INTRODUCCIÓN
El cáncer de piel es uno de los tipos de cáncer más común, y se estima que el riesgo de desarrollarlo aumenta de 1 a 5 durante toda la vida.1) Este padecimiento corresponde a un grupo heterogéneo de cáncer que incluye: el melanoma cutáneo y el cáncer de piel no melanoma (CPNM), los cuales afectan predominantemente a pacientes añosos (mayores de 65 años).2
El cáncer de piel es la neoplasia maligna más común a nivel mundial y su incidencia ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. En los Estados Unidos se registran anualmente más de dos millones de casos de cáncer de piel.1
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la incidencia de esta afección se ha triplicado en las últimas dos décadas. En el mundo se registran anualmente de dos a tres millones de casos de cáncer de piel no melanoma. Los fototipos más frecuentes de estas neoplasias son los pacientes de piel blanca y ojos claros. Dentro de los fototipos cutáneos: el I presenta como principal característica las quemaduras, nunca la pigmentación, mientras que el fototipo cutáneo III presenta algunas veces quemaduras y usualmente pigmentación. Se conoce que el sexo masculino es el de mayor incidencia y que las lesiones comienzan a aparecer a partir de la cuarta década de la vida.
Otros factores que favorecen su aparición son: el virus del papiloma humano (VPH fenotipos V y VIII), las radiaciones ionizantes o arsenicales, los hidrocarburos aromáticos, el tabaquismo, la inmunosupresión y los tratamientos con fototerapia (PUVA terapia).3
Las fotodermatosis están causadas por una reacción anómala frente al sol, a las fuentes artificiales y la radiación ultravioleta. Se pueden dividir en: idiopáticas, fototóxicas, fotoalérgicas y secundarias. Su diagnóstico diferencial es difícil por la similitud clínica y la nomenclatura confusa. Los estudios fotobiológicos (el fototest, la fotoprovocación y la prueba de fotoparche) tienen utilidad clínica y son necesarios para el diagnóstico certero en varias fotodermatosis.3
Los cambios climáticos y la acumulación de gases del efecto invernadero, modifican el equilibrio de la atmósfera y provocan el calentamiento de la Tierra; de ahí la aparición de áreas desérticas y semidesérticas y las emanaciones de los gases tóxicos. Estas cuestiones influyen en la aparición de enfermedades neoplásicas, virales y bacterianas. La tendencia actual del calentamiento global y la disminución de las precipitaciones y de la temperatura, pueden contribuir al aumento de la prevalencia de algunas dermatosis. La mayor proporción de la radiación ultravioleta que alcanza la superficie terrestre, unida a los hábitos poblacionales de aumento de fotoexposición, junto con una fotoprotección incorrecta, hacen suponer altas tasas de cáncer cutáneo y de fotoenvejecimiento. Esta situación constituye un reto para el dermatólogo en su labor de prevención y detección precoz del cáncer de piel.3
La presente investigación tiene como objetivo principal describir las características clínico-epidemiológicas en pacientes con lesiones malignas en la piel.
MÉTODOS
Se realizó una investigación descriptiva y transversal, con el propósito de describir las características clínico-epidemiológicas en los pacientes con lesiones malignas en la piel que fueron atendidos en la consulta de Dermatología del Policlínico Docente «Octavio de la Concepción y la Pedraja, del municipio de Camajuaní, Villa Clara, durante el año 2016.
La población estuvo conformada por la totalidad de pacientes (165) a los que se les diagnosticó lesiones malignas de la piel (clínicamente y corroborado por biopsia de la piel), en el período comprendido entre enero y diciembre del año 2016, en la consulta de Dermatología del Policlínico Docente «Octavio de la Concepción y la Pedraja», en el municipio de Camajuaní. Se seleccionó una muestra intencional de 160 pacientes que cumplieron los siguientes criterios de inclusión y exclusión.
Criterios de inclusión:
Diagnóstico clínico e histológico de lesión maligna de la piel.
- Consentimiento informado para participar en la investigación.
Criterios de exclusión:
Quedaron excluidos 5 pacientes no residentes en el municipio de Camajuaní de los que no se pudo obtener la totalidad de la información.
Se realizó un cuestionario a los pacientes y la revisión documental del registro de cirugías y biopsias del especialista en Dermatología; en el estudio se emplearon las siguientes variables socio-demográficas: edad, sexo, ocupación, fototipo cutáneo, tiempo de exposición solar, uso de protectores solares y localización de la lesión.
Para el procesamiento de la información se confeccionó una base de datos a través del programa SPSS versión 15.0 para Windows. Se realizó el procesamiento matemático de la información y se utilizaron: números absolutos, porcentajes, razón, media, desviación estándar de la media, la prueba no paramétrica para comparación de valores medios (U de Mann-Whitney), y la prueba de independencia entre variables cualitativas (X2 de Pearson).
Se plantearon hipótesis estadísticas que sustentan la realización de las pruebas donde:
H0: Hipótesis nula, de no diferencias o de no asociación.
