INTRODUCCIÓN
La motricidad humana considera el movimiento como un medio de comunicación, expresión y relación con los demás, además de que es fundamental en el desarrollo armónico de la personalidad, debido a que los niños no solo desarrollan sus habilidades motoras, sino que esta les permite integrar el pensamiento, las emociones y la socialización.1,2
Un adecuado desarrollo de la motricidad en los grupos influye en lo emocional y en el aprendizaje racional y conceptual. Una experiencia motriz basada en la exploración del espacio, la ejecución de actividades que inviten a las relaciones, en vivencias espacio-temporales, en el desarrollo del esquema corporal, en el buen manejo de la respiración, de la lateralidad y del equilibrio, allana el camino para el desarrollo pleno del niño.2
En el proceso de educación y desarrollo de la motricidad se producen marcadas transformaciones y adquisiciones, entre las que se manifiesta el creciente desarrollo de las habilidades motrices y capacidades físicas en estrecha interrelación. Estas evoluciones que se van produciendo se caracterizan por un notable incremento en la calidad de su ejecución, pues su accionar en el entorno es más preciso, coordinado y regulado en correspondencia con el espacio y el tiempo. En consecuencia, esta creciente actividad motriz hace que aumente la coordinación de los movimientos, cuando el sujeto camina, corre, trepa, salta, escala, lanza y captura objetos, entre otras habilidades.1,3
Una educación física de calidad promueve la competencia motriz para estructurar el pensamiento, expresar sentimientos y enriquecer la comprensión, le adjudica a la educación física en la etapa infantil: “… una vía esencial para el desarrollo de una motricidad expresada en hábitos, competencias, actitudes y conocimientos necesarios para toda la vida, lógicamente a través del movimiento.4
La educación del desarrollo motor infantil ha de ser consecuente con una determinada motricidad, la cual transforme sus emociones en expresiones, distinga sus facultades motrices y creadoras, vierta su espíritu y proyecte su individualidad a través del aprendizaje de acciones o conductas motrices con enfoque lúdico; son acciones que van favoreciendo anticipadamente la educación de un niño más competente desde su motricidad.5,6
El presente estudio tiene como objetivo: describir el estado de algunos indicadores psicomotores, como indicio de competencia motriz, en niños de cuatro años en Santa Clara, necesarios para su seguimiento desde la atención primaria de salud y la educación y promoción de salud.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo con diseño no experimental en el área de salud correspondiente al Policlínico Universitario “Roberto Fleites” de Santa Clara. La población estuvo constituida por veinte niños de ambos sexos atendidos en los consultorios médicos (CM) 19-12 y 19-13 enmarcados en dicha área de salud, atendidos educativamente por la vía no institucional o programa intersectorial “Educa a tu Hijo” (PIETH); diez de cada consultorio. En lo adelante, los grupos se denominarán como PIETH-CM 19-12 y PIETH-CM 19-13.
Participaron además la doctora y la enfermera de la familia, la promotora de salud y el profesor de Actividad Física Comunitaria, que atiende el programa por el combinado deportivo de la comunidad; todos brindaron la información solicitada en la entrevista.
Entre los métodos teóricos se utilizó el analítico sintético, que facilitó el análisis y concreción de las concepciones teóricas asumidas. Además, fueron analizados los resultados de los distintos métodos e instrumentos aplicados. El método inductivo deductivo permitió analizar la problemática general de la experiencia, en su tránsito a lo particular.
Como métodos empíricos para la recolección de la información, se utilizó el análisis documental, que permitió profundizar en las indicaciones de los folletos “Educa a tu Hijo” en relación con el desarrollo de la motricidad en estas edades, así como documentos del nuevo currículo del prescolar en perfeccionamiento.
La observación fue empleada para percibir el comportamiento de las habilidades motrices de los niños y niñas. Se observaron diez actividades conjuntas de educación física: cinco en el PIETH-CM 19-12 y cinco en el PIETH- CM 19-13.
Con el objetivo obtener la información necesaria acerca del desarrollo de la motricidad en los niños, se aplicó un cuestionario en forma de entrevista a las doctoras de ambos consultorios, a la promotora del programa en la comunidad y al profesor de Actividad Física Comunitaria.
