INTRODUCCIÓN
En la investigación de la historia de la pedagogía cubana que realiza, sobresale el estudio del origen y desenvolvimiento de la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana, creada por el Dr. Enrique José Varona en el año 1900, primera de su tipo en Iberoamérica y que tuvo en su claustro valiosos educadores distinguidos en la formación de nuevos profesionales y en el apoyo que brindaron a la superación de los maestros en ejercicio de la escuela pública cubana.
Entre los principales protagonistas de la formación pedagógica y la superación del personal docente en ejercicio durante la etapa republica neocolonial cubana se encuentra la Profesora de Mérito Aurora García Herrera. Mediante la localización y análisis de documentos y artículos se reconstruye su historia de vida, destacándose en el permanente interés por el aprendizaje y la formación de generaciones de educandos que recibieron su saber y ejemplar conducta.
El objetivo del artículo es revelar la trayectoria profesional de la doctora Aurora García Herrera, haciendo énfasis en sus aportes en la enseñanza y la educación en áreas tan necesarias y sensibles como la educación de niños con dificultades en el aprendizaje, lo que destaca en ella sus cualidades como Profesora de Mérito.
DESARROLLO
Apuntes sobre su vida
Aurora García Herrera, natural de Tánger, Marruecos, ciudadana cubana, nació en 1893. Alcanzó la condición de Maestra habilitada de primer grado en 1909 y ejerce en el aula octava de la Escuela Púbica No. 8 de La Habana.
Llama la atención lo escrito recientemente por Lazo cuando afirma: “en Cuba, las referencias con respecto a la preparación laboral de personas con diagnóstico de retraso mental, son a partir del año 1919, con la fundación del laboratorio de la maestra Aurora García Herrera, donde se destaca la importancia del trabajo manual como base para adquirir medios de subsistencia”.
Aurora solicitó al Rector de la Universidad Nacional, el día 27 de septiembre de 1916, se le concediera el examen para el ingreso en dicha institución. El tribunal presidido por el Dr. Carlos de la Torre e integrado por el secretario Luciano R. Martínez y como vocal Miguel A. Aguayo, la examinó al día siguiente. El Tribual la declaró apta para el ingreso a la Escuela de Pedagogía, graduándose de esta carrera en 1921.
Aprobó durante la carrera las asignaturas del plan de estudio:
Primer año (1916-1917): Historia de la Literatura Española, Biología, Psicología, Dibujo Lineal e Historia de América.
Segundo año (1917-1918) Metodología Pedagógica (primer curso), Psicología Pedagógica, Antropología General, Historia Moderna (primer curso) e Historia de la Pedagogía.
Tercer año (1918-1919): Higiene Escolar, Metodología Pedagógica (segundo curso), Filosofía Moral e Historia Moderna (segundo curso).
Su tesis refleja dedicación a los niños con problemas de discapacidad, titulada “Ensayos de Educación en un aula de anormales” a propuesta del Tribunal presidido por Alfredo M. Aguayo, fue publicada por la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad Nacional e igualmente por la Editorial El Dante de La Habana, en ambos casos durante 1925.
En el Primer Congreso Nacional del Niño, celebrado en La Habana en 1929, presenta una ponencia titulada: “Causas de la anormalidad en nuestros niños. Estudio local de las mismas. Medios de combatirlas”, que se publica en las Memorias del Congreso.
Labora en la Enseñanza Primaria Superior y en 1928 fue designada Instructora de Psicología Pedagógica de la Escuela de Pedagogía de la Universidad Nacional, donde en 1934 se encarga de la Cátedra de Psicología Pedagógica e Higiene Escolar. Alcanza la condición de Profesora Titular en 1941 y publica sendos tomos de la materia que explica. La calidad de su labor profesional la hace ocupar el cargo de Vicedecana de la Facultad de Educación.
Vale destacar que la profesora García Herrera convierte sus conferencias en libros de textos, primeramente en Psicología Pedagógica e Higiene Escolar desde que inicia su labor profesional universitaria, lo que es una tradición de los mejores profesores en Cuba.
En el expediente administrativo se informa de sus viajes y estudios al exterior, entre ellos: delegada y ponente de la Universidad de La Habana al Primer Congreso Internacional del niño deficiente, evento que tuvo como sede la ciudad de Ginebra, entre el 24 y el 28 de junio de 1939.
