INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS) al inicio de 2020, señaló a la enfermedad por un nuevo coronavirus denominado SARS-CoV-2, como un serio desafío para la salud pública mundial.1 Desde entonces, los casos de la COVID-19 se expandieron rápidamente por el mundo y abarcaron los 5 continentes en apenas 2 meses.2 Este incremento en los casos, durante su primera etapa, produjo un enlentecimiento en la capacidad de respuesta de los sistemas de salud de una manera sin precedentes.
La OMS recomendó usar implementos de protección personal, evitar contactos estrechos, cuarentenas de personas contagiadas en domicilios o instituciones de salud, hasta restricciones de movilidad.3 Para que estas recomendaciones fueran cumplidas, los gobiernos adoptaron medidas restrictivas en múltiples ámbitos, en especial las relacionadas con la restricción de la interacción social, para así enfrentar el auge de la transmisión de la COVID-19.4 Esta situación produjo una drástica alteración de los hábitos de trabajo, ocio, actividad física, compra, ingesta alimentaria y salud mental de los seres humanos.5,6
Si bien este tipo de medidas ayudaron a disminuir los casos de la COVID-19, por otra parte, la prolongada e indefinida estadía en los hogares podría haber alterado el consumo alimentario. Es decir, las personas expuestas a restricciones de movilidad pudiesen haber generado un incremento de los niveles de ansiedad, estrés, vicios, pero, sobre todo, alteraciones en el peso corporal.7,8
En las últimas décadas se han detectado modificaciones en los hábitos alimentarios en el mundo, transitando de una alimentación basada en alimentos naturales o poco procesados, a una rica en alimentos ultraprocesados.9 No obstante, lo observado durante la cuarentena podría haber cambiado estos hábitos. Por ejemplo, la conexión social y las conductas alimentarias están vinculadas y los cambios en el entorno de los seres humanos pueden repercutir en estos patrones dietéticos.10
La información sobre el cambio de hábitos y consumo alimentario durante el confinamiento por la COVID-19 son escasos. Desde finales del año 2020 se ha visto un aumento de estudios en esta área, lo cual permite llevar a cabo una revisión que recopile información de cambios en la ingesta alimentaria en personas expuestas al confinamiento, así como su repercusión en la salud mental y física.
El presente trabajo es una revisión narrativa de la literatura, que buscó abordar cambios en el consumo alimentario de personas adultas sanas, durante el confinamiento por la COVID-19. El presente trabajo siguió la directriz Scale for the quality assessment of narrative review articles (SANRA). La búsqueda bibliográfica se realizó en las bases de datos MEDLINE a través de la interfaz PubMed y Web of Science Core Colletion (WOS), a través de su interfaz. Los criterios de inclusión fueron: artículos publicados en inglés, español y portugués; publicados entre enero de 2020 y junio de 2021, tiempo en el que se realizaron las publicaciones con respecto a la relación de la COVID-19 y el período de encierro en distintos países.
Los estudios seleccionados fueron todas las publicaciones relacionadas con información sobre dieta, hábitos y consumo alimentario, durante el confinamiento en pandemia de la COVID-19 (SARS-CoV2), en adultos sanos. Se seleccionaron los resultados de la búsqueda en primera instancia mediante la revisión del título y resumen. Posteriormente, se revisó el documento completo para verificar el cumplimiento de los criterios de inclusión. Se excluyeron datos relativos al encierro o confinamiento en poblaciones que presentaran ansiedad, estrés o trastornos de la conducta alimentaria.
Las palabras claves utilizadas en la estrategia de búsqueda para PubMed fueron: ("COVID-19" OR "SARS-CoV2" OR "Lockdown" OR "Pandemic") AND ("Dietary habits" OR "Diet" OR "Food intake" OR "Eating behavior") NOT ("Children" OR "Adolescent" OR "Animals" OR "Mice" OR "Rat"). La estrategia fue adaptada para aplicarla en la interfaz de WOS. Los artículos fueron evaluados por 2 expertos pertenecientes a los autores del trabajo. Cualquier conflicto que involucrara algún estudio con inexistencia de criterios de selección, fueron eliminados luego de obtener el primer filtro. Esta decisión fue apoyada por un tercer autor, en casos de dudas. De los 106 artículos obtenidos, 97 fueron descartados tras el análisis del título y resumen, finalmente quedaron 19 artículos incluidos.
La presente revisión tiene como finalidad describir los cambios en el consumo de alimentos durante el confinamiento por la COVID-19 en adultos sanos.
