Introducción
El seguimiento de los egresados de un programa académico permite conocer su desempeño profesional; y proporciona información sobre su rol social, si reflejan los valores adquiridos durante su formación académica y si ocupan puestos de trabajos acordes con su perfil, entre otras características.1,2) A partir de la década de los años 90 del siglo xx, los estudios de seguimiento de egresados adquirieron importancia en las políticas de evaluación de las instituciones de educación superior.3
En Cuba, estos estudios se realizan en diferentes sectores de la educación,4) sobre todo en programas de formación académica como la maestría,5,6,7,8,9,10) para establecer una retroalimentación con los comités académicos, en relación con el aporte que ofrecen a sus egresados en el campo académico, profesional y personal, lo que constituye un aspecto importante para su autoevaluación y su evaluación externa, con vista a acreditar la calidad del programa.11
La maestría de Farmacoepidemiología, de la Escuela Nacional de Salud Pública (Ensap) de Cuba, capacita en investigación y en métodos de evaluación sobre el uso de medicamentos con una perspectiva salubrista; y permite a sus egresados seleccionar los medicamentos de mejor relación beneficio/riesgo y beneficio/costo en los principales problemas de salud del país. Esta concluyó tres ediciones (2010, 2014 y 2017), con 101 egresados, y una cuarta a finales de 2019. En 2015, el programa recibió la calificación de maestría de Excelencia por la Junta de Acreditación Nacional, del Ministerio de Educación Superior de Cuba.
Aunque se tiene alguna información, no se conoce con rigor científico el desempeño de los egresados de la maestría de Farmacoepidemiología: si trabajan en este campo y los aportes del programa a su práctica profesional.
La presente investigación permitirá al comité académico de la maestría y a las autoridades docentes de la Ensap conocer si se cumple con el perfil de salida del programa; y el Ministerio de Salud Pública dispondrá de la información necesaria para el mejor control del Programa Nacional de Medicamentos (PNM),12) pues permitirá saber si los egresados dan respuesta al quehacer de la red nacional de farmacoepidemiología, que en el nivel central dirige el Departamento de Análisis de Medicamentos y Farmacoepidemiología, de la Dirección de Medicamentos y Tecnologías Médicas.
El objetivo de este estudio fue caracterizar el desempeño profesional de los egresados de las tres primeras ediciones de la maestría de Farmacoepidemiología entre 2010 y 2018.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal, entre los meses de septiembre y diciembre de 2018.
El universo estuvo representado por 73 egresados, pues de los 101 asistentes a las tres ediciones concluidas, 16 no residían en el país y 12 no fueron localizados.
Se analizaron variables como: edad, sexo, profesión, lugar de trabajo y provincia donde reside el egresado en el momento de la investigación; si ocupaba algún cargo en farmacoepidemiología antes de cursar la maestría y después de egresar; influencia de la maestría en aspectos de la esfera intelectual, según opinión del egresado; si aumentaron, no cambiaron o empeoraron las actividades científicas después de egresar, como proyectos de investigación, publicaciones, ponencias en eventos científicos, participación en tribunales, tutoría de tesis; si promovió de cargo, de categoría docente y de investigación; y si publicó su tesis de maestría.
Para saber si el egresado realizaba actividades relacionadas con la farmacoepidemiología, se estableció como afirmativo si mencionaba la realización de, al menos, cuatro de las siguientes siete actividades:
reportar reacciones adversas a medicamentos,
integrar el comité farmacoterapéutico de su institución,
participar como experto del PNM,
realizar estudios de utilización de medicamentos,
recibir en su correo electrónico información sobre medicamentos y terapéutica,
impartir actividades docentes sobre medicamentos y terapéutica, y
realizar alguna actividad promocional acerca del uso racional de los medicamentos en la población.
Los egresados que trabajaban en una institución que prestaba asistencia sanitaria, debían integrar el comité farmacoterapéutico.
Para determinar si el egresado tenía estudios de utilización de medicamentos, se tuvo en cuenta que identificara el título de un estudio realizado; si no lo especificó, se consideró que no cumplía con este requisito.
Se confeccionó un cuestionario a partir de otros utilizados en estudios similares (Anexo),6,7 el cual se validó mediante un estudio piloto, con estudiantes de la cuarta edición de la maestría.
El cuestionario se envió por correo electrónico, a través de la lista de discusión Terapéutica-l, que tuvo como suscriptores a todos los egresados, estudiantes y profesores de la maestría, y se utilizó para enviar informaciones relacionadas con la maestría y sobre actualización en terapéutica.
