INTRODUCCIÓN
La salud mental se define como un estado de bienestar en el que cada persona se da cuenta de su propio potencial, puede afrontar las tensiones normales de la vida, desenvolverse de manera productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a sí misma y a su comunidad.1 No obstante, el ingreso y transición de los estudiantes por la educación superior universitaria podría trastocar su salud mental, ya que este periodo formativo es considerado crítico y muy estresante debido a que dejan sus hogares, tienen que adaptarse a un nuevo entorno social, deben afrontar una mayor presión académica y existen mayores oportunidades para recurrir al consumo de bebidas alcohólicas y sustancias psicoactivas.2
En coherencia con lo expuesto, según los datos obtenidos en 21 países, como parte de la encuesta mundial de salud mental elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS),3,4 la quinta parte de estudiantes universitarios en todos los países tuvieron diversos trastornos mentales, en especial, los trastornos del estado de ánimo y los síntomas de ansiedad. Estos trastornos son también considerados como trastornos mentales comunes (TMC).
Los TMC son considerados un problema de salud pública que afecta a los países de ingresos bajos y medios debido a que las personas que los padecen no pueden acceder a un tratamiento oportuno. Representan alrededor de un tercio de las enfermedades mentales en todo el mundo y se estima que 322 millones de personas han sido diagnosticadas, es decir, habían desarrollado alguno de los TMC.5 Se refieren a 2 categorías diagnósticas principales: trastornos depresivos y trastornos de ansiedad. Estos trastornos tienen una alta prevalencia en la población (por eso se les considera “comunes”) e impactan en el estado de ánimo o los sentimientos de las personas afectadas. Los síntomas varían en cuanto a su gravedad y duración. Estos trastornos son condiciones de salud diagnosticables y son distintos de los sentimientos de estrés, miedo o tristeza que las personas pueden sentir en ciertas ocasiones durante su vida.6
Los TMC afectan las actividades de la vida diaria, deterioran las relaciones sociales, familiares y laborales. Además, en el caso de los jóvenes, provocan vulnerabilidad socioeconómica, disminuyen el rendimiento académico, capacidad productiva, generan aislamiento social y mayor uso de los servicios de salud.5 Entre los principales síntomas destacan el insomnio, fatiga, irritabilidad, olvido, dificultad para concentrarse y molestias somáticas, que pueden tener efectos a largo plazo.7 Si no son tratados de manera oportuna, pueden conducir a enfermedades físicas comórbidas que se observan en los entornos de atención primaria de salud. Además, las personas que los padecen tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades físicas, debido a la disminución de la función inmunológica, el mal comportamiento de salud y el incumplimiento de los regímenes médicos prescritos.8 A pesar de las repercusiones que pueden ocasionar los TMC, en la actualidad no cumplen los criterios formales de la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) o el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V).9
Se debe precisar que los estudiantes universitarios son más susceptibles a padecer de los TMC debido a las exigencias propias de la educación superior y a los diversos estresores a los que están expuestos, como los exámenes, exposiciones, sobrecarga académica, el limitado tiempo para su desarrollo, entre otros.10 Existen algunos estudios realizados en estudiantes universitarios para conocer la prevalencia de los TMC y sus factores asociados. En Brasil11 se reporta que existe una alta prevalencia entre los estudiantes de ciencias de la salud, la cual alcanza el 66,1 %. También en Brasil existe un estudio12 que incluye a estudiantes de medicina, el cual concluye que la prevalencia es del 50,9 %. Del mismo modo, en Etiopía1 se determina una alta prevalencia de TMC que llega al 63,1 %. Por otro lado, la prevalencia de TMC en estudiantes etíopes de medicina es menor, ya que alcanza el 35,2 %.13 En cuanto a las variables sociodemográficas asociadas a la prevalencia de los TMC, se reporta que las principales son el sexo,2,7,11 el nivel de consumo de bebidas alcohólicas,1,12,13 los antecedentes de familiares con enfermedades mentales7,14,15 y el apoyo emocional.7,12
Los estudiantes de ciencias de la salud son propensos a padecer de TMC debido a su continua exposición a la muerte, el sufrimiento humano y los problemas de la vida. Estos podrían conducir a un rendimiento académico deficiente, abuso de sustancias, deshonestidad académica e incluso suicidio. (13
La presente investigación desarrolla el tema de los TMC en estudiantes universitarios, un área de estudio de importancia en el contexto actual de pospandemia. Durante los últimos años, se ha observado un preocupante incremento en la prevalencia de TMC entre los jóvenes que cursan estudios universitarios, lo cual tiene un impacto significativo principalmente en su bienestar general y rendimiento académico.16
En virtud de lo expuesto, el objetivo de la presente investigación es describir los trastornos mentales comunes de los estudiantes de la carrera profesional de Enfermería de una universidad pública de la Amazonía peruana.
