Introducción
En América Latina, la ganadería desempeña una función preponderante, por sus aportes a la economía, a la seguridad alimentaria, la nutrición, la reducción de la pobreza y a la sustentabilidad ambiental (Ezquerro-Cañete, 2022). En este contexto, las pasturas naturalizadas cubren la mayor parte de las áreas de pastoreo y son la base de la producción bovina en el ámbito regional (Triana-González et al., 2016). No obstante, se caracterizan por presentar bajos rendimientos y escasa calidad, lo que se denota en su bajo contenido de proteína bruta y carbohidratos solubles, alta concentración de fibra, poca digestibilidad y bajo tenor de energía metabolizable (López-Vigoa et al., 2017).
Ante la baja productividad y calidad de las pasturas nativas y su degradación paulatina, así como con la finalidad de aumentar la capacidad de carga en los sistemas ganaderos, se hace imprescindible en sistemas intensivos de producción el establecimiento de pasturas mejoradas con gramíneas y leguminosas introducidas.
Megathyrsus maximus (Jacq.) B. K. Simon se caracteriza por su gran potencial de producción de forraje, amplio rango de adaptación al clima y al suelo, tolerancia a la sequía y excelente calidad forrajera. Además, es ideal para los sistemas silvopastoriles porque tolera muy bien la sombra (Zambrano-Mejía, 2016). También Urochloa (comúnmente llamada brachiaria) es una de las hierbas tropicales más importantes entre las distribuidas por los trópicos. La mayoría de las especies comerciales de Urochloa se adaptan a suelos ácidos, y tienen requerimientos internos más bajos (especialmente en P, Ca y Mg) que otras gramíneas comerciales (Noreña, 2017).
El maní forrajero, asociado con gramíneas estoloníferas, ha permitido incrementos de 15,0 % en leche y 20,0 % en carne en experimentos controlados mediante la mejora de la dieta animal y de la actividad biológica del suelo, debido a la fijación de nitrógeno y a la mayor presencia de lombrices de tierra en los pastizales asociados (Andrade-Yucailla et al., 2016; Báez-Lizarazo, 2018).
En sentido general, se ha informado superioridad en los pastos introducidos o cultivados, con respecto a las pasturas naturales, cuando se analiza la productividad, el valor nutritivo, la resistencia a los factores estresantes de suelo, a las plagas y enfermedades, así como la persistencia y los indicadores productivos en su evaluación con animales.
En este sentido, Milera-Rodríguez (2018) resumió que los rendimientos de MS/ha/año, sin el uso de fertilizantes ni riego (resultados que sirven de base a los sistemas agroecológicos) fueron mayores en 44,6 % en las variedades comerciales, con cifras en los rangos de 11,6-19,5; 10,0-12,0 y 8,0-16,5 t de MS para las macollosas, las erectas y las rastreras, respectivamente, en comparación con 6,0-8,0 t en los pastos nativos.
Al considerar estos antecedentes, se realizó la presente investigación, con la finalidad de Caracterizar el comportamiento agronómico y la composición química de especies mejoradas en un sistema de pastoreo racional Voisin, en el trópico húmedo de Los Santos, Panamá.
MATERIALES Y MÉTODOS
Ubicación y duración del ensayo. La investigación se realizó en la finca ganadera Pajonales, que se encuentra en el km 4,5 del Corregimiento de Nuario, Distrito Las Tablas, Provincia Los Santos, República de Panamá, en las coordenadas UTM N 575584, W 831759, a una altitud de 484 msnm. Características edafoclimáticas.
Las características edafoclimáticas de la finca, así como los aspectos del manejo de los pastos y de los animales han sido descritas por Domínguez-Escudero et al. (2021).
Comunidad vegetal. Los pastos cultivados que predominaron en el sistema fueron las poáceas Cynodon dactylon L. Pers cv. Alicia, Digitaria didactyla Willd cv. Swazi, Urochloa arrecta Morrone & Zuloaga cv. Tanner, M. maximus cv. Tanzania, M. maximus cv. Mombaza, M. maximus x Megathyrsus infestum cv. Massai, Urochloa brizantha R.D. Webster cv. CIAT-6780, U. brizantha cv. CIAT-26110, Urochloa decumbens R.D. Webster cv. CIAT-606, Urochloa humidicola Morrone & Zuloaga cv. CIAT-679, U. humidicola cv. CIAT-6133, Urochloa híbrido CIAT-36087, y la fabácea Arachis pintoi Krapov. & W.C. Greg cv. CIAT-18744. Los detalles acerca de la siembra y su establecimiento aparecen en la publicación de Domínguez-Escudero et al. (2021).
