Estimado editor:
Luego de revisar con mucho interés el artículo original “Intervención educativa sobre alcoholismo en pobladores del policlínico “Fermín Valdés Domínguez”, Baracoa”,1 que realiza un estudio preexperimental de tipo antes-después sobre aplicación de un programa de intervención educativa para modificar el nivel de conocimientos sobre alcoholismo en pobladores de la comunidad de Santa Rosa. El estudio estuvo compuesto por pacientes mayores de 18 años de edad, de los cuales, antes de la intervención educativa, el 76,7 % no tenía conocimientos sobre las consecuencias que provoca el consumo de alcohol; compartimos algunas observaciones que creemos enriquecerían el análisis de la información, especialmente dirigida a los adolescentes:
La baja percepción de riesgo es uno de los factores que en mayor medida promueve o favorece el consumo de alcohol en los adolescentes y, por ello, incrementar dicha percepción es uno de los objetivos fundamentales de las campañas de prevención. Estas campañas se llevan a cabo en los centros educativos y a través de los medios de comunicación, y se fundamentan en ofrecer información a los adolescentes sobre los distintos peligros asociados a la ingestión de alcohol.2
La adolescencia es considerada la etapa de la vida de paso de la infancia a la edad adulta del ser humano y constituye un período transicional. Dicha etapa es idónea para la adopción de hábitos y actitudes, en especial el uso de sustancias adictivas que pueden permanecer en la adultez si no son bien manejadas, y llegan a afectar la salud del individuo y la sociedad. Durante la adolescencia pueden iniciarse estilos de vida no saludables y poner en riesgo la percepción de calidad de vida.3
El consumo de alcohol puede ser causa de numerosos problemas de salud, tales como: trastornos mentales y de la conducta, problemas gastrointestinales, enfermedades cardiovasculares, trastornos inmunológicos, enfermedades óseas, trastornos reproductivos y daños congénitos. Debido a sus efectos nocivos, el consumo de alcohol está contraindicado para las mujeres embarazadas, los adolescentes, las personas que sufran enfermedades que justifiquen la abstinencia o personas que estén tomando una medicación incompatible con el alcohol.4
El consumo de alcohol puede afectar el juicio, lo que conduce a la participación en actos violentos, accidentes de tráfico potencialmente fatales, incluso, ataques salvajes. Varios autores han informado sobre la asociación del consumo de alcohol y las conductas sexuales de riesgo que conducen a la exposición a infecciones de transmisión sexual (ETS) y embarazos no deseados.5
Nos unimos a las recomendaciones descritas en el trabajo presentado, porque el consumo nocivo del alcohol perjudica a todas las personas del entorno social del individuo, como familiares, amigos, compañeros de trabajo y hasta desconocidos, generando un problema sanitario, social y económico para la sociedad. La adolescencia es el tiempo de probar cosas nuevas y el consumo de alcohol afecta el desempeño académico en los distintos niveles de estudio dentro la educación e induce a la mala relación con los padres.