H1: Hipótesis alternativa, que plantea que las diferencias o la asociación es significativa estadísticamente. La interpretación se realizó en función del valor de la probabilidad (p), asociado al valor fijado para α (0,05).
Si p > 0,05. No existen evidencias significativas para rechazar la hipótesis nula, por lo que se plantea no diferencias o no asociación.
Si p ≤ 0,05. Se rechaza la hipótesis nula y se acepta la alternativa.
La información resumida se presentó en tablas y gráficos estadísticos.
RESULTADOS
El análisis de las lesiones malignas de la piel evidenció que el 52,50% de los pacientes eran del sexo masculino, y que se incrementó la aparición de estas lesiones con el aumento de la edad en ambos sexos, sobre todo en los pacientes mayores de 71 años (49,38%); la edad media osciló en un 68,48%. (Tabla 1)
Fuente: Cuestionario.
Edad media 68,48125 Desviación estándar 13,46354
Edad media masculina 69,42857 Desviación estándar 14,06001
Edad media femenina 67,43421 Desviación estándar 12,74502
U de Mann-Whitney = 9264 p= 0,0401
Estadístico Z = 20,75 p= 0,0292
En relación a la ocupación habitual de los pacientes se observó que la mayoría de las lesiones estuvieron relacionadas con la exposición solar prolongada, principalmente en los hombres; la mayor frecuencia fue en los obreros agrícolas que representan el 28,75 % de la muestra analizada (Tabla 2).
Se evidenció un predominio del fototipo cutáneo III con 78 pacientes (48,75 %); en relación a la exposición solar se constató que el 61,40 % de los encuestados se exponían a las radiaciones solares durante cuatro o más horas diarias. (Tabla 3)
El 32,50 % de los encuestados expresaron que no utilizaban ningún medio de protección solar con regularidad; por otra parte, las sombrillas (16,87 %) fue uno de los medios más recurrentes, junto a los sombreros y las gafas (Tabla 4).
La mayor cantidad de estas lesiones malignas se localizaron en la región de la nariz (21,25 %). Otras zonas afectadas que se evaluaron fueron: las mejillas, el pabellón auricular, los labios y la frente, entre otras. (Tabla 5)
DISCUSIÓN
Las lesiones malignas de la piel se presentaron con mayor frecuencia en pacientes del sexo masculino (52,50 %),10,11 con un comportamiento creciente en correspondencia con el incremento de la edad en ambos sexos. 4,5,6,7,8,9,10,11) Los hombres de edad avanzada, mayores de 71 años, representaron el 49,38 % del total; la edad media osciló en 68,48 %. Este resultado estuvo determinado por las características socioculturales de la población, cuya ocupación fundamental era en las labores agrícolas (zonas rurales). La población afectada estaba formada principalmente por adultos mayores, que desarrollaron su vida infantil y su actividad económica en un sistema social diferente al que se posee actualmente. Ellos debían comenzar a trabajar desde muy jóvenes en labores de exposición mantenida al sol, y mantuvieron estos trabajos durante la mayor parte de su vida laboral sin utilizar medios de protección solar.
Los factores ambientales alterados (bajas temperaturas y humedades relativas) tienden a agravar ciertas enfermedades de la piel. Las incidencias de las oscilaciones extremas del clima, en diferentes regiones del planeta, repercuten en la barrera cutánea y empeoran el cuadro. Los cambios climáticos producen afectaciones incalculables para este tejido protector y afectan cada vez más a personas en edades tempranas de la vida.12
El género masculino presenta mayor número de casos registrados por el cáncer de piel no melanoma, en la relación de hombre/mujer: 2/1, lo que es similar a los resultados de otros estudios.4,5,6,7,13,8,9,11 Este predominio de género se debe a las actividades ocupacionales y recreativas que realizaban en ambientes externos y expuestos a la radiación ultravioleta (un ejemplo es que los hombres realizaban más actividades deportivas).
