Introducción
La igualdad de género es concebida como la valoración igualitaria que ejerce la sociedad hacia las similitudes y diferencias entre hombres y mujeres, así como también hacia los roles que estos desempeñan en distintos ámbitos a los que pertenecen como el hogar, la comunidad y la sociedad (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2019). En ese sentido, las responsabilidades y las oportunidades no deberían depender exclusivamente del sexo biológico y tanto hombres como mujeres lograrían acceder a las mismas oportunidades. No obstante, la situación actual de la mujer refleja un panorama distinto pues, a diferencia de los hombres, éstas experimentan distintas desventajas que repercuten en el desarrollo de sus capacidades y su libertad de elección. Este fenómeno es conocido como disparidad de género y se da cuando un colectivo tiene privilegios por encima del otro, desplazando así los derechos de este último Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Organización de las Naciones Unidas, 2019).
En esa línea, erradicar las brechas de género y todas las formas de discriminación por sexo representan algunos de los desafíos que diferentes organizaciones, como las Naciones Unidas, recomiendan incorporar en las políticas públicas para alcanzar una plena igualdad de derechos United Nations Global Compact (2019). Sin embargo, diversas investigaciones evidencian que, aun cuando son cada vez más las regiones que han asumido estos compromisos, las mujeres no han podido experimentar un avance significativo en su lucha por la igualdad y los esfuerzos siguen siendo insuficientes; pues las desventajas a las que se ven expuestas se hacen cada vez más evidentes.
El Perú no se encuentra exento de esta problemática, pues es uno de los países con mayor brecha de género en el mundo al ubicarse por debajo de la media en un total de 144 países analizados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Organización de las Naciones Unidas, 2019). Con una brecha salarial del 72%, la mujer peruana ha sido invisibilizada históricamente al enfrentarse a una situación de desventaja en diversos ámbitos como el político, laboral y educativo. Estas disparidades de género se ven reflejadas en la escasa representación de la mujer en el parlamento, su baja participación en la fuerza de trabajo y la persistencia de obstáculos que impiden ejercer su derecho a la educación como el trabajo en el hogar, los matrimonios tempranos y los embarazos precoces Instituto Nacional de Estadística e Informática en Perú (2019).
Ahora bien, para que la igualdad de género se valorice y promueva no sólo mediante intervenciones, sino también por las personas y las comunidades, los compromisos deben estar dirigidos a construir sociedades más abiertas e integradoras en las que se respeten plenamente los derechos de ambos sexos en el acceso a servicios básicos Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (2017). En este sentido, alcanzar la igualdad de género requiere de un proceso de aculturación. Es decir, un proceso de cambio cultural en el que se modifican concepciones y prácticas socialmente aprendidas. Es en este aspecto donde la educación toma un rol fundamental, pues a través de un cambio orientado hacia la igualdad en la práctica educativa y el desarrollo de una educación sin discriminación se promueven nuevos patrones de creencias y actitudes desde edades tempranas para prevenir la reproducción o el refuerzo de las desigualdades de género.
En sus esfuerzos por alcanzar una plena igualdad de derechos a través de la educación, la escuela se ha enfrentado a factores sociales, económicos y culturales como la etnicidad, la localización geográfica o la posición socioeconómica a la que se pertenece; pues estas son capaces de determinar el tipo de experiencias que las niñas y las mujeres pueden encontrar a lo largo de su educación (García, 2012). Sin embargo, estos no son los únicos factores que afectan a las mujeres, pues la religiosidad es considerada como otro factor determinante en la desigual valoración de lo masculino y lo femenino, pues podrían ejercer un impacto negativo sobre las actitudes de los estudiantes frente a la igualdad de género (Espinoza, 2018).
Estudios como el de Seguino (2011), explican cómo la intensidad de las creencias y la frecuencia de la participación religiosa podrían contribuir a perpetuar las ideologías y los estereotipos jerárquicos de género. Así mismo, Fényes, et al. (2020), concluyen que la religión impacta de manera significativa a la perpetuación de los roles de género tradicionales y podrían influir en las actitudes opresivas y patriarcales de las personas. Esto se debe a que la división de funciones y creencias inequitativas se evidencia en las familias con mayor religiosidad, donde domina el padre como sostén del hogar, mientras que la tarea principal de la madre aún sigue siendo la doméstica. Adicionalmente, la cultura y la religión aún determinan las creencias, normas y actitudes de la sociedad respecto de la mujer, a pesar de las disposiciones del derecho civil y los tratados internacionales existentes (Udoh, et al., 2020).
