INTRODUCCIÓN
Numerosos son los estudios desarrollados en Cuba en las regiones ferralíticas, pero pocos han incluido la influencia de la morfogénesis kárstica; por ello, las informaciones de larga data propician resultados prácticos y contribuciones significativas al conocimiento de los procesos ecológicos, económicos y sociales, en las que sus interacciones justifican las investigaciones realizadas en los últimos 30 años 1, en la Llanura Kárstica Meridional Habana-Matanzas, demostrando los efectos de la antropogénesis, debido a la disponibilidad de agua y la presencia de suelos Ferralíticos Rojos que forma uno de los paisajes más típicos y de mayor potencial de recursos del país 2.
Las exploraciones del relieve kárstico permiten una amplia comprensión, tanto de la fisiografía como de la dinámica de los paisajes actuales, además de aportar huellas sobre la paleogeografía y diferenciación espacial de la cobertura edáfica, factores determinantes en la erosión de los suelos 3-5, ya que si el clima es la causa generadora de los procesos erosivos, el relieve es por excelencia en el ámbito geográfico el factor que los diferencia. Se sabe que áreas vecinas bajo el mismo régimen climático pueden experimentar procesos erosivos de magnitudes muy diferentes, condicionados por las peculiaridades geólogo-geomorfológicas que los caracterizan 6,7.
Estudios pioneros realizados en la Llanura Sur de La Habana han demostrado que en la variabilidad de la cobertura ferralítica influye, fundamentalmente, el relieve y la permeabilidad del material sustentador 8-10, si estos dos factores son evaluados a una escala más grande, se constata que el desarrollo de formas kársticas (dolinas, uvalas, depresiones kársticas, valles, etc.) y sus consecuencias sobre el microrelieve, fomentan condiciones propicias para la manifestación diferenciada del régimen hídrico de los suelos 9, donde las dolinas están consideradas formas diagnósticas del karst 11 e incluso, como las formas fundamentales en este contexto geomorfológico 12.
Teniendo en consideración estos aspectos otros autores precisan la necesidad de diferenciar, al menos, tres magnitudes principales del relieve (macro, meso y microrelieve) 13, a las cuales deben quedar referidos el conjunto de procesos que contemporáneamente participan en la formación o degradación de los suelos, resultando imperativo que a diferentes escalas se tenga en cuenta no sólo el perfil principal o predominante en el contorno separado 14, sino las variaciones o cambios a nivel de meso y microrelieve (Figura 1), contribuyendo con ello a un mejor conocimiento de la organización bi y tridimensional de la cobertura agropedológica.
La presente investigación se desarrolló en el polje de San José de las Lajas y tuvo como objetivo realizar una evaluación cuantitativa del avance de los procesos kárstico-erosivos, a partir de una línea base de más de tres décadas en localidades de referencia, en conformidad con las condiciones de uso y manejo a que han estado sometidos los suelos.
MATERIALES Y MÉTODOS
Descripción de las áreas investigadas
Se desarrolló en la porción central de la Llanura Kárstica Meridional Habana-Matanzas (Figura 2), en el polje de San José de las Lajas con una extensión aproximada de 469,80 km2 (1, donde la dinámica kárstico-erosiva muestra diferentes grados de desarrollo, en conformidad con las condiciones de uso y manejo a que ha estado sometida esta región, a partir de investigaciones iniciadas durante el año 1986 que constituye la línea base de la información.
Este agro ecosistema, se ha clasificado como de los más húmedos de las llanuras de Cuba, reciben alrededor del 76-80 % de las precipitaciones que ocurren en las provincias Mayabeque y Artemisa 15, donde el índice de concentración de las precipitaciones oscila entre 13-14 % 16 y la lámina anual muestra valores comprendidos entre 1 400-1 600 mm 17.
