando el estudiante presentó al menos un trastorno psicológico según el DASS-21. El análisis de la consistencia interna con el coeficiente alfa de Cronbach, revela valores aceptables para la escala global (α= 0,947); depresión (α= 0,894), ansiedad (α= 0,860) y estrés (α= 0,861).
La información fue recolectada a través de una encuesta en línea, con un cuestionario en Google Forms. De manera previa se obtuvo la nómina de los estudiantes e hicieron coordinaciones con los decanos de las facultades involucradas en el estudio y con el apoyo de las secretarias, a través de medios de comunicación virtual (correo electrónico, Messenger, WhatsApp, entre otros), se comunicó a los alumnos sobre la finalidad del estudio, el consentimiento informado para su participación y la URL donde el instrumento estaba ubicado. Asimismo, se indicó que debían desarrollar el cuestionario y someter sus respuestas vía electrónica. Durante el tiempo que la encuesta estuvo disponible, se enviaron recordatorios para dar seguimiento y motivarlos a participar en la investigación.
Procesamiento
El análisis estadístico descriptivo incluyó cálculos de frecuencia relativas y porcentuales, promedios y desviación estándar. Se evaluaron diferencias con el ji cuadrado entre las variables principales con las socio-educativas y religiosas-espirituales: en el manejo de datos, se usó el programa estadístico IBM SPSS, versión 25.0 en español. Se interpretó una p< 0,05 como significativo.
RESULTADOS
De los participantes, la mayoría fueron de sexo femenino (77,0 %); 21 a 25 años de edad (65,8 %); solo estudian (58,9 %); solteros (90,9 %); facultad de odontología (26,6 %); religión católica (73,7 %); no participan en actividades religiosas (59,3 %); se considera una persona religiosa (63,9 %), se considera una persona espiritual (66,7 %) y practica la oración de manera semanal (31,8 %), el promedio de edad fue de 22 años (tabla 1)
La prevalencia de la depresión fue del 63,2 % y de intensidad moderada (23,7 %); ansiedad 78,5 % y de intensidad extremadamente grave (21,5 %); estrés 48,6 % y de intensidad leve (20,3 %); la pandemia por la COVID-19, causó impacto psicológico en el 82,5 % de los estudiantes (tabla 2).
Al comparar la prevalencia de depresión, ansiedad y estrés, según las variables generales, se encontraron proporciones mayores de depresión en el sexo femenino (64,9 %), > 30 años (83,3 %), solo estudia (63,8 %), estado civil casado (76,9 %), facultad de enfermería (72,7 %), ateo (70,8 %), no participa en actividades religiosas (68,8 %), no se considera una persona religiosa (65,5 %), no se considera una persona espiritual (67,0 %), practica la oración semanal (69,9 %). Ansiedad en el sexo femenino (78,9 %), ≤ 20 años (85,6 %), estudia y trabaja (79,1 %), estado civil conviviente (96,0 %), facultad de enfermería (79,2 %), ateo (91,7 %), no participa en actividades religiosas (81,8 %), no se considera una persona religiosa (78,1 %), no se considera una persona espiritual (78,9 %), practica la oración semanal (83,5 %). Estrés en el sexo femenino (49,4 %), > 30 años (55,6 %), solo estudia (49,2 %), estado civil casado (53,8 %), facultad de enfermería (59,7 %), religión católica (49,4 %), no participa en actividades religiosas (50,0 %), no se considera una persona religiosa (49,8 %), no se considera una persona espiritual (49,8 %), practica la oración semanal (57,9 %) (tabla 3).
La pandemia por la COVID-19 causó mayor impacto psicológico en los estudiantes de sexo femenino (82,6 %), ≤ 20 años (86,7 %), estudia y trabaja (83,7 %), estado civil conviviente (96,0 %), facultad de obstetricia (88,1 %), ateo (91,7 %), no participa en actividades religiosas (85,3 %), no se considera una persona religiosa (83,5 %), no se considera una persona espiritual (84,6 %), practica la oración semanal (87,2 %); no obstante, las diferencias no fueron significativas (tabla 4).
