Desde la última década del siglo XX, la comunidad científica internacional es testigo de una gran cantidad de investigaciones de corte social que tienen el propósito de comprender y proporcionar soluciones a una amplia gama de problemas de salud. En este proceso se benefician, particularmente, las enfermedades infecciosas; muchas de ellas también denominadas tropicales, de la pobreza y/u olvidadas. Estas existen y persisten en ambientes físicos y comportamentales indisolublemente ligados a una multiplicidad de factores económicos, políticos y socioculturales que favorecen la proliferación de los vectores y los patógenos que las originan.
El abordaje biopsicosocial de estas enfermedades en las dos últimas décadas permite una mayor comprensión de la influencia que tiene el contexto socioeconómico, político, ideológico, histórico y cultural en su transmisión; y la identificación y caracterización de territorios, países y regiones de mayor vulnerabilidad. Esto favorece el fortalecimiento de las políticas públicas y sanitarias, así como el desarrollo de acciones de comunicación, participación y movilización de recursos humanos, materiales y financieros para la prevención y el control de estas enfermedades.
El rol histórico, el impacto y la contribución de las ciencias sociales y del comportamiento en su sentido más amplio (sociología, psicología, comunicación social, economía, ciencias políticas, geografía, entre otras) en este abordaje es indiscutible, dado su vasto arsenal teórico y metodológico. No obstante, si se revisa la literatura es sorprendente la fuerte presencia y productividad de investigadores biomédicos en artículos de corte social.
El Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), una institución reconocida por una prestigiosa y sólida tradición biomédica, es un buen ejemplo de las oportunidades, las aportaciones y los retos de la investigación social en enfermedades infecciosas. Hace 20 años el Grupo de Investigaciones Sociales del IPK (GIS-IPK), como hoy se le conoce, no era más que un número limitado de cientistas sociales en formación, enfrentados a tres desafíos fundamentales: “aprender haciendo” investigaciones científicas con los estándares de calidad establecidos; contribuir desde sus diversas disciplinas al desarrollo exitoso de estrategias de promoción de salud, prevención y control de enfermedades infecciosas; y posicionar sus saberes en un campo de investigación híbrido en el cual las ciencias biomédicas tienen un largo camino transitado.
El inicio de las investigaciones sobre comunicación social y participación comunitaria en la prevención del dengue en colaboración con el Instituto de Medicina Tropical de Amberes Bélgica (IMT) en 1999, marcó un hito importante en el proceso de crecimiento del grupo. Representó un cambio en la concepción que tenían sus miembros de quiénes querían y podían realizar la investigación social; en la necesidad de incrementar y diversificar sus espacios de formación y en la urgencia de compartir los saberes adquiridos con investigadores biomédicos que también tenían la necesidad, la motivación y la intuición de trascender la perspectiva disciplinar en el abordaje de las enfermedades infecciosas.
El GIS-IPK lo integran hoy no solo los cientistas sociales de amplio espectro, sino también epidemiólogos, entomólogos, salubristas, médicos, entre otros; quienes intentan aproximarse a la investigación social desde una perspectiva transdisciplinar. Las líneas de investigación del grupo se diversifican y trascienden la investigación operacional, para brindar un mayor soporte teórico-metodológico en la colección e interpretación de los datos. Asimismo, su red de colaboración se expande tanto a organizaciones de base comunitaria como a prestigiosas instituciones nacionales e internacionales. Entre estas últimas se destacan: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Facultad de Sociología, Facultad de Comunicación y Facultad de Geografía de la Universidad de La Habana; Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología; Escuela Nacional de Salud Pública; Centro Nacional de Promoción de Salud (Prosalud); Universidad de Carolina del Norte; Universidad de Montreal, Universidad de McGill y Oficina Regional de la Organización Panamericana de la Salud.
La consolidación gradual del GIS-IPK, el rigor científico y la calidad de las investigaciones sociales desarrolladas, así como la valía de sus aportaciones a la prevención y el control de enfermedades infecciosas en las dos últimas décadas es indiscutible. Se pone de manifiesto fundamentalmente en: 1) el posicionamiento de los resultados en revistas tales como: Revista Panamericana de Salud Pública, Social Science and Medicine, Tropical Medicine and International Health; Transactions of the Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene, Health Policy and Planning, Implementation Science, PLOS One y PLOS Neglected Diseases; 2) el liderazgo alcanzado internacionalmente en la construcción de evidencias científicas sobre la efectividad, sostenibilidad, costo-efectividad y replicabilidad de estrategias de empoderamiento comunitario en la prevención del dengue; 3) el reconocimiento de la comunidad científica internacional de las propuestas teórico-metodológicas realizadas para la evaluación de intervenciones complejas; 4) el incremento paulatino del número de estudios de corte cualitativo y con diseño de métodos mixtos de investigación promovidos en los espacios de formación del GIS-IPK; y 5) la incorporación paulatina de los resultados científicos alcanzados en acciones, políticas y programas del Ministerio de Salud Pública de Cuba e iniciativas regionales de la Organización Panamericana de la Salud desde el 2006 hasta la actualidad.
El presente número de la Revista Cubana de Medicina Tropical tiene el propósito de incrementar la visibilidad de los estudios más recientes conducidos por el GIS-IPK y sus colaboradores individuales e institucionales; explicitar la naturaleza inter y transdisciplinaria de la investigación social, ilustrar su aplicabilidad en una amplia gama de temáticas y problemas de salud; y aportar evidencias de las contribuciones de este tipo de estudios a la prevención y el control de enfermedades infecciosas. Para ello, se compilan algunos trabajos que abordan diferentes temas relacionados con arbovirosis, tuberculosis, VIH/sida, geohelmintosis, e inmunización infantil, desde diversas perspectivas teóricas y metodológicas. En sus autores se expresa la heterogeneidad del grupo y la telaraña de interrelaciones que se establecen entre sus miembros y colaboradores.
