Señor Director:
Hemos leído con sumo interés el trabajo recientemente publicado por Rodríguez-Venegas y otros, sobre el plasma de convalecientes como un tratamiento potencial en pacientes con COVID-19.1 Teniendo en cuenta la situación de crisis sanitaria mundial y el aumento exponencial de los casos de enfermedad por coronavirus (COVID-19), al leer el artículo de Rodríguez-Venegas y otros, nos sentimos motivados a escribirle. En este contexto, encontrar una terapia eficaz contra el SARS-CoV-2 se ha convertido en una necesidad imperiosa.
Durante más de un siglo, el plasma de convalecientes se ha usado como una estrategia de inmunización pasiva para tratar enfermedades infecciosas. Esto generó expectativas para el tratamiento potencial del SARS-CoV-2).2
Los argumentos que esgrimen los autores para afirmar que el plasma de convalecientes pudiera ser usado en el tratamiento presentan limitaciones importantes, principalmente porque se apoyan en estudios observacionales y pequeños ensayos clínicos aleatorizados (ECA), algunos sin datos concluyentes.
Una postura prematura puede limitar la investigación sólida necesaria para ver no solo si funciona mejor para la prevención o el tratamiento, sino también si es eficaz según las poblaciones de pacientes y la gravedad de la COVID-19.
Un análisis exploratorio en 4330 pacientes no mostró diferencias significativas en la mortalidad a los días entre los pacientes que recibieron plasma con títulos altos y los que recibieron plasma con títulos bajos en la población general.3
Recientemente se han publicado varios artículos que atienden el mismo tema que Rodríguez-Venegas y otros, por ejemplo los resultados de un metaanálisis de cuatro ECA revisados por pares, en los que se estudiaron 1060 pacientes con COVID-19.4 Otro metaanálisis comparó los resultados de otros seis ECA en los que examinaron 10 722 pacientes, los cuales demostraron que el tratamiento con plasma de convaleciente versus placebo o el tratamiento estándar, no se asoció significativamente con una disminución de la mortalidad por todas las causas, ni con ningún beneficio para otros resultados clínicos.4
La Sociedad Estadounidense de Enfermedades Infecciosas (IDSA) y la Asociación Americana de Bancos de Sangre (AABB) recomiendan que el uso de plasma convaleciente se limite a ensayos clínicos.5) Otro estudio, multicéntrico, de fase II, de grupo paralelo, abierto, PLACID,6 realizado en 39 hospitales y 464 pacientes de la India, demostró que el plasma convaleciente no se asoció con una reducción de la mortalidad, ni de la progresión a enfermedad grave.
El ensayo RECOVERY, el más grande de plasma convaleciente, demostró datos preliminares. Hasta la fecha no ha habido pruebas convincentes del efecto del plasma convaleciente en los resultados clínicos en pacientes ingresados en el hospital con COVID-19.7 Si bien el resultado general es negativo, debemos esperar los resultados completos antes de que podamos comprender si el plasma convaleciente tiene alguna función en subgrupos de pacientes particulares.
Se necesitan más investigaciones y argumentos sólidos antes de que los organismos reguladores lo recomienden e incluyan dentro de sus protocolos. Hoy, como nunca antes, necesitamos recuperar los conceptos de medicina de precisión, continuar nuestro esfuerzo para llevar el tratamiento adecuado al paciente correcto en el momento adecuado.
Consideramos que no hay suficiente certeza y calidad de la evidencia para recomendar el uso de plasma convaleciente para prevenir o tratar a pacientes ambulatorios u hospitalizados con COVID-19.
Si bien muchas de las investigaciones en la actualidad no tienen la evidencia suficiente para el éxito en la curación de los pacientes con el nuevo coronavirus, estas nos permitirán hacer observaciones que en el futuro ayudarán en la toma de decisiones.