INTRODUCCIÓN
Toda nación que se emancipa en términos culturales e ideológicos se haya inclinada al desarrollo de la educación. Ese principio es el que la comunidad humana utiliza para conservar y transmitir sus particularidades físicas y espirituales. Este aspecto, influye en la formulación de valores que modifican la realidad social. Es un bien común que ha de llegar a todos sin tomar en consideración el estatus político, social o físico que se posea.
Sobre esta dirección discurre la mayoría de las constituciones y cartas magnas del mundo moderno. En su totalidad, coinciden en la necesidad de una educación de calidad para la formación integral de las futuras generaciones, en tanto son preparadas para vivir en su tiempo. Por ello, se encuentran marcadas por el desarrollo vertiginoso de la ciencia y la tecnología, cuyo impacto en la práctica educacional precisa de un docente competente, para lo cual se asume la superación profesional como premisa.1,2,3
La labor de superación profesional del orientador educativo es una constante en la visión educativa de diversas instituciones y organizaciones. Aboga por la articulación de programas que posibiliten elevar el nivel profesional de los maestros con el fin de formar de manera efectiva a los educandos en los diferentes niveles de enseñanza.
En República Dominicana, el Ministerio de Educación, dio apertura al desarrollo de la Especialidad en Habilitación Docente: Orientación Escolar para el Nivel Secundario. Se trata de estudios de posgrado dirigidos a capacitar en el ámbito pedagógico y con excelencia académica a profesionales egresados del área de la psicología general, clínica y social. Debe tratarse de profesionales residentes en Santo Domingo y zonas aledañas para su desempeño como docente en el nivel preuniversitario.4
El orientador educativo suele tener una formación superior en psicología y/o pedagogía, con el objetivo de favorecer la calidad de la enseñanza. Debe brindar apoyo y asesoramiento, aplicar métodos de trabajo en grupo, colaborar en programas individuales de ayuda y orientación, y actuar siempre con imparcialidad.5
Al decir de Añorga Morales,6 la concepción estratégica de la superación profesional encuentra sus aspectos teóricos y metodológicos en la teoría de la Educación Avanzada. La consideran como un proceso dirigido a la “[…] satisfacción de las necesidades de superación de los recursos humanos laborales, para lograr una mayor calidad y productividad […]”.
El diagnóstico realizado, más la experiencia práctica de los autores, permitió identificar insuficiencias en la superación profesional del orientador educativo en la prevención de las alteraciones en el comportamiento agresivo. Además, fue constatado mediante las observaciones realizadas y en el estudio de los documentos.
En la búsqueda de la literatura científica, se corroboró que, la superación profesional en sentido general, ha sido abordada por Medina Hernández, Martín Hernández, Miranda Álvarez;7 Rodríguez Puga, Dueñas Rodríguez, Pérez Díaz, McDonald Ruano;8) Hueguet Blanco, Quintana Gómez, Endo Milán;9 Villareño Domínguez, Torres Martínez, Araujo García, Toledo Pimentel, Fimia Duarte, Ruiz Ruiz, et al. (10 y Hernández González,11. Los aportes esenciales de estos investigadores permiten reflexionar sobre el rol del docente, su desempeño y desarrollo en la profesión. De igual modo, tratan lo referente a las condiciones de trabajo, la formación del personal docente, su superación y la evaluación profesoral, lo cual ha propiciado un progreso creciente en esta actividad.
En el análisis relativo al proceso de superación como bien han expresado los autores, el desempeño profesional constituye un elemento de significativa importancia. Es visto como el resultado final de este proceso y de manera consecuente permite lograr el mejoramiento de los seres humanos y su entorno.
En el caso particular de la superación profesional del orientador educativo, se han realizado valiosos aportes en la concepción y organización del desempeño de este profesional. Por un lado, las investigaciones refieren el proceso de superación del orientador12,13,14 y, por el otro, analizan el contenido y las formas que debe tomar el proceso.15,16) Todos han incursionado en el desarrollo profesional del orientador educativo, así como en su formación, superación y evaluación profesoral. Sin embargo, la superación dirigida a la prevención de las alteraciones en el comportamiento agresivo, ha sido una temática poco abordada.
Los autores consideran de vital importancia la prevención y erradicación de las situaciones de riesgo en sus miembros en los sistemas educacionales. Esta debe llevarse a cabo con el objetivo de una mejor articulación de recursos en la formación del educando. Además, debe promover las condiciones para que los padres y familiares se conviertan en potenciadores del desarrollo de los miembros más jóvenes.
