Introducción
Las personas enfrentan desafíos cotidianos utilizando estrategias de afrontamiento generadas desde las dimensiones afectivas, cognitivas y conductuales en lo individual, estas diferencias hacen que algunos autores señalan la importancia de considerar el papel que tiene la personalidad ante las situaciones difíciles que implica procesos de educación en la regulación del comportamiento. Para Caballo (2004), la personalidad se refiere al conjunto de factores temperamentales que se encuentran establecidos por las características biológicas (genéticas e innatas) y aquellas características, que son el resultado de la interacción del individuo con su ambiente. De esta manera la personalidad se compone entonces del temperamento que constituye la dimensión biológica y el carácter que se refiere a los aspectos psicosociales aprendidos.
Los estudios de personalidad comenzaron en las ciencias del comportamiento en la década de los años 30. En este período y hasta los setenta se plantearon grandes teorías de personalidad que transitan desde los enfoques clínicos a los psicosociales que aún perduran en el ámbito de la evaluación y la intervención psicológica. Entre las más destacadas se encuentran los generados por Eysenck (1952), denominados enfoques multifactoriales, los cuales han respaldado las bases teóricas y metodológicas para la medición de cinco factores de personalidad, utilizados con frecuencia en el campo de la psicología aplicada (Schmidt, et al., 2010).
En este sentido la teoría actual de los Cinco Factores de la Personalidad está sustentada en evidencia empírica y se caracteriza por ser una teoría que incluye los aspectos que típicamente fueron estudiados como componentes de la personalidad, es decir los rasgos, las conductas, los constructos sociales-cognitivos y sus interacciones. En esta teoría, los rasgos de personalidad pueden entenderse como la tendencia estable en la forma en que una persona piensa, siente y actúa.
Desde la teoría de los Cinco Factores de personalidad los rasgos están vinculados con las Tendencias Básicas que tienen sus raíces en los componentes biológicos y que precisamente por su origen son resistentes a la influencia del entorno o del ambiente. Esas tendencias básicas fueron identificadas como: 1) Neuroticismo (actualmente también identificado como regulación emocional): caracterizado por una facilidad por las respuestas emocionales negativas intensas e impulsivas que generan mayor malestar psicológico, 2) Extraversión: hacer referencia al interés por participar en actividades sociales, con una visión optimista de la situación y el futuro y por lo tanto con una mayor propensión a experimentar alegría y emociones positivas, 3) Apertura a la Experiencia: se caracteriza por la presencia de curiosidad, capacidad para adaptarse a nuevas ideas y con adecuada expresividad emocional, 4) Afabilidad: relacionado con la capacidad para mostrar empatía, compasión y amabilidad hacia otros, y 5) Escrupulosidad (también conocido como responsabilidad): se describe como el grado de organización, y compromiso que le permiten a una persona plantear y cumplir objetivos personales. Así, los rasgos interactúan modelando las estructuras psicológicas que guían la conducta de un individuo, identificando en cada persona ciertas “características de adaptación” que se refieren a los hábitos, valores, planes, habilidades, esquemas y relaciones que le permiten al individuo responder ante las demandas del ambiente.
El modelo de los cinco ha sido un marco de referencia para la búsqueda de relaciones entre los factores de personalidad y procesos de salud, donde se identifica que bajos niveles de Amabilidad están asociados con dichas problemáticas, por el contrario, niveles altos de la misma dimensión se correlacionan con contextos sociales reductores del estrés y favorecedores de procesos saludables, sucede de igual forma con el factor Responsabilidad. En específico los individuos con niveles altos de Neuroticismo experimentan más sensaciones de dolor y comunican de forma aumentada sintomatologías de malestar.
Por otra parte, en la triada relacional Responsabilidad, Extraversión y Apertura son generadoras de optimismo, competitividad, autoeficacia y estrategias de afrontamiento a los problemas cotidianos. Se ha comprobado que las dimensiones Extraversión, Neuroticismo, Amabilidad y Responsabilidad son valiosas para fundamentar o explicar lo que en ocasiones tratamos de analizar con un sin número de variables reguladoras del comportamiento.