La triangulación metodológica se utilizó para contrastar la información aportada por diferentes métodos, con el objetivo de arribar a regularidades sobre la información obtenida en la revisión de los documentos y a través de la opinión de los profesionales entrevistados.
Para el procesamiento y análisis de la información se utilizó el método estadístico matemático, específicamente la técnica estadística descriptiva conocida como distribución empírica de frecuencia, con el propósito de procesar los datos emanados del resto de los métodos de recolección.
Para utilizar la población de niños se obtuvo el consentimiento informado de los padres o representantes legales. La aplicación de este principio ético en la atención médica pediátrica por parte de los profesionales de la salud es un aspecto importante en el mejoramiento de su calidad. El cumplimiento del principio ético de autonomía por parte de los padres de los niños implica el derecho por la decisión que toman estos y el respeto por la persona que participa en la investigación, que es el propio niño.7 Los profesionales empleados accedieron con antelación a la participación en la investigación. Estos elementos permiten cumplir con declaraciones éticas.
La variable analizada en el estudio fue el comportamiento de indicadores psicomotores a partir de las órdenes verbales de los docentes; cuyos indicadores se describen como:
Colocarse delante de la silla
Colocarse al lado de la silla
Colocarse detrás de la silla
Colocarse dentro de aro
Colocarse entre aros
Colocarse fuera del aro
Colocarse con un pie dentro otro fuera del aro
Caminar alrededor de (la silla o el aro)
Se creó una escala de valores para cuantificar los resultados:
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Resultado de la triangulación metodológica entre la revisión documental y la entrevista a los docentes:
En la documentación revisada se constató que las orientaciones metodológicas para estimular el desarrollo psicomotor del prescolar de cuatro años están claramente indicadas, pero no en función de estimular la competencia motriz. En cuanto al preescolar de cinco a seis años ocurre lo mismo, pero sí declaran la necesidad de herramientas para estimularlos.
Los profesionales entrevistados admiten la necesidad de conocer el comportamiento de indicadores psicomotores del niño para la estimulación de la motricidad como premisa de desarrollo de esa competencia. Reconocen que el trabajo de los componentes psicomotores desde las diferentes áreas del desarrollo es imprescindible.
Se constató a través de la recolección de datos en el trabajo de campo una distribución equitativa en ambos sexos y las vías educativas a las que pertenecen los niños y niñas; en tanto la edad se comporta en un promedio de cuatro años y cuatro meses. Referente a las vías educativas de las cuales procede la población estudiada, se comportó en igual proporción: 50 % en el Circulo Infantil, 50 % en el programa intersectorial “Educa a Tu Hijo”. En el caso de la edad el promedio es superior en los prescolares de la vía no institucional, en un aproximado de seis meses.
Resultados del comportamiento de los indicadores psicomotores en la población investigada:
El comportamiento de los indicadores psicomotores a partir de las órdenes verbales de los docentes fue observado en diez actividades conjuntas de educación física: cinco en el PIETH-CM 19-12 y cinco en el PIETH-CM 19-13, como se muestra en la Figura 1.
En la Figura 1 se muestra como más del 70 % de los infantes del PIETH-CM 19-12 lograron ejecutar, de manera independiente, seis de los ocho indicadores, de manera que resultaron evaluados de bien, al colocarse al lado de la silla, detrás de la silla, delante de la silla, dentro y fuera del aro, y con un pie dentro de este. Los indicadores no logrados por el 10 % en este grupo (un niño) fueron colocarse detrás de la silla, entre aros, con un pie dentro y caminar alrededor del aro.
En la Figura 2 se muestra cómo en cuatro de los ocho indicadores evaluados se logró que más del 50 % de los niños del PIETH-CM 19-13 obtuvieran calificación de bien, ejecutaron, de manera independiente y segura, las órdenes de colocarse al lado y delante de la silla, dentro y fuera del aro. Los indicadores no logrados por al menos el 30 % en este grupo fueron colocarse entre aros, con un pie dentro y detrás de la silla.
Como se observa en la Figura 3, los indicadores que los infantes lograron con mayor grado de independencia y seguridad fueron colocarse al lado de la silla, detrás de la silla, fuera del aro y delante de la silla; de manera general, entre el 70 % y 80 % de la población. Los indicadores no logrados por al menos cuatro niños o niñas fueron colocarse dentro del aro, con un pie dentro y el otro afuera, entre aros y caminar alrededor de estos.