Mediciones y estimaciones
Producción de forraje. Se estimaron los indicadores producción total de forraje (kg de MS/ha/rotación bimestral y promedio) y oferta de forraje por especie (t de MS/ha/año y por rotación), a partir del método ágil de Martínez et al. (1990). La altura de corte en erectas fue de 20 cm y de 10 cm en las rastreras. También se midió la altura del pasto (cm) a la entrada y a la salida de los animales del cuartón con una cinta métrica graduada, a razón de 30 observaciones por cuartón, así como el porcentaje de utilización del pasto.
Composición química. La composición química del pasto se estimó de forma bimestral, según la tecnología NIRS (Rivera-Rivera y Alba-Maldonado, 2017). Se midieron los indicadores MS, PB, FDA, FDN, DIVMS30, ceniza, Ca y P y la EM.
Análisis estadísticos. Los datos se procesaron mediante un ANOVA de clasificación simple, después que se verificó si cumplían con los supuestos teóricos del análisis de varianza: la homogeneidad de la varianza por la dócima de Levene (1960) y la normalidad de los errores mediante la prueba de Shapiro y Wilk (1965). En los casos en que se encontraron diferencias significativas entre especies, se usó la prueba de comparación múltiple de Duncan, con 95 % de confianza.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la tabla 1 se expone la producción total de forraje por bimestre, que varió entre 3 344 y 4 442 kg de MS/ha/rotación. Los mayores valores se obtuvieron (p < 0,001) en el último bimestre de la época lluviosa y en el primero (enero-febrero) del año 2020. Este último coincidió con el período poco lluvioso. La alta producción de biomasa en enero y febrero, meses en los que no ocurrieron precipitaciones, se pudo deber a que, en los anteriores (noviembre y diciembre del 2019), los acumulados de lluvia estuvieron por encima de 100 mm. A esto se suma el período de descanso (60 días) que tuvieron los pastos en el bimestre noviembre-diciembre, diez días por encima del promedio para las diferentes especies (Domínguez-Escudero et al., 2021). Por tanto, se acumuló mayor cantidad de biomasa y reservas en los pastos, lo que corrobora lo planteado por Senra et al. (2005).
En cuanto a las especies más representativas del pastoreo (tabla 2), los mejores rendimientos se obtuvieron en el género Megathyrsus, representado por los cvs. Tanzania y Massai, con 34,9 y 31,9 t de MS/ha/año, que difirieron significativamente (p < 0,001) de los diferentes cvs. de Urochloa. Con respecto a la disponibilidad de MS/ha/rotación, los menores valores se lograron en los cultivares Toledo y Llanero, con menos de 4,0 t.
a, b, c, d y e: Medias con diferentes superíndices en cada fila difieren a p <0,05
p < 0,05*; p < 0,001***
Milera-Rodríguez et al. (2013) plantearon que las gramíneas macollosas, como es el género Megathyrsus, tienen un rendimiento medio superior a las rastreras (Urochloa), lo que se evidenció en este estudio, donde las condiciones del suelo (pH de 5,6 y textura franco-arenosa) favorecieron su persistencia y producción de MS con respecto a las brachiarias, que necesitan de suelos con pH más bajo y mejor drenados para expresar su máximo potencial. Se descarta de este resultado la posible competencia entre especies o factores de manejo que hayan propiciado mejores condiciones para la hierba guinea, ya que los cuartones se pastorearon a partir de la determinación del punto óptimo de cosecha (POC), según lo recomendado por Pinheiro (2011). Además, la ocupación de los cuartones se manejó en función del aprovechamiento del pasto por parte de los animales y se respetaron los principios de la segunda ley del pastoreo Voisin.
Al analizar estos resultados y los de Silva et al. (2016), quienes evaluaron el rendimiento y las características morfológicas de dos cultivares de Megathyrsus (Tanzania y Mombaza) y tres de Urochloa (U. brizantha cv. Xaraes, U. decumbens cv. Basilisk y U. brizantha cv. Marandú), se puede constatar que los autores citados no encontraron diferencias significativas entre especies, en condiciones controladas y con fertilización química. Esto limita el análisis real acerca de las posibles interacciones que ocurren en el pastoreo entre las especies y los animales y la adaptación de las mismas a las diferentes condiciones de manejo, suelo y clima.
