Introducción
Los centros penitenciarios se caracterizan por su complejidad. La situación de encarcelamiento y las condiciones de privación de libertad, pueden ser provocadoras de reacciones psicológicas en cadena, generadas por la tensión emocional permanente.1
Las personas que ingresan en este tipo de instalaciones, lo hacen debido a un comportamiento socialmente inadaptado que los ha llevado a entrar en conflicto con la ley. En la prisión, suelen encontrarse un ambiente caracterizado por el aislamiento afectivo, la vigilancia, la escasa intimidad, la rutina, las frustraciones reiteradas y una nueva escala de valores que, entre otras cosas, condiciona relaciones interpersonales basadas en la desconfianza y la agresividad. Todos estos factores podrían facilitar la aparición de desajustes psicológicos.2
Con la entrada en prisión se pueden observar respuestas regresivas y anhelantes. En casos de inadaptación, se evoluciona a un desajuste en pautas de conducta con reacciones violentas, además de un daño a nivel afectivo con características de ansiedad y depresión.1,3,4) Algunos individuos evolucionan hacia enfermedades mentales graves, con cuadros depresivos de larga evolución e incluso, conductas suicidas.5) También puede observarse un acrecentamiento en cuanto a la condición de dependencia, así como una desvalorización del propio individuo.4,6
Se reconoce que violentar la fase de adaptación a la institución penal, provoca efectos patológicos asociados al internamiento. En personas privadas de la libertad, los trastornos mentales más comunes son: depresión, ansiedad, psicosis, trastorno de personalidad y abuso de sustancias, e incremento del riesgo de suicidio.5) Estudios a nivel mundial revelan que 9 de cada 10 internos presentan algún tipo de alteración en su salud mental; las tasas oscilan entre 2 y 4 % en trastornos como la esquizofrenia, 10 al 12 % en el trastorno depresivo y 50 al 75 % en los trastornos de personalidad.7
El estado mental de un recluso puede verse afectado por el grado de libertad, tipo de régimen carcelario y tiempo de condena. No es suficiente con observar las características legales del internamiento, también es necesario tener en cuenta la calidad de vida y el tipo de relaciones que los internos establecen en prisión. El tiempo se considera un factor determinante, pues podría generar un aumento de estas consecuencias negativas provocadas por el proceso de prisionización.1) Este efecto nocivo de la pena privativa de libertad sobre la salud mental de los internos, tiene como efecto futuro una alta probabilidad de reincidencia.7) El ingreso en la cárcel, se acompaña de ansiedad, depresión, consumo de sustancias, entre otros.8
Las tensiones propias del ingreso se alivian debido a la exposición a la realidad carcelaria, a través del conocimiento de las circunstancias que definen la estancia en prisión, pero no desaparecen por completo. El interno supera la ansiedad reactiva al ingreso, pero mantiene cierto nivel, que no le abandona durante su estancia en prisión.9) A nivel emocional, la detención y encarcelamiento se asocian con altos niveles de sintomatología de ansiedad y depresión.8) Se estima que la prevalencia de enfermedades mentales es mayor en personas encarceladas que en población general.10
En Cuba, la prisión provisional constituye una de las instituciones de mayor polémica, debido a su uso en el proceso penal, pues es considerada por muchos como una pena anticipada, mientras que para otros, es una medida cautelar de carácter excepcional.11) Se trata de una medida legal impuesta a comisores de delitos que aún no cuentan con una sanción o pena, que se encuentran pendientes a la celebración de su juicio, o que han presentado o presentan riesgos de huida. Se considera polémica, porque el estado cubano asegura, mediante su ejecución, la presencia del comisor del delito en las vistas de su caso; pero por otro lado es restrictiva, porque el individuo puede dar seguimiento a su caso, en condición de libertad.11
En el sistema penal, existe una clasificación de la población penal en grupos denominados colectivos, los cuales se dividen, según su grado de peligrosidad, en colectivo de máxima, media y mínima seguridad. En el centro penitenciario en el cual se realiza el estudio, los reclusos se encuentran distribuidos en dos grupos fundamentales: prisión provisional y prisión severa. En el primero están los internos a los cuales se les tramita su situación legal, detenidos bajo investigación y pendientes a juicio. Estos internos no tienen conocimiento pleno o a término de su situación legal. El segundo grupo, están los detenidos pertenecientes al régimen severo. Son personas ya tramitadas legalmente, con conocimiento de sanción o duración de la pena carcelaria, quienes generalmente cumplen un periodo de privación de libertad de 6 a 10 años. Si la condena excede los 10 años de privación de libertad, son trasladados hacia otras instalaciones.
Debido a la importancia que revisten los estudios en los cuales se vinculan las variables psicológicas y el proceso de encarcelamiento, la presente investigación tiene el objetivo de describir la ansiedad, la depresión, el bienestar subjetivo y el estado de salud mental general, en internos de régimen provisional y severo.