La Figura 4 representa el comportamiento general de la evaluación de los indicadores en ambos grupos. Se puede apreciar como los niños y niñas del PIETH-CM 19-12 obtuvieron mejores resultados, en tanto fueron evaluados de bien en el 50 % de los indicadores, mientras que el 30 % fueron evaluados de regular; no se destaca ningún indicador evaluado de mal. En el caso de los niños y niñas del PIETH-CM 19-13, la evaluación de los indicadores se reflejó más deficiente, pues, respectivamente, el 60 % y el 20 % de los indicadores fueron evaluados de regular y mal.
Los resultados encontrados coinciden en alguna medida con otras investigaciones que también abordaron indicadores psicomotores y su relación con la competencia motriz.3,8 El comportamiento favorable de los indicadores evaluados en el grupo de niños y niñas del PIETH-CM 19-12 los coloca en mejores condiciones para la adquisición y desarrollo de la competencia motriz, ya que los sujetos mostraron mayor capacidad de toma de decisiones efectivas al realizar movimientos intencionados en la tarea motriz encomendada. Ello permite inferir que los niños del Circulo Infantil son más seguros e independientes y poseen más posibilidades o perspectivas de ser competentes según sus capacidades motrices y, por tanto, de interactuar con su entorno de forma efectiva.
Por otra parte, los resultados positivos obtenidos por el 70 % del grupo muestreado del PIETH-CM 19-12 y el 50 % de los del PIETH-CM 19-13 que lograron ejecutar, de manera independiente y segura, las órdenes de colocarse al lado y delante de la silla, dentro y fuera del aro les favorece para la construcción de la competencia motriz; ello coincide con Pérez Hernández et al.,9 quienes al evaluar en su población investigada el “Aspecto de evaluación 1. Proyecta la lateralidad en los objetos del espacio”, obtuvo como resultado que en un 82 % de los alumnos aumentó el dominio de la capacidad perceptivo-motriz, así como de las nociones topológicas para orientarse en el espacio con relación a la disposición de los otros y de los objetos.
La reflexión sobre el comportamiento general de los indicadores en ambos grupos se corresponde también los mencionados autores,9 quienes aseveran que el conocimiento de los indicadores psicomotores permite desarrollar en los niños su motricidad y disponibilidad corporal como premisas de una posible competencia motriz, elemento que se acoge al resultado general de los indicadores, en que aquellos sujetos que mostraron mayor grado de independencia y seguridad, comprendidos en el 80 % y el 70 % de la población en general, están en mejores condiciones para ser competentes motrizmente en edades venideras.
Finalmente, con los resultados obtenidos en los indicadores no logrados en el grupo estudiado del PIETH-CM 19-13 (30 %) se corrobora la importancia y necesidad de alcanzar un buen desarrollo psicomotor en esta etapa, como influencia positiva en la adquisición de la competencia motriz y su beneficio para el desarrollo de otras habilidades cognitivas, sociales y afectivas.7
El tema de la competencia motriz en el ámbito internacional ha sido abordado por varios investigadores.10,11,12 Desde sus perspectivas, la competencia motriz de un sujeto se aprecia desde su postura o movimientos intencionados hasta la resolución a los problemas motrices que ofrece.
Una de las primeras constataciones que pueden realizarse es que las sesiones de aprendizaje en educación física son, en esencia, sesiones de adquisición y consolidación de habilidades y destrezas motrices, en que la coordinación y la competencia son claras expresiones de la capacidad de ajustar los patrones de movimiento a las circunstancias cambiantes del medio.9,13,) Incluso cuando estas características son inherentes a todos los grupos de edades, en los niños de cuatro y cinco años aparecen elementos que los hacen particulares.3,12
CONCLUSIONES
Se describieron los indicadores psicomotores en infantes del área de salud del Policlínico Universitario “Roberto Fleites” de Santa Cara, y su relación con la adecuada competencia motriz. Se destaca la importancia de la atención de estos aspectos del desarrollo psicomotor del niños desde la atención primaria de salud, en función de la promoción de salud desde edades tempranas y al mismo tiempo la educación en salud a través de los programas establecidos a tales efectos por el sistema de salud cubano.