Se coincidió con los criterios de varios autores citados, en que las lesiones malignas de piel son más frecuentes en los hombres que en las mujeres, ya que estos son generalmente los que más se exponen al sol. Desde la infancia practican juegos al aire libre, y ya como adultos, se exponen en sus respectivas ocupaciones diarias, ya sean: campesinos, obreros agrícolas, constructores, pescadores, entre otras labores. No se puede dejar de señalar que las mujeres se incorporan cada vez más a este tipo de actividades sociales, aunque el porciento de hombres en ocupaciones al aire libre aún es superior. Diferentes investigaciones describieron un mayor predominio de esta enfermedad en el sexo femenino.3,7,14
Al analizar la distribución de los pacientes con lesiones malignas en la piel en relación a su ocupación habitual, se observó que la mayoría de ellas estuvieron relacionadas con la exposición solar prolongada, principalmente en los hombres. La mayor frecuencia fue en los obreros agrícolas, pues estos son los que más se exponen al sol (28,75 %).8,11,15
La radiación solar es el factor exógeno más reconocido implicado en la patogénesis del cáncer no melanoma. Un análisis realizado por varios grupos de investigadores indica que la incidencia de este cáncer se debe a múltiples causas, dentro de las cuales la exposición de forma crónica y continuada a las radiaciones ultravioletas de forma natural o artificial es la más frecuente. Existe el consenso científico de que la exposición a las radiaciones ultravioletas de forma crónica es la razón por la que aparecen casos de cáncer no melanoma en personas cada vez más jóvenes.11
Se deben tener en cuenta los factores de riesgo descritos en la literatura, ya sean prevenibles o no; la educación continua a los pacientes constituye el pilar más importante de la prevención en el CP. Debido al riesgo de la aparición de esta neoplasia en zonas geográficas específicas se han reforzado las campañas educativas. Se utilizan recursos audiovisuales y programas didácticos que proporcionen mayor información a los pacientes para incentivar la importancia de la identificación de factores de riesgo individuales.16
Al analizar la relación entre los fototipos cutáneos de los pacientes y las horas que se exponen diariamente a las radiaciones solares, se observó un predominio del fototipo cutáneo III (48,75 %), y del fototipo II (38,13). El 86,88 % de los pacientes presentaban una piel de color claro que se quema con facilidad ante la exposición solar, resultado similar a los de otros investigadores que afirman que los pacientes con fototipo cutáneo de Fitzpatrick I, II y III presentan mayor riesgo, por estar menos protegidos frente a la radiación ultravioleta.4,6,13,11 Durán Marrero 6) encontró que los fototipos III presentaban el mayor porciento de dermatosis cancerosa, con una fotoexposición laboral acumulada.
Con relación a la exposición solar se observó que el 61,40 % de los pacientes estudiados se exponían a las radiaciones solares durante cuatro o más horas diarias. Esta proporción resultó significativamente mayor que la del grupo de pacientes con exposición de menos de 4 horas diarias (38,60 %).
En relación con la exposición al sol, los resultados obtenidos en la presente investigación coinciden con los encontrados por otros autores, los cuales destacan la importancia decisiva de las radiaciones ultravioletas en la génesis del cáncer de piel.13,11
En el uso de los medios de protección solar es importante señalar que un 32,50 % de los encuestados refirió no utilizar con regularidad ninguno de los medios de protección solar. Entre los medios más usados están las sombrillas (16,87 %).
Se concluyó que se debe mejorar la promoción del uso de estos productos para el cuidado regular de la piel de hombres y mujeres. Las acciones de promoción más efectivas son: la enseñanza de los beneficios de la protección solar, y concientizar a la población de los daños de la exposición prolongada a la radiación ultraviota. Un sombrero que tenga un ala a su alrededor, de por lo menos dos a tres pulgadas, es ideal, ya que protege las áreas que a menudo son expuestas al sol; sin embargo, los sombreros de mimbre y pajilla no se recomiendan a menos que estén estrechamente tejidos, y estos últimos son los más usados por los campesinos cubanos. Se debe señalar que las cremas protectoras no fueron usadas por los pacientes en este estudio (según la bibliografía consultada estas ofrecen un alto grado de protección). Esto se debe a que en Cuba no existe este tipo de producto en el mercado en moneda nacional, y por tanto, no es asequible a todas las personas, además de que no hay conocimiento en muchas ocasiones de que estas cremas existen.
La localización más frecuente de las lesiones malignas de la piel en los pacientes estudiados fue la región facial de la nariz (21,25 %), resultado relativamente similar a otros estudios.4,13,8,9,11) Las personas no se cuidan del sol rigurosamente; usan prendas como: gorras, gafas y sombreros, de alas pequeñas y agujereados, que no cubren la totalidad de la cara y dejan la zona de la nariz expuesta, seguido de las mejillas (15 %) y la región del tórax en su cara anterior, específicamente en la uve del escote (13,12 %). Se identificaron otras regiones corporales afectadas (en menor frecuencia), que generalmente también son zonas expuestas a las radiaciones solares. Según los SCC y BCC ocurren en mayor medida en cabeza, nuca y manos, todas áreas del cuerpo que son propensas a una exposición excesiva. En general, la incidencia de los SCC es considerablemente menor que los BCC.12
CONCLUSIONES
Las lesiones malignas de la piel se incrementan con la edad en ambos sexos y están relacionadas con la exposición solar prolongada. En este estudio se evidenció un predominio del fototipo cutáneo III en los hombres trabajadores agrícolas. La localización más frecuente de las lesiones malignas de la piel en los pacientes estudiados fue la región facial de la nariz. Las acciones de prevención deben ir dirigidas hacia el conocimiento de esta temática y las medidas preventivas que se deben tomar para evitar la exposición a la radiación ultravioleta. Se concluyó que se debe mejorar la promoción del uso de los medios de protección solar para el cuidado regular de la piel de hombres y mujeres.