En relación con las alteraciones en el comportamiento agresivo, las reflexiones derivadas de los estudios nacionales y foráneos, reafirman la necesidad de ampliar las fuentes de información sobre esta temática. Al respecto, cabe destacar las contribuciones de Bobadilla Beltrán, Saucedo Letty y Cardoso Jiménez;17 Castañeda Torres, Gómez Cardoso y Rodríguez Puga;18 Ricoy Pérez y Suárez Cedeño,19 junto a Barrios.20 Estos investigadores han realizado valiosos aportes en la concepción y teorización de la problemática, no obstante el conocimiento por parte de los orientadores educativos sigue en continuo debate.
A partir de las reflexiones derivadas del análisis precedente se considera como vacío epistémico, falencias en el proceso de superación profesional del orientador educativo. Las mismas impiden el logro exitoso de la prevención de las alteraciones de comportamiento agresivo en educandos de primer ciclo del nivel secundario. A la luz de lo antes expuesto se propone valorar los resultados del diagnóstico inicial sobre la superación profesional del orientador educativo en la prevención de las alteraciones de comportamiento agresivo.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional descriptivo en orientadores educativos de primer ciclo del nivel secundario perteneciente al Distrito Educativo 18-02 del municipio de Tamayo de la provincia Bahoruco, en la República Dominicana. La investigación se llevó a efecto durante los meses de enero a junio de 2023. De un universo de 42 orientadores educativos, se seleccionó de manera intencional una muestra de 13, atendiendo a que se distinguían por ser orientadores educativos con más de 10 años de experiencia, graduados en Educación, Mención Orientación; además mantenían adecuadas relaciones con los educandos y sus familias.
El instrumento evaluativo estuvo dirigido a la obtención de información, desde la perspectiva de las dimensiones cognitiva, instrumental y actitudinal. Los resultados fueron introducidos en una base de datos Excel para su procesamiento, de manera que, se obtuvieron números y porcientos. La representación se realizó en tablas, según la dimensión.
El estudio fue aprobado por el Consejo Científico, el Comité de Ética de la Institución y la confidencialidad de la información se mantuvo mediante la codificación de las variables, solo accesible para los investigadores. La información no se utilizó con otros propósitos ajenos a los investigativos y se siguieron los principios de la Declaración de Helsinki.21
RESULTADOS
Los indicadores de la dimensión cognitiva, estuvieron dirigidos a comprobar los conocimientos previos que deben poseer los orientadores educativos en relación con los conceptos de prevención y alteraciones de comportamiento agresivo. Incluye, además, el dominio de las particularidades que tipifican la agresividad, las características de los educandos con este tipo de comportamiento y el dominio de la estrategia general de atención. (Tabla 1)
Categorías | Indicador | |||||||
1 | 2 | 3 | 4 | |||||
n | % | n | % | n | % | n | % | |
Bien | 0 | 0,0 | 0 | 0,0 | 0 | 0,0 | 0 | 0,0 |
Regular | 6 | 46,2 | 6 | 46,2 | 5 | 38,5 | 1 | 7,7 |
Mal | 7 | 53,8 | 7 | 53,8 | 8 | 61,5 | 12 | 92,3 |
Fuente: Elaboración propia.
1: Indicador 1 (dominio de los conceptos de prevención y alteraciones de comportamiento agresivo).
2: Indicador 2 (dominio de particularidades de los educandos con alteraciones de comportamiento agresivo)
3: Indicador 3 (dominio de las características de los educandos con alteraciones de comportamiento agresivo)
Referente al dominio de los conceptos de prevención y alteraciones de comportamiento agresivo, indicador 1, arrojó que seis orientadores (46,2 %) fueron evaluados de regular. Solo dominaban algunos elementos básicos relacionados con las definiciones referidas con anterioridad. El 53,8 % fueron evaluados de mal, pues desconocían los conceptos.
En el indicador 2 se constató un comportamiento igual al del indicador 1. El 46,2 % resultaron evaluados de regular porque dominaban algunas particularidades de los educandos con alteraciones de comportamiento agresivo, mientras siete (53,8 %) orientadores fueron evaluados de mal por no mostrar dominio.
La evaluación del indicador 3, concerniente al dominio de las características de los educandos con alteraciones de comportamiento agresivo, evidenció que cinco orientadores (38,5 %) fueron evaluados de regular. Dominaban algunas características de los educandos con este tipo de comportamiento. El resto, es decir, ocho orientadores educativos (61,5 %), fueron evaluados de mal, porque no conocían tales características de los educandos.
En el indicador 4, un orientador (7,7 %) fue evaluado de regular porque mostró cierto dominio de la estrategia general para la prevención en educandos con alteraciones de comportamiento agresivo. Además, aplicó las ayudas y los recursos necesarios para potenciar su desarrollo. Los 12 orientadores restantes (92,3 %) obtuvieron evaluación de mal, pues no poseían dominio de la estrategia general, no aplicaban las ayudas ni los recursos para potenciar su desarrollo. La dimensión fue evaluada de regular, puesto que de los cuatro indicadores que la componen, tres obtuvieron igual denominación.