En consecuencia, se revela la importancia de investigar sobre las actitudes de los estudiantes frente a la desigualdad de género y la formación religiosa en contextos como el Perú, donde las manifestaciones dogmáticas están sumamente presentes en la sociedad y por tanto en la educación. Esta estrecha relación entre la religión y el sistema educativo se evidencia con la presencia de diversos centros educativos religiosos articulados con organizaciones eclesiales promovidas, organizadas y conducidas, en su mayoría, por la Iglesia Católica y autorizados por el Ministerio de Educación en Perú (2016). Estas escuelas se reconocen con orientación hacia la jerarquía eclesiástica ya que se imparten las enseñanzas católicas. En efecto, la ubicación del Perú gravita dentro de un bloque de países latinoamericanos donde predomina el catolicismo y llama la atención la permanencia de una población católica tan numerosa, en comparación de otros países latinoamericanos donde la diversificación ha sido más acentuada y acelerada (Espinoza, 2018).
Estudiar las actitudes de los estudiantes hacia a la igualdad de género permitió conocer su posición frente a esta problemática, pues las actitudes son un conjunto de comportamientos que emplea un individuo frente un tema en específico (Marfileño, 2018). En este sentido, se puede decir que es la forma de ser o el comportamiento de actuar que abre la posibilidad de ejercer una labor preventiva capaz de permitir la detección precoz de accionares a fin de educar en igualdad a jóvenes y adolescentes que, según diversos estudios, tienen ideas, actitudes y conductas que les hacen especialmente vulnerables frente a la violencia de género (Udoh, et al., 2020). Frente a este panorama, se estableció como objetivo general de la investigación identificar aquellas actitudes y el posicionamiento del alumnado con respecto a la igualdad de género en estudiantes de escuelas religiosas de Lima Metropolitana. En este marco, propusimos también los siguientes objetivos específicos: (1) analizar la actitud del alumnado hacia la igualdad de género teniendo en cuenta los distintos planos de la escala utilizada (sociocultural, relacional, personal). (2) Identificar si existen diferencias estadísticamente significativas, entre las categorías de las variables de sexo, en la actitud del colectivo discente hacia la igualdad de género. (3) Conocer el perfil mayoritario (sexista, adaptativo e igualitario) que rige la actitud de los estudiantes.
Las investigaciones sobre las actitudes de género en estudiantes se han centrado fundamentalmente en evaluar grupos de estudio pertenecientes a escuelas públicas o privadas. En ese sentido, no se ha encontrado estudios que tomen como población de referencia a escuelas con alguna filiación religiosa. Ahora bien, se encontraron tres investigaciones realizadas en España y una en Colombia. Dichas investigaciones estudian las actitudes de género con distintas finalidades. Mientras algunas buscan describir el tipo de actitudes que presentan los estudiantes, otras buscan medirlas y clasificarlas en diversas escalas. Esta clasificación se da desde distintas perspectivas, pues cada estudio utiliza diferentes criterios para clasificar y analizar las mencionadas actitudes. Así mismo, la literatura en este ámbito evidencia que la mayoría de los estudiantes evaluados presentan creencias que no fomentan la igualdad de género y reproducen estereotipos sexistas.
En esta misma línea, la literatura especializada en el ámbito de igualdad de género cuenta con diversas investigaciones que ahondan en las actitudes del alumnado. Una de ellas es la investigación de García-Pérez, et al. (2010), la cual busca diagnosticar la actitud y posicionamiento de los estudiantes con respecto a la igualdad entre las mujeres y los varones. Para ello, diseñaron una encuesta denominada Escala de Actitudes del Alumnado hacia la Coeducación. Dicha encuesta evalúa las actitudes de los estudiantes en tres sub-escalas a considerar: sociocultural, relacional y personal. Así mismo, determina el tipo de actitud predominante y la ubica entre sexista, adaptativa o igualitaria; según el grado de predisposición del alumnado a colaborar y actuar para promover la igualdad entre hombres y mujeres. La muestra participante fue de 728 discentes con edades comprendidas entre 9 y 16 años (5º y 6º de primaria y 1º y 2º de secundaria), procedentes de 12 centros públicos y privados. En los resultados se encontró que los varones presentan actitudes más sexistas que las mujeres. Asimismo, demuestran que aún persisten ciertos estereotipos patriarcales, los cuales son dependientes del contexto social al que pertenecen.