Sin embargo, aún es importante continuar con los estudios que expliquen la relación de los factores de personalidad con distintas variables, con el objetivo de identificar su universalidad, sobre todo para comprender comportamientos ante fenómenos globales como lo es la pandemia por COVID 19. En este sentido, entender la función reguladora de la personalidad desde la concepción ética (Kierkegaard, 1844/1962) contribuye a esclarecer ante esta problemática la relación dual entre el bien y mal que se vive en condiciones difíciles durante eventos como una pandemia.
Así mismo se considera mantener y aumentar la atención en el grupo de población juvenil sobre el de adultos para seguir generando conocimiento sobre la transición y establecimiento de la personalidad, así como de la relación con el desarrollo moral y ético del individuo en sociedad y su toma de decisiones. Por su parte, Domínguez García (2003), afirma que en los jóvenes existe un incremento del desarrollo de la esfera afectivo-motivacional y la esfera cognitiva. Así, la juventud es considerada una etapa donde se visualizan y consolidan proyectos de vida, se inicia una búsqueda más rigurosa de la pareja que en muchas ocasiones se prolonga y también se da la selección de la carrera profesional y el inicio de la vida laboral.
El joven empieza a mostrar una gran congruencia en aspectos éticos y morales que rigen su conducta para finalmente construir su propia concepción del mundo que se consolidará en la vida adulta. Debido a estas características es muy consciente de las situaciones sociales y de hecho tiende a hacerse responsable, ante estas características se implican en la resolución de problemas sociales por lo que pueden llegar a entrar en conflicto con sus aspectos éticos.
Distintos estudios señalan que debemos considerar que la juventud es también un producto social e histórico, generado desde las relaciones de poder y moldeado por los acontecimientos que les toca vivir en su contexto sociocultural determinado. En México, algunos de los factores más relevantes que modelan a la juventud son la oferta y demanda laboral, mismas que están asociadas a la clase laboral, el nivel educativo, el género y las características del hogar de procedencia. Así los jóvenes con mayores oportunidades son los que provienen de las clases altas, en cambio los que vienen de clases medias o bajas enfrentan condiciones de precariedad e inseguridad.
Existen condiciones de vulnerabilidad que limitan la posibilidad de un futuro promisorio. Este contexto se traduce en que los valores en esta etapa del desarrollo se presenten con una fuerte tendencia individualista, con mayor sentido de independencia, soledad e inseguridad existencial, un marcado deseo de cambio, una actitud crítica hacia la familia y otras instituciones, que se refleja en las respuestas actuales de grupos minoritarios que, al adquirir esta conciencia de ser excluidos, trabajan por levantar su voz (Hartup & Van Lieshout, 1995; Meisel, et al., 2021).
En el campo de la salud también existen desafíos propios de esta etapa del desarrollo, como son las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos adolescentes o no deseados, las adicciones, la obesidad y afecciones emocionales como la depresión y ansiedad (Shamah-Levy, et al., 2020).
Así, ante este panorama la sociedad y en particular los jóvenes deben de enfrentar los retos que representa una crisis sanitaria mundial en cada uno de sus contextos. Es bajo esta descripción que se reconoce como el individuo asimila y elige qué tanto sus necesidades individuales o bien, de pertenencia con su contexto le influyen en la toma de decisiones, siendo que ahora cada acción puede ser tomada bajo principios propios que pueden ir más allá de lo que el entorno le pueda exigir.
A partir de finales del 2019, de manera global la humanidad enfrentó la pandemia que generó el virus SARS-COV2, proliferando la enfermedad conocida como COVID-19, que provocó millones de muertes a nivel mundial y cambios en la interacción personal. Durante el primer y segundo año de la pandemia, destacan los largos periodos de aislamiento social, convocados por las autoridades sanitarias, en espera de desarrollar y autorizar una vacuna, así como el desabasto de oxígeno, saturación de hospitales, incertidumbre y miedo. Para después dar lugar al periodo de vacunación universal que en cada región del mundo se vivió de forma diferente debido al acceso a las vacunas, sus planes de distribución y logística local.
