INTRODUCCIÓN
La producción bovina es una de las principales actividades económicas del sector agropecuario en Panamá, donde la superficie que se utiliza en la ganadería (1 537 328 ha) la ocupan en 15 % los pastos naturales, en 46 % los tradicionales y en 39 % los mejorados y bancos proteicos (INEC, 2019). En estos sistemas, el pasto constituye la fuente principal de alimentación, que generalmente se aprovecha bajo sistemas extensivos de pastoreo (Carbutt et al., 2017).
No obstante a lo anterior, en dichos sistemas se dificulta el manejo de especies mejoradas de forma racional e intensiva, y se conoce que, cuando los pastos se manejan de manera lógica y eficiente, las praderas tienden a regenerarse naturalmente, los índices productivos y reproductivos mejoran y el sistema ganadero empieza a generar servicios ecosistémicos, especialmente el secuestro de carbono (Stanley et al., 2018).
Los sistemas intensivos de producción ganadera, diseñados sobre bases agroecológicas, como el pastoreo racional Voisin, también constituyen una posibilidad estratégica para mitigar las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero (Milera-Rodríguez et al., 2019). En estos sistemas se estimulan los ciclos naturales, no se aplican agrotóxicos y la utilización del pasto se realiza en el punto óptimo de reposo, cuando la planta posee los nutrientes requeridos para alimentar al ganado y, por tanto, maximiza la cosecha de materia orgánica por unidad de área y se maneja con la capacidad de carga en ese espacio (Domínguez-Escudero, 2019). También se incluye entre estas estrategias el uso de los sistemas silvopastoriles y la selección del biotipo animal adaptado (Marín-López et al., 2020).
Son muchos los factores que actúan de manera interrelacionada e influyen en la productividad de las praderas (Pérez-Infante, 2013). Entre ellos se encuentran la intensidad de pastoreo (carga animal, presión de pastoreo, disponibilidad y oferta de pastos) y la frecuencia y el tiempo de pastoreo (edad de rebrote del pasto, época del año). Un manejo que no tenga en cuenta estos aspectos puede ocasionar reducciones considerables en los rendimientos y alterar la composición botánica y la persistencia de las plantas, lo que afecta, a su vez, la producción de forraje y la productividad de la explotación.
Existen resultados que combinan carga, presión de pastoreo y tiempo de estancia, con un enfoque tecnológico en el manejo racional de diferentes gramíneas mejoradas y de su efecto en la estabilidad de la composición florística, la disponibilidad de materia seca, el reciclaje de nutrientes, la biota del suelo, la fitomasa subterránea, la disminución de las plagas y enfermedades y la producción animal (Milera-Rodríguez et al., 2019).
A partir de estos antecedentes, se realizó esta investigación, con la finalidad de caracterizar el pastizal y los indicadores de manejo en pastoreo racional Voisin, en suelos de topografía ondulada a quebrada, en el trópico húmedo de Los Santos, Panamá.
MATERIALES Y MÉTODOS
Ubicación y duración del ensayo. La investigación se realizó en la finca Ganadera Pajonales, que se encuentra en el km 4,5 del corregimiento de Nuario, distrito Las Tablas, provincia Los Santos, República de Panamá, en las coordenadas UTM N 575584, W 831759, a una altitud de 484 msnm, con topografía de ondulada a quebrada. El área total de la finca es de 13,5 ha, 9,65 se dedican al pastoreo de ganado en un sistema de pastoreo racional Voisin, dividido en 40 cuartones con cerca eléctrica. El ensayo se llevó a cabo entre abril de 2019 y febrero de 2020, en un área de 8,40 ha, dividida en 24 cuartones, de 0,35 ha como promedio.
Suelo del área experimental. Los suelos de la finca son de color pardo amarillento, con textura franco arenosa (arena, 64 %; limo, 24 % y arcilla, 12 %). Presentan pH ligeramente ácido (5,6), con contenidos de materia orgánica de 3,78 %. Los resultados de su composición química, obtenidos en el Laboratorio de Fertilidad de Suelo, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Panamá (Villarreal, 2020), se muestran en la tabla 1.