Gonzales & Cabrera (2013), analizaron, por su lado, las actitudes que tienen los estudiantes frente al rol sexual y de género en 30 niños, niñas y adolescentes entre los 4 y 16 años de edad matriculados en la institución Hogar de Cristo-Corazón de María de la ciudad de Pasto en Colombia. Para ello, se establecieron objetivos específicos centrados en identificar y describir emociones, pensamientos y comportamientos hacia los roles sexuales y de género. A diferencia de otros estudios, Gonzales & Cabrera (2013), no clasificaron el tipo de actitudes que muestran los estudiantes ni los ubican en escalas, pues su interés se centra en identificarlos y describirlos. Los participantes, a través de sus vivencias y actividades cotidianas, dieron a conocer ciertas actitudes en el juego con los pares, en el trabajo dentro del aula o las conversaciones entre pares que luego fueron analizadas. Además, utilizaron grupos focales, diarios de campo y talleres como técnicas de investigación cuyos resultados muestran que en el género masculino se mantienen pautas de control, poder y dominancia y en el género femenino pasividad, obediencia y receptividad. La investigación concluye que los aprendizajes en cuanto al rol sexual y de género han sido influenciados significativamente por los contextos de familia, escuela, medios de comunicación y sociedad e incluso se mantienen a través de actitudes que los mismos sujetos manifiestan en su vida cotidiana.
En una investigación llevada a cabo en España por Pallarés (2015), se analizaron las actitudes hacia la cultura de género en un grupo de estudiantes de segundo ciclo de educación secundaria. A diferencia de otros estudios este no solo busca identificar las actitudes de los estudiantes, pues, además, propone actuaciones pedagógicas que puedan contribuir a la mejora de las actitudes hacia la cultura de género en el colectivo adolescente. Con una muestra de 148 participantes entre los 13 y 16 años de edad, este estudio aplicó el método descriptivo de encuesta con un test que constaba de diez ítems. Así mismo, se propusieron cuatro tipos de respuestas: las receptivas, desfavorables, neutras y esquivas. Los resultados de la investigación demostraron que el alumnado adolescente, en su mayoría, sigue viendo unas actividades adecuadas para hombres y otras para mujeres en la mayoría de los campos laborales. Además, el estudio explica que la concepción sobre la cultura de género que tienen dichos adolescentes es producto de una serie de factores personales, familiares, educativos y socioculturales que contribuyen a la perpetuación de una cultura de género muy estereotipada.
Finalmente, Azorín (2017), estudió las actitudes de los estudiantes para conocer el perfil preponderante en cada uno de ellos. Para ello, utilizó la escala de actitudes hacia la igualdad de género en 316 discentes de 10 a 14 años, pertenecientes a cuatro centros educativos de titularidad pública de la región de Murcia, España. La investigación demostró que los estudiantes tienen un perfil sexista en los planos relacionales y personales, donde existen diferencias significativas entre etapas y sexo. Estos resultados reflejan la ausencia de una cultura de igualdad y la vigencia de una concepción patriarcal en la sociedad-escuela. Todas estas investigaciones contribuyen a identificar actitudes sexistas en la escuela para poder actuar oportunamente. Por otro lado, ninguna toma como variable de estudio a la religiosidad ni incluye, como parte de la muestra, a estudiantes procedentes de escuelas religiosas. Por el contrario, centran su muestra en escuelas públicas o privadas sin hacer ninguna otra distinción entre las mismas. Así mismo, los resultados de estos estudios coinciden en la presencia de actitudes sexistas en los estudiantes encuestados. No obstante, este tipo de actitudes no resulta necesariamente mayoritaria.
Materiales y métodos
El estudio se llevó a cabo bajo un enfoque cuantitativo para el recojo y tratamiento de datos, con el propósito de conocer las actitudes de un colectivo de alumnos hacia la igualdad de género. Para ello, se adaptó y aplicó una encuesta virtual a estudiantes de 5° y 6º grado de educación primaria y 1° y 2º grado de educación secundaria de escuelas religiosas de gestión privada de Lima Metropolitana. Para la aplicación, el personal investigador envió el formulario electrónico a diversos grupos de familias pertenecientes al público objetivo, dando a conocer las indicaciones, los objetivos, su carácter voluntario y del tratamiento confidencial de los datos. Este proceso se realizó en los meses de octubre y noviembre del 2020.