Es importante mantener en el foco de la atención académica las consecuencias en la salud mental que se han tenido a lo largo de esta pandemia, en la cual el estrés generado por un enemigo que no se identifica con facilidad mantiene al individuo en un estado de alerta constante lo cual puede manifestarse en síntomas como enojo irracional, impulsividad, pérdida de apetito, fatiga, insomnio, irritabilidad, problemas de atención, consumos de sustancias, entre otras, lo que favorece la aparición de alteraciones emocionales como ataques de pánico o desórdenes somáticos. Se ha hipotetizado que los grupos de entre 18 a 34 años puedan ser los que están padeciendo mayormente este proceso de pandemia, sin embargo, falta más información.
Se han encontrado estudios que directamente asocian rasgos de la personalidad con actitudes y comportamientos hacia la pandemia de COVID-19. Por ejemplo, Aschwanden, et al. (2020), reportaron que un mayor neuroticismo se relaciona con más preocupaciones y estimaciones de una duración mayor de la pandemia. Mayor extraversión se relaciona con estimaciones de menor duración y una mayor escrupulosidad se asoció con más actitudes de precaución.
En otro estudio por Carvalho, et al. (2020), observaron que mayor extroversión se asoció con menores actitudes de distanciamiento social, así mismo altos puntajes de escrupulosidad se asociaron con mayores actitudes de distanciamiento social y lavado de manos. Asimismo, en otro estudio de Shinya, et al. (2021), identificaron una relación positiva entre los rasgos de extraversión, neuroticismo y apertura con el comportamiento de acumulación compulsiva. Como se puede observar, la presencia de la enfermedad y la preocupación por padecerla despierta en el organismo un estado de alerta, que propicia condiciones emocionales cognitivas y conductuales para hacerle frente, sin embargo, el sujeto al verse superado puede generar que estas condiciones se alteren optando por un estilo de afrontamiento poco adaptativo y más bien promoviendo una susceptibilidad a enfermar (Morales-Chainé, 2021). Se ha encontrado que el Trastorno por Estrés Post Traumático (TEPT) y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) han aumentado su prevalencia a razón de la pandemia.
El uso de los Cinco Factores de la Personalidad ya ha ido generado conocimiento predictivo sobre el comportamiento saludable a razón de la pandemia de COVID-19, sin embargo se considera que aún falta establecer un mayor reconocimiento de cómo los factores de la personalidad influyen en el estado de la salud mental de las personas, tanto como protectores o vulneraciones, por ejemplo en un estudio realizado por Mourelatos (2021), relaciona los Cinco Factores de personalidad con alteraciones en el estado de ánimo como ansiedad, depresión y sentimientos de soledad en 419 estudiantes escolarizados de edades entre 12 y 18 años, se encontró que el rasgo de extraversión muestra una relación positiva con la sintomatología ansiosa y una relación negativa con la sintomatología depresiva, asimismo los rasgos de neuroticismo y apertura presentan una relación negativa con la sintomatología ansiosa y una relación positiva con la sintomatología depresiva.
En otro estudio realizado por Gori, et al. (2021), que se llevó a cabo con 557 sujetos de población general, se encontró que los rasgos de afabilidad y escrupulosidad podrían ayudar a generar un afrontamiento más adecuado ante contextos adversos como la pandemia de COVID-19, tanto durante y después de la misma, así también se encontró que el rasgo de neuroticismo se puede asociar a esta carencia en el adecuado afrontamiento y provocar una susceptibilidad a sintomatología de estrés post traumático.
Las elecciones que las personas hacen van cambiando con el tiempo y sus propios procesos de aprendizaje y desarrollo. En particular, la teoría del desarrollo moral de Kohlberg que postula etapas y estadios en los que la persona va adquiriendo principios y valores universales que favorecen la regulación de su comportamiento, constituye un referente para entender el papel del desarrollo moral y la toma de decisiones.
Así, las decisiones con carga moral están presentes cuando los individuos enfrentan retos en salud que comprometen su vida y la de su familia, incluso presentándose como dilemas morales. De esta manera, el uso de los dilemas morales sigue vigente en campos prácticos de enseñanza e incluso para la deliberación clínica en escenarios como la neurocirugía, la psiquiatría y la psicología (Hernández, et al., 2020).