Métodos
Se realizó un estudio de tipo descriptivo con un diseño transversal, cuantitativo; se utiliza el cuestionario como herramienta.12) Fue realizado en un centro penitenciario cubano de prisión provisional, que ofrece atención a internos masculinos.
La población la constituyeron los internos pertenecientes a los regímenes de prisión provisional (grupo régimen provisional), y severos (grupo prisión severa). Se realizó un muestreo intencional a partir de los siguientes criterios:
Criterios de inclusión: ser recluso con internamiento en el centro en los regímenes provisional o severo; ausencia de trastornos mentales o psiquiátricos diagnosticados con anterioridad y voluntariedad para participar en la investigación.
Criterio de exclusión: presencia de dificultades visuales, auditivas o motrices que impidiesen la evaluación.
Criterios de salida: sesiones incompletas y abandono voluntario de la investigación.
El estudio se llevó a cabo entre los meses de enero y mayo de 2019. Se incluyeron 70 sujetos, 35 del grupo régimen provisional y 35 del régimen severo.
Instrumentos de evaluación y variables
Test de Zung y Conde (Self-Rating Depression Scale), prueba validada en población cubana, con altos niveles de confiabilidad,13 para el nivel de depresión y sus puntajes: síntomas situacionales depresivos (20-35 puntos); distimia depresiva moderada (36-56 puntos) y grave distimia depresiva (57-80 puntos).
Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad (ISRA-B).14 También validado para población cubana.15) Para los síntomas ansiosos y los puntajes: ausencia de ansiedad (5-25 puntos); ansiedad moderada (26 - 75 puntos) y ansiedad grave (76 puntos y más).
Escala de Bienestar Subjetivo.16) En este caso los 30 ítems que responden al constructo bienestar subjetivo. Los puntajes totales abarcan desde 30 puntos hasta 150.
Cuestionario de Salud Mental de Goldberg (GHQ). Para el estudio se empleó la versión corta de 12 ítems adaptada y validada para la población cubana.17) Se obtiene la salud autopercibida y salud mental general. Los puntajes por debajo de 10, indican bajo deterioro de la salud mental; entre 11 y 16 puntos, existen índices de normalidad; y por encima de 17 puntos se estima un alto deterioro de la salud mental.
Otras variables: nivel de escolaridad; estado civil y edad de los participantes.
Procedimientos para el estudio
Etapa 1 (negociación): la investigación fue aprobada por el Comité de Ética de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas y por la institución de atención a cadetes insertados del Ministerio del Interior (Minint). Se obtuvo el consentimiento de las autoridades para el acceso a la institución penitenciaria.
Etapa 2 (instrumental-diagnóstica): se trabajó en 6 sesiones, 3 con cada grupo y se realizaron de manera homóloga, pero no simultánea. Se inició el trabajo con el grupo régimen provisional, y luego se procedió con el grupo régimen severo. En la primera sesión se explicaron los objetivos investigativos y se firmó el consentimiento informado. La participación en la investigación fue voluntaria, esclarecido tanto a los directivos institucionales como a los participantes. Se insistió que cada uno tenía la opción de abandonar la investigación si fuese su deseo, sin consecuencias de ningún tipo.
En la segunda sesión, se evaluó el bienestar subjetivo y el estado de salud mental general. En la tercera se evaluaron la ansiedad y la depresión. El proceso de aplicación se realizó en 30 minutos por participante y se empleó papel y lápiz para las pruebas.
Etapa 3 (procesamiento y análisis de datos): se utilizó el paquete estadístico SPSS para Windows en su versión 22.0. Se confeccionaron tablas de frecuencia y contingencia. Se empleó la Prueba T para muestras independientes con el objetivo de comparar los grupos en cuanto a las manifestaciones de ansiedad, depresión, bienestar subjetivo y salud mental general, de acuerdo con el régimen de internamiento y se valoró la significación estadística a través del valor de p. El tamaño del efecto para las variables ansiedad, depresión, bienestar subjetivo y salud mental general, se calculó a través de la d de Cohen.
Resultados
La tabla 1 muestra la distribución de las variables sociodemográficas.
En la tabla 2, se muestra que según el régimen de internamiento, se evidenciaron escasos índices de normalidad en cuanto a la percepción de la salud mental general. En ambos regímenes, se observó alta percepción del deterioro de la salud mental general. La variable bienestar subjetivo, mostró valores similares en ambos grupos, con mínimas diferencias entre los altos y bajos niveles de bienestar. La mayoría de los participantes mostró niveles de ansiedad moderada.
La vivencia de depresión también fue elevada; se observó distimia moderada y grave. La vivencia de síntomas situacionales depresivos, se presentó en una menor proporción, aunque todos los participantes del régimen de prisión provisional, presentaron alguna variante de depresión (tabla 3).
En la comparación de las principales dimensiones y factores de cada una de las variables analizadas, se realizó una comparación de medias entre los grupos. Los resultados no mostraron diferencias significativas. No obstante, se encontraron tamaños de efectos pequeños para todas las variables y sus factores (tabla 4).
