INTRODUCCIÓN
El virus del Ébola se detectó por primera vez en el año 1976, en dos brotes simultáneos en Sudán y la República Democrática del Congo. Desde entonces, se han producido brotes en regiones poco pobladas del centro de África, pero ahora, por primera vez, llegaba a la región occidental de este continente, con una densidad de población mucho mayor. En la actualidad, un brote sin precedentes porque se ha extendido a zonas muy pobladas.1
Según la Organización Mundial de la Salud, el primer brote del virus infectó a 318 personas en el 2014, desde que el virus se encontró por primera vez en Guinea en marzo de este año, ya se han detectado más de 3069 casos y han muerto 1552 personas, la cifra es mayor que la suma de todas las víctimas de anteriores brotes y el actual continúa su expansión. La OMS estima que este brote podría llegar a afectar a más de 20 000 personas.2
El virus del Ébola causa una enfermedad grave y sumamente infecciosa que lleva rápidamente a la muerte, con una tasa de letalidad de hasta 90 %, pero puede prevenirse. Se propaga por contacto directo con humores orgánicos, como sangre, saliva, orina, sudor o esperma de una persona infectada y por contacto con superficies o equipo contaminados, entre ellos la ropa de cama sucia de humores orgánicos de una persona infectada. El virus puede eliminarse de manera relativamente fácil con calor, productos a base de alcohol e hipoclorito de sodio (blanqueador o lejía), y calcio (polvo decolorante) en concentraciones apropiadas.3,4
No existe un tratamiento específico aprobado ni vacuna con licencia disponible para el uso en humanos o animales. El género Ébolavirus es 1 de los 3 grupos de la familia Filoviridae (filovirus) junto con los géneros Marburg virus y Cueva virus. El género Ébolavirus comprende 5 especies distintas: Bundibugyo Ébolavirus (BDBV), Zaire Ébolavirus (EBOV), Reston Ébolavirus (RESTV), Sudán Ébolavirus (SUDV) y Bosque Tai Ébolavirus (TAFV). El período de incubación de la EVE varía de 2 a 21 días, con un promedio de 8 a 10 días. Tras la introducción del virus Ébola en la población humana, a través de la transmisión humano-animal, la transmisión persona a persona mediante el contacto directo con fluidos o secreciones corporales de las personas infectadas se considera como el principal modo de transmisión.5
La transmisión también puede ocurrir a través de contacto indirecto con el medio ambiente y fómites contaminados con fluidos corporales (por ejemplo, agujas). No se ha documentado transmisión por aerosoles durante los brotes anteriores de EVE. No existe riesgo de transmisión durante el período de incubación. Los síntomas más comunes que presentan las personas infectadas con el virus Ébola son: fiebre de inicio repentino, debilidad intensa, dolor muscular, dolor de cabeza y dolor de garganta, seguido por vómitos, diarrea, erupción cutánea, deterioro de la función renal y de la hepática, y en una fase avanzada, hemorragias tanto internas como externas. Los hallazgos de laboratorio incluyen leucopenia, trombocitopenia y enzimas hepáticas elevadas.6
Si se ejecutan cuidadosamente las medidas de prevención y control de infecciones, se reducirá o detendrá la propagación del virus y se protegerá a los trabajadores de la salud y a otros. En las zonas afectadas, se aconseja establecer un subcomité para el manejo clínico de casos.1 Como parte de este comité, se debe designar un coordinador que supervise el cumplimiento de las medidas de prevención y control de infecciones en cada establecimiento de asistencia sanitaria y que sirva de punto focal para coordinar las actividades y proporcionar asesoramiento. Esta persona, si la hay, debe ser el profesional a cargo de la prevención y el control de infecciones en el establecimiento de asistencia sanitaria.7
En lo que concierne a las medidas de prevención y control de infecciones a tomar en las entrevistas para la localización de contactos y la búsqueda de casos en la comunidad, deben tenerse en cuenta los siguientes principios: 1) hay que tratar de no dar la mano; 2) hay que mantener una distancia de más de un metro entre el entrevistador y el entrevistado; 3) no se necesita equipo de protección personal si se mantiene esta distancia y para entrevistar a personas asintomáticas (por ejemplo, sin fiebre, diarrea, hemorragia o vómitos), siempre que no haya contacto con el entorno que pueda estar contaminado por un caso posible o probable; y 4) es aconsejable proporcionarles desinfectantes para las manos a base de alcohol e instrucciones para que se higienicen las manos correctamente a los trabajadores que se encargan de la localización de contactos y la búsqueda de casos en la comunidad.8,9,10,11,12
Esto no es solo un brote de Ébola, es una emergencia humanitaria que necesita una respuesta humanitaria a gran escala. Esta situación originó la disposición de los profesionales de enfermería en dar su apoyo a la erradicación del Ébola en ese continente. El objetivo de esta investigación es describir la relevancia de los procederes de enfermería, de los profesionales cubanos, en la sobrevivencia de los pacientes afectados por el Ébola.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal sobre la labor desempeñada por 27 profesionales de enfermería durante la epidemia de Ébola en Liberia, en el período noviembre de 2014 a febrero de 2015. El universo lo conformaron 203 pacientes ingresados a los que les aplicó procederes de enfermería. Las variables estudiadas fueron: Edad, sexo, turno de trabajo y registro del paciente. Se tuvieron en cuenta: ingresos, egresos y fallecidos por Ébola además de los procederes de enfermería en cada turno de trabajo tales como: alimentación por vía oral, medicamentos por vía oral, intramuscular, endovenosa, baño en cama, toma de la temperatura, frecuencia cardiaca, presión arterial, sondaje vesical y nutrición por gavaje.