Clima del área experimental. Durante el período de investigación, la precipitación fue de 1 491 mm (medida con un pluviómetro modelo Hellmann, instalado en el predio), con los mayores acumulados en septiembre y octubre. En los meses que coinciden con la etapa poco lluviosa, prácticamente no llovió (figura 1). La temperatura promedio fue de 26 °C, con mínima de 23 °C y máxima de 30 °C. La humedad relativa promedio fue de 74 %, con mínima de 63 % y máxima de 86 %. Estos indicadores se determinaron con un termómetro digital.
Caracterización del pastizal. Los pastos que se reproducen por semilla gámica se establecieron por el método de cero labranza, con una voleadora manual de semilla, a razón de 10-15 kg de semilla/ha, después de un pastoreo a fondo por parte de los animales, que llevó el pasto base a una altura de 8,0 cm del suelo, y la aplicación de herbicida glifosato 35,6 L al 1,5 %. Para las gramíneas estoloníferas Cynodon dactylon L. Pers cv. Alicia y Digitaria didactyla Willd, la siembra se realizó directamente en el campo, con coa, a 0,5 m entre plantas y surcos. La leguminosa Arachis pintoi Krapov & W. C. Greg también se estableció por estolones, en surcos realizados con azadón, a 1,0 m de distancia entre ellos, y a chorro continuo.
A los 120 días de sembradas se efectuó el pastoreo de establecimiento, cuando la mayoría de los pastos se encontraban en fase de espiga madura. La explotación empezó cuando los pastos comenzaron a alcanzar el punto óptimo de crecimiento, según la especie y el cuartón. No se aplicó fertilizante durante el establecimiento ni en el período de explotación.
Los pastos se manejaron bajo las leyes y fundamentos del pastoreo racional Voisin (Rúa-Franco, 2020). Según este método, los cuartones no se pastorearon en un orden cronológico, sino que se determinó el punto óptimo de reposo según lo recomendado por Pinheiro-Machado (2016), mediante recorridos semanales en el área de pastoreo. Los días de ocupación y descanso, así como la intensidad y la presión de pastoreo, se manejaron de acuerdo con la disponibilidad del pasto y el tamaño del cuartón.
Animales. Se utilizaron 53 novillos Cebú y sus cruces F1 y F2 (Cebú x Holstein), divididos en dos grupos de ceba. El primer período de ceba, con 27 animales, comenzó en mayo, aunque los animales se fueron incorporando a la finca desde marzo hasta abril, y tuvieron un período de adaptación de 15-30 días, según la llegada de los diferentes lotes desde el mercado de subasta. El segundo grupo (26 animales) comenzó la incorporación entre el 15 y el 20 de octubre, con adaptación entre 10 y 15 días. El período de ceba comenzó el 1 de noviembre. Los pesos iniciales fueron de 369 y 401 kg para el primero y segundo grupo, respectivamente (tabla 2).
Mediciones y estimaciones. Se estimaron los indicadores carga efectiva, carga instantánea (UGM/ha), intensidad de pastoreo (UGM/ha/día), nivel de oferta de forraje (kg de MS/UGM/día), presión de pastoreo (kg de MS/100 kg PV), número de rotaciones, tiempo de ocupación y reposo de los cuartones (días). También se estimó el punto óptimo de reposo en días. En los pastos se midió la altura (cm) a la entrada y a la salida del cuartón, con cinta métrica graduada, a razón de 30 observaciones por cuartón. La disponibilidad (kg de MS/ha/rotación) se estimó antes de la entrada de los animales a los cuartones, a partir del método ágil de Martínez et al. (1990), con altura de corte de 20,0 y de 10,0 cm en las erectas y rastreras, respectivamente. La frecuencia de especies presentes, así como su cobertura, se estimaron al inicio del experimento y al final de cada época (tres veces). La primera vez se procedió por el método de los pasos (EEPFIH, 1980) y la segunda, según la metodología de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, descrita por Machado et al. (1999).