Este proceso de decisión moral ha llamado la atención de autores como Bollich, et al. (2016), quienes realizaron un estudio longitudinal de cuatro años en estudiantes universitarios, en el cual se median rasgos de la personalidad como afabilidad y escrupulosidad y el desarrollo de toma de decisiones en esta etapa del desarrollo humano. Los resultados muestran cambios tanto en el desarrollo de toma de decisiones y los rasgos de personalidad, sin embargo, no se muestra una relación clara entre ellos. Asimismo, se encontró una tendencia hacia apoyar al amigo o compañero sobre el cumplir las expectativas de la sociedad.
La moralidad en relación con la personalidad en desarrollo es otra variable que puede ayudar a comprender el comportamiento de los individuos en diferentes contextos y momentos de su vida, ya que incluso la propia personalidad podría predecir la identidad moral, la cual se representa en las emociones morales, las cogniciones morales y la conducta moral que a su vez se reflejan en las acciones hacia el beneficio propio y el interés por los demás. Se ha encontrado que los rasgos de afabilidad, extraversión, apertura y escrupulosidad se asocian positivamente con actitudes prosociales, mientras que el rasgo de neuroticismo se asocia de forma negativa esto a nivel de relaciones en el mundo exterior e incluso en las interacciones online (Leng et al., 2020).
Asimismo, Everett y colaboradores (2020) llevaron a cabo un estudio sobre contenido moral y su posible relación con el comportamiento ante las medidas de prevención para el esparcimiento del COVID-19, los resultados arrojan una posible influencia del contenido moral sobre este tipo de comportamientos, sin embargo, se sugiere mayor investigación al respecto y diversificar la población a otros contextos.
Por otro lado Ståhl & Turner (2021), realizaron un estudio para esbozar el perfil de personalidad de quienes toman las decisiones con base en la racionalidad, es decir teniendo en cuenta la evidencia al respecto de algo, pero además, tomaron en cuenta el valor moral que le daban a la racionalidad, esto implicaría que el grupo de personas que le de un valor moral a la toma de decisiones con base en evidencia, puede presentar actitudes de juicio moral más severos hacia quienes toman decisiones sin un fundamento lógico suficiente.
Estas actitudes y valores altamente morales se sustentan en una creencia de objetividad y universalidad aplicable a todos los contextos, de ahí que este tipo de personas sean tan tajantes e intolerantes hacia quienes no comparten esta visión. El estudio arrojó que el perfil de personalidad muestra asociaciones positivas entre la racionalidad moral y el rasgo de apertura a la experiencia, así como una relación negativa con el rasgo de afabilidad.
Por lo tanto, a medida que nos vinculamos con temas como la muerte, el contagio, el aislamiento, la incertidumbre, entre otros elementos que se matizan de forma interrelacionar en la vida cotidiana individual y familiar durante el tiempo de pandemia, resulta relevante analizar a partir de la presentación de dilemas morales relacionados con el COVID-19 el nivel de desarrollo moral y factores de personalidad, como elementos que influyen en la manera en que se reacciona y se toman decisiones ante esta emergencia sanitaria.
Materiales y métodos
Objetivo: Conocer los niveles de desarrollo moral, y describir la relación entre factores de personalidad en jóvenes mexicanos y los niveles de desarrollo moral a través del uso de dilemas éticos sobre COVID-19.
El tipo de estudio, descriptivo no experimental de alcance correlacional. Participaron 1043 adultos de población general, 791 fueron mujeres, 114 hombres y 138 no especificaron, con edades de entre 18 a 30 años, con una media de 22.5 años y una desviación estándar de 2.40. El muestreo fue no probabilístico por bola de nieve.
Validado para población hispano hablante por Benet-Martínez y Jonh (1998) y para población mexicana por Zamorano y colaboradores (2014). Consta de 44 reactivos que componen cinco subescalas; Extraversión (8 reactivos), Afabilidad (9 reactivos), Responsabilidad (9 reactivos), Neuroticismo (8 reactivos) y Apertura a la Experiencia (10 reactivos). Cada reactivo está escalado en un formato ordinal de cinco puntos que va desde muy en desacuerdo a muy de acuerdo. La puntuación total se obtiene mediante una sumatoria simple, indicando una mayor o menor presencia del atributo evaluado. La confiabilidad de las escalas BFI típicamente varía de .75 a .90 y da un promedio por encima de .80.