En conclusión, el estudio de la dimensión cognitiva es indispensable para la superación profesional de los orientadores educativos. No solo enriquece su práctica, sino que también les permite contribuir de manera significativa a la prevención de alteraciones de comportamiento agresivo en los estudiantes. Invertir en esta área es esencial para fomentar un entorno educativo más saludable y propenso al desarrollo integral de todos los estudiantes.
La dimensión instrumental, fue utilizada para comprobar el desempeño profesional del orientador educativo. En este sentido, tomó en cuenta la planificación y aplicación de la estrategia para la prevención de alteraciones de comportamiento agresivo en educandos de primer ciclo del nivel secundario. (Tabla 2)
Categorías | Indicadores | |||
---|---|---|---|---|
1 | 2 | |||
n | % | n | % | |
Bien | 0 | 0,0 | 0 | 0,0 |
Regular | 1 | 7,7 | 1 | 7,7 |
Mal | 12 | 92,3 | 12 | 92,3 |
Fuente: Elaboración propia.
Leyenda
1: Indicador 1 (planificación de estrategias)
2: Indicador 2 (aplicación de estrategias de atención al desarrollo de la prevención de las alteraciones de comportamiento agresivo)
El indicador 1, estuvo orientado a evaluar la planificación de estrategias. Se comprobó que, de los ocho orientadores, uno fue evaluado de regular porque demostró ciertas habilidades para un 7,7 %. Los 12 orientadores restantes (92,3 %) obtuvieron la calificación de mal, pues no fueron capaces de planificar estrategias para la prevención de las alteraciones de comportamiento agresivo.
En el indicador 2, fue evaluado el nivel obtenido para aplicar estrategias de atención al desarrollo de la prevención de las alteraciones de comportamiento agresivo en educandos de primer ciclo del nivel secundario. De los 13 orientadores educativos, uno (7,7 %) recibió evaluación de regular, luego de demostrar ciertas habilidades para aplicar estrategias orientadas a la prevención de alteraciones en el comportamiento agresivo. La calificación de 12 orientadores (92,3 %) fue de mal debido al poco dominio en la aplicación de estrategias para este propósito. La dimensión quedó evaluada de mal, pues los dos indicadores que la conforman fueron evaluados de igual modo.
De manera general, el estudio de la dimensión instrumental es fundamental para la superación profesional del orientador educativo en la prevención de alteraciones de comportamiento agresivo. Al desarrollar y aplicar las herramientas adecuadas, los orientadores pueden desempeñar un papel decisivo en la construcción de un entorno educativo más saludable y seguro. La inversión en su formación impacta de manera positiva en el bienestar emocional y social de los estudiantes, lo que contribuye a un desarrollo armónico en el entorno escolar.
La dimensión actitudinal fue concebida para comprobar el interés de los orientadores educativos por la búsqueda de información relacionada con las alteraciones de comportamiento agresivo. También, se prestó atención a la disposición para aprovechar los procesos de transformación de la práctica educativa y la gestión escolar. (Tabla 3)
Categorías | Indicadores | |||
---|---|---|---|---|
1 | 2 | |||
n | % | n | % | |
Bien | 0 | 0,0 | 0 | 0,0 |
Regular | 1 | 7,7 | 5 | 38,5 |
Mal | 12 | 92,3 | 8 | 61,5 |
Fuente: Elaboración propia.
1: Indicador 1 (interés por la búsqueda de información relacionada con las alteraciones de comportamiento agresivo)
2: Indicador 2 (disposición para aprovechar los procesos de transformación de la práctica educativa y la gestión escolar para la prevención de alteraciones de comportamiento agresivo)
Por medio del indicador 1, se exploró el interés por la búsqueda de información relacionada con las alteraciones de comportamiento agresivo. En tal sentido, un orientador fue evaluado de regular, lo que representa un 7,7 %. En este caso, mostró cierto interés por la búsqueda de información relacionada con la temática. El resto de los 12 orientadores (92,3 %) fueron evaluados de mal, porque no poseían dominio de la estrategia general para la prevención de educandos con alteraciones de comportamiento agresivo y no aplicaban las ayudas y los recursos necesarios para potenciar su desarrollo.
El indicador 2, exploró la disposición para aprovechar los procesos de transformación de la práctica educativa y la gestión escolar para la prevención de alteraciones de comportamiento agresivo. Le fue otorgada la evaluación de regular a cinco orientadores (38,5 %), visto que, mostraron poca disposición para aprovechar las clases de las diferentes asignaturas. Los ocho orientadores restantes (61,5 %), fueron evaluados de mal porque no mostraron disposición para aprovechar las clases de las diferentes asignaturas, para la prevención de las alteraciones de comportamiento agresivo.