Se efectuó un primer envío del cuestionario y luego otros tres, como recordatorios, con un tiempo entre ellos de tres semanas, durante septiembre y noviembre de 2018. Si al finalizar el tercer envío no se obtenía la respuesta del egresado, no se incluía en el estudio.
Se les informó a los egresados el motivo de la encuesta y se protegió su identidad. Con los que no respondieron la encuesta no se tomaron represalias, como excluirlos de la lista de discusión o el acceso al sitio web “Red de egresados de la maestría de Farmacoepidemiología”.
Para el procesamiento de la información se habilitó una base de datos en Microsoft Excel 2013. Los resultados se resumieron en frecuencias absolutas y relativas.
Resultados
Respondieron la encuesta 52 egresados -49,2 % de la primera edición, 50,0 % de la segunda y 58,3 % de la tercera.
De los 52 profesionales encuestados, la mayoría tenía entre 41 y 50 años (53,8 %); entre 30 y 40 años hubo 9 (17,4 %) y 15 de ellos superaban los 51 años (28,8 %). Del total de egresados, el 69,2 % estuvo representado por mujeres.
Más de la mitad de los egresados eran médicos -27 profesionales (52 %)-, seguidos de farmacéuticos -21 (40,4 %)-; otros 4, de profesión estomatóloga, enfermera, economista y bioquímica (1,9 % en cada caso). El 32,7 % trabajaba en hospitales o policlínicos.
En La Habana residían 30 egresados (57,7 %); 5 en Holguín (9,6 %) y 3 en Artemisa (5,85 %); además, 2 en las provincias de Matanzas, Cienfuegos, Camagüey, Granma y Guantánamo (3,8 %, en cada una); mientras que en Mayabeque, Pinar del Río y Santiago de Cuba radicaba 1 egresado (1,9 % en cada una). De Angola procedía solo uno.
La figura 1 muestra la influencia de la maestría sobre aspectos de la esfera intelectual de los egresados, según sus opiniones. Se observó que en todos predominó la opción “mejoró mucho”, sobre todo, la capacidad para comunicar temas científicos.
En la figura 2 se observa que, al terminar la maestría, las actividades científicas que más realizaron los egresados fueron participar en proyectos de investigación y presentar resultados de investigación en eventos científicos.
En la figura 3 se observa que, antes de cursar la maestría, 25 (48 %) egresados tenían algún cargo en la red de farmacoepidemiología (profesionales); y después de esta hubo 24 egresados (46,2 %).
De los 24 profesionales que trabajaban en la red después de egresar, 14 lo hacían como farmacoepidemiólogos -3 en hospitales, 4 en grupos provinciales y 3 en municipios-; y 4, como directivos de la red a nivel nacional. El resto se desempeñaba en actividades relacionadas con la red.
Al preguntar si los egresados hacían actividades propias de la farmacoepidemiología en su práctica laboral, se observó que el 42,3 % las realizaba; y el 57,6 restante, no.
Las actividades que más refirieron realizar fueron recibir información sobre medicamentos y terapéutica por correo electrónico (86,5 %), reportar reacciones adversas a los medicamentos (57,7 %), e impartir actividades docentes sobre medicamentos y terapéutica (53,8 %).
Solo el 46,2 % refirió integrar el comité farmacoterapéutico en su institución -de ellos, la mayoría (66,6 %) eran solo miembros, no su presidente o secretario-; el 42,3 % desarrollaba estudios de utilización de medicamentos; el 38,5 % participaba como expertos en actividades del PNM; y el 30,8 % promocionaba el uso racional de los medicamentos en la población.
Por último, se observó que el 53,8 % promovió de cargo después de cursar la maestría y el 38,5 % de categoría docente; el 46,2 % publicó los resultados de su tesis de maestría; y el 5,8 % obtuvo categoría de investigador y el 1,9 % de doctor en Ciencias Médicas.
Discusión
Los resultados indican que el PNM puede desarrollarse con éxito en el país, pues existen profesionales preparados para llevarlo a cabo en casi todas las provincias y, sobre todo, de profesión médicos, pues este programa establece que los comités farmacoterapéuticos deben estar dirigidos por estos profesionales.
La edad de los egresados no se considera la óptima para emprender nuevos proyectos, lo que coincide con otras maestrías.6,13,14,15) Este resultado puede estar influido por la presencia mayoritaria de médicos como egresados de la maestría -transitan por seis años de carrera para graduarse y luego destinan desde 4 hasta 8 años para realizar una o dos especialidades médicas, para estar en condiciones de acceder a cursar una maestría.
Tiene importancia que los profesionales egresen de las maestrías en los inicios de su actividad profesional para lograr un mejor desempeño científico, pues a esta edad resultan menores los problemas que impiden la aplicación de las habilidades incorporadas en una maestría. Este aspecto debe valorarse en las futuras ediciones.