Se elaboró una escala de valoración conductual, que incluye un estímulo, es decir un dilema, con el objetivo de conocer la manera en que los participantes actuarían ante condiciones específicas asociadas a la pandemia por COVID-19, y que se vinculan con estadios del desarrollo moral. Para el desarrollo de los dilemas morales, los autores del estudio utilizaron la teoría del desarrollo del razonamiento moral de Lawrence Kohlberg. Participaron en el desarrollo de los dilemas un grupo de psicólogos con conocimientos en el tema y nivel de estudios de licenciatura (n=2), maestría (n=1) y doctorado (n=2).
Este grupo elaboró, analizó y discutió la pertinencia de cada uno de los dilemas, utilizando el siguiente procedimiento: cada participante elaboró una lista de posibles dilemas considerando los estadios de desarrollo moral de Kolberg, para la generación de un banco de dilemas relacionados con la pandemia por COVID-19. Posteriormente y de manera grupal se revisó la pertinencia en lenguaje, estructura y contenido, así como las posibles opciones de respuesta y su alusión a cada uno de los estadios de Kohlberg.
Cuando se lograba el 100% de acuerdo sobre la pertinencia del dilema y sus opciones de respuesta se iniciaba con el análisis del siguiente dilema y así hasta concluir. Se incluyeron cinco dilemas morales, cada uno con cinco respuestas en la cual cada opción refiere a un estadio del desarrollo moral, yendo de un estadio preconvencional, luego al estadio convencional y finalmente a un estadio posconvencional. Posteriormente, se integraron los dilemas en un formulario mediante Google Forms.
Para la calificación de la escala EVaDiM-Covid-19, una vez recolectadas las respuestas de la población evaluada se obtuvieron los baremos, lo cual permitieron establecer los puntajes de corte que corresponden a los tres estadios según las conductas específicas seleccionadas por los participantes. La puntuación final se obtiene mediante una sumatoria en la cual, un resultado igual o inferior 19 puntos, coloca al individuo en un nivel de Estadio Preconvencional, una puntuación igual o superior a 20 pero igual o inferior a 23, coloca al sujeto en un nivel de Estadio Convencional, por último, una puntuación igual o superior a 24 coloca a la persona en un nivel de Estadio Posconvencional.
Se llevó a cabo la preparación del EVaDiM-Covid-19, posteriormente se integró mediante Google Forms con el Inventario de los Cinco Grandes (Big Five Inventory) y el consentimiento informado para participar en el estudio. Dicho formulario fue compartido a través de redes sociales como WhatsApp, Facebook e Instagram. Se consideró un tiempo de aplicación de febrero a marzo del 2021 para obtener la muestra. Una vez terminada la aplicación se procedió a realizar la base de datos y el análisis estadístico de los mismos, Finalmente, la interpretación de los resultados obtenidos en los instrumentos utilizados. El estudio consideró en todo momento el seguir las pautas éticas establecidas en el Código ético del Psicólogo.
Resultados y discusión
Los análisis descriptivos muestran que se contó con una participación de 1043 hombres y mujeres, donde el 75.8% fueron mujeres. Las edades comprendieron de los 18 a los 30 años, con una media de 22.5 años y una desviación estándar de 2.40. El 74.5% de la población se encontraban solteros y el 57.7% contaban con licenciatura como nivel máximo de estudios. Se tuvo participación de todas las entidades federativas de la República Mexicana, la mayoría de participantes de Hidalgo (19.4%), Ciudad de México (14.3%), y el Estado de México (13.7%).
Los resultados descriptivos muestran que en todas las subescalas del Inventario de Factores de Personalidad, la mayor parte de la población obtuvo un puntaje promedio o esperable como se puede observar en la Tabla 1.