DISCUSIÓN
Los hallazgos del estudio revelan un alto impacto psicológico en los estudiantes de ciencias de la salud, con elevada prevalencia de trastornos como la ansiedad, depresión y estrés; lo cual, podría haberse generado e incrementado debido al temor por la pandemia de la COVID-19 y la responsabilidad de realizar sus prácticas preprofesionales en un contexto de crisis sanitaria. El impacto psicológico de la pandemia pudo repercutir de forma desfavorable en el desempeño personal y el estado psicológico de los estudiantes universitarios.18,19,20,21
Los resultados del presente estudio muestran que las mayores prevalencias de depresión y estrés estudiantil se presentaron en la facultad de enfermería, con diferencias significativas. Asimismo, se encontró una alta prevalencia de ansiedad en estudiantes de enfermería, que no alcanzó significación estadística; pero que muestra una tendencia elevada de ansiedad. Estos hallazgos se corroboran por algunos estudios reportados durante las primeras olas de la pandemia, tales como el de Savitsky y otros,19 quienes reportan que los estudiantes de enfermería experimentan mayor ansiedad y estrés que otros; mientras que Chandratre22 informa que los estudiantes de medicina, son los que presentan mayores niveles de afecciones mentales y emocionales.
Por su parte, Hayter M y otros23 sostienen que esta ansiedad y estrés impacta de manera negativa en los procesos de aprendizaje. Por otro lado, Sanad (18 considera que estas psicopatologías también, impactan negativamente en la calidad de vida y la práctica clínica o preclínica de los estudiantes. Asimismo, Kochuvilayil y otros24 encontraron altos niveles de ansiedad en estudiantes de enfermería. El impacto psicológico en la muestra estudiada, expresado en una elevada prevalencia de síntomas de depresión y ansiedad, corroboran estudios realizados en estudiantes universitarios de China,20,25 Pakistán,21 España,26 México27 y otros países. No obstante, durante la cuarta ola no se reportan estudios que determinen su impacto psicológico en estudiantes de ciencias de la salud.
La persistencia del servicio educativo en línea, la responsabilidad de cumplir con sus prácticas sanitarias en un contexto de pandemia, generó un entorno educativo atípico y disruptivo, como lo califican Carolan y otros;28) que habría ocasionado en muchos estudiantes de ciencias de la salud, algún temor y un efecto psicológico que menoscabó su capacidad para gestionar de forma adecuada sus competencias sociales y el control emocional,29 lo cual podría acrecentar el impacto psicológico de la pandemia durante la cuarta ola.
Las prácticas preprofesionales en salud ocurren en un entorno emocional que involucran diversos sentimientos, en la relación estudiante-paciente. Estas circunstancias, sumadas a las responsabilidades académicas, podrían generar durante el proceso formativo, que los estudiantes experimenten diferentes niveles de impacto psicológico o emocional expresado en estrés, ansiedad y depresión.2,3,8,10)
Los resultados del estudio, concuerdan con el MINSA del Perú, el cual informó que 6 de cada 10 peruanos padecen de trastornos emocionales y de salud mental tras la pandemia.11 Este impacto psicológico, explicaría la tasa elevada de trastornos emocionales de ansiedad, estrés y depresión.14 Por tanto, es necesario adoptar y mejorar conductas, estilos de vida y medidas de bioseguridad en los estudiantes de ciencias de la salud.
Como limitaciones del estudio se informa que la encuesta en línea pudo generar sesgos de respuesta; no obstante, se utilizó un instrumento autoadministrado y de comprensión sencilla. Por otro lado, la investigación no permitió establecer relaciones de causalidad. La falta de exclusión de estudiantes con depresión, ansiedad o estrés vinculadas al ejercicio educativo de su formación, puede ser considerada como una limitación.
La pandemia, en su cuarta ola, impacta psicológicamente a 8 de cada 10 estudiantes peruanos de ciencias de la salud y los niveles de depresión, ansiedad y estrés son altos.