Se tomó como población de estudio a los estudiantes con edades comprendidas entre los 10 y 13 años. Este grupo etario se encuentra en la etapa de desarrollo de la niñez intermedia, en la cual se producen cambios propios del paso de la infancia a la edad adulta, y la adolescencia que precede a la juventud (Mansilla, 2000). Asimismo, son pertenecientes al quinto y sexto año de educación primaria y al primero y segundo de secundaria, matriculados en el año 2020 en escuelas religiosas de gestión privada de Lima Metropolitana y que se encuentran adscritas a la Asociación de Colegios Religiosos Católicos del Perú (Adecore). A partir de esta población, se efectuó un muestreo por cuotas (estratificado), donde las variables consideradas fueron el sexo biológico (mujer u hombre), el nivel educativo y el grado de estudio, con el fin de realizar comparaciones entre ambos grupos.
La muestra seleccionada fue de 449 estudiantes, entre alumnas y alumnos. Por nivel educativo, el 49,4% (n=222) perteneció a 5° y 6º grado de educación primaria y el 50,6% (n=227) perteneció al 1° y 2º grado de educación secundaria. Del total del alumnado encuestado, el 48,3% (n=217) fueron mujeres y el 51,7% hombres (n=232). Este tamaño de muestra se obtuvo al trabajar con un error de 5% y un nivel de confianza del 95%. Las características de la muestra se presentan en la Tabla 1.
Variables | Categorías | Cantidad | Porcentaje |
---|---|---|---|
Sexo | Mujer | 217 | 48,3% |
Hombre | 232 | 51,7% | |
Nivel educativo | Primaria | 222 | 49,4% |
Secundaria | 227 | 50,6% | |
Grado | 5.º Primaria | 114 | 25,4% |
6.º Primaria | 108 | 24,1% | |
1.º Secundaria | 103 | 22,9% | |
2.º Secundaria | 124 | 27,6% |
Se utilizó como instrumento la Escala de Actitudes del Alumnado, diseñada por García-Pérez, et al. (2010), en una investigación sobre actitudes del alumnado hacia la igualdad de género; compuesta por 30 ítems agrupados en tres distintos niveles o dimensiones: sociocultural, relacional y personal. Dicho cuestionario fue revisado y adaptado al dialecto limeño para aplicarlo a través de una encuesta virtual. A continuación, se muestran en la Tabla 2 los niveles de análisis e indicadores en los que se basó la encuesta.
Niveles de Análisis | Indicadores o contenidos |
---|---|
Sociocultural |
Reparto de responsabilidades (familiares y domésticas) Mandatos sociales género Estereotipos de género |
Relacional |
Roles y relaciones de género Liderazgo Violencia de género Afectividad |
Personal |
Creencias de género Expectativas de género Identidad de género |
Fuente: García-Pérez, et al. (2010).
Cada nivel contó con 10 ítems que permiten el auto-posicionamiento de los estudiantes en distintas actitudes propuestas por la escala. Las puntuaciones que se pueden obtener en la escala y los puntos de corte que determinan las actitudes (sexista, adaptativa, igualitaria) se consiguen según el grado de predisposición de los encuestados para promover la igualdad de género. A continuación, en la Tabla 3 se describe lo que se entiende por actitud sexista, adaptativa e igualitaria.
Niveles de Análisis | Indicadores o contenidos |
---|---|
Sexista | Se le denomina así al tipo de actitud que supone reproducir de forma pública y poco consciente ciertos estereotipos de género y mandatos patriarcales referentes a los roles masculinos y femeninos. |
Adaptativa | Esta actitud supone adoptar una postura políticamente más correcta y mostrar indicadores de desigualdad presentes en el discurso social. Así mismo, se evidencia en la indecisión con que valoran algunos de los estereotipos. |
Igualitaria | Implica el reconocimiento de la desigualdad y la valoración positiva de la relación entre hombres y mujeres, así como de los roles que ambos pueden ejercer. |
Fuente: García-Pérez, et al. (2010).
Para evaluar la confiabilidad de las puntuaciones obtenidas por la aplicación del instrumento se realizó un análisis de componentes principales para datos categóricos (CATPCA). A partir de ello, se calculó el alfa de Cronbach cuyo coeficiente resultó en 0,95 y por encima de los estándares mínimos aceptables. La información de confiabilidad se presenta en la Tabla 4.