Análisis estadístico. Los datos se registraron en tablas y se ingresaron en Microsoft Excel para su análisis. Se agruparon por bimestres, para una mejor comprensión de la dinámica del manejo de los pastos y los animales en la finca. Se procesaron mediante un análisis de varianza de clasificación simple, después de haber verificado si cumplían con los supuestos de homogeneidad de la varianza por la dócima de Levene y la normalidad de los errores mediante la prueba de Shapiro y Wilk. En los casos en que se encontraron diferencias significativas entre tratamientos, se usó la prueba de comparación múltiple de Duncan, con 95 % de confianza. Para la composición florística, se realizó un análisis de la distribución de frecuencia. Se utilizó el paquete estadístico IBM® SPSS® Statistics, versión 22.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Cobertura y dinámica de las especies bajo manejo en pastoreo racional Voisin. Se identificaron 61 familias, con 205 especies (tabla 3). De estas, las más importantes, por su representación en los potreros y por su posible aporte a la dieta animal, fueron las Poaceae (32 especies, con 43 variedades y cultivares), Fabaceae (26, que incluyó 10 arbóreas), Asteraceae (16) y Cyperaceae (9).
Entre las poáceas, los géneros más representativos (%) fueron Megathyrsus (36,3), Urochloa (33,7), Paspalum (9,3), Homolepis (5,5) y Digitaria (3,9). Entre las fabáceas, Arachis (25,7), Desmodium (21,0), Mimosa (18,2), Calopogonium (8,2) y Gliricidia (4,7) resultaron los más importantes.
Entre las poáceas, las especies predominantes en el sistema fueron C. dactylon, D. didactyla Willd cv. Swazi, Urochloa arrecta Morrone & Zuloaga cv. Tanner, Megathyrsus maximus (Jacq.) B. K. Simon & S. W. L. Jacobs x Megathyrsus infestus (Andersson) B.K. Simon & S.W.L. Jacobs cv. Massai, M. maximus cv. Tanzania, Urochloa híbrido (Urochloa ruziziensis (R. Germ. & C.M. Evrard) Crins x Urochloa brizantha (Hochst. ex A. Rich.) R.D. Webster) cv. Mulato II, U. brizantha (Hochst. ex A. Rich.) R.D. Webster cv. Toledo y Urochloa humidicola (Rendle) Morrone & Zuloaga, cv. Llanero.
Estos datos coinciden con lo informado por Oliva et al. (2019) en pastos naturales, donde la familia dominante fue Poaceae, en sistemas de monocultivo como en silvopastoriles. A su vez, esto coincide con lo encontrado por Gandullo et al. (2013) en Argentina, y con lo informado por Ramírez-Tixe (2013) en Ecuador. Milera-Rodríguez y Machado-Castro (2016) en un sistema de pastoreo racional intensivo identificaron 75 especies de varias familias de plantas, entre ellas 32 poáceas, 21 fabáceas y 22 arvenses. Machado (2002), en un sistema de pastoreo racional basado en A. gayanus CIAT-621, con cobertura de 77,2 %, identificó 53 especies: 25 poáceas, 16 fabáceas y 12 arvenses. En estudios realizados por Alonso-Amaro et al. (2019) en sistemas silvopastoriles con cuatro variedades de Leucaena leucocephala, en pastos naturalizados y mejorados, se identificaron 38 especies, pertenecientes a 21 familias, donde Megathyrsus, Cynodon, y Digitaria resultaron las poáceas más importantes. Entre las arvenses, sobresalieron Mimosa pudica L. y Sida rhombifolia L.
Villalba et al. (2014) señalan que uno de los beneficios ecológicos del pastoreo racional Voisin es que se pueden manejar diversidad de plantas de distintas formas biológicas (hierbas, arbustos, bejucos, lianas, árboles). Esto fomenta la biodiversidad, mejora la calidad de la dieta y la salud del ganado, por lo que se amplía la disponibilidad temporal de forraje.
Entre las 76 especies de árboles y arbustos diseminados en los potreros predominaron el roble [Tabebuia rosea (Bertol.) DC., 103 individuos], el almácigo [Bursera simaruba (L.) Sarg., 70], el nance [Byrsonima crassifolia (L.) Kunth, 40] y el guácimo [Guazuma ulmifolia Lam., 40]. La presencia de árboles y arbustos leguminosos de ramoneo fue pobre, lo que limita aprovechar sus ventajas, que tienen que ver con la fijación de nitrógeno y el secuestro de carbono (Sotelo-Cabrera et al., 2017), con la mejora en la calidad de la dieta animal (López-Vigoa et al., 2017) y, por ende, con la reducción en la emisión de gases de efecto invernadero (Faurès et al., 2013). No obstante, se encontró aceptable diversidad de árboles y arbustos (904 individuos; 107,6/ha) con diferentes usos (frutos, madera, postes vivos, leña, sombra, etc.), lo que permite intensificar las interacciones y la integración del complejo suelo-árbol-gramínea-animal, orientadas a mejorar la alimentación y productividad animal, así como el impacto económico, social y medioambiental de la finca (Iglesias et al., 2017).