Los suelos más difundidos son predominantemente del Tipo Ferralítico Rojo Lixiviado, que se puede correlacionar con el Nitisol ródico éutrico 18,19 y al Órden Oxisol de la Soil Taxonomy 20, donde las diferencias están dadas por el tipo de utilización de la tierra y la distribución de los horizontes. La composición textural generalmente posee contenidos de arcilla mayores del 60 % con horizonte B argílico, bien drenado y con pH entre 6,0 y 7,0.
Datos utilizados
La metodología estuvo sustentada en la aplicación del Sistema Integrador de Métodos Cualitativos y Cuantitativos 21, que caracterizan las regiones kársticas, condicionada por la disponibilidad y la calidad de sus principales atributos, caracterizándose 12 perfiles principales a profundidades de 0-20 cm, como al nivel de los horizontes de diagnóstico erosivo A+B0-50 cm, en correspondencia con las variaciones geólogo-geomorfológicas y uso agrícola 22.
Se tomó como referencia el perfil C1(Sin erosión aparente)9, localizado en un área en biostasia, con una profundidad inicial del horizonte A0-490 mm, para evaluar en los diferentes períodos la magnitud de pérdida de los suelos Ferralíticos Rojos.
El análisis morfométrico de las formas de absorción kársticas (dolinas) se realizó a escala 1:10 000 y constituyó el índice diagnóstico fundamental para evaluar las manifestaciones e intensidad de la karstificación (Tabla 1), corroborado en los recorridos exploratorios, de acuerdo con la propuesta realizada en anteriores investigaciones 23,24.
Índice de circularidad (1) | Índice de aplanamiento (2) | Relación de diámetro (3) |
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Donde: Dm = diámetro mayor dm = diámetro menor | DM= diámetro medio | h = diferencia de altura (superficie - fondo) |
Las pérdidas de suelos a través de las depresiones kársticas se obtuvieron de las calculadas en otras investigaciones 25,26, mediante la aplicación del modelo de erosión empírico-conceptual MMF 27,28 en estas localidades, considerando la variabilidad climática, como las propiedades físicas, físico-químicas y químicas. Las unidades de peso (t ha-1 año-1) correspondientes al período 1986-2019 fueron convertidas en unidades de longitud (mm año-1) de acuerdo a la propuesta realizada 29 y la interpretación de los límites de tolerancia de pérdidas, según el modelo USLE 30, adaptado por otros autores 31.
Los trabajos geofísicos se realizaron a través de 15 perfiles trazados en dirección NW-SE y distancias entre ellos de 100 m; utilizándose los métodos de perfilajes eléctricos, simétricos y verticales, ambos con el dispositivo simétrico Schlumberger. Para las mediciones de perfilajes se tomó la instalación con los parámetros siguientes: AB= 80 y MN= 10 m, con pasos de medición en los perfiles de 10 m, igual a la distancia MN. Los puntos de SEV se realizaron a través de los perfiles con distancias entre puntos de 100 m 32.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Influencia compleja del relieve en las pérdidas de suelos por las cavidades de "soutirage" en el polje San José de las Lajas
Cuando se pretende describir la situación de los suelos Ferralíticos Rojos en los territorios investigados en un contexto espacio-temporal, todo análisis transita por las fases de la morfogénesis kárstica en que se encuentran, respecto a sus atributos físicos, químicos y biológicos que puedan favorecer, limitar o inhibir su resiliencia 1.
Las depresiones más características en el polje de San José de las Lajas son las dolinas en forma de embudo (Figura 3), también llamadas de “subsidencia” o "soutirage", que se forman por sucesivos hundimientos del terreno sobre un sustrato con gran cantidad de conductos kársticos, por lo general, fácilmente reconocibles en el campo donde las aguas pluviales y las de riego superficial, portadoras casi siempre de cierto contenido de anhídrido carbónico en disolución, cuando escurren por los diferentes elementos del relieve, lo hacen de forma encauzada hacia el fondo de la depresión que funcionan como niveles de bases locales o sumideros temporales, con microcuencas bien definidas, ejerciendo un efecto de succión “turbillonar” en su interior, descripción que coincide con las reportadas en regiones similares 33,34. En ocasiones el fondo está taponado por sedimentos arcillosos de color rojo (Figura 3), sin estructuración aparente con espesores que llegan a superar los 5 m, enriquecidos en materia orgánica y restos vegetales, proceso que fuera comprobado mediante excavaciones realizadas en varias depresiones en la porción central del polje.