La dimensión fue evaluada de regular, pues si bien no demostraron dominio de la estrategia, manifestaron disposición para aprovechar las clases de las asignaturas, para tales fines.
En resumen, el estudio de la dimensión actitudinal es esencial para la superación profesional del orientador educativo. Al comprender y mejorar su propia actitud, el orientador no solo se prepara mejor para enfrentar situaciones de comportamiento agresivo, sino que también establece un ambiente propicio para el desarrollo emocional de los estudiantes. Así, la formación continua en ese aspecto se vuelve un pilar fundamental en la labor educativa y en la construcción de sociedades más específicas y tolerantes.
DISCUSIÓN
La superación profesional es un proceso de formación cuyo propósito fundamental es la incorporación de conocimientos y su actualización, así como la adquisición de habilidades y destrezas para el desempeño. En particular, los orientadores educativos deben ser instruidos en lo relativo a las alteraciones de comportamiento agresivo. Con este interés se realizó el presente diagnóstico, en el cual se obtuvieron datos de interés que serán motivo de discusión.
Al decir de Branco,13 en una investigación realizada en Angola, en 20 docentes de una escuela secundaria de segundo ciclo, se abordó lo referente a la superación profesional de los profesores en la orientación a las familias de educandos con alteraciones de comportamiento agresivo. Con este fin, se aplicó un método evaluativo que incluyó una variable cognitiva, una instrumental y una actitudinal. El diagnóstico inicial permitió determinar el escaso tratamiento que se le da a la temática.
Ricoy Pérez y Suárez Cedeño,19) en su estudio recomiendan que la prevención ha de formar parte inherente en los sistemas educacionales que abogan por la erradicación de situaciones de riesgo en sus miembros y en la comunidad. Se debe abogar por una mejor articulación de los recursos humanos en la formación de los educandos, y para esto los educadores deben tener el conocimiento y el dominio requerido.
Es criterio de los autores que las instituciones educativas deben estar preparadas para hacer frente a las distintas alteraciones del comportamiento que pudiesen presentar los educandos. Para ello, los educadores requieren de un alto nivel de instrucción, y de ahí, la importancia de la superación profesional en lo que respecta.
Según Cheung, Cumella, Bickerton y Winchester,22 en una investigación realizada en Reino Unido, determinaron que los comportamientos agresivos no pasaron de ser un problema leve. Sin embargo, por la gran preocupación que genera su incidencia en niños y adolescentes; este complejo asunto exige ser entendido por padres, maestros, familiares y por toda la sociedad. .
Autores como Machado Díaz, Hernández Carballé, Sampayo Hernández, Castañeda Marín y Luis Suazo,23 proponen un programa de superación en la Atención Primaria de Salud (APS) con el objetivo de preparar a los miembros del Equipo Básico de Salud (EBS). Estos serán capacitados en lo referente a la atención de los niños con manifestaciones de agresividad, y a la vez influirán en la familia y en la comunidad.
Los autores de la presente investigación consideran que las alteraciones de comportamiento agresivo son más frecuentes de lo que se pueda imaginar. Cada día se incrementan más los agentes causales. Entre ellas se pueden citar, la tecnología, los patrones de comportamiento en casa, los hábitos tóxicos, entre otros.
Sandoval Xiqui, Cortés Barradas, Morán Sotelo,24 hacen mención a los gritos, enojos, burlas, golpes, como los comportamientos agresivos identificados con mayor frecuencia en los estudiantes objeto de estudio. Se determinó que las agresiones directas fueron ínfimas, y en determinadas ocasiones produjo la desestabilización del docente. Mientras que para la determinación de las formas de agresión, Angulo Gallo, Guerra Morales, Pérez Borroto Vergel y Varela Porres,25) proponen una adaptación y validación de la Escala de Agresión de Little. Es criterio de los autores que resulta de vital importancia la identificación de las distintas tipologías de agresividad dada las consecuencias derivadas de los mecanismos biológicos y psicológicos subyacentes de cada una de ellas.
De manera general, los autores consideran que el proceso de superación profesional del orientador educativo debe partir del carácter consiente que cada docente sea capaz de interiorizar en correspondencia con sus necesidades y potencialidades. El educador debe estar apto para mediante el desempeño de la función docente metodológica apropiarse de las herramientas necesarias con vistas a lograr el modo de actuación requerido para el abordaje de las alteraciones de comportamiento agresivo.
Las principales limitaciones del estudio consistieron en el tamaño de la muestra y en la poca bibliografía nacional sobre el tema. El diagnóstico del estado inicial de la superación profesional del orientador educativo para el desarrollo de la prevención de las alteraciones en el comportamiento agresivo en educandos de primer ciclo del nivel secundario, demostró las serias dificultades que estos poseen y su escaso dominio para enfrentar la problemática.