Hubo ligera tendencia a disminuir la cobertura de las poáceas (tabla 3), aunque se observó incremento sustancial de la cantidad de especies al final de la evaluación (43 especies), con la aparición de los géneros Andropogon, Axonopus, Cenchrus, Cynodon, Digitaria, entre otros.
La disminución de la cobertura se produjo, principalmente, en los pastos naturales, que fueron dominados de manera paulatina por las leguminosas. Pasaron de 9,0 de cobertura a 16,0 %, con los mayores porcentajes en los géneros Arachis, Desmodium y Gliricidia.
Se puede catalogar de relevante el incremento de especies arvenses, de las que se registraron 71 al final de la evaluación, aunque los porcentajes de cobertura en el pastoreo fueron bajos y estables (3,0 %).
En el componente herbáceo, la presencia de plantas arvenses (además de poáceas y fabáceas volubles, fundamentalmente) que interactúan con el componente arbóreo (árboles y arbustos forrajeros, frutales, maderables, y otros) y con los animales (Murgueitio et al., 2016; Sisa-Benavides, 2017) desempeña una función clave en la red trófica de agroecosistemas complejos, ya que interaccionan directa o indirectamente con otros componentes, y ofrecen un espectro amplio de funciones ecológicas y agronómicas, entre las que se encuentran la polinización y la regulación de plagas, al servir de refugio a los agentes de control naturales y biológicos. En el manejo del pastoreo racional Voisin se consideran indicadores o evidencia de la vida del suelo, o como consecuencia de un manejo inadecuado del pastizal, cuando el animal no las consume o pisotea (Pinheiro-Machado, 2011).
De las 43 poáceas identificadas al final de la evaluación, 26 (60 %) correspondieron a especies de pastos introducidas. Entre las fabáceas rastreras, de 26 se registraron dos (7,7 %), lo que equivale a pastos de mediana a buena calidad para el ganado, y es muestra de la eficacia del manejo mediante el pastoreo racional, a pesar de que las intensidades de pastoreo no fueron tan altas, y de que se logró optimizar la producción animal como vegetal (Justo, 2015). De esta forma, las poáceas y fabáceas mejoradas encontraron condiciones favorables para su desarrollo, y expresaron estabilidad en el tiempo, lo que desplazó la presencia de poáceas naturales y contuvo el desarrollo de las plantas no deseadas (Benvenutti y Cangiano, 2011; Cangiano y Brizuela, 2011). La posibilidad que tienen los animales de pastorear a mayor profundidad en el pastoreo racional Voisin, sin seleccionar los mejores pastos (Rúa-Franco, 2020), originó que la mayoría de las especies iniciaran su proceso de rebrote al mismo tiempo, y que sobresalieran solo aquellas que tuvieron un proceso fotosintético más eficiente, debido a su adaptación a las condiciones edafoclimáticas (Pinheiro-Machado, 2016).
Resultados similares lograron Ojeda-Falcón y Domínguez-Quintero (2020) en un sistema de pastoreo racional Voisin con poáceas de Urochloas introducidas (Toledo y Ruziziensis), donde la cobertura inicial de las poáceas fue de 93,6 % y finalizó con 91,6 %. Las fabáceas iniciaron con cobertura de 2,3 % y finalizaron con 5,6 %. En el caso de las arvenses, comenzaron con 4,2 % y concluyeron con 2,8 %.
Milera-Rodríguez y Machado-Castro (2016) en un pastoreo racional intensivo durante tres años encontraron que, de un total de 32 especies de poáceas identificadas, 23 se contabilizaron al inicio, y 25 al final. Mientras, en las fabáceas, de 21 especies identificadas, 11 estaban presentes al comienzo y 14 al final del período experimental. En la clasificación de otras familias (arvenses), de 22 existentes, se registraron 15 al inicio, y cinco al final.