En otros trabajos en pastoreo, los resultados del rendimiento de estas especies son variables, lo que reafirma la influencia que ejercen los factores edafoclimáticos y de manejo en la producción de pastos. Los datos de este estudio resultan superiores a los informados por Valle et al. (2016) con Megathyrsus y Urochloa, quienes lograron 18,7 y 15,4 t de MS/ha/año. Antes, Valerio et al. (2013) en Tanzania y Humidicola refirieron 21,64 y 24,20 t de MS/ha/año.
Silva (2016) informó en el cultivar Massai producciones de 4,1-5,2 t de MS/ha por ciclo de rotación, que son similares a los de este estudio. No obstante, en este caso, se utilizaron altas dosis de fertilizantes. En tanto, en los híbridos cvs. Mulato y Mulato II, Cruz y Pereda-Mousso (2018) obtuvieron rendimientos de 23,9 y 25,1 t de MS/ha/año, muy próximos a los de esta investigación.
El porcentaje de utilización en todas las especies fue alto, sin diferencias entre ellas, lo que demostró un pastoreo profundo, en concordancia con la carga instantánea promedio utilizado (68 UGM/ha), el tiempo de ocupación de los cuartones (entre 1,7 y 2,3 días) y la intensidad de pastoreo promedio (148 UGM/ha/día) aplicada para esas especies (Domínguez-Escudero et al., 2021).
Los animales pastorearon un horizonte de una profundidad que varió entre 41,0 cm (Mulato) y 67,0 cm (Toledo), lo que indica que el consumo debió ser alto, ya que el mayor porcentaje de hojas se encuentra en los estratos de más de 30 cm de altura, zona más asequible para los animales (Milera-Rodríguez et al., 2019). Esto demuestra la importancia de la intensidad de pastoreo, como factor biótico que afecta directamente el rendimiento y la altura del pastizal, así como la calidad del pasto disponible en un ambiente pastoril, lo que consecuentemente, influye en el consumo por animal y por área.
En esta investigación, la altura del pasto a la salida de los animales de los cuartones estuvo entre 19,0 y 37,0 cm, con diferencias entre las variedades, lo que concuerda con su hábito de crecimiento y la estructura del pastizal.
Al respecto, Páez et al. (1995) señalaron que para M. maximus alturas entre 40,0 y 60,0 cm (superiores a las encontradas aquí) proporcionan mayor fracción residual de hojas y, por ende, un área fotosintéticamente activa y menor movilización de fotoasimilatos desde las raíces para el rebrote.
Sin embargo, Villalba et al. (2014) plantearon que en este tipo de sistema de pastoreo es importante que este consumo se haga más a fondo, hasta una altura entre 3,0 y 5,0 cm. Esto pudiera limitar el consumo voluntario, ya que horizontes de pastoreo menores de 10,0 cm se corresponden con importantes restricciones en la formación del bocado, lo que resulta en una reducción significativa de su tamaño y mayor tasa de mordiscos, aunque exista alta proporción de hojas en la biomasa consumida.
Euclides et al. (2018), al evaluar tres intensidades de pastoreo (15, 25 y 30 cm de altura del pasto) encontraron mayor porcentaje de hojas, mejor relación hoja-tallo, así como mayor contenido de PB y digestibilidad in vitro de la materia orgánica (DIVMO) en los estratos medios y superiores. En el horizonte de pastoreo, la relación hoja-tallo por encima de 15,0 cm sugiere una mejor estructura de la cubierta del pasto para la selección por parte de los animales en pastoreo.
Se estima que los rendimientos de estas especies fueron aceptables para las condiciones edafoclimáticas del ecosistema en estudio, si se tiene en cuenta que no se utilizó riego ni fertilización externa. No obstante, el aporte de las precipitaciones (1 490 mm en ocho meses del año) y el de las excretas en los potreros debió ser decisivo en estos resultados, que se corresponden con los informados por Milera-Rodríguez et al. (2013) para las condiciones de 24 localidades de Cuba.
En la tabla 3 se presentan los indicadores de la calidad de los pastos por época. El contenido de MS tuvo aquí un valor promedio de 22,1 % en el período lluvioso, sin diferencia estadística entre las especies de pastos. Estos resultados son inferiores a los referidos por Canchila et al. (2009) cuando evaluaron la composición bromatológica de 24 accesiones de Brachiaria spp, (actualmente Urochloa), y obtuvieron como promedio 24,6 % en suelos ácidos con baja fertilización. Sin embargo, resultan superiores a los que informaron Silva et al. (2016) en los cvs. Tanzania y Toledo (19,20 y 21,33 %, respectivamente), con 21 días de rebrote y fertilización.
a, b, c y d: Medias con diferentes superíndices en cada columna difieren a p < 0,05 (Duncan,1955)
p < 0,05; p < 0,01; p < 0,001
Por el contrario, durante el período poco lluvioso, el promedio de MS en los pastos mostró un porcentaje alto (40,8 %), debido a que tenían entre 50-60 días de reposo, por lo que se decidió prolongar el tiempo de ocupación de los cuartones hasta 4 días, para tratar de incrementar el consumo de forraje, que estaba lignificado y presentaba baja calidad.