DESARROLLO
Consumo de lácteos
Del total de estudios analizados, 5 examinaron la ingesta de lácteos durante los períodos de encierro.11,12,13,14,15 En estos se observan resultados disímiles. Ali y otros12) refieren que la mayoría de la muestra incrementó la ingesta de lácteos (aproximadamente el 48 % de los sujetos consultados); por el contrario, Yang y otros13 indican que el 61,6 % de los sujetos no tuvo modificación del consumo, comparado con el período previo al cierre. Por otra parte, se aprecia un incremento del consumo de queso,11 yogur14 y no se observan cambios en el consumo de leche.15
Consumo de carnes y embutidos
El consumo de carne durante el período de cierre se informa en 7 estudios.11,12,13,14,15,16,17) Las modificaciones de la ingesta de productos cárnicos se presentaron en 2 estudios.12,13Yang y otros13 identifican que más del 50 % de los sujetos del estudio no varió el consumo de carnes. Por el contrario, Ali y otros12 observan un incremento de 54,1 % del consumo de carne durante el cierre. En cuanto al consumo de alimentos específicos, los estudios muestran un aumento de carnes, salchichas11,17 y pescados.14 Por el contrario, Husain y otros15 aprecian una disminución del consumo de pescado y mariscos.
Consumo de cereales y legumbres
La ingesta de cereales y legumbres fueron abordados en 4 estudios12,15,16,17) y 3 estudios,11,13,14 respectivamente. Los que analizan el consumo de cereales se enfocan en productos de panadería,12,15,16,17 para lo cual Sánchez y otros16 y Yuce y otros17 coinciden en un aumento del consumo de este grupo de alimentos. Igualmente, Husain y otros15 señalan un aumento en la ingesta de pan blanco y una disminución del pan integral. En contraste Ali y otros12 muestran en Pakistán, una disminución en el 54,9 % de los encuestados, en el consumo de productos de panadería. En el consumo de legumbres, Celorio y otros14 observan un alza en la ingesta de leguminosas. Mientras que Abenavoli y otros11 y Yang y otros,13 coinciden en que no hubo cambios en la ingesta.
Consumo de frutas
Los cambios en el consumo de frutas durante el período de cierre, se informa en 8 estudios transversales.12,13,14,15,17,18,19,20 Los resultados no muestran una tendencia clara. Por una parte, 4 estudios reportan mayor incremento del consumo (48,0-67,9 %), en comparación con el período previo al encierro;12,14,17,18 por otra, 3 estudios no observan cambios del consumo de frutas en sus participantes, antes y después del encierro (52,1-54,8 %).13,15,20 Solo una publicación reporta principalmente una disminución en el consumo de frutas en los sujetos estudiados.20
Consumo de verduras
Nueve estudios examinan los cambios en la ingesta de verduras durante el período de cierre.11,12,13,14,15,17,18,19,20 En 5, entre el 54,8 y 81,8 % informa que no hubo cambios durante el cierre.11,13,15,19,20 Cuatro estudios informan un incremento de la ingesta de (49,0-58,4 %).12,14,17,18 El mayor incremento del consumo fue en una población italiana, en el 82 % de los participantes.19
Consumo de comida rápida
Los cambios reportados en el consumo de comida rápida se informan en 10 estudios transversales11,12,13,15,16,17,18,19,20,27) y un estudio prospectivo.21 En 5 estudios se observa que la mayoría de los sujetos consultados, disminuyó el consumo de comida rápida durante el cierre, entre 39 % y 96,3 %.12,15,20,21,27 Tres estudios informan que la ingesta de comida rápida había aumentado durante el cierre.11,17,19 Por otra parte, 2 estudios reportan que más del 50 % de los sujetos consultados permanecieron sin cambios.13,18 Curiosamente, el único estudio prospectivo, de Al-Musharaf y otros21 indica un mayor porcentaje de personas con disminución del consumo de comida rápida (96,3 % de los participantes).
Consumo de bocadillos dulces
Seis estudios reportan información sobre el consumo de alimentos dulces o azucarados.12,14,17,18,19,20 Cuatro estudios encuentran que la mayoría de los sujetos aumentaron el consumo de alimentos dulces.14,17,19,20 Por otra parte, 2 estudios identifican que una mayor proporción de sujetos no presentaron variación en el consumo de este tipo de alimentos.12,18
Consumo de comida para llevar y comida casera
Los estudios que reportan datos sobre el consumo de comida preparada o casera fueron 7.12,14,15,16,27,29 Dos estudios informan disminución del consumo durante el período de encierro, en comparación con el tiempo previo.12,19 Por el contrario, solo un estudio aprecia un incremento de la ingesta.22 Respecto al consumo de comida casera 5 estudios reportan un incremento de la ingesta.12,15,19,27,29 Solo un estudio detecta disminución del consumo durante el período de cierre.14
Consumo de alcohol
Los cambios en el consumo de alcohol durante el período de cierre, se informan en 9 estudios.11,14,16,22,23,24,25,26,28 La mayoría realmente no reporta cambios;22,23,24,25,26 3 indican un aumento del consumo11,16,28) y 1 observa disminución.14
Consumo de bebidas azucaradas
Cuatro estudios presentaron información del consumo de bebidas azucaradas o carbonatadas, durante el período de cierre.11,12,17,19 En 3 estudios se observa incremento del consumo de bebidas azucaradas.11,17,19 Solo 1 estudio reporta disminución del consumo de estas bebidas.12
Consumo de agua
Solo 2 estudios presentan datos sobre el consumo de agua durante el período de cierre.13,15 Ambos detallan que la mayoría de los sujetos consultados no modificaron la ingesta de agua, comparado con su consumo previo a la pandemia.13,15
En general, durante el período de encierro, se encuentra un incremento en el consumo de carnes y embutidos,11,12,13,16,17 cereales, principalmente productos de panadería,12,15,16,17 bocadillos dulces14,17,19,20 y bebidas azucaradas.11,17,19 Estos resultados concuerdan con otros estudios, que han observado un incremento de cereales,30,31 carnes y embutidos,31 bocadillos y bebidas azucaradas31,32,33 en diversas poblaciones. El aumento del consumo de estos alimentos podría deberse al incremento del estrés y la ansiedad,31 producto del miedo al contagio de la COVID-19, pérdida de trabajo o inestabilidad financiera,34,35,36,37 sedentarismo,38,39 entre otras causas.