Un tipo de evidencia estuvo relacionado con la unidimensionalidad de las medidas derivadas de la aplicación del test. Los resultados del análisis de componentes principales para datos categóricos mostraron que no existen suficientes evidencias estadísticas para rechazar la unidimensionalidad. Es decir, los ítems se encuentran fuertemente relacionados por medio del rasgo latente en estudio, en este caso definido como actitudes hacia la igualdad de género. A continuación, se muestran estos datos en la Tabla 5.
Escala Sociocultural | Escala Relacional | Escala Personal | |||
---|---|---|---|---|---|
ítem 1 | 0,647 | ítem 11 | 0,491 | ítem 21 | 0,632 |
ítem 2 | 0,726 | ítem 12 | 0,691 | ítem 22 | 0,664 |
ítem 3 | 0,763 | ítem 13 | 0,703 | ítem 23 | 0,679 |
ítem 4 | 0,562 | ítem 14 | 0,642 | ítem 24 | 0,638 |
ítem 5 | 0,463 | ítem 15 | 0,637 | ítem 25 | 0,691 |
ítem 6 | 0,660 | ítem 16 | 0,572 | ítem 26 | 0,664 |
ítem 7 | 0,664 | ítem 17 | 0,641 | ítem 27 | 0,412 |
ítem 8 | 0,698 | ítem 18 | 0,615 | ítem 28 | 0,658 |
ítem 9 | 0,725 | ítem 19 | 0,557 | ítem 29 | 0,536 |
ítem 10 | 0,671 | ítem 20 | 0,700 | ítem 30 | 0,602 |
Elaboración propia.
Con respecto a la saturación media de los ítems en el componente principal fue de 0,633 y la desviación típica fue de 0,08; lo cual mostró una alta correlación de los ítems con la dimensión. La Tabla 6 resume las puntuaciones que se pueden obtener en la escala, así como los puntos de corte propuestos por García-Pérez, et al. (2010), los cuales permitieron ubicar la actitud de los estudiantes entre sexista, adaptativa e igualitaria. Cabe resaltar que, las puntuaciones producidas por la escala global, no se distribuyen de un modo aproximadamente normal (Z de Kolmogorov-Smirnov = 0,071; p = 0,000).
Sociocultural | Relacional | Personal | Escala Global | ||
---|---|---|---|---|---|
N.° Ítems | 10 (01-10) | 10 (11-20) | 10 (21-30) | 30 (todos:1-30) | |
Puntuaciones Empíricas | V. Escala | Desde 10 a 50 puntos | 30-150 | ||
Mediana | 40 | 39 | 41 | 118 | |
Puntos de Corte | Sexista | ≤ 29 | ≤89 | ||
Adaptativa | 30-39 | 90-119 | |||
Igualitaria | ≥40 | ≥120 |
Finalmente, con respecto a las fuentes de validez, se resaltó su fin vinculado a la comprobación y estudio de las puntuaciones obtenidas con relación al empleo intencionado de los constructos teóricos propuestos. Es así como en el estudio se sustentan las fuentes de validez referidas al contenido y a la estructura interna. La encuesta fue revisada y adaptada según el dialecto peruano y limeño. Para ello, se realizó una prueba piloto inicial con veinte estudiantes de tres diferentes instituciones educativas privadas y públicas. Se consideró diez alumnos por cada uno de los grados seleccionados (5º y 6º de Primaria y 1º y 2º de Secundaria). A dicho alumnado se les pidió retroalimentación con respecto al instrumento de la investigación. Con las observaciones del alumnado se realizaron algunos ajustes a la encuesta. El cuestionario también fue validado por tres expertos en lingüística y literatura peruana y un investigador especializado en metodología, quienes revisaron y realizaron correcciones de estilo en base a la gramática del castellano regional.
Para el tratamiento y análisis de los datos obtenidos se utilizó el programa IMB SPSS Statistics v23. Se realizaron análisis exploratorios (tablas de frecuencia, porcentajes, medidas de tendencia central y dispersión para las variables contempladas en el estudio). Se utilizó, además, el procedimiento CATPCA de escalamiento óptimo para el cálculo de los indicadores de confiabilidad y obtener evidencias de validez referidas a la estructura interna. Ahora bien, dado que la escala global obtenida no cumplió con el supuesto de normalidad según la prueba de Kolmogorov-Smirnov se utilizó pruebas no paramétricas como la prueba U de Mann-Whitney para los contrastes por dimensión.