La información fue recolectada a través de la observación directa y la revisión de la base de datos estadística de la misión cubana en Liberia, se procesó de forma computarizada, mediante el Sistema SPSSS versión 11.5, a través de técnicas de estadística descriptiva. Se utilizaron medidas de resumen para variables cualitativas (números absolutos, porcentajes, y se elaboraron cuadros de contingencia simple y de doble entrada.
RESULTADOS
Al analizar la distribución de los pacientes según sexo e ingreso por meses (Tabla 1), se observa que predominó el sexo masculino con 113 (55,66 %); y el mes de diciembre de mayor ingreso con 74 pacientes (36,45 %).
En la tabla 2 se aprecia que la mayoría de los pacientes fueron ingresados en la salas de sospechosos con 122 pacientes, 42 en la salas de confirmados y solamente 39 en la salas de probables.
En la tabla 3 se observa la información recibida relacionada con los procederes de enfermería según turno de trabajo, fueron aplicados un total de 6240 procederes de enfermería, destacándose la administración de medicamentos por vía oral con 820 procederes para 52,59 %; administración de medicamentos por vía endovenosa con 583 para 57,44 % y tendido de cama con 370 para 47,43 %; solamente 3 pacientes se les tomó la tensión arterial, el turno de trabajo de 8 / 4 pm donde más procederes se realizó con 3197 para un 51,23 %.
Al evaluar la distribución de pacientes por meses de trabajo (Tabla 4) se observa que en los cuatro meses de trabajo se ingresaron 203 pacientes, el mes de diciembre fue el de mayor prevalencia ya que 51,25 % de los pacientes atendidos se egresó; 12 pacientes fallecieron por otras causas (50,00 %) y solamente 10 pacientes (52,63 %) fallecieron por Ébola.
En la tabla 5 se observa la distribución porcentual de la letalidad según los meses de trabajo muestra que el mes de enero fue el de mayor porcentaje de letalidad con 66,70 %, a pesar de que en el mes de noviembre hubo 62,52 %.
DISCUSIÓN
La batalla contra el Ébola es un breve y heroico episodio que enfrentaron los cubanos para contribuir con la salud de la humanidad, donde se evidencia la labor de los profesionales de enfermería directamente con el paciente ingresado. Este personal enfermero jugó un papel fundamental y riesgoso en la administración de medicamentos por vía endovenosa, hidratación parenteral; en el tratamiento y prevención del shock hipovolémico, así como la administración de medicamentos por vía oral y los cuidados específicos en la higiene y confort de cada paciente, tales como baños en cama y alimentación de aquellos que no podían hacerlo por sí mismo. No existen investigaciones sobre el tema para realizar las comparaciones con otros autores.5
Los signos vitales son aquellos que denotan el funcionamiento de los sistemas orgánicos más importantes para el mantenimiento de la vida, su observación y registro cuidadoso es de vital importancia, pues reflejan las alteraciones en las funciones orgánicas a través de la temperatura, el número de pulsaciones, respiración así como la presión sanguínea.
Atender a todos los pacientes, independientemente de los signos y síntomas con que se presenten es especialmente importante, porque las manifestaciones iniciales de la fiebre hemorrágica posiblemente sean inespecíficas. La higiene de las manos es la medida más importante. Hay que usar guantes para cualquier contacto con sangre o secreciones corporales. Se debe usar mascarilla médica y gafas protectoras o careta protectora si hay alguna posibilidad de recibir salpicaduras de sangre o de secreciones corporales en la cara, y también es fundamental la limpieza de las superficies contaminadas.
La higiene de las manos debe realizarse dentro de las habitaciones o áreas de aislamiento cada vez que sea necesario, durante la atención del paciente, junto con el cambio de guantes. Al atender a pacientes que estén en la misma habitación, es esencial efectuar la atención completa de cada paciente antes de pasar al siguiente e higienizarse las manos antes de tocar a otro paciente.6,7
Cada paciente debe contar con equipo para inyecciones y medicación parenteral de uso exclusivo, que debe eliminarse en el lugar de la atención. Nunca deben reutilizarse jeringas, agujas o equipo similar. Se debe limitar en lo posible el uso de agujas y otros objetos punzo cortantes.
En conclusión, la labor realizada por los enfermeros cubanos en la lucha contra el Ébola en Liberia, África Occidental, y el cumplimiento estricto de los protocolos según procederes de enfermería contribuyeron al control hemodinámico de los pacientes atendidos y a la disminución paulatina de la epidemia, así como de la letalidad por dicho evento.