INTRODUCCIÓN
El más frecuente de los tumores genitales femeninos es el de cuello uterino, que se ubica actualmente como el segundo cáncer más común en la población femenina mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año se diagnostican 466 000 nuevos casos de cáncer cérvicouterino y que mueren 231 000 mujeres por esta oncopatía; 80 % de ellas proceden de países en vías de desarrollo. En los países de América Latina y de la región del Caribe, las tasas de incidencia oscilan entre 30 y 40 %; y fallecen más de trescientas mil mujeres por esta causa.1
La neoplasia vaginal intraepitelial (VAIN) es una entidad rara, si bien al ser asintomática su prevalencia real es difícil de conocer. El empleo generalizado de la citología de cribado ha facilitado su detección, estimándose su prevalencia en 1 a 3 % de las neoplasias intraepiteliales cervicales (CIN). La edad media al diagnóstico se sitúa en torno a los 50 años,2 pero con un rango de edad muy amplio, entre los 20 y 80 años.
Dada la rareza de la neoplasia vaginal intraepitelial, hay pocos estudios publicados que permitan conocer bien su historia natural y su tasa real de progresión a cáncer y según las series actualmente se estima en torno al 9-10 % en las pacientes no tratadas. En cualquier caso, la progresión de neoplasia vaginal intraepitelial a cáncer de vagina es menor que de neoplasias intraepiteliales cervicales a cáncer de cérvix, asociados a los factores de riesgo como HPV, tabaquismo, conducta sexual e inmunosupresión, número de partos, entro otros.2
En Cuba, al igual que en el resto del mundo, el cáncer cérvicouterino se encuentra en segundo lugar en mujeres de 20 a 30 años y su incidencia es de 21 %. Durante el año 2008, en la provincia de Matanzas, se reportaron 14 fallecimientos por la citada causa, para una tasa de 7 por 1 000 habitantes; cifras similares se registraron en el año 2010.3
La infección por virus del papiloma humano (VPH) está considerada como una infección de transmisión sexual (ITS), y es factor primordial en la génesis del cáncer cérvicouterino. Según estudios epidemiológicos, en la actualidad la neoplasia cérvico-uterina se comporta como una enfermedad de transmisión sexual asociada a múltiples factores de riesgo, la mayoría de estos ligados a la conducta sexual de cada mujer. La epidemia de ITS representa la más diseminada y devastadora enfermedad que enfrentan los adolescentes y jóvenes hoy día.1
El análisis de la situación de salud del Municipio Santo Domingo del año 2015 se encontró que la primera causa de muerte fueron los tumores; y el cáncer cérvicouterino, la tercera causa con una tasa cruda de 8,39 por 100 000. En el Policlínico “Manuel Piti Fajardo”, se encontraron 481 mujeres que padecen lesiones precursoras de cuello uterino. Motivados por el empeño de reducir la incidencia del estas lesiones malignas de cuello uterino en población al considerarla una enfermedad prevenible si se unen los diferentes eslabones de la cadena prevención-detección es que se realiza este trabajo, con el objetivo de identificar algunos factores de riesgos de lesiones precursoras de cuello uterino de las mujeres del estudio.
MÉTODOS
Se realizó un estudio analítico observacional de casos y controles en el Policlínico “Manuel Piti Fajardo” del Municipio Santo Domingo en Villa Clara, durante 2015. El universo de estudio quedó formado por 46 mujeres entre 25 y 59 años de edad, diagnosticadas con lesiones grado ligero, moderado y alto, así como con carcinoma in situ de cuello de útero, pertenecientes a tres consultorios del médico y la enfermera de la familia, que constituyeron el grupo estudio. Para conformar el grupo control, se seleccionaron 46 mujeres de similar edad a las del grupo estudio con citología negativa por muestreo aleatorio simple, en el mismo año de estudio
Se revisaron las tarjetas de citología orgánica de la consulta de Patología Benigna del Cérvix del Policlínico “Manuel Piti Fajardo” para recoger datos epidemiológicos. Se le aplicó una encuesta a las pacientes durante una visita al hogar después de tener el consentimiento informado, en la misma se trabajaron las siguientes variables: hábito de fumar, edad de las primeras relaciones sexuales, tipo de método anticonceptivo utilizado, número de compañeros sexuales y antecedentes de infecciones de transmisión sexual (ITS). Para el análisis e interpretación de los resultados se utilizó el análisis porcentual, la media aritmética y se aplicó la prueba de Chi-cuadrado para determinar diferencias significativas entre las posibles asociaciones entre variables.
Se mostró como resultado de esta prueba el valor del estadígrafo correspondiente (X), así como el de significación asociada (p).
De acuerdo con el valor de (p) se clasificara la diferencia o asociación en:
P< 0.001 altamente significativo.
P< 0.01 muy significativo.