Resultados y discusión
Los participantes del estudio presentaron actitudes con una tendencia de sensibilización hacia la cultura de la igualdad de género. Esto se observa en la mediana obtenida en las tres dimensiones analizadas (sociocultural, relacional, personal) que se situó en 118 en la escala diseñada con puntajes mínimos de 30 y máximos de 150 puntos. En la Tabla 7 se muestra el análisis de las variables mediante los descriptivos básicos.
Sociocultural | Relacional | Personal | Global | |
Media | 38,22 | 38,65 | 40,70 | 117,56 |
Mediana | 40,00 | 39,00 | 41,00 | 118,00 |
Desv. estándar | 8,35 | 7,29 | 6,91 | 20,51 |
Mínimo | 10 | 15 | 14 | 51 |
Máximo | 50 | 50 | 50 | 150 |
Los resultados dieron cuenta de un perfil mayoritariamente adaptativo, lo cual supone la presencia de una postura políticamente correcta, que permite identificar indicadores de desigualdad presentes en diversos discursos sociales y la indecisión para valorar algunos estereotipos (García-Pérez, et al., 2010). Así mismo, los estudiantes presentaron actitudes más positivas en la dimensión relacional y personal.
Con respecto a la dimensión sociocultural, los resultados mostraron que es la dimensión con la media más baja. Estas diferencias se pudieron observar en las medias globales obtenidas (Tabla 8). Así mismo, se observó que el ítem 1 presentó la media más baja y el ítem 7 la más alta. Esto indica que, aunque los estudiantes consideraron que las tareas domésticas pueden realizarlas tanto hombres como mujeres (ítem 7) piensan también que las mujeres las hacen mejor (ítem 1). Esto demostró que se mantienen aún ciertos estereotipos de género que los ubican en una actitud adaptativa, pero al mismo tiempo los acerca más a una actitud sexista al compararlo con el total de las tres dimensiones. En la Tabla 8 se muestran las medias de esta dimensión.
Dimensión Sociocultural | Media Mujeres | Media Hombres | Media global | |
---|---|---|---|---|
1 | Las mujeres hacen mejor las tareas domésticas. | 3,27 | 2,88 | 3,63 |
2 | Las ropas y objetos de color rosa son preferiblemente más para las chicas que para los chicos. | 3,42 | 3,06 | 3,77 |
3 | El fútbol es un deporte de chicos. | 3,64 | 3,12 | 4,13 |
4 | Es normal que un chico y una chica participen de los mismos juegos. | 4,45 | 4,39 | 4,52 |
5 | Una chica que está sola debe sentir temor si se encuentra con un grupo de chicos. | 3,40 | 3,32 | 3,47 |
6 | Las madres son las que deben cuidar a sus hijos e hijas. | 3,52 | 3,10 | 3,91 |
7 | Las tareas domésticas pueden hacerlas bien tanto hombres como mujeres. | 4,49 | 4,39 | 4,59 |
8 | Los hombres conducen autos mejor que las mujeres. | 3,63 | 3,21 | 4,03 |
9 | El fútbol es un deporte de chicos y chicas. | 4,26 | 4,02 | 4,48 |
10 | Las personas con distinta orientación sexual son tan normales y respetables como yo. | 4,14 | 3,83 | 4,42 |
Elaboración propia.
En la dimensión relacional, los resultados mostraron una actitud adaptativa en los estudiantes encuestados. Es decir, el puntaje obtenido no logró alcanzar el puntaje necesario para clasificarlo como una actitud sexista ni igualitaria. Ahora bien, a diferencia de la dimensión sociocultural (38,22), esta dimensión relacional obtuvo una media mínimamente superior (38,65), lo cual indicó una similitud entre los resultados de ambas dimensiones. Sin embargo, cabe resaltar que estos puntajes se acercaron más a una actitud igualitaria aun cuando no alcanzaron el puntaje necesario (Tabla 9).