Resulta igualmente manifiesta la presencia de cañadas kársticas con valles en formas de "U" y “V” que a modo de barreras geomorfológicas se disponen en sentido transversal al declive general que muestran las vertientes (Figura 3), interceptando el escurrimiento, así como los productos de la erosión (suelos y rocas), los cuales por esta vía resultan redistribuidos por toda la región.
Este efecto "regulador" sobre la erosión, resulta con frecuencia uno de los elementos básicos del tejido hidrográfico, donde las formas de absorción y sus elementos componentes ejercen cierto control del escurrimiento superficial y subsuperficial, generando diferentes asociaciones o fenómenos de miniaturización en el propio complejo territorial a nivel de micro relieve, con una reducción considerable del fondo de tierra apto para la actividad agropecuaria, lo cual coincide con las descripciones realizadas 35.
Estos procesos se desarrollan asimismo en el interior del macizo como lo corroboran los Sondeos Eléctricos Verticales (SEV) (Figura 4). Así se tiene, que a los niveles donde los valores de resistividad están comprendidos entre 10-20 Ohm-m, el espesor de los suelos y el karst se manifiesta débilmente, mientras que las superficies con resistividades de 50 Ohm-m y mayores, la profundidad de los suelos son menores y los procesos kárstico-erosivos más enérgicos, manifestándose morfológicamente con las superficies de mayor densidad de dolinas constituidas por calizas muy alteradas, descompuestas y diaclasadas rellenas de sedimentos arcillosos de muy baja resistividad (10 Ohm-m), lo que permiten considerar que los procesos kárstico-erosivos tuvieron su origen en condiciones climáticas diferentes a las actuales; es decir, en condiciones de humedad mayor que el que ahora predomina en el área 36.
En cambio, en otros sectores del polje estas acciones no se expresan de manera tan evidente y se limitan a las flexuras convexas del relieve (Figura 4), que subrepticiamente favorecen el desprendimiento y remoción areal de las fracciones más finas de los suelos, a un ritmo directamente relacionado con el escurrimiento difuso 37,38, que en unos casos se une de manera directa en la red de drenaje, mientras que en otros se incorpora a las efímeras cañadas kársticas de "heterogeneidad organizada", donde pueden residir un tiempo prolongado, según los casos, hidrodinámica que diferencia claramente a estas regiones de cualquier otra 39.
Sin embargo, la cobertura de suelos Ferralíticos puede modelar por acúmulo estas depresiones; enmascarando, de cierto modo, el mecanismo de acción relacionado, lo cual ha provocado en gran medida la subvaloración de este complejo proceso 13.
Evolución secuencial de los parámetros morfométricos de las dolinas y pérdidas de suelos en el polje de San José de las Lajas
El incremento de las dimensiones morfométricas de las dolinas durante los años 1986-2019 (Figura 5 y Tabla 2), permiten confirmar que se desarrolla un proceso o modalidad erosiva inherente a los suelos Ferralíticos Rojos, denominada erosión subsuperficial, como resultado de la remoción de éstos hacia las cavidades kársticas, cuya manifestación más evidentes resulta la amplitud de su diámetro medio (DM) a expensas de la reducción de los espacios interfluviales o “dolinización”, con marcada tendencia hacia el endorreísmo con una irreversibilidad de la karstificación en su evolución unidireccional 1,40.