Al respecto, Calzada-Marín et al. (2018) argumentaron que un intervalo largo entre defoliaciones produce mayor acumulación de material fibroso, bajo valor nutritivo y menor consumo voluntario. La causa pudiera estar dada por la disminución de la tasa de aparición y elongación de las hojas, a medida que aumentó el tiempo de reposo. Pudiera también obedecer a la deficiencia hídrica de la época, que se expresa en una menor capacidad de la planta para emitir hojas, ya que existe menor tasa de recambio de tejido. Esto condicionó su baja calidad y se manifestó en el valor de la PB (6,9 %), el contenido energético (1,57 Mcal/kg), la baja digestibilidad (55,7 %) y el alto contenido de FDN (74,2 %).
León et al. (2018) plantean que, en el caso de estas pasturas megatérmicas, que concentran su producción con crecimientos muy rápidos en el verano, cuando se prolonga su reposo, el forraje pierde su calidad muy rápidamente. Ello se atribuye a una mayor producción de biomasa de tallos y de material muerto del pasto, lo que puede limitar la respuesta animal hasta la pérdida de peso o condición corporal.
El contenido de PB en la lluvia fue significativamente superior (p < 0,001) en el maní forrajero (18,6 %) con respecto a las poáceas (no se determinó su contenido en la época poco lluviosa), aunque los valores para estas últimas, en sentido general, fueron cercanos al 10,0 % como promedio. Los mayores contenidos en A. pintoi son típicos de los pastos tropicales, donde las leguminosas superan a las gramíneas en esta variable (INATEC, 2016). El género Megathyrsus (11,01-11,43 %) tendió a ser ligeramente superior con respecto a las especies del género Urochloa (9,47-9,53 %), aunque no hubo diferencias significativas, excepto en el cv. Mulato II, que difirió del cv. Massai.
Los resultados para la época lluviosa fueron superiores a los encontrados por Canchila et al. (2009) y Canchila et al. (2011) en U. humidicola, con contenidos de PB de 6,5-9,2 %. También estuvieron por encima de los obtenidos por Ortega-Aguirre et al. (2015) en Tanzania, Mulato y Toledo (10,7; 7,7 y 9,6; respectivamente). Superaron, además, los informados por Silva et al. (2016) para los cvs. Tanzania y Toledo, que fueron fertilizados (8,60-8,56, respectivamente). Sin embargo, se muestran inferiores a los obtenidos por Tsuzukibashi et al. (2016) en el cv. Toledo (10,1-9,8 %), con 35-49 días de rebrote y fertilización. También se hallan por debajo de los referidos por Cruz y Pereda-Mousso (2018) en Mulato II (10,2 y 11,1 % en lluvia y seca, respectivamente). Por su parte, Núñez-Delgado (2017) informó en Megathyrsus porcentajes de proteína entre 14-16 %, a los 30 días de rebrote.
En lo que respecta a la época poco lluviosa, no hubo diferencias significativas entre las poáceas (6,6-7,2 %). En este caso, los valores fueron bajos y se correspondieron con lo planteado por Condori (2015) acerca de las correlaciones negativas significativas entre el porcentaje de MS y de PB de los pastos. Esto es: las especies que presentan altos porcentajes de MS dejarán ver bajas concentraciones de PB y ceniza.
Los valores de fibra en la lluvia mostraron diferencias significativas (p < 0,001) entre la leguminosa (31,3-43,5 %) y las poáceas (39,2-44,0 % y 71,9-76,7 %) para FDA y FDN, respectivamente. Entre las poáceas, solamente hubo diferencias para la variable FDN del cv. Massai, que presentó alto porcentaje (79,1). En tanto, para el período poco lluvioso no existieron diferencias significativas (43-49,7 % y 70,5-79,4 %) para FDA y FDN, respectivamente. Estos valores fueron superiores a los informados por López-Vigoa et al. (2019) en M. maximus cv. Likoni (35,2-34,4 % y 68,7-68,0 %) para FDA y FDN, respectivamente. Resultaron inferiores a los referidos por Rodríguez y Lara (2018) en el cv. Tanzania (42,9-57,6 % y 74,9-80,7 %) para lluvia y seca respectivamente, ambos en sistemas silvopastoriles en asociación con Leucaena leucocephala (Lam.) de Witt. No obstante, se mostraron similares a los que obtuvieron Ortega et al. (2015) en lluvia para Tanzania, Mulato y Toledo (66,3-70,0-78,0 %, respectivamente).