Dimensión Relacional | Media Mujeres | Media Hombres | Media global | |
---|---|---|---|---|
11 | Es imposible entenderse con una mujer. | 3,69 | 3,59 | 3,79 |
12 | Los hombres siempre son más fuertes que las mujeres. | 3,41 | 2,99 | 3,80 |
13 | Una chica no debe salir con otro chico que no sea su novio. | 3,65 | 3,12 | 4,14 |
14 | Las chicas que no salen con chicos son unas “santas”. | 3,94 | 3,70 | 4,17 |
15 | En los trabajos de equipo, normalmente el que manda es un chico. | 4,18 | 3,85 | 4,49 |
16 | Es normal que los novios se venguen de sus novias si les ponen los cuernos. | 3,97 | 3,84 | 4,09 |
17 | Las lesbianas son menos confiables que otras mujeres. | 3,90 | 3,51 | 4,26 |
18 | Los chicos que son infieles a sus novias son más machos. | 4,42 | 4,12 | 4,70 |
19 | Con la pareja, es mejor aparentar estar de acuerdo para no discutir. | 3,55 | 3,24 | 3,85 |
20 | Es más fácil insultar a un homosexual que a un hombre. | 3,95 | 3,62 | 4,25 |
Por otro lado, la dimensión personal presentó valores más cercanos a una actitud igualitaria en sus afirmaciones, siendo el ítem 30 el más alto y el 26 el puntaje más bajo de las tres dimensiones analizadas. Esto indicó que, en su mayoría, los estudiantes presentaron expectativas positivas para con las mujeres al creer que pueden desempeñarse como bomberas, policías o futbolistas con normalidad; al contar una media de 4,61 y 4,52 respectivamente. Sin embargo, aún se mantienen enraizados ciertos estereotipos y roles de género que se hacen evidentes en el ítem 26, ya que reflejaron la creencia de que lo mejor para una mujer es casarse y ser madre. En la Tabla 10 se muestran las medias de esta dimensión.
Dimensión Personal | Media Mujeres | Media Hombres | Media global | |
---|---|---|---|---|
21 | Me daría vergüenza reconocer o decir que mi padre limpia en casa. | 4,09 | 3,87 | 4,30 |
22 | Creo que las mujeres no deben ser policías o futbolistas. | 4,52 | 4,35 | 4,67 |
23 | No me agradan las mujeres que visten como hombres. | 4,10 | 3,76 | 4,42 |
24 | Me gusta que solo sea mi padre el que trabaja fuera de casa. | 4,07 | 3,92 | 4,22 |
25 | Prefiero que sean las mujeres las que trabajen en casa. | 4,14 | 3,82 | 4,44 |
26 | Creo que una mujer debe casarse y ser madre. | 3,72 | 3,51 | 3,92 |
27 | Creo que jugar “a la cocinita” o con una muñeca es un juego de niños y niñas. | 3,86 | 3,60 | 4,09 |
28 | Es comprensible avergonzarse de amistades y hermanos o hermanas homosexuales. | 3,86 | 3,54 | 4,16 |
29 | Creo que es preferible ser hombre que ser mujer, porque tiene ventajas. | 3,76 | 3,31 | 4,18 |
30 | Creo que las mujeres pueden ser bomberas, policías o futbolistas. | 4,61 | 4,47 | 4,74 |
Resultados sobre diferencias en la actitud del alumnado en función a su sexo biológico
En relación con las diferencias de las actitudes de los estudiantes en función a su sexo biológico, los resultados mostraron una media global de 108,98 en las mujeres y 125,59 en los hombres. Esto situó a las mujeres en un perfil adaptativo y a los hombres en un perfil igualitario. En la Tabla 11 se muestran los valores obtenidos de manera global, según cada escala y en función al sexo.
Media | Desviación estándar | Prueba U de Mann-Whitney | ||||
Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | U | Sig (U) | |
Global | 108,98 | 125,59 | 19,92 | 17,63 | 13346,000 | 0,000 |
Sociocultural | 35,31 | 40,94 | 8,00 | 7,74 | 14455,000 | 0,000 |
Relacional | 35,54 | 41,55 | 7,26 | 6,03 | 13395,000 | 0,000 |
Personal | 38,13 | 43,10 | 7,18 | 5,70 | 14699,500 | 0,000 |
El presente estudio buscó contribuir a incrementar la investigación y el debate en materia de género en la educación desde una perspectiva global, en la que se enfaticen aspectos sociales, culturales y religiosos para analizar su influencia en las actitudes de género que presentan los estudiantes a lo largo de su vida escolar. En ese sentido, la investigación realizada aportó información que permitió ubicar dentro de los tres perfiles (sexistas, adaptativos e igualitarios) identificados por García-Pérez, et al. (2010), a los estudiantes de escuelas religiosas y de gestión privada de Lima Metropolitana.
