Introducción
El siglo XXI se considera la época del envejecimiento mundial, donde las personas mayores de 60 años constituyen el grupo poblacional de más rápido crecimiento en el planeta. Este fenómeno que comenzó desde los años 50 de la pasada centuria, es hoy uno de los logros más importantes de la humanidad, pero al mismo tiempo es fuente de preocupación para gobiernos y naciones debido a la readaptación social, económica, familiar e individual que exige.1
De igual modo, en los diferentes continentes se evidencia el incremento de la población adulta, de ahí que en América Latina, países como México, Chile, Ecuador, Costa Rica y Cuba entre otros, cuentan con un alto índice de población envejecida, en los que ya se manifiestan los efectos del envejecimiento, lo que trae consigo problemas de salud.1,2
El cáncer se ubica como una de las principales causas de muerte y una barrera importante para aumentar la esperanza de vida en todos los países del mundo.2 Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, en 2020 el cáncer fue una de las primeras causas de muerte en los adultos mayores.3
A escala mundial, el cáncer colorrectal (CCR) es la tercera neoplasia maligna diagnosticada con mayor frecuencia y la segunda causa de muerte por cáncer en general.3,4 Las tasas ajustadas por edad son más altas en hombres que en mujeres; sin embargo, en Cuba ocurre lo inverso, pues las tasas de incidencia y mortalidad son mayores en mujeres que en hombres, con más de 80 % de los casos en la población geriátrica.2,4,5
Por otra parte, los factores de riesgo no modificables incluyen el envejecimiento, los antecedentes familiares, la aparición de pólipos y enfermedades inflamatorias en el intestino, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Entre los modificables se encuentran el consumo de tabaco, alcohol y carnes rojas, así como la obesidad y la diabetes mellitus de tipo 2; en tanto, la ingestión de frutas, verduras y la actividad física reducen el riesgo. (2,4,6
Varios ensayos controlados aleatorizados han demostrado que los métodos de pesquisa han sido efectivos en la detección temprana de adenomas y carcinoma colorrectal, por lo que aumentan así las tasas de supervivencia. Una colonoscopia completa, a pesar de ser invasiva, es el método recomendado en la población de riesgo promedio, basado en una mayor sensibilidad y especificidad en comparación con otras pruebas; mientras que la prueba inmunoquímica fecal parece ser superior a la sangre oculta en heces por el método de guayaco, con respecto a la tasa de detección y al valor predictivo positivo de adenomas y cáncer.1,4,7
En 2020 la enfermedad en Cuba fue la cuarta causa más frecuente en pacientes mayores de 60 años de edad, con una tasa cercana a los 40 por cada 100 000 habitantes y, en relación con el deceso, hubo una discreta disminución con respecto al año precedente, pero ocupó el cuarto lugar en orden de frecuencia.8
La provincia de Camagüey no escapa a este problema, específicamente en el Hospital Provincial Clínico-Quirúrgico Docente Amalia Simoni, durante 2016 murieron por esta causa 23 adultos mayores, así como 16 en 2017 y 20 en 2019. Los datos previos evidencian que el CCR continúa siendo un importante problema de salud, sobre todo si se refiere a la mortalidad, lo que obliga a la necesidad de contar con información adecuada y actualizada sobre dicha problemática, de manera que posibilite una correcta planificación y evaluación de las medidas de control.
Por lo anterior, el objetivo del trabajo fue caracterizar a los adultos mayores con cáncer colorrectal egresados del mencionado centro hospitalario.
Métodos
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, de corte transversal de los adultos mayores con cáncer colorrectal egresados del Hospital Provincial Clínico-Quirúrgico Docente Amalia Simoni, desde enero de 2016 hasta igual mes de 2019. El universo estuvo constituido por los 145 adultos mayores con este diagnóstico al egreso y se escogieron 103 de ellos por muestreo no probabilístico al juicio, para lo cual se tuvieron en cuenta criterios de inclusión y exclusión.
Se diseñó y empleó una planilla recolectora de datos y estos se obtuvieron mediante la revisión de las historias clínicas. Se respetó la integridad y confidencialidad de los pacientes, así como su información personal.
Entre las variables analizadas figuraron: grupo de edades, antecedentes patológicos personales, formas de presentación de la enfermedad, localización del tumor y diagnóstico histológico.
Los datos obtenidos se registraron en una hoja de cálculo del programa Microsoft Excel para luego ser procesados en el software estadístico SPSS, versión 23, lo cual permitió elaborar tablas estadísticas y exponer los hallazgos encontrados durante el proceso investigativo.
Las variables utilizadas se resumieron a través de la determinación de las frecuencias absoluta y relativa como medidas de resumen, que sirvieron, además, para el análisis y la presentación de los resultados.
Resultados
Del total de pacientes (tabla 1), 56 eran del sexo femenino (56,3 %), tanto de forma general como por grupo etario; asimismo, predominaron los ancianos de 60-69 años al momento del diagnóstico (41,7 %), de los cuales 23 eran mujeres y 20 hombres.
El antecedente patológico personal más frecuente (tabla 2) resultó ser el adenoma velloso con 38 afectados (36,8%), seguido por la enfermedad inflamatoria intestinal con 41 (30,1 %).
En la serie (tabla 3) primaron los pacientes con sangrado digestivo bajo (45, para 43,6 %) y la localización izquierda del tumor (79, para 76,7 %). Resulta válido aclarar que todas las lesiones se diagnosticaron en etapas avanzadas.