En efecto, el índice de aplanamiento (IA) muestra valores que morfológicamente se expresan en dolinas con poca disección, como resultado de un proceso de desmembramiento vertical en avance. Así la dolina No. 3 mantiene una sostenida tendencia al aplanamiento (5,63-5,45), producto de un desbalance entre la erosión areal y la corrosión a favor del aplanamiento, que favorece el desprendimiento y migración de las fracciones más finas del solum que se acumulan en su fondo.
Dolina No. | IC | IA | Rd | |||||||||
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PERÍODOS DE OBTENCIÓN DE DATOS | ||||||||||||
1986 | 1997 | 2009 | 2019 | 1986 | 1997 | 2009 | 2019 | 1986 | 1997 | 2009 | 2019 | |
1 | 2,04 | 1,36 | 1,72 | 1,73 | 10,13 | 7,17 | 9,12 | 8,02 | 7,53 | 5,47 | 7,55 | 3,78 |
2 | 1,94 | 1,55 | 1,54 | 1,40 | 8,44 | 8,59 | 5,08 | 7,17 | 8,80 | 9,22 | 9,36 | 4,56 |
3 | 1,71 | 1,34 | 1,35 | 1,37 | 5,63 | 5,67 | 5,35 | 5,45 | 16,00 | 13,69 | 13,28 | 6,37 |
4 | 1,92 | 1,55 | 1,55 | 1,56 | 17,96 | 10,21 | 10,18 | 9,54 | 9,13 | 9,26 | 9,30 | 4,45 |
5 | 1,60 | 1,14 | 1,14 | 1,12 | 10,63 | 12,86 | 8,98 | 8,81 | 32,00 | 29,81 | 30,36 | 13,98 |
6 | 1,75 | 1,33 | 1,33 | 1,33 | 13,33 | 12,81 | 11,94 | 11,67 | 14,00 | 14,15 | 14,25 | 6,97 |
7 | 1,53 | 1,04 | 1,04 | 1,04 | 9,09 | 5,69 | 8,07 | 7,54 | 114,40 | 96,66 | 116,80 | 36,23 |
8 | 1,92 | 1,56 | 1,56 | 1,57 | 12,19 | 14,64 | 11,84 | 10,50 | 9,14 | 9,08 | 9,12 | 4,53 |
9 | 1,56 | 1,10 | 1,11 | 1,13 | 16,88 | 10,17 | 10,42 | 9,94 | 52,00 | 41,84 | 39,71 | 16,68 |
10 | 1,61 | 1,15 | 1,15 | 1,41 | 10,00 | 9,34 | 8,78 | 10,55 | 30,00 | 29,33 | 28,36 | 14,10 |
11 | 2,14 | 1,83 | 1,83 | 1,87 | 10,83 | 8,50 | 8,81 | 9,12 | 6,66 | 6,77 | 6,81 | 3,56 |
12 | 1,56 | 1,11 | 1,14 | 1,16 | 7,81 | 8,01 | 7,46 | 8,94 | 48,00 | 36,00 | 30,58 | 33,58 |
13 | 2,00 | 1,66 | 1,66 | 1,66 | 9,38 | 8,61 | 8,25 | 8,13 | 8,00 | 8,00 | 8,06 | 4,00 |
14 | 1,64 | 1,19 | 1,17 | 1,19 | 10,88 | 9,64 | 8,43 | 8,73 | 22,86 | 22,55 | 25,00 | 10,84 |
15 | ----- | ----- | 1,25 | 1,28 | ----- | ----- | 8,33 | 8,74 | ----- | ----- | 18,00 | 7,76 |
16 | ----- | ----- | 1,50 | 1,52 | ----- | ----- | 3,75 | 3,99 | ----- | ----- | 10,00 | 4,35 |
No obstante, en los últimos años, esta dinámica ha comenzado a experimentar cambios como resultado de la variabilidad climática, la cual ha incrementado el hidromorfismo y los procesos de carbonatación-disolución 41, cuya expresión más reveladora es la aparición de ponores de diferentes dimensiones en el fondo de prácticamente todas las dolinas y el surgimiento de otras dos formas de absorción (dolinas 15 y 16), las cuales no fueron reportadas en estudios anteriores.