Los datos que se presentan aquí son preliminares. Abarcan solo un año, por lo que no se puede llegar a conclusiones finales acerca de la evolución y persistencia del pastizal, aspectos que se deben medir a largo plazo, ya que dependen de los factores intensidad de manejo, condiciones climáticas, evolución del suelo, incidencia de plagas y enfermedades, entre otros (Villalobos-Villalobos y WingChing-Jones, 2019).
Muller-Stover et al. (2012) plantearon que mientras más duraderos son los pastizales, mayores serán los beneficios ambientales que generan, como el incremento de la materia orgánica del suelo y la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero. También se obtienen beneficios económicos, a corto y largo plazo, pues se reducen los costos relacionados con resiembras y rehabilitaciones.
Indicadores del manejo. En la tabla 4 se observa el efecto del manejo del pastoreo rotacional Voisin en las principales especies estudiadas. El porcentaje de utilización del pasto fue alto (75,0 % como promedio), y no mostró diferencias significativas entre las especies estudiadas, lo que estuvo en concordancia con el tiempo de ocupación de los cuartones (entre 1,7 y 2,3 días) y el pastoreo profundo que los animales realizaron (se estimó que pastaron un horizonte de una profundidad que varió entre 41,0 y 67,0 cm). Esto indica que la intensidad de pastoreo fue bastante acertada, y que el consumo debió ser alto, a pesar de que el material residual también lo fue, ya que la altura del pasto a la salida de los animales de los cuartones varió entre 19,0 y 37,0 cm, con diferencias entre las diferentes variedades (p < 0,001).
¥Las especies estudiadas representaron en la composición florística: Massai (37,5 %), Toledo (21,0 %), Tanzania (12,5 %), Mulato II (12,5 %) y Humidícola (12,5 %).
a, b, c, d, e: Medias con diferentes superíndices en cada columna difieren de p < 0,05 según Duncan.
*p < 0,05; **p < 0,01; *** p < 0,001
Carvalho et al. (2010) plantean que la intensidad de pastoreo tiene una influencia directa en el rendimiento y la altura del pastizal. Se describe como el mayor factor biótico que afecta la cantidad y la calidad del pasto disponible en un ambiente pastoril y, consecuentemente, influye en el consumo por animal y por área. Pinheiro-Machado (2016) esbozó la ley del puño, la cual refiere que el remanente del pasto después del pastoreo debe ser igual a la altura de un puño (10 cm). En tanto, en las plantas rizomatosas y en las estoloníferas, el pastoreo es siempre rasante. Otras plantas tienen sus yemas o meristemas de rebrote en las partes aéreas solamente, situación en la que el remanente debe ser lo suficientemente alto como para atender la morfología específica.
El número de rotaciones fue alto en los cvs. del género Megathyrsus (Tanzania y Massai), aunque no difirieron del cv. Mulato II, pero sí de Toledo y Llanero. Estos resultados son similares a los informados por Milera-Rodríguez y Martínez (2016) en Megathyrsus cv. Likoni, con 6,2 rotaciones por año.
En cuanto al punto óptimo de reposo, hubo diferencias significativas entre las especies (p < 0,05). Los cultivares del género Megathyrsus (Massai y Tanzania) presentaron un período de recuperación ligeramente superior, y el cv. Massai difirió de los cultivares del género Urochloa (Mulato, Toledo y Llanero). En un estudio realizado por Hernández et al. (2011), el cv. Likoni (Megathyrsus) mostró alta proporción de raíces finas o raicillas (< 0,2 mm de diámetro), lo que le confiere mayor capacidad para extraer agua y nutrientes de las capas inferiores.
El punto óptimo de reposo es la piedra angular del manejo racional de las pasturas. Se trata de un estadio fenológico, que varía de especie vegetal en especie, y presenta diferencias de acuerdo con los factores edafoclimáticos, la topografía, la latitud, entre otros. De cualquier modo, no se pueden indicar reglas generales (Pinheiro-Machado, 2016).