Discusión
Al respecto de la presencia de manifestaciones psicológicas displacenteras, hoy se reconoce que en el contexto de los centros penitenciarios y carcelarios, la incidencia de alteraciones psiquiátricas es hasta 7 veces mayor que en la población general.18
En este sentido, se obtuvo un deterioro de la salud mental en los participantes. Estos resultados pueden explicarse a través de dos tipos de análisis: en el caso de los participantes de prisión provisional, por la vivencia de los cambios propios de un entorno hacia otro, al ser la primera vez que se enfrentan a la privación de libertad. En investigaciones similares, los internos de nuevo ingreso, han asociado su malestar al propio hecho de la privación de libertad y la necesidad de adaptarse a un contexto nuevo, diferente.19
En el caso de los participantes procedentes del régimen severo, este resultado puede explicarse por la cantidad de años que han vivido recluidos. El conocimiento de su condena los puede llevar a elaborar posibles escenarios, en los cuales se pierden las relaciones interpersonales significativas. En estudios con reclusos reincidentes, el malestar en cuanto a la salud mental se ha asociado con el distanciamiento familiar y la imposibilidad de ver a los hijos; la ruptura o separación con la pareja; y en una menor medida, la situación de encarcelamiento. Los internos reincidentes, que ya cuentan con sentencia para su causa, atraviesan una etapa de adaptación al contexto carcelario, diferente de quienes aún tienen expectativas respecto de su libertad.20
En cuanto a la vivencia de ansiedad, los niveles se mostraron en su mayoría altos. La vivencia de ansiedad en regímenes penitenciarios resulta bastante documentada en la literatura y se abordan los mecanismos adaptativos que debe llevar a cabo un individuo ante el cambio drástico que supone la inserción en este tipo de contexto. Además, se ha indicado que los jóvenes muestran mayores niveles de malestar psicológico, sobre todo en la dimensión de ansiedad, así como más presencia de emociones negativas en los contextos carcelarios;21) cuestión que resulta coherente si se analizan los grupos etáreos predominantes en el presente estudio.
En personas privadas de la libertad, los cuadros ansiosos suelen también estar originados por las interacciones con su entorno,22) y se pueden observar conductas inapropiadas que generan miedo, intranquilidad, preocupación y angustia. Además, se ha planteado que los primeros síntomas derivados de un proceso de internamiento, son de carácter fisiológico.1) Más adelante, tienden a remitir los niveles de ansiedad manifiestos desde el componente fisiológico, y comienza a aparecer la ansiedad situacional.
Se ha planteado que los internos tienden a presentar ansiedad, baja autoestima, somatización, insomnio, depresión, entre otros.1) En cuanto a la depresión, aun cuando no fueron encontradas diferencias estadísticamente significativas, el tamaño de efecto resultó pequeño. Ello indicó que, de forma coherente con los resultados del análisis descriptivo de esta variable, fueron los participantes pertenecientes al régimen prisión provisional quienes manifestaron mayores niveles de depresión, en comparación con los participantes del régimen severo. La incidencia de la depresión en reclusos resulta alarmante, muchas veces, se vincula a conductas suicidas; es una temática que recibe escasa atención.10
En Colombia se considera que la población carcelaria es vulnerable a presentar cuadros depresivos,5) de igual forma en Perú, los internos tienden a desarrollar disímiles enfermedades mentales, entre ellas, cuadros de angustia.8) También han sido encontrados altos niveles de depresión en prisiones de Etiopía, relacionados con la satisfacción con la vida antes de ingresar a la prisión, tasas de suicidio y la percepción de apoyo social.10
En cuanto al bienestar subjetivo, se reconoce la escasez de investigaciones que evalúen los recursos psicológicos, la presencia de emociones positivas y el bienestar en los reclusos.21) En el presente estudio, se encontró que los participantes pertenecientes al régimen severo, mostraron niveles superiores de percepción de bienestar subjetivo, en comparación con los participantes del régimen provisional. Estos resultados pueden explicarse por lo referido por disímiles autores al respecto del período de adaptación por el que atraviesan los internos recluidos en regímenes severos, vinculado con la aceptación de la condena y la reducción de los niveles de incertidumbre.4,20)
En la presente investigación están como limitaciones, que no se trata de una muestra amplia y los resultados no son generalizables; además se trabajó solo con sujetos del sexo masculino.
En los sujetos estudiados se encontraron niveles de ansiedad moderada y altos de depresión. La mayoría de los participantes mostró altos niveles de deterioro de su salud mental. No obstante, se percibieron altos niveles de bienestar subjetivo. Los sujetos del régimen severo, mostraron mayores niveles de ansiedad y los de prisión provisional exhibieron niveles más altos de depresión.
Se encontraron altos niveles de deterioro del estado de salud mental general en el grupo de prisión provisional. En el grupo de prisión severa, se reportaron altos niveles de percepción del bienestar subjetivo.