Respecto al índice de circularidad (IC) no se aprecian cambios notables en los valores (1,04-2,14), por el supuesto que la circularidad de las depresiones está condicionada a las características del sistema de agrietamiento y proceso de disolución del macizo con elementos estructurales que se interceptan. Además de estar sujetos a procesos de disolución para dar lugar a las depresiones, coincidiendo con resultados obtenidos 42.
Las relaciones de diámetro (Rd) varían en un rango amplio (3,78-116,80), lo que permiten aseverar que la génesis de las dolinas se desarrolla bajo un control litoestructural no superficial, relacionado con la influencia del acuífero 43, así como por movimientos sísmicos que ocasionalmente han afectado al territorio, los cuales a pesar de sus bajas magnitudes, han dado lugar a fuertes sacudidas 44, a lo que se adicionan los desechos contaminantes de varias industrias de la zona, que incrementan la agresividad química de las aguas subterráneas portadoras de hidrocarburos aromáticos policíclicos y bifenilos policlorados 45,46.
Esta evolución secuencial de los parámetros morfométricos de las depresiones kársticas ha conllevado sostenidos incrementos en los volúmenes de pérdidas de los suelos Ferralíticos Rojos (Tabla 3), que sobrepasan los valores umbrales de tolerancia de 12,5 t ha-1 año-1 (47 para los suelos derivados de rocas calizas y que convertidos en unidades de longitud 29, muestran reducciones en los horizontes A+B entre 0,98-1,20 mm año-1, lo cual ha generado reducciones considerables del fondo de tierra, que corrobora, de forma cuantitativa, lo que otros autores expusieran en sus respectivas investigaciones 48,49.
Dolina No. | Línea base 1986 | PERÍODOS DE OBTENCIÓN DE DATOS | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1997 | 2009 | 2019 | ||||||
Volumen (t ha-1 año-1) | Superficial (mm año-1) | Volumen (t ha-1 año-1) | Superficial (mm año-1) | Volumen (t ha-1 año-1) | Superficial (mm año-1) | Volumen (t ha-1 año-1) | Superficial (mm año-1) | |
1 | 15,96 | 1,17 A | 17,82 | 1,31 A | 17,65 | 1,29 A | 18,05 | 1,31 A |
2 | 17,63 | 1,35 A | 16,92 | 1,24 A | 20,21 | 1,48 A | 20,11 | 1,44 T |
3 | 21,36 | 1,57 MA | 22,13 | 1,62 MA | 23,61 | 1,73 MA | 23,66 | 1,75 MA |
4 | 14,85 | 1,09 A | 14,24 | 1,04 MA | 14,26 | 1,04 A | 15,03 | 1,14 A |
5 | 10,01 | 0,73 T | 8,36 | 0,61 T | 11,91 | 0,87 A | 12,07 | 0,89 A |
6 | 9,39 | 0,69 T | 9,73 | 0,71 T | 10,43 | 0,76 T | 11,01 | 0,81 A |
7 | 10,68 | 0,78 A | 17,14 | 1,26 A | 12,04 | 0,88 A | 12,82 | 0,90 A |
8 | 12,02 | 0,88 A | 10,03 | 0,73 T | 12,38 | 0,91 A | 13,00 | 0,94 A |
9 | 9,01 | 0,66 T | 10,14 | 0,74 T | 10,67 | 0,78 A | 11,08 | 0,81 A |
10 | 10,73 | 0,78 A | 11,51 | 0,84 A | 12,31 | 0,90 A | 12,79 | 0,92 A |
11 | 16,07 | 1,18 A | 20,23 | 1,48 A | 19,42 | 1,42 A | 19,98 | 1,44 A |
12 | 13,04 | 0,95 A | 13,08 | 0,96 A | 14,32 | 1,05 A | 15,19 | 1,19 A |
13 | 16,65 | 1,22 A | 18,12 | 1,33 A | 18,82 | 1,38 A | 19,01 | 1,40 A |
14 | 10,27 | 0,75 T | 11,63 | 0,85 A | 13,04 | 0,95 A | 14,02 | 1,02 A |
15 | --- | ----- | --- | ----- | 14,07 | 1,03 A | 14,99 | 1,75 A |
16 | --- | ----- | --- | ----- | 15,10 | 2,72 MA | 16,00 | 1,23 A |
Media | 12,33 | 0,98 A | 13,292 | 1,05 A | 13,70 | 1,20 A | 15,55 | 1,18 A |
A: Alto; MA: Muy alto y T: Tolerable
