Introducción
La pandemia de COVID-19 en Colombia se ha extendido a casi la totalidad del territorio nacional, informándose a la fecha del 14 de junio de 2021, 3 777 600 casos de contagios y 96 366 fallecimientos en todo el país,1 período en que se desarrollaba la tercera ola de esta pandemia. Además, coincidiría con una de las peores crisis sociales del país en los últimos 5 años, en la que, a pesar de los múltiples casos de contagios y muertes diarias por COVID-19, la insatisfacción social por causas como el aumento de la pobreza y desempleo, las críticas al gobierno y el manejo de la pandemia. El tardío inicio del proceso de vacunación y su lentitud, aunado al anuncio de una reforma fiscal y una reforma a la salud, desencadenaron multitudinarias protestas compuestas, mayoritariamente, por jóvenes en las principales ciudades del país, ocasionando daños colaterales como destrucción de bienes públicos y privados, bloqueos de vías principales e intermunicipales, perturbación de orden público y desabastecimiento de medicamentos y alimentos.2
Actualmente son pocas las investigaciones que han descrito y analizado los efectos de las protestas sociales en aumentos de infección y muertes por COVID-19, además de que presentan resultados controversiales. No obstante, los análisis sugieren que no hay una relación causal significativa que permita atribuirles el alza de la transmisión del virus a las manifestaciones de protestas.3,4 En referencia al panorama colombiano en materia de la pandemia, solo se ha identificado un estudio con aprobación preliminar que aborda este tema, recalcando lo anteriormente dicho al reportar un resultado heterogéneo de la protesta sobre el número de contagios, se observaron cambios estadísticamente significativos en la tendencia del número de casos únicamente en las ciudades de Cali y Bucaramanga. Adicionalmente, no se hallaron publicaciones oficiales de investigaciones epidemiológicas que puedan ser tomados como referentes.5
Por tales razones, no está claro cuál fue el comportamiento de los contagios y muertes por COVID-19 durante las protestas sociales del 20 de mayo de 2021 en Colombia. En ese sentido, este estudio tuvo como objetivo describir la distribución de casos de COVID-19 durante las protestas sociales en ocho ciudades principales de Colombia en medio de la tercera ola de la pandemia.
Métodos
Este es un estudio exploratorio de carácter observacional y descriptivo de casos de COVID-19 en las principales ciudades de Colombia (Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Cúcuta, Medellín y Santa Marta) durante el primer mes y medio de las protestas sociales comprendidas en el período del 2 de mayo al 15 de junio de 2021.
Los datos fueron obtenidos de los boletines diarios del Instituto Nacional de Salud (INS), quien funge como la máxima entidad encargada de la vigilancia nacional de salud pública, regulando y dirigiendo la investigación de campo sobre los casos y las pruebas confirmatorias de laboratorio para COVID-19.1
Las variables de este estudio abordan información de la base de datos anonimizadas del INS sobre: fechas de informes epidemiológicos, edad, sexo y ciudad. La gravedad de la enfermedad se clasifica como: leve, moderada y grave. El lugar donde se prestaba la atención médica de la condición patológica se desagrega en: atención domiciliaria, atención hospitalaria, unidad de cuidados intensivos (UCI) y, finalmente, los casos fatales se catalogan como fallecidos.
Todas las operaciones realizadas en este trabajo siguieron los principios éticos nacionales e internacionales. No fue requerido consentimiento informado debido a que los datos son anonimizados y se puede acceder a ellos públicamente.
Las variables fueron descritas de acuerdo a su naturaleza. Para las variables cualitativas se calcularon proporciones, para variables cuantitativas se emplearon cálculos de medias y desviación estándar. Las tasas de incidencia, mortalidad y letalidad por COVID-19 se estimaron por ciudades de acuerdo a los datos poblacionales reportados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en el período comprendido entre el 2 de mayo y el 15 de junio de 2021, considerando el inicio de las protestas sociales en las principales ciudades de Colombia a la fecha del 28 de mayo de 2021 y el período de presentación de sintomatología que se ha informado puede aparecer a los 4-5 días después de la exposición. Se estimaron proporciones del tipo de asistencia médica a los cuatro, siete, quince, treinta y cuarenta y cinco días posteriores al principio de las movilizaciones sociales de protestas. Todos los datos fueron analizados en Microsoft Excel V.2010 y SPSS V.25.
Resultados
En las principales ciudades de Colombia a la fecha de corte de este estudio, la edad promedio en años de las personas infectadas fue 38,1 ± 18,2. En lo concerniente al sexo, más de la mitad de los contagios se presentaron en mujeres (53,6 %).
En total se diagnosticaron 502 468 personas con COVID-19, de las cuales el 60,2 % eran adultos jóvenes entre 20 y 49 años, siendo estos los que representaban la mayor proporción de casos de COVID-19. Por otra parte, los contagios en adultos con estas edades denotan un grado de afectación importante, considerando que un 11,7 % del grupo de contagiados entre 20-29 años requirió asistencia intrahospitalaria y un 3,2 % se atendieron en unidades de cuidados intensivos.
Por su parte, quienes tenían edades entre 30-39 años necesitaron atención en hospital un 23 % y en UCI un 10 %. En relación a las personas con edad entre 40-49 años, un 32,8 % fue atendido en salas de hospitales, mientras que un 19,3 % fueron pacientes en salas de UCI. Por otro lado, la proporción de contagios en personas entre 0-19 años fue de un 12,2 % y en sujetos con más de 80 años de un 1,5 %.