Subescala | Media | Desviación estándar | Descripción conductual |
---|---|---|---|
Extraversión | 24.10 | 6.378 | Personas que se muestran cómodas en sus relaciones interpersonales |
Afabilidad | 32.19 | 4.960 | Personas que se muestran amables, cálidas, confiables y cooperativos en sus relaciones interpersonales |
Responsabilidad | 29.86 | 5.403 | Personas que controlan impulsos, con un comportamiento social aceptable que planean y estructuran metas. |
Neuroticismo (Regulación emocional) | 26.43 | 5.914 | Personas que muestran capacidad emocional regulatoria ante situaciones de estrés. |
Apertura a la Experiencia | 37.21 | 6.421 | Personas que son capaces de profundizar en distintos temas, con flexibilidad cognitiva y se muestran creativos. |
Respecto al resultado obtenido con la EVaDiM-Covid-19 la población obtuvo una media de 22.05 en puntuación total, lo cual implica que la mayoría se encuentra en un nivel de estadio convencional en el desarrollo moral de Kolberg, seguido del estadio posconvencional y el porcentaje más bajo en el estadio preconvencional (Tabla 2).
Nivel de Estadio Moral | |||
Estadio preconvencional | Estadio convencional | Estadio posconvencional | |
Participantes por nivel de estadio moral | 12.17% | 33.36% |
Al observar la distribución de respuestas por nivel de estadio moral y nivel en cada subescala de rasgos de personalidad se observa que la mayor parte de los porcentajes se del nivel preconvencional se encuentra entre los niveles bajos y promedio (a excepción de neuroticismo que está en alto), mientras que para los niveles convencional y posconvencional los porcentajes se encuentran ubicados en niveles promedio en todos los rasgos excepto para el rasgo de neuroticismo (regulación emocional) y el nivel de estadio convencional en el que se encuentran en nivel alto (Tablas 3, 4, 5, 6 y 7).
Nivel del Estadio Moral | ||||
Preconvencional | Convencional | Posconvencional | ||
Nivel de Extraversión | Bajo | 2.78 | 14.29 | 6.81 |
Promedio bajo | 1.53 | 5.75 | 4.51 | |
Promedio | 3.93 | 15.53 | 9.97 | |
Promedio alto | 1.05 | 6.42 | 2.49 | |
Alto | 2.88 | 12.46 | 9.59 |
Nivel del Estadio Moral | ||||
Preconvencional | Convencional | Posconvencional | ||
Nivel de Afabilidad | Bajo | 4.12 | 13.33 | 5.85 |
Promedio bajo | 1.34 | 7.67 | 2.88 | |
Promedio | 3.36 | 15.34 | 11.03 | |
Promedio alto | 1.82 | 9.11 | 4.22 | |
Alto | 1.53 | 9.01 | 9.40 |
Nivel del Estadio Moral | ||||
Preconvencional | Convencional | Posconvencional | ||
Nivel de Escrupulosidad | Bajo | 4.03 | 15.92 | 8.05 |
Promedio bajo | 2.01 | 6.33 | 2.88 | |
Promedio | 3.36 | 16.49 | 9.97 | |
Promedio alto | 0.96 | 5.47 | 3.26 | |
Alto | 1.82 | 10.26 | 9.20 |
Nivel del Estadio Moral | ||||
Preconvencional | Convencional | Posconvencional | ||
Nivel de Neuroticismo (Regulación emocional) | Bajo | 2.01 | 7.38 | 7.38 |
Promedio bajo | 1.34 | 4.89 | 3.36 | |
Promedio | 3.93 | 17.16 | 10.16 | |
Promedio alto | 0.96 | 6.14 | 4.03 | |
Alto | 3.93 | 18.89 | 8.44 |
Nivel del Estadio Moral | ||||
Preconvencional | Convencional | Posconvencional | ||
Nivel de Apertura a la Experiencia | Bajo | 4.60 | 13.42 | 6.33 |
Promedio bajo | 0.77 | 4.03 | 1.82 | |
Promedio | 3.55 | 15.92 | 11.22 | |
Promedio alto | 0.96 | 6.33 | 3.84 | |
Alto | 2.30 | 14.77 | 10.16 |
Se encontraron asociaciones positivas y débiles, pero estadísticamente significativas entre el nivel de estadio moral y las subescalas de personalidad de Afabilidad, Responsabilidad y Apertura a la Experiencia. Las únicas escalas que no mostraron relaciones estadísticamente significativas fueron las de Extraversión y Neuroticismo (Tabla 8).
