Sr. Editor:
He leído con interés el trabajo publicado recientemente en CorSalud, que analiza la producción científica de la Revista entre los años 2009 y 20171. Este tipo de análisis permite conocer con mayor detalle la evolución de la calidad y cantidad de la investigación científica que se publica, no solo en una revista en concreto, sino también la del nicho científico que dicha revista ocupa, tanto en relación a su especialidad (en el caso de CorSalud, cardiología) como a la de la comunidad científica a la que sirve (en este caso, investigadores cubanos). Es reconfortante ver cómo CorSalud ha mantenido unos buenos indicadores cienciométricos durante todo este período.
En este sentido, en mi experiencia como editor de la revista Emergencias (dedicada a la medicina de urgencias y emergencias, y que sirve primordialmente a la comunidad científica española), la verificación de esta buena salud científica precede a la presentación y eventual aceptación de la revista en los repertorios Science Citation Index y Journal Citation Reports; y, por ende, a la consecución de un factor de impacto, que es muy importante tanto para la revista como para los investigadores que en ella publican: tal fue el caso de Emergencias. Así, tras comprobar que la producción científica de los autores que contribuían con ella (esencialmente urgenciólogos)2,3 y también la que se publicaba desde sus propias páginas reunían una calidad suficiente4,5, se presentó y superó con éxito el proceso de indexación en los citados repertorios del más alto prestigio internacional6. Sin dudas, en un futuro cercano, este será también el caso de CorSalud.
Sin embargo, el proceso de análisis cienciométrico no debe detenerse con la consecución de los objetivos de indexación, pues es también una herramienta extraordinaria en sí misma para seguir supervisando la mejoría de la calidad de la investigación7,8. En este sentido, la identificación de los artículos publicados que han tenido mayor repercusión9, el análisis del contenido científico de los congresos nacionales de la especialidad10 o la descripción de las redes de colaboración11 son elementos accesibles al análisis cienciométrico, que contribuyen a un mejor entendimiento de las relaciones que se establecen entre investigadores y revistas científicas. Solo así puede conseguirse una mejora continua en la calidad de una revista científica12,13; que, a la postre, pretende ser el mejor vehículo de difusión de los avances de una comunidad investigadora determinada. Y, sin duda, los avances científicos van parejos de una mejor actividad asistencial y docente de los médicos que la practican14.
Es destacable, pues, que el artículo de los doctores Naranjo y Arman1 contenga muchos de los elementos cienciométricos anteriormente comentados. El esfuerzo en recopilar estos datos en ocasiones es grande, pero necesario para conocer los puntos fuertes y débiles de un proyecto editorial. Y los resultados que los autores aportan generan los mejores augurios para CorSalud. Esto es motivo de alegría no solo para los lectores de la mencionada revista, sino para toda la comunidad científica hispanohablante en general, pues es bien sabida y reconocida la escasa representación que tiene la ciencia hecha y transmitida en español en la escena investigadora internacional15,16.