MÉTODOS
Diseño
Se desarrolló una investigación bajo un enfoque cuantitativo, el diseño fue no experimental y el tipo descriptivo de corte transversal.17 El escenario donde se llevó a cabo fue en la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios, región Madre de Dios, Perú durante los meses de octubre y noviembre del año 2022.
Población y muestra
La población estuvo conformada por 321 estudiantes matriculados en el ciclo 2022-II en la carrera profesional de Enfermería y la muestra la conformaron 175 estudiantes, cantidad establecida a través de un muestro probabilístico con un nivel de confianza del 95 % y un nivel de significación del 5 %.
Variables
La principal variable de estudio fue el TMC, el cual fue medido por el Self-Reporting Questionnaire (SRQ-20).18) Dicho instrumento consta de 20 ítems con opciones de respuestas dicotómicas (sí= 1 y no= 0) y evalúa la ansiedad, depresión y síntomas somáticos. Fue validado en una población peruana por Véliz,19 quien determinó que el cuestionario cuenta con adecuadas propiedades psicométricas (k= 0,760; a= 0,880).
Las otras variables incluidas fueron el sexo (masculino y femenino), grupo etario (entre 16 y 25 años y entre 26 y 35 años), nivel de consumo de alcohol (se consideraron los niveles bajo, moderado y alto teniendo como referencia el autorreporte del patrón de consumo de bebidas alcohólicas durante el último año) y condición laboral (se consideró si trabajaban de manera estable o solo se dedicaban a estudiar).
Procedimientos
Para realizar la recolección de datos se solicitó la autorización a las autoridades universitarias correspondientes. Después, mediante la aplicación de mensajería WhatsApp, se realizó la invitación a los estudiantes para que participaran y se les envió el link de la encuesta, se socializó el objetivo de la investigación, se solicitó su consentimiento y se les orientó para que puedan responder a las interrogantes. Este procedimiento tuvo una duración aproximada de 15 minutos y tras corroborar la participación de los 175 estudiantes, se inhabilitó su acceso.
Análisis de datos
Respecto al análisis estadístico, se dio a nivel descriptivo e inferencial a través del uso del Software SPSS V.25. Para el análisis descriptivo se calcularon las frecuencias y porcentajes con el propósito de detallar la valoración de las respuestas a los ítems del Self-Reporting Questionnaire. Se empleó una figura para representar la prevalencia de los TMC. En cuanto al análisis inferencial, se obtuvo a través del estadístico ji cuadrado (X2), puesto que se asociaron las variables sociodemográficas con la prevalencia de los TMC.
Aspectos bioéticos
En cuanto a los aspectos éticos, contó con el aval del comité de ética institucional de la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios. Se debe precisar que los estudiantes fueron informados sobre el propósito y naturaleza de la investigación y brindaron su consentimiento informado; se garantizó en todo momento el carácter anónimo y voluntario de su participación.
RESULTADOS
En la tabla 1 se puede ver que hubo una mayor participación de estudiantes mujeres, con edades comprendidas entre los 16 y 25 años, con un consumo moderado de alcohol y que solo se dedicaban a estudiar.
Según la figura 1, la prevalencia general de los TMC fue del 39,4 %. Es posible afirmar que más de la tercera parte de los estudiantes padecían de trastornos como depresión, ansiedad y manifestaciones somáticas.
Al realizar el análisis por ítems del Self-Reporting Questionnaire (SRQ-20), se puede ver que los síntomas que los estudiantes reportaron con mayor frecuencia fueron sentirse nervioso, tenso o preocupado, sentirse cansado todo el tiempo, dormir mal, tener dificultad para realizar las cosas y padecer de dolores de cabeza. Por otro lado, los síntomas menos reportados fueron tener falta de apetito, sufrir temblores en las manos, llorar con mayor frecuencia, tener la intención de suicidarse y tener sensaciones incómodas en el estómago (tabla 2).
En la tabla 3 se observa que los TMC se asociaron de manera significativa al sexo y nivel de consumo de bebidas alcohólicas (p< 0,05). En ese sentido, se determinó que las mujeres y quienes consumían bebidas alcohólicas en mayor medida y frecuencia tenían mayores síntomas asociados a los TMC en comparación a los demás grupos de contraste.
DISCUSIÓN
Respecto a la prevalencia de los TMC, se determinó que fue del 39,4 %; situación que indica que más de la tercera parte del total de estudiantes padecían de trastornos depresivos no psicóticos, ansiedad y síntomas somatomorfos. Esta situación podría agravarse en caso de que los estudiantes no reciban un tratamiento oportuno y podría ocasionar el deterioro de su salud mental durante sus prácticas preprofesionales y su ejercicio profesional, puesto que se considera a los profesionales en Enfermería como personas muy vulnerables al estrés y síndrome de burnout debido a que prestan servicio mediante el contacto directo con otras personas20 y a que se encuentran en continua exposición a la muerte y el sufrimiento humano.