Los trabajos de Pérez Chacón y cols. y Fuentes Beltrán y cols. destacan la importancia del estudio de las enfermedades infecciosas desde una perspectiva teórica. El primer caso reafirma que a pesar de la toma de conciencia de la comunidad científica internacional sobre el papel de los determinantes sociales de la salud, aún se está muy lejos de un uso sistemático del cuerpo teórico disponible en la temática en la comprensión de la dinámica de transmisión de enfermedades como la tuberculosis. En el segundo caso, los autores utilizan el género como categoría de análisis para examinar la evolución de las políticas y estrategias cubanas de prevención de VIH/sida.
Dos de los estudios abordan elementos relevantes para la eliminación de la tuberculosis como problema de salud en nuestro país. Pero esta vez desde la subjetividad del personal vinculado a la evaluación e implementación de intervenciones concebidas para el perfeccionamiento del programa de prevención y control. Piña Milán y cols. estudian el significado y la utilidad que tiene la medición de las desigualdades de salud para decisores del Programa Nacional de Control de Tuberculosis a diferentes niveles del Sistema Nacional de Salud. De igual manera, Nuñez Mederos y cols., exploran las opiniones de los diferentes actores vinculados a la implementación de la búsqueda activa de casos de tuberculosis.
Las contribuciones de Julião Rocha y cols. y Galindo Santana y cols. muestran las potencialidades de la utilización de los diseños de métodos mixtos de investigación en temas tan diversos como: la calidad del cuidado de enfermería en pacientes con tuberculosis y la cultura de salud de la población cubana sobre la inmunización infantil, respectivamente. Asimismo, Hernández Barrios y cols. aprovechan las bondades de la combinación de métodos para la identificación de brechas en el abordaje de la comunicación social para la prevención de arbovirosis en Cuba.
Reyes Jimenez y cols. abordan los costos del dengue desde una arista poco estudiada: la pérdida de la calidad de vida y los gastos de bolsillo que trae consigo la enfermedad a pacientes y familiares. Este trabajo es un ejemplo del espacio que tienen en la actualidad los estudios de economía de la salud en la institución. Marquetti Fernández y cols. actualizan las especies de moquitos y sus sitios de cría en un contexto urbano con implicaciones para la participación de la comunidad.
Martínez Torres y cols. exploran el dominio que tienen proveedores de salud de diferentes provincias cubanas, de los elementos esenciales del manejo clínico adecuado de casos de dengue. Este trabajo resalta la importancia que tiene la calificación del personal de salud y su repercusión en la calidad de los servicios en el enfrentamiento a brotes de la enfermedad en el país. Fonte Galindo y cols. describen dos intervenciones destinadas a reducir la infección por geohelmintos tomando en consideración las características y necesidades de aprendizajes tanto de pacientes como de proveedores de salud.
Como muestran los trabajos referidos, con la experiencia acumulada y la colaboración entre investigadores sociales y biomédicos por un largo período de tiempo, no solo el GIS-IPK, sino también la institución, es más sensible y perspicaz en el abordaje de la naturaleza de los fenómenos sociales que inciden en el lugar que ocupan las enfermedades infecciosas en el cuadro de salud cubano.
En el presente número se incluyen, además, dos experiencias contemporáneas de investigación social en la prevención y el control de enfermedades infecciosas provenientes de países de Latinoamérica; para los cuales la Revista Cubana de Medicina Tropical resulta un espacio propicio para la publicación de resultados.
El primer caso, es una contribución de Diéguez Fernández de la Unidad Municipal de Higiene y Epidemiología de Camagüey, en colaboración con investigadores de la Universidad Agroforestal Fernando Arturo de Meriño (UAFAM). Sus autores realizan un estudio de hábitats larvarios de Aedes aegypti en el entorno doméstico del municipio Jarabacoa de República Dominicana. Sus resultados resaltan, una vez más, la importancia de los pilares de la prevención del dengue y el control de Aedes aegypti: coordinación intersectorial, voluntad política, participación comunitaria y aplicación de la legislación sanitaria.
La segunda experiencia, es resultado de la colaboración entre la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacias de la Universidad de San Carlos de Guatemala y el Departamento de Biología, de la Universidad de Vermont de Estados Unidos. Sus autores, Soto López y cols. evalúan los efectos de una intervención para el control integrado del Triatoma dimidiata (Hemiptera: Reduviidae), con enfoque de ecosalud llevada a cabo en La Prensa, Olopa, Chiquimula, Guatemala. Sus resultados muestran el impacto potencial de este enfoque en la reducción del contacto vector-humano, en países endémicos de esta especie del vector trasmisor de la enfermedad de Chagas.
La presente compilación ilustra el crecimiento y posicionamiento del IPK y de otras instituciones biomédicas de la región en relación con la investigación social; así como la importancia de establecer y consolidar alianzas intra e interinstitucionales para su desarrollo. No obstante, aún existen retos para que las contribuciones de la investigación social expresen todo su potencial en la prevención y el control de las enfermedades infecciosas. Entre estos se destacan: el incremento de la masa crítica de profesionales que realizan este tipo de investigación; el fortalecimiento de la experticia requerida en las diferentes instancias que evalúan su calidad y rigor científico; la identificación de fuentes de financiamiento que permitan fortalecer y diversificar las líneas de investigación de corte social y los espacios de formación en temáticas afines; así como la identificación y un mejor aprovechamiento de los escenarios existentes para la divulgación sistemática de los resultados obtenidos.