La amplia presencia de la mujer cubana en el sector de la salud se corresponde con lo observado en los egresados, lo que también indican otras maestrías;6,7,8,14 los decisores deben tenerlo en cuenta a la hora de seleccionar a los farmacoepidemiólogos en sus territorios o instituciones de salud.
El departamento de farmacoepidemiología a nivel central, así como los grupos provinciales, requieren conocer qué profesionales están capacitados en cuanto a herramientas de investigación para incorporarlos a la red de farmacoepidemiología. Se cuenta con médicos y farmacéuticos competentes en métodos de investigación propios de esta rama, pero no sucede así con los profesionales de enfermería y estomatología. En esto último pudo influir la motivación de las autoridades institucionales de tener un recurso humano calificado en esta área del saber, lo que constituye una alerta para los directivos de la red. Se debe incentivar la participación de estos especialistas en la investigación sobre el uso racional de los medicamentos en sus áreas de experticia, sobre todo cuando se observa falta de conocimientos en farmacovigilancia.16
Los licenciados en farmacia y enfermería pueden tener un desempeño más activo en las actividades de farmacoepidemiología. Los primeros son los principales notificadores de reacciones adversas por medicamentos en embarazadas de Cuba desde 2003 hasta 2013; mientras que los profesionales de enfermería contribuyeron más a la farmacovigilancia en Las Tunas en 2017.17,18
Se observó que profesionales de carreras no relacionadas con ciencias médicas cursaron la maestría. Esto puede estar relacionado con el desempeño de estos licenciados en la cadena del medicamento, que abarca desde su registro por la autoridad reguladora hasta su utilización por el paciente.
Todos los egresados refirieron mejorías en aspectos de su esfera intelectual, lo que también reportan otros autores.6,7 Este resultado se correspondió con las actividades científicas que desarrollaban, sobre todo, proyectos de investigación y presentación de resultados en eventos científicos, así como publicaciones, aunque en menor cuantía, lo que se corresponde con el perfil de salida que incluye el programa de la maestría. De ahí que puede considerarse que existe impacto formativo en los egresados, que puede mejorarse en ediciones futuras; además, la mayoría promovió de cargo con responsabilidad en farmacoepidemiología y un porcentaje no despreciable promovió de categoría docente.
Con relación al desempeño en farmacoepidemiología de los graduados, antes y después de cursar la maestría, los resultados no resultan alentadores, pues no aumentó la incorporación de los egresados a la red -como era de esperar-, sino se observó una ligera disminución. Esta variable la reporta la maestría de Informática Médica, aunque con mejores resultados: el 18,4 % de los graduados no vinculados con anterioridad al área de experticia del programa, se incorpora a puestos de trabajo relacionados con esta.7
Aunque en este resultado pueden influir factores personales como la motivación, la capacidad intelectual, la actitud y aptitud ante y para el proceso, entre otros, también sugiere la incoordinación entre la formación de estos profesionales y su vinculación posterior con áreas de trabajo acordes con su capacitación, lo que puede deberse a la selección que hace el comité académico para cursar la maestría y a la visión que tienen las entidades empleadoras sobre su desarrollo científico. Estos factores deben investigarse.
La pertinencia del programa de maestría no se considera cuestionable. Resulta evidente que responde a necesidades presentes y futuras del desarrollo económico y social de cualquier país, dado que los medicamentos constituyen la alternativa terapéutica más empleada en el ámbito sanitario; pero, a la vez, un problema de salud pública, pues los beneficios de su empleo se acompañan de efectos indeseados, asociados a una elevada morbilidad y mortalidad, así como a un elevado costo médico.19,20
El hecho de que no todos los egresados realizaran actividades propias de la farmacoepidemiología en su práctica laboral está relacionado con el resultado anterior. Pero este problema transciende el uso racional de los medicamentos; se adentra en el área de la calidad de la atención médica, quizás con poco énfasis en la pertinencia de los tratamientos impuestos en las enfermedades frecuentes, que motivan más ingresos hospitalarios, y causan mayores mortalidad o costo.
Integrar a los comités farmacoterapéuticos fue la segunda actividad de la farmacoepidemiología más realizada por los egresados, lo que denota un impacto positivo en su desempeño laboral. Ello indica que más de dos tercios de los egresados tuvieron la capacidad de vencer barreras como la designación para integrar estos órganos por parte de la dirección de las instituciones.