La prevalencia hallada es coherente con lo reportado en investigaciones realizadas en Brasil21 y Etiopía,22 en las cuales encontraron que la prevalencia de los TMC entre estudiantes universitarios era del 39,9 % y del 35,2 %, respectivamente. No obstante, lo expuesto es menor a lo reportado en 2 investigaciones desarrolladas en Brasil,11,12 en las cuales la prevalencia era superior al 50 %. Dichas diferencias en los hallazgos se darían debido a los aspectos sociodemográficos y las condiciones contextuales de donde fueron obtenidos los datos. Al respecto, se puede afirmar que la transición de los estudiantes por la educación superior universitaria está sujeta a una serie de factores estresores que emergen debido a la presión académica (exámenes, exposiciones, tareas, entre otros) y a los problemas familiares y personales,10 sin embargo, si los estudiantes no afrontan de forma eficaz las situaciones descritas, podrían llegar a padecer una serie de trastornos, como los TMC, los cuales provocan problemas en su salud, bajo rendimiento académico y pésimo bienestar personal.22
Otro hallazgo importante indica que los principales síntomas que los estudiantes mostraban estaban relacionados con la reducción de la energía vital (sentirse cansado todo el tiempo y tener dificultad para realizar las cosas), la somatización (dormir mal y padecer continuamente dolores de cabeza) y la ansiedad (sentirse nervioso, tenso o preocupado, dormir mal). En el caso de los síntomas asociados a la depresión, no fueron frecuentes. Resultados similares fueron obtenidos en Perú23 y Chile,24 países en los que los investigadores reportaron que la prevalencia de la depresión era inferior a otros trastornos como la ansiedad, el estrés o la somatización.
Del mismo modo, se determinó que la prevalencia de los TMC se asociaba de manera significativa al sexo de los estudiantes (p< 0,05). En ese sentido, se halló que la prevalencia de las mujeres (42,4 %) fue superior a la prevalencia de los varones (34,8 %). Ello se debería a que ellas tienden a exteriorizar las manifestaciones emocionales y fisiológicas en contextos estresantes.25 Por otro lado, además de sus responsabilidades académicas, ellas asumen tareas adicionales en hogar, como la responsabilidad familiar, el cuidado de sus hijos y otras actividades domésticas.26 Resultados similares fueron obtenidos en diversos estudios,1,7,11 en los cuales determinaron que las mujeres tenían una mayor probabilidad de desarrollar mayores niveles de TMC que los varones, ya que son poco tolerantes al estrés y tienen una alta carga de trabajo doméstico en comparación con los varones.
Se determinó que la prevalencia de los TMC también se asoció de manera significativa al nivel de consumo de bebidas alcohólicas (p< 0,05). Se determinó que los estudiantes que consumían bebidas alcohólicas en mayor medida y frecuencia tenían mayores síntomas asociados a los TMC en comparación a los estudiantes cuyo nivel de consumo era inferior. Estos resultados se asemejan a los reportes de algunas investigaciones,1,12,13 en las cuales hallaron que el consumo de alcohol en los estudiantes universitarios aumenta de manera significativa el riesgo de padecer de TMC.
Al respecto, se sostiene que el alcohol es una de las sustancias más consumidas y abusadas por las personas con trastornos mentales. Los trastornos por consumo de alcohol que ocurren junto con los TMC son comunes y han sido reconocidos en todo el mundo como un problema de salud pública y son frecuentes, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.27 También existen reportes que indican que los TMC son el problema principal y el consumo de alcohol se usa para hacer frente a los síntomas que los trastornos pueden ocasionar en las personas. Por ello, se debe priorizar la detección y el tratamiento de personas que padecen de dichos problemas.
En la presente investigación se estudió un tópico asociado a la salud mental que es muy relevante en el contexto universitario, no obstante, a nivel local, nacional e internacional ha sido poco estudiado. A tal efecto, los hallazgos se tornan novedosos, sin embargo, se debe precisar que existieron algunas limitaciones, tales como la cantidad de participantes, así como la utilización de un instrumento autoadministrado, motivos por los cuales los resultados no pueden generalizarse y podrían existir sesgos de deseabilidad social. Por ello, se sugiere que se realicen estudios multicéntricos y se utilicen instrumentos de recolección de datos complementarios, como la guía de entrevista, que permitan que los hallazgos sean generalizables y más objetivos.
Se concluye que la prevalencia general de los TMC en los estudiantes universitarios es del 39,4 % (moderada). Por lo expuesto, es necesario que se implementen estrategias de promoción de la salud mental a través de la ejecución de programas preventivos y correctivos, para que los estudiantes desarrollen factores protectores que les permitan afrontar las diversas dificultades propias de la educación superior universitaria.