Subescalas Inventario Cinco Factores de la Personalidad | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
Extraversión | Afabilidad | Responsabilidad | Neuroticismo | Apertura a la Experiencia | ||
Nivel de Estadio moral | Correlación de Pearson | .033 | .154** | .107** | -.038 | .134** |
Sig. (bilateral) | .284 | .000 | .001 | .216 | .000 |
**. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).
Para determinar si existían diferencias entre los niveles de estadio moral en relación con las subescalas del inventario cinco factores de la personalidad se llevó a cabo un análisis ANOVA de un factor para determinar dichas diferencias. Se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre grupos (F =.717, gl= 2, p=.000) en la subescala de Afabilidad., en la subescala de Escrupulosidad (F =8.164, gl= 2, p =.000), y en la escala Neuroticismo (regulación emocional) (F = 5.548, gl= 2, p =.000), y en la subescala de Apertura a la Experiencia (F = 10.509, gl = 2, p =.000) como se puede ver en la Tabla 9. Se destaca que al hacer el análisis pos-hoc con la prueba de Tukey se observa que en las subescalas es el grupo del nivel posconvencional el que presenta diferencias.
Conclusiones
Uno de los grandes desafíos que se tienen en contexto de pandemia, es tratar de comprender el comportamiento a partir de las características socioculturales de una comunidad, sin perder de vista la expresión individual de la persona. En particular, las sociedades latinoamericanas, parecen tener una forma de actuación más comunitaria y menos individualista ante los retos sanitarios que se han enfrentado durante la pandemia, quizá por el contexto de carencias económicas, de limitación a los servicios de salud, o bien por su propio desarrollo moral que lo lleva a visualizar el bien común sobre el bien individual.
Así, en México se identifica una ideología basada en la cultura y costumbres, marcada por un deber moral hacia los contagiados o fallecidos durante este período, y cuyas conductas asociadas se han tenido que adaptar a las circunstancias, en especial por la presencia de medidas restrictivas, y repercutiendo a nivel emocional, cognitivo y conductual.
Los cinco grandes factores de la personalidad (McCrae & Costa, 2008), se visualizan en diversas investigaciones como recursos regulatorios de la persona, que poco a poco se van integrando en el desarrollo moral, mediado en su proceso por aprendizajes y experiencias que le brindan los diferentes contextos (familia, pareja, escuela y vida laboral) y por su propia actuación al discernir entre lo individual, lo comunitario o social ante esta situación sanitaria.
En especial, a razón de la pandemia de COVID-19, el uso de los recursos teóricos y metodológicos de los Cinco Factores de la Personalidad generó conocimiento que puede emplearse de manera predictiva sobre el comportamiento saludable, como afirma Mourelatos (2021), por tanto, se hace necesario establecer un mayor reconocimiento de cómo los factores de personalidad pueden vincularse con el desarrollo moral y la toma de decisiones, favoreciendo o afectando la salud de las personas.
Este tipo de planteamiento nos permite profundizar e impulsar el desarrollo de recursos que se puedan emplear para la prevención de la enfermedad y las intervenciones sustentadas en la teoría pentafactorial y tener una mejor comprensión sobre el por qué se presentan comportamientos de rechazo o aceptación como los vistos durante el primer año de la pandemia. Por ejemplo, en México, al igual que en otros lugares del mundo, se presentaron casos de miedo o rechazo al personal sanitario, que asistía en los centros de salud o en los hospitales, así como a los infectados por el virus, mostrando un bajo nivel de desarrollo moral; también se identificaron una gran cantidad de conductas prosociales, altruistas y en beneficio de familiares, vecinos, amigos o personal de salud.