Los comités farmacoterapéuticos constituyen la herramienta fundamental que tiene el sistema sanitario para asegurar a los pacientes una asistencia de la mejor calidad y con el menor costo posible, para determinar qué medicamentos deben estar disponibles, a qué costo y cómo deben utilizarse. Su funcionamiento adecuado es un aspecto a cumplir por el PNM en todas las instituciones de salud que prestan asistencia médica.12) ¿Cómo es posible que los comités farmacoterapéuticos funcionen mal,21,22,23,24 cuando hay profesionales capacitados para su gestión en casi todo el país? Sobre este aspecto los decisores deben intervenir para aprovechar la formación que brinda esta forma organizativa del posgrado académico -la maestría de Farmacoepidemiología-, para lograr una atención médica de mayor calidad.
Asimismo, lo observado en este estudio hace pensar que los directivos de la red no tienen en consideración el apoyo que pueden brindar los egresados como expertos en la gestión del PNM, pues la mayoría refirió no participar, a pesar de que estaban formados para seleccionar las mejores opciones terapéuticas y trazar estrategias que permitieran alcanzar una mayor eficiencia del programa, entre otras competencias adquiridas.
El alto porcentaje observado acerca de recibir información sobre medicamentos y terapéutica por correo electrónico puede explicarse por la presencia de la lista de discusión Terapéutica-l, que administra el comité académico de la maestría, a la que están suscritos todos los egresados. A través de esa lista se envían, sobre todo, noticias sobre terapéutica y artículos científicos de actualidad, o su localización en internet.
Por su parte, no todos los egresados publicaron los resultados de su tesis; Hollmann y otros25 refieren que pueden ser barreras para publicarlos el tiempo que se debe dedicar a escribir el artículo, lo que afecta el trabajo; la carga familiar, sobre todo en el caso de las mujeres; los resultados negativos del estudio; el poco apoyo del tutor; entre otras. Algunas de estas barreras pudieron estar presentes, por ejemplo: la carga familiar que habitualmente tienen las mujeres, que fueron mayoría.
A pesar de que la publicación de tesis alcanzó menor magnitud de la esperada, se consideró que presentó cambios positivos en el desempeño profesional, pues se publicaron nuevos resultados de investigaciones, producto del proceso formativo de la maestría, que permitieron documentar y ampliar la información en farmacoepidemiología, para el uso racional de medicamentos. El comité académico debe incentivar la publicación de las tesis de maestría: además de contribuir a resaltar su impacto en la práctica social, permite conocer qué problemas se investigan en farmacoepidemiología.
La escasa adquisición de categoría de investigación y doctorado por los egresados también se observa en otras maestrías.6,7,8,9) Esto puede relacionarse con la edad de los egresados, entre otros factores, pues quizás no contaron en sus primeros años de graduados con la oportunidad de formarse como máster -un paso hacia la formación doctoral-. Los comités académicos de maestrías deben tener en cuenta que, para los profesionales de mayor edad, si no aspiran a seguir su formación académica doctoral, existen cursos de superación profesional, como el diplomado, que en el caso de farmacoepidemiología también se imparten.
El procedimiento para la obtención de la información, a través del correo electrónico de los egresados, pudo haber influido en los resultados. Sin embargo, la tasa de respuestas fue de 71,2 %, porcentaje superior al aceptado cuando se emplea este procedimiento, entre el 25 % y el 60 %, por lo que se considera que no afectó los resultados.
Además, se trabajó con la expectativa de los egresados, no de sus empleadores. Que la mayoría de las variables resultaron fáciles de verificar, pudo compensar esto último y no afectar los resultados.
Las opiniones de los empleadores con respecto a la idoneidad de la formación, las actitudes y las habilidades de los graduados son importantes para la universidad, preocupada por mejorar la calidad de la formación que imparte.1,4) Sin dudas, conocer las expectativas de los empleadores permitiría fomentar las relaciones entre la Ensap y las direcciones provinciales de salud u otras instituciones donde se desempeñan egresados de la maestría, lo que puede llevar a nuevas líneas de investigación y mejoras en el diseño del programa, por lo que estas deben tomarse en cuenta para futuras investigaciones sobre el tema.
El desempeño profesional de los egresados de la maestría de Farmacoepidemiología en sus tres primeras ediciones se caracterizó por cambios positivos en cuanto a proyectos de investigación realizados, participación en eventos científicos relacionados con la farmacoepidemiología y la promoción de cargos, lo que coincidió con la percepción de los egresados sobre las habilidades adquiridas; esto lleva a considerar que existió un impacto formativo en los egresados encuestados.
La mayoría no trabajaba en la red de farmacoepidemiología y en consecuencia no realizaban actividades relacionadas, lo que denota incoordinación entre la formación de estos profesionales y su vinculación posterior con áreas de trabajo acordes con su capacitación.