Según el diagnóstico histológico (tabla 4), sobresalieron los adenocarcinomas bien diferenciados y moderadamente diferenciados (41,7 y 33,0 %, respectivamente).
Discusión
En el análisis de las características epidemiológicas de pacientes con cáncer colorrectal se deben tener en cuenta la edad y el sexo. Según se expone en algunas bibliografías consultadas,2,6,9 la edad es un factor importante en la incidencia y mortalidad por esta afección, puesto que se ha observado un aumento marcado de la enfermedad en los adultos mayores. Ello pudiera ser porque en esta etapa de la vida los procesos fisiológicos son poco eficientes y, por tanto, disminuyen los mecanismos de protección y reparación de la mucosa gastrointestinal. Conforme avanza la edad, se hacen más notables los efectos nocivos de los factores de riesgo ambientales o de los estilos de vida dañinos, que influyen sobre la eficacia de los procesos celulares.9
Al comparar los resultados en cuanto a la edad con los de otros investigadores,9,10 se observó una coincidencia, pues en sus respectivas series revelaron mayor frecuencia del cáncer colónico en pacientes de edades avanzadas; sin embargo, Fernández Sotolongo et al11) informaron más afectación entre 60 y 79 años.
A criterio de los autores, la frecuencia de aparición del cáncer de colon en adultos mayores constituye un reto para el tratamiento, dada la comorbilidad asociada a estos pacientes, lo que interfiere con las posibilidades y el éxito terapéutico, la menor aplicación de terapias adyuvantes y la supervivencia, por lo cual el enfoque debe hacerse hacia la prevención y el diagnóstico precoz.
En relación con el predominio del sexo femenino, dicho resultado concuerda con lo expuesto en algunas publicaciones,8,9,11 pero no coincide con los de Umpiérrez et al,12 quienes, en una investigación llevada a cabo en Matanzas, determinaron una primacía del sexo masculino (51,4 %).
En concordancia con lo anterior, los autores de la investigación infieren que el predominio de las mujeres se debe a que estas disponen de más tiempo para asistir a las consultas y, sobre todo, son más preocupadas con los problemas de salud, así como también para controlare los factores de riesgo asociados con esta enfermedad.
Con referencia a los antecedentes patológicos personales, tanto Estrada et al13 como Bravo et al14 hallaron predominio de aquellos pacientes con adenoma velloso y enfermedad inflamatoria intestinal.
Diversos autores7,9,10,14 definen que los pólipos vellosos han adquirido gran importancia, sobre todo en países en vías de desarrollo, los cuales presentan niveles elevados de morbilidad y mortalidad por CCR, ya que se sabe que estos constituyen lesiones preneoplásicas asociadas con factores genéticos y ambientales; asimismo, las enfermedades inflamatorias intestinales constituyen un factor predisponente clásico en este tipo de cáncer, pues en el estudio los pacientes atendidos con este antecedente tenían menos de 10 años de padecer la enfermedad con seguimiento y tratamiento no adecuados.
Por su parte, algunos investigadores2,6,11,14) definen que la localización del tumor ejerce una función definitoria en el diagnóstico, tratamiento y pronóstico; de igual manera ratifican que las lesiones de localización distal evolucionan con mayor número de manifestaciones clínicas y de complicaciones y, por consiguiente, poseen un pronóstico más favorable que las situadas en la porción proximal, todo esto refrendado por las características anatómicas del colon.
En cuanto a la presentación clínica, prevaleció el sangrado digestivo bajo, lo que pudiera estar relacionado con la localización izquierda del tumor; hallazgos similares a los de Domínguez González.15
Al respecto, Llaudy et al16) en un estudio realizado en el Hospital General Docente Dr. Ernesto Guevara de la Serna de Las Tunas, en una muestra de 60 pacientes con CCR encontraron predominio del tumor de localización derecha y los síntomas asociados con las presentaciones dispépticas y anemizantes, lo que no guarda relación con lo descrito en el presente artículo, donde preponderaron los de localización distal del intestino grueso, que concordó, a su vez, con los hallazgos de Guibert et al10 en relación con la forma de presentación y el lugar de asentamiento de la neoplasia en 61 afectados de la provincia de Camagüey. Resultados análogos obtuvieron Vanegas et al17 en la forma de presentación de la enfermedad.
Coincidentemente, en la mayoría de la bibliografía consultada el adenocarcinoma resultó ser la variedad histológica más frecuente, incluso en más de 95 % de los pacientes con tumores de colon.4,5,8,13,17
Hernández García18 asevera en su estudio una supremacía de los adenocarcinomas bien diferenciados con respecto a otros grados de diferenciación de este tipo de lesión, como también lo refirieron Montes de Oca y Cera19) en el municipio Puerto Padre de la provincia de Las Tunas.
Al respecto, Guibert et al10 informaron que 100 % de su población en estudio presentó un tumor de tipo adenocarcinoma bien diferenciado, de manera que este resultado no se acerca a lo obtenido en los 3 años de experiencia en la presente investigación; no obstante las diferencias significativas con respecto a la morfología histológica, hubo pacientes que no presentaron este patrón histopatológico.
Por su parte, Agudelo et al,20) en un estudio de 2 años encontraron que 73 pacientes presentaron un tumor con esta variedad hística, lo que se asemeja con la frecuencia del diagnóstico anatomopatológico de esta investigación.
Se concluye que la pesquisa activa para la detección temprana del cáncer colorrectal resulta importante, principalmente en pacientes de mayores de 60 años, con antecedentes patológicos personales de adenoma velloso y enfermedad intestinal inflamatoria con sangrado digestivo bajo