La DIVMS a las 30 horas fue alta en el período lluvioso, con diferencias significativas (p < 0,001) entre A. pintoi (80,0 %) y las poáceas, que no mostraron diferencias entre sí (65,0-69,7 %). Estos valores se hallan en el rango recomendado por Arango et al. (2016) para Megathyrsus (60,0 -70,0 %), y son similares a los informados por Santiago-Hernández et al. (2016) en un sistema de M. maximus cvs. Tanzania-Mombaza (65,0 %) asociado con Melia azedarach L. También son parecidos a los que hallaron Olivera-Castro et al. (2018) en U. brizantha CIAT-26646 (65,1 %) y a los registrados por Tsuzukibashi et al. (2016) en el cv. Toledo, quienes refirieron 68,29 y 66,68 %, a los días 35-49 rebrote y fertilización. Sin embargo, fueron ligeramente superiores en las lluvias (62,0 %) e inferiores en el período de seca (60,0 %) con respecto a lo obtenido por Frota et al. (2017) en M. maximus cv. Mombaza asociada con Attalea speciosa Mart. En la seca, la digestibilidad fue menor, aunque no existieron diferencias significativas entre las poáceas, con valores que variaron entre 54,0 y 59,0 %. Este resultado puede estar relacionado con el mayor contenido de FDN en esta época del año, ya que este indicador depende del grado de lignificación de la pared celular de la planta forrajera.
La EM fue relativamente baja en las dos épocas del año para las poáceas (1,85-1,94 Mcal/kg), que difirieron (p < 0,001) de A. pintoi (2,24 Mcal/kg) en la época lluviosa. En la poco lluviosa hubo diferencias significativas (p < 0,05) entre las poáceas, con los mejores valores (1,68-1,70 Mcal/kg) para los cvs. Mulato y Tanzania, mientras que los cvs. LLanero y Massai presentaron cifras por debajo de 1,5 Mcal/kg. Estos resultados están en correspondencia con los altos valores de fibra (FDA y FDN) encontrados en las diferentes especies (Condori, 2015), ya que los pastos con alto contenido de fibra tienen menor contenido de grasa y, por lo tanto, una baja energía y una relación inversamente proporcional. No obstante, estas cifras fueron superiores a las alcanzadas por Canchila et al. (2011) en U. humidicola (1,72 Mcal/kg) en suelos ácidos, con baja fertilización. También resultaron mayores que los informados por López-Vigoa et al. (2019) en guinea cv. Likoni, asociada con L. leucocephala (1,87 Mcal/kg de MS).
Los contenidos de ceniza fueron altos en ambas épocas y mostraron diferencias significativas entre las especies, con valores superiores (p < 0,001) para Tanzania y A. pintoi (12,18 -11,87 %, respectivamente). En la época poco lluviosa, los cvs. Massai, Llanero y Tanzania difirieron significativamente (p < 0,05) del cv. Mulato II (7,60 %). Estos resultados fueron inferiores a los informados por Ortega-Aguirre et al. (2015) en la época lluviosa, cuando los cvs. Tanzania, Mulato y Toledo presentaron valores de 15,14; 11,29 y 11,40 %, respectivamente. Sin embargo, resultaron superiores a los encontrados por Canchila et al. (2009) en U. humidícola, (7,5 %), y a los referidos por Fernandes et al. (2020) en Massai, quienes refieren contenidos de 5,8 %.
CONCLUSIONES
El rendimiento promedio y la oferta de pastos de las especies en estudio fueron aceptables para las condiciones edafoclimáticas imperantes en el ecosistema, ya que no se utilizó riego ni fertilización externa. No obstante, se debe destacar la disminución de los rendimientos y la calidad de las diferentes especies en la época poco lluviosa, debido a los altos contenidos de MS y fracciones fibrosas de las plantas. Entre las poáceas, el género Megathyrsus se destacó por sus mejores indicadores de producción, mientras que la leguminosa A. pintoi sobresalió por su alto valor nutritivo.