Los resultados observados a partir de estudiar a una muestra de jóvenes permiten hacer inferencias sobre el papel que ha tenido el desarrollo de la personalidad en el propio proceso del razonamiento moral y la toma de decisiones ante situaciones difíciles. Se parte del supuesto de que la personalidad en su desarrollo ontogénico constituye una realidad psicológica construida como sistema que integra contenidos éticos que operan con el razonamiento moral ante las crisis, y que emplea recursos como el autocontrol y sacrificio, que van más allá de niveles convencionales en las formas regulatorias del comportamiento. El individuo es capaz de darse cuenta de los límites impuestos por las normas morales, usando los recursos regulatorios que están asociados a la educación de su personalidad y las tendencias socioculturales que han matizado el desarrollo de la misma (Vidal-Abarca, et al., 2021).
A partir de los datos de la población estudiada, el 12.7% se encuentran en la etapa preconvencionales (nivel primario, basado en castigo y obediencia), esto significa que en este grupo existe un predominio de la moralidad heterónoma centrado en el individualismo con fines instrumentales relativistas, sus razones están centradas en ceder la responsabilidad de protección y sanidad a poderes superiores o autoridades que establecen ley y orden, para de esta forma garantizar el bienestar individual y familiar, no como un recurso regulatorio proveniente del individuo para el bien individual y común.
Las personas ubicadas en esta etapa primaria, tratan normas y estereotipos provenientes de un control externo, pero con poca conciencia social. Entre sus principales rasgos de personalidad se encuentran los niveles altos de neuroticismo (regulación emocional), en donde la preocupación, ansiedad y niveles emocionales altos serán respuestas constantes ante los desafíos.
Por otra parte, el 54,45 % de los jóvenes estudiados se encuentran ubicados en la etapa convencional, tienen elevadas expectativas personales asociadas con la familia, el grupo o país basados en el fundamento que la enfermedad se evita y la salud mejora si se cumplen las reglas y normas impuestas por la ley y el orden. Es determinante para esta población la necesidad de ser vistos como personas que protegen (ponerse en el lugar de otro y de los demás), se protegen (mantener relaciones mutuas de confianza, lealtad, respeto y gratitud), reconocen lo justo y necesario que se debe hacer para ayudar a los demás, consideran que, si te pones en el lugar del otro, por obligación ese otro debe portarse bien. Esta es una forma indirecta influenciada por la ley y el orden por lo tanto necesitan exigencias externas para mantener la conducta saludable, dictaminadas por fuerzas externas como recurso para contribuir a la sociedad. Para este grupo se observa en general que sus rasgos de personalidad se encuentran en niveles promedio por lo que pueden gestionar sus características de manera adaptativa.
También se observa que el 33,36% de los jóvenes estudiados se encuentran en la etapa posconvencional, y por lo tanto ante esta problemática sanitaria presentan un funcionamiento consciente, volitivo y autónomo, basado en principios y valores morales que son independientes a los planteados por la autoridad, se identifican con la necesidad de recursos autorregulados de manera consciente que va desde sus derechos como seres humanos y el contrato social que toma en cuenta la perspectiva moral y jurídica.
Plantean la necesidad de respeto al pacto social para contribuir a la mejora que incluya el respeto a la diferencia y reconocen la necesidad de vida y libertad con responsabilidad. Este momento de desarrollo moral busca una perspectiva moral basada en principios éticos universales de la que derivan acuerdos sociales. Este grupo presenta niveles promedio en todos sus rasgos de personalidad, por lo que se muestran como un grupo que puede regularse de manera positiva.
Aún es importante analizar otras variables como la ideología y su mediación en el comportamiento individual y social frente a este periodo de crisis sanitaria. Por ejemplo, en países como Estados Unidos la ideología política marcó varias pautas relacionadas con las actitudes hacia el COVID-19, así como la confianza en las instituciones (Qian & Yahara, 2020) o la actitud de la población ante la vacunación en diferentes regiones (Maqbool, 2021).
Finalmente, es importante reconocer que las crisis sanitarias como la que se vive con la pandemia por COVID-19, pueden ser un escenario en que las personas tengan que enfrentarse ante distintos dilemas o decisiones que pongan al límite sus recursos psicológicos. Entender cómo se dan estos procesos puede ayudar a prepararnos mejor ante estos desafíos.