Se constata el disfrute de un año de estudios en The New York Institute for the Education of the Blind, Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos, entre 1941 y 1942. Recibió los cursos siguientes:
Psicología y Educación de Ciegos (1941-1942). Director: Dr. Merle E. Frampton, profesor de la Universidad de Columbia.
Especialización sobre la Psicología. Diagnóstico de la personalidad por el Método Rorschach (verano de 1942). Director: Dr. Bruno Klopfel, profesor de la Universidad de Columbia, Nueva York.
Curso de Inglés. Composición y redacción (1941-1942). Universidad de Columbia.
La profesora García Herrera rindió un amplio informe con fecha 26 de julio de 1943 que consta de dos volúmenes con 73 páginas el primero y 115 el segundo, donde caracteriza y valora el contenido e importancia de la metodología utilizada para la enseñanza y el aprendizaje de alumnos ciegos y débiles visuales, ilustrado con fotos de los alumnos donde ocupa un espacio importante la terapia ocupacional. Es una experiencia que invita al análisis y la reflexión actual.
Que la Aurora García haya cursado estos estudios de posgrados a pesar del decursar de la Segunda Guerra Mundial, dice mucho del interés de preparación de la destacada profesora y del nivel de actualización de la pedagogía cubana.
Dueñas (2006) considera que la Dra. Aurora García tiene el mérito histórico de haber llevado el psicodiagnóstico de Rorschach a las aulas de nuestro máximo centro de Educación Superior, mediante la docencia de Psicología Pedagógica, que la profesora impartió durante más de 30 años a los alumnos de la carrera de Pedagogía. Igualmente reconoce su amplia cultura, modestia y entrega a los demás.
Luisa Toledo (2007) valora la urgencia que tenía la preparación de los educadores en el tratamiento de los alumnos con discapacidades, si se tiene en cuenta que estos contenidos no se incluían como asignaturas en los primeros planes de estudio de las Escuelas Normales abiertas a partir de la Ley Escolar de 1915.
García Herrera se ocupó de impartir Higiene Mental como asignatura independiente de tercer año de la carrera de Pedagogía desde 1943 y por solicitud de sus alumnos publicó sus conferencias en un texto imprescindible en una ciencia novedosa en esos momentos que conjuga diversas ramas del saber como la psicología, fisiología, sociología, bioquímica, neurología, psiquiatría, psicopatología, biología, pedagogía y otras. El sumario del texto de 1948 lo corrobora en los títulos de algunos capítulos: concepto y funciones de la higiene mental, desarrollo histórico de la higiene mental, las enfermedades mentales, los métodos de la higiene mental, la pedagogía terapéutica en la profilaxis de las enfermedades mentales, dimensiones de gran valor.
El Consejo Universitario decidía cada año, de manera excepcional, la condición de Profesor Emérito sobre los catedráticos con una trayectoria relevante y un prestigio reconocido en el claustro. Esa condición recayó en 1955 en la Dra. Aurora García Herrera, acto que fue recogido en la revista Vida Universitaria, donde aparece su imagen en la presidencia, segunda de izquierda a derecha, escoltada por el Rector Clemente Inclán y la profesora Ana Fermina Echegoyen.
El 10 de noviembre de 1959, a la edad de 66 años, solicita retiro. Residía en Malecón No. 51, tercer piso. Ruega al Rector en carta del 2 de diciembre de 1959 autorización para trasladarse a Miami para el cuidado de su hermana enferma. Se reincorporó a la facultad después de 20 días de licencia. El 29 febrero 1960 renuncia al cargo en consideración que tiene concedida la jubilación, merecida y necesaria.
CONCLUSIONES
La relevancia de la trayectoria profesional de la Dra. Aurora García Herrera debe verse en su crecimiento intelectual y humano desde su docencia en la enseña primaria, el trabajo sostenido en la formación de pedagogos en la Universidad de La Habana y su contribución permanente como catedrática y profesora de mérito, donde no solo imparte los contenidos de cada curso escolar, desarrolla investigaciones, presenta sus resultados en eventos nacionales y en otros países y, por si fuera poco, redacta y publica los textos imprescindibles que permiten el aprendizaje desarrollador y el ejercicio profesional a la altura de su tiempo. El reconocimiento a su obra y el legado de su ejemplo son fortalezas que privilegian la pedagogía cubana y que debemos atesorar.