P >0.01 y < 0.05 significativo.
P > 0.05 sin significación estadística.
La información se obtuvo previo consentimiento informado de las participantes, se respetaron los principios éticos de las investigaciones y se les informó sobre la posibilidad de abandonar el estudio, así como de la utilización de la información solo con fines científicos.
RESULTADOS
En la tabla 1 se aprecia la dependencia de las lesiones malignas de cuello uterino con el hábito de fumar. En el grupo estudio, 34 mujeres eran fumadoras a diferencia del control con 16 existiendo diferencias estadísticas significativas entre ambos grupos.
En la tabla 2 se refleja la distribución de ambos grupos según la edad de las primeras relaciones sexuales, observándose diferencias altamente significativas. Las cifras más elevadas fueron en mujeres enfermas que tuvieron su primera relación sexual con menos de 15 años (60,87 %); en comparación, el grupo control presentó menor frecuencia (13,04 %) existiendo relación entre las lesiones malignas de cuello uterino y la edad de las primeras relaciones sexuales.
En la tabla 3 se muestran diferencias altamente significativas según método anticonceptivo usado, destacándose el condón en las mujeres del grupo estudio como el método de menor utilización (solamente en un 8,70 %). Por el contrario, hubo mayor utilización de este en las mujeres del grupo control (26,08 %), lo que fue favorable para la no aparición de la enfermedad. Otro método que favoreció la aparición de las lesiones malignas en las mujeres enfermas fue la utilización de tabletas anticonceptivas e inyectables (39,13 %); en el grupo control fue menor, existiendo gran asociación entre las lesiones malignas de cuello uterino y la utilización de los métodos anticonceptivos.
Según número de compañeros sexuales, el grupo estudio mostró diferencias significativas, destacándose el mayor valor en con 17 mujeres con más de cuatro compañeros sexuales, mientras que el grupo control aportó solamente 9 mujeres en el mismo intervalo, lo que demuestra la asociación entre el número de compañeros sexuales con las citologías alteradas (tabla 4).
Según antecedentes de Enfermedades de transmisión sexual (tabla 5), hay dependencia de las lesiones malignas del cuello uterino con las enfermedades de transmisión sexual influenciado por el virus del papiloma humano, con 16 casos en el grupo estudio y en el control con ningún caso. En el grupo estudio, el 58,7 % no presentó antecedentes de enfermedad de transmisión sexual, a diferencia del de control que se comportó en un 97,83 %.
DISCUSIÓN
El cáncer de cuello uterino es el más común en las mujeres menores de 45 años, situándose entre los tres primeros cánceres en el 90 % de los países.3,4,5,6,7 Los hallazgos encontrados en el presente estudio son coincidentes con el estudio publicado por Cordeiro y cols.,8) donde resultó el virus del papiloma Humano (VPH) es el principal agente etiológico de las lesiones precancerosas y del cáncer de cérvix.
Según datos publicados en la literatura consultada.9,10,11,12,13,14 el haber tenido más de una pareja sexual a lo largo de la vida, la edad temprana de inicio de relaciones sexuales y los antecedentes de infecciones de transmisión sexual se asocian a un mayor riesgo de infección por VPH. Resultados similares a los encontrados en el presente estudio.
Según publicó Cordeiro,8 la media de edad de inicio de las relaciones sexuales de las mujeres encuestadas fue 17,7 años y que aproximadamente la mitad (n=104) de las pacientes habían tenido cinco o más parejas a lo largo de su vida.8) Resultados coincidentes con este estudio, en el que también fue alta la incidencia en el número de compañeros sexuales en las mujeres que presentaron lesiones precursoras de cuello uterino.
Según el estudio de la utilidad de la detección de virus papiloma de alto riesgo en pacientes con citología atípica y de neoplasia intraepitelial de bajo grado de cuello uterino citología atípica, obedecen a diversas causas: metaplasia inmadura, cervicitis crónica, atrofia genital, vaginitis, entre otras. Por lo que no sorprende que en solo el 28 % de ellas el VPH esté involucrado, a diferencia de aquellas con NIE en que casi todas guardan relación con VPH. En el estudio de Yazigi,15 el 84 % con VPH de alto riesgo, seguramente las restantes tenían VPH de bajo riesgo, que no fue genotipificado por el test de Amplicor.15) Resultados con los cuales coincide este estudio, ya que el papiloma fue la mayor causa de esta afección, además coincide también con los estudios sobre el papiloma humano como virus y el cáncer precursor de Massad16) y Ferreccio.17)
En conclusión, se identificaron como factores de riesgo de lesiones precursoras del cuello de útero el hábito de fumar, el inicio precoz de relaciones sexuales, no utilizar condón, tener varios compañeros sexuales y tener antecedentes de infecciones de transmisión sexual.