En relación con el primer objetivo planteado sobre la actitud del alumnado en los distintos planos de la escala utilizada (sociocultural, relacional, personal), la población estudiantil manifestó una dimensión baja en el plano sociocultural, debido a que aún mantienen ciertos estereotipos de género. Sin embargo, el análisis empírico permitió identificar que el alumnado presentó actitudes más positivas en la dimensión relacional y personal. Estos hallazgos no se alinearon con otras investigaciones, puesto que el alumnado respondió a una actitud sexista en la escala sociocultural y relacional (García-Pérez, et al., 2010; Azorín, 2017). En estos aspectos se mantienen las pautas relacionadas con los oficios tradicionales del hombre y la mujer, los cuales son aprendidos por los niños y niñas, reproduciéndose en su cotidianidad (González & Cabrera, 2013). Así pues, se inicia el apogeo de las conductas sexistas. Ante ello, pudimos inferir que el factor cultural y familiar contribuyen a perpetuar las jerarquías de género, las normas y los estereotipos (Seguino, 2011).
Respecto al segundo objetivo planteado sobre las diferencias entre la variable de sexo, el resultado mostró que las niñas encuestadas muestran actitudes adaptativas y los hombres un perfil igualitario; y esta diferencia es estadísticamente significativa entre ambos sexos. Es decir, la población masculina tiene más posibilidades de respaldar puntos de vista equitativos en sus actitudes. Estos resultados difieren en gran medida con los estudios de García-Pérez, et al. (2010); y Azorín (2017), puesto que los participantes manifestaron un perfil sexista en los ámbitos cultural y personal, a diferencia de las mujeres, quienes mostraron una cierta sensibilización y disposición hacia la cultura de igualdad. En esa misma línea, la visión general de los estudios en la literatura nos llevó a interpretar que la forma en que los géneros participan en la familia y tienen acceso a la participación en la sociedad varía según el sexo y los roles que han sido instaurados por las creencias culturales locales y las normas sociales; las cuales desempeñan un papel vital en el mantenimiento de la ideología patriarcal (Fényes, et al., 2020; Aragonés, et al., 2020).
En cuanto al tercer objetivo, las diferencia entre el perfil mayoritario de la población femenina y masculina fue estadísticamente significativa entre ambos sexos. Este hallazgo concuerda con las investigaciones de García-Pérez, et al. (2010), donde el alumnado evidenció una disposición y actitud hacia la cultura de igualdad de género, a pesar de divisar diferencias en relación con el sexo biológico. Por lo contrario, en el estudio de Azorín (2017), se descubrió que la población analizada se ubica en el perfil sexista, seguido del adaptativo y un porcentaje inferior del igualitario. Asimismo, las actitudes respecto al rol son reforzadas por los pares de las niñas y los niños, que permiten instaurar y perpetuar las creencias estereotipadas (González & Cabrera, 2013). Los factores demográficos y sociales donde se han llevado a cabo las investigaciones podrían tener un impacto significativo en la aceptación hacia los roles de género tradicionales, debido a la cultura patriarcal y la presión estructural (Aksoy, et al., 2019; Aragonés, et al., 2020).
Conclusiones
En cuanto a las actitudes presentes en los estudiantes, se evidenció que es necesario combatir las creencias sexistas provenientes de su entorno sociocultural sobre temas como el reparto de responsabilidades (familiares y domésticas), los mandatos sociales y los estereotipos de género; pues aun cuando el perfil global es mayoritariamente adaptativo, es en este ámbito donde se encuentran las puntuaciones más bajas del estudio.
En segundo lugar, diversos estudios han confirmado una influencia negativa de la religiosidad en las actitudes de las personas hacia la igualdad entre hombres y mujeres. A partir de esta premisa se pudo concluir que el presente estudio no coincidió necesariamente con este discurso cuando se habla de los estudiantes. Si bien posibles factores como la edad de los participantes, su procedencia, e incluso el nivel de intervención que tiene la religión en cada escuela podrían haber condicionado estos resultados, posteriores estudios con procedimientos de selección diferentes podrían contribuir a establecer relaciones más significativas respecto al tema.
Finalmente, la evidencia reveló la importancia de actuar sobre el sistema educativo en las primeras etapas para la promoción de la igualdad de género. Las escuelas tienen la capacidad de llevar a cabo acciones para transformar el sistema de valores que transmiten, identificar y analizar la desigualdad de género y modificar los contenidos académicos para evitar los estereotipos sexistas. En general, la escolarización parece ser una palanca institucional que promete cambiar las actitudes de género hacia una mayor igualdad.