Los resultados por bimestre de los principales indicadores del manejo de los cuartones durante el período de investigación, que abarcó dos ciclos de ceba, se muestran en la tabla 5. Se observaron diferencias significativas entre todos los indicadores del manejo. En las UGM hubo diferencia (p < 0,001) con incremento progresivo, lo que se explica por el aumento de peso vivo de los animales a través de los bimestres, con excepción de mayo-junio, ya que los animales perdieron peso en abril durante la fase de adaptación al sistema (aproximadamente 11,0 kg) y, por ende, disminuyó la carga.
CE: carga efectiva; CI: carga instantánea, IP: intensidad de pastoreo, OF: oferta de forraje, PP: presión de pastoreo
a, b, c, d, e: Valores con superíndices no comunes en la vertical difieren a p < 0,05 según Duncan
*p < 0,05; **p < 0,01; *** p < 0,001
En el primer bimestre (marzo-abril), la carga efectiva fue superior al resto (p < 0,01), debido a que el área de pastoreo se redujo a 3,4 ha, como estrategia para aumentar el consumo de forraje y realizar labores de mantenimiento en los cercados. Sin embargo, entre el segundo (mayo-junio) y sexto (enero-febrero) no hubo diferencias significativas. En el segundo bimestre, el área se incrementó a 5,02 ha, y a partir del tercer bimestre se normalizó el pastoreo en las 8,4 ha, con los 24 cuartones.
La intensidad de pastoreo promedió 148 UGM/ha/día, aunque en los períodos poco lluviosos (marzo-abril de 2019 y enero-febrero 2020) el promedio fue de 178,5 UGM, ya que el tiempo de ocupación dado a los cuartones fue mayor (4,0 y 2,4 días).
Estos resultados son inferiores a los informados por Milera-Rodríguez et al. (2019) en vacas lecheras, donde la intensidad de pastoreo fue de 212 UGM/ha/día, ya que el tamaño promedio de los cuartones en explotación fue de solo 0,09 ha, con topografía del terreno totalmente plana.
La oferta de pastos y la presión de pastoreo por bimestre estuvieron por debajo de lo recomendado para animales en crecimiento-ceba (Queirolo-Aguinaga et al., 2015) en los bimestres mayo-junio y septiembre-octubre. En el primer caso (19 kg de MS/animal/día y 3,8 kg de MS/100 kg de PV), estuvo relacionado con la estrategia de usar animales repasadores (lo que incrementó la carga animal en el sistema) para bajar la altura del pasto, muy lignificado por la época seca, y aumentar su consumo. El otro aspecto que incidió fue la casi nula precipitación en el bimestre anterior (marzo-abril), que limitó el crecimiento de nuevos rebrotes de pastos en este bimestre (Sánchez-Vélez, 2018).
En el segundo caso (24 kg de MS/animal/día y 4,8 kg de MS/100 kg de PV), el motivo fue también la introducción de animales extras al sistema (lote de repaso + lote dos, que se iba incorporando para el próximo ciclo de ceba), con el consecuente incremento de la carga efectiva e instantánea. El manejo del despunte y repaso se considera fundamental en el pastoreo racional Voisin, lo que permite alcanzar altos rendimientos individuales y cumplir la ley de los rendimientos máximos (Pinheiro-Machado, 2016). No obstante, estos indicadores estuvieron cercanos a los límites señalados por Cedeño-Vera y Loor-Loor (2017), quienes consideran una presión de pastoreo alta cuando la disponibilidad de MS/100 kg de PV/día es de 3,0 kg o menos. También se aproximan a los informados por Senra et al. (2005), quienes refieren que la presión de pastoreo es favorable con valores superiores a 5,0 kg de MS/100 kg de PV, y la consideran límite para los sistemas de pastizales.
En los demás bimestres analizados, la disponibilidad de forraje y la presión de pastoreo estuvieron por encima de 30 kg de MS/animal/día y 6,0 kg de MS/100 kg de PV respectivamente, lo que se relaciona con el aumento del rendimiento de los pastos y la estabilidad en la carga animal. Marín et al. (2017) determinaron que el momento de inicio de la rotación está dado por la altura, y que el pastoreo rotacional se caracteriza por manejar alta presión de pastoreo, cuando se alcanzan altas disponibilidades.