No obstante, es de destacar que a inicios de la década de los años 90 del Período Especial o de crisis económica en Cuba, cuando las actividades agropecuarias en el polje quedaron paulatinamente inhabilitadas, comenzó una regeneración natural con especies “cicatrizadoras” tales como marabú (Dichrotechys glomerata), aroma (Acacia farmesiana) y palmas (Roystonea regia), que actuaron como un barbecho inducido y que propiciaron cierta resiliencia o estabilidad morfoedafológica en los procesos kárstico-erosivos 50,51, favoreciendo la recuperación edáfica con alguna independencia del valor energético del relieve, aspecto que se refleja en la ralentización de los parámetros morfométricos de las dolinas (Tabla 2), así como en los volúmenes de pérdidas con sus respectivos valores de equivalencia de remoción superficial, en especial durante el año 1997 (Tabla 3).
De la misma manera, resulta notable la pluralidad de otras formas kársticas superficiales, como afloramientos de calizas de diámetros muy variables, carsolitos desde apenas unos centímetros hasta de 0,50 m (incluso mayores), lapiaz cubierto con depósito proluvio-deluviales, uvalas (con ponores funcionales), sumideros; entre otras, que desempeñan un importante papel en el ámbito del polje, dada su capacidad para colectar, transformar o drenar las aguas superficiales y subterráneas, condicionadas por la evolución espacio-temporal de la cobertura edáfica, que modifican la dinámica del medio e interfirieren con dichas interdependencias, resultado que coincide con investigaciones similares 52,53.
La subvaloración de los procesos expuestos pudiera conducir a transformar el complejo territorial en las próximas décadas en un “desierto rocoso”, dejando improductivas áreas que en el pasado fueron aptas para una amplia gama de usos agrícolas, pecuarios y forestales, tal como lo alertaran algunos investigadores 54. En cualquier caso, estudios similares en estos ambientes resultan muy escasos a nivel mundial, no sólo por el tiempo que es necesario para lograr resultados fiables, sino porque en el caso de los ecosistemas kársticos 55, están sometidos a perturbaciones constantes que dificultan la labor investigativa.
CONCLUSIONES
La evaluación dinámica de los principales indicadores morfométricos demuestran el avance e intensidad de los procesos kárstico-erosivos en el territorio investigado, caracterizado por la amplitud de las depresiones kársticas e incrementos en sus volúmenes de pérdidas, con valores comprendidos entre 12,33-15,95 t ha-1año-1 en más del 75 % de las dolinas, que sobrepasa los límites permisibles en términos de erosión para los suelos derivados de rocas calizas, los cuales convertidos en unidades de longitud, muestran reducciones en los horizontes A+B entre 0,98-1,20 mm año-1, que origina pérdidas relevantes en el fondo de tierra.
Resulta necesario reconocer la existencia de procesos de erosión hídrica y kárstico-erosivos en los suelos Ferralíticos Rojos para que su “inmunidad”, deje de ser un mito y se convierta en un asunto de prioridad para la Seguridad Alimentaria en los programas de desarrollo pos Covid-19 en Cuba, ya que estos suelos representan el máximo potencial para satisfacer las demandas de las producciones agropecuarias, donde la investigación agrícola puede desempeñar un papel crucial en la transformación de los sistemas kársticos, haciéndolos más sostenibles y resilientes.