La tendencia al alza en el consumo de estos alimentos podría relacionarse con el aumento de peso que reportan otros estudios.7,40,41 Por lo tanto, el encierro forzado para prevenir el contagio de la COVID-19, podría haber influido en una mayor adquisición y almacenamiento de estos alimentos, lo cual pudo haber repercutido en mayor consumo, asociado al estrés.
El consumo de comida rápida disminuyó, según la mayor parte de los estudios.12,15,20,21,27 De igual manera a lo reportado por Bakaloudi y otros,42 en una reciente revisión sistemática, se observa una tendencia a la disminución del consumo de este tipo de comida durante el encierro. Plantean como posible explicación, que las personas dedicaron mayor tiempo a cocinar, debido a la permanencia en el hogar producto del confinamiento. Posiblemente, el aumento del consumo de comidas caseras, apreciado en la presente revisión,12,15,19,27,29 fue en desmedro de la compra de comida rápida. Estos resultados son similares a los de Di Renzo y otros43 y Del Pozo de la Calle y otros44 que igualmente reportan un incremento de preparaciones caseras en población italiana y española, respectivamente. En resumen, hubo una tendencia a aumentar la ingesta de preparaciones caseras; esto podría estar causado por miedo al contagio, a través de la adquisición de alimentos preparados y evitar las aglomeraciones en puntos de venta.
Los alimentos que no sufrieron modificaciones en su ingesta, según la mayoría de los estudios fueron lácteos,13,15 legumbres,11,13 frutas,13,15,20 verduras,11,13,15,19,20 pescados y mariscos14,17 y agua.13,15 Diversos estudios concuerdan con estos resultados, en los cuales no se modificó la ingesta.15,30,31,45,46 Se puede observar que estos grupos de alimentos forman parte de las distintas recomendaciones alimentarias a nivel global. Una explicación posible a esta nula variación podría deberse a un alto nivel educativo reportado, debido a un mayor conocimiento sobre estilos de vida saludable.
El consumo de alcohol tampoco tuvo cambios.22,23,24,25,26 Estos resultados contrastan con otras evidencias, que describen un incremento, como consecuencia del estrés y la ansiedad durante el encierro.11,16,28 Posiblemente el factor cultural y educacional en estas poblaciones podría haber repercutido en mantener un consumo saludable y control de la ingesta de alcohol.
El consumo de alimentos presentó un comportamiento dispar en cada población estudiada, tanto en relación con el consumo de cada alimento, como entre los grupos alimentarios. Existen múltiples motivos que explican estos comportamientos alimentarios, entre los cuales se pueden apreciar aspectos culturales, hábitos alimentarios individuales, cambios en el poder adquisitivo, acceso a la compra de alimentos, nivel educativo de los sujetos, así como los niveles de estrés y ansiedad durante el confinamiento.
La presente revisión tiene las siguientes limitaciones: los sujetos de estudio no son representativas de los países a los que pertenecen, debido a que la mayoría de las encuestas realizadas fueron de tipo no probabilístico, por la conveniencia a la accesibilidad a los sujetos, las cuales, además, fueron realizadas mayoritariamente de manera online. Además, muchos sujetos tienen alto nivel educacional, por ejemplo, estudiantes pregrado y postgrado, profesionales sanitarios y jubilados. Los resultados de la presente revisión no pueden ser extrapolables a la población de cada nación.
Es importante destacar que esta revisión buscó, por primera vez, recopilar la información sobre el consumo alimentario durante el período de encierro debido a la COVID-19. Estos datos sirven para identificar los cambios en la ingesta de alimentos mostrados en distintas poblaciones. Destaca además el incremento de la ingesta de alimentos de alta densidad energética, aumento de preparaciones caseras, en desmedro del consumo de comida rápida; aquellos grupos de alimentos considerados saludables se mantienen sin variación, lo cual evita un aumento del consumo de bebidas alcohólicas.
El confinamiento producto de la COVID-19 produjo cambios en la alimentación en parte de la población, de manera heterogénea, de acuerdo con el grupo de alimentos. Se aprecia un aumento del consumo de carnes y embutidos, cereales, bocadillos dulces y bebidas azucaradas. Disminuyó el consumo de comida rápida. No se presentaron cambios en el consumo de lácteos, legumbres, frutas, verduras, pescados, mariscos, agua y alcohol.