En relación al tipo de asistencia en salud, la proporción total de individuos que recibieron tratamiento en casa dado su estado leve fue del 98,5 %, un 1 % con gravedad moderada se trató en hospitales y un 0,5 % fueron pacientes con manifestaciones clínicas graves atendidos en UCI, en tanto que, un 1,5 % murieron a causa de esta enfermedad.
Con respecto a la edad promedio en años por ciudades de acuerdo a la severidad de COVID-19 en las principales ciudades de Colombia a corte del 15 de junio de 2021, la menor edad promedio entre los fallecidos por COVID-19 se presentaron en Santa Marta (63,5 ± 15) y Cúcuta (63,5 ± 15,4) y la mayor edad promedio en Bogotá (67,9 ± 15,3). Asimismo, en Santa Marta se registró la menor edad promedio entre las personas que fueron casos graves (49,8 ± 18,0) y la mayor en Cartagena (62,4 ± 16,8). En las personas consideradas casos moderados, la menor media de edad se observó en Cúcuta (47,9 ± 19,4) y la mayor en Cali (54,8 ± 19,1). Por su parte, los menores promedios de edad en casos leves, fueron en Bogotá (37,5 ± 16,6) y Santa Marta (37,5 ± 17,8).
La incidencia acumulada de contagios en las principales ciudades de Colombia durante el primer mes y medio de las protestas sociales fue de 3113,6 por 105habitantes y la densidad de incidencia promedio fue de 2075,7 por 105meses-persona. La menor tasa de incidencia en las ciudades con más de 1 millón de habitantes fue en Cali, que presentó menos de 2000 casos por 105habitantes y la mayor fue en Bogotá que superó en 2009 casos por 105habitantes esta cifra. En ciudades con menos de 1 millón la menor incidencia de casos fue en Cúcuta con menos de 1000 casos por 105habitantes, mientras que en Cartagena fue la mayor con más de 5900 casos por 105habitantes de diferencia (Tabla 1).
La tasa de letalidad en las ciudades con más de 1 millón de habitantes fue mayor en Cali, seguida de Barranquilla y fue menor en Bogotá. En tanto que, en las ciudades con población menor al 1 millón de habitantes, la mayor tasa de letalidad por COVID-19 fue en Cúcuta.
Finalmente, resulta curioso que Cúcuta apenas con una diferencia de un 1,1 % en la letalidad en comparación con Santa Marta, reportó 4490 contagiados menos, y los fallecidos en Santa Marta fueron casi los mismos en Cúcuta, lo que da cuenta de las diferencias en cuanto al manejo de la situación sanitaria en esos territorios durante los sucesos de abril de 2021, poniendo por encima la gestión de Cúcuta (Tabla 1).
En la tabla 2 se comparan los sitios en los que pacientes diagnosticados con COVID-19 recibieron tratamiento, además, se detalla la proporción de fallecidos por períodos que van desde 4 a 45 días posteriores al inicio de las manifestaciones del 28 de abril 2021.
La cifra contagiados de carácter leve con atención domiciliaria alcanzó su máxima proporción a los 45 días de protestas, con aumento de un 1 % respecto a los 5 días posteriores al inicio de la protesta, igualmente, la atención intrahospitalaria se vio aumentada a los 15 y 45 días en un 0,4 %, respectivamente.
En referencia a la atención en cuidados intensivos, cabe precisar que su menor cifra fue alcanzada a los 7 días de las manifestaciones, este hallazgo puede estar relacionado con aspectos intrínsecos de la dinámica de las protestas donde se presentaron bloqueos de vías intermunicipales que impedían el traslado de pacientes de algunas ciudades a otras que tuvieran mejor red hospitalaria de unidades de cuidados intensivos. Por tal razón, pudiera asumirse que el ligero aumento en la proporción de fallecidos que se observó en ese período de tiempo, equivalente a una diferencia de 15 muertes aproximadamente, se deba a la retención de pacientes con estados graves de la enfermedad dada la limitada capacidad asistencial del país durante las manifestaciones.
Discusión
Con la preocupación de que los manifestantes no sigan las pautas de distanciamiento físico, se ha advertido del posible incremento de casos de contagios por las manifestaciones sociales gestadas a partir del 28 de abril de 2021. En función de este tema, mucho se ha discutido sobre el efecto del distanciamiento social en la ralentización de los contagios y las tasas de mortalidad, el principal hallazgo apunta a que los contagios son más frecuentes en grandes grupos de personas.4,6 En todas las ciudades abordadas en este estudio, las protestas sociales fueron manifestaciones al aire libre y, generalmente, se hizo uso de mascarillas. Sin embargo, no se dispone de datos reales que permitan dilucidar el papel de estos factores en la transmisión de virus.
Los resultados de este estudio preliminar concuerdan con los hallazgos de Neyman y otros,7 quienes concluyen que las protestas de Black Lives Matter (BLM) por la muerte de George Floyd en Estados Unidos en los condados afectados no favorecieron a que aumentaran significativamente los casos de COVID-19. Dado que en un 40 % de los condados se observaron aumentos leves de los casos de infección por coronavirus. De la misma manera, Neyman y Dalsey8 reportaron no haber hallado evidencia sólida de que las protestas sociales en Estados Unidos por la muerte de George Floyd generaron un incremento de casos de COVID-19 durante las tres semanas posteriores al inicio de las protestas.
Otro aspecto que se discute en este primer acercamiento al tema es el rol que pudo haber tenido la inmunidad colectiva, si bien reportes documentados previamente señalan que la inmunidad de rebaño se alcanza con prevalencias de vacunación entre 70-90 % de la población,9 el 1 de mayo solo se había inmunizado aproximadamente un 3,2 % de la población colombiana (1 627 032 personas). En función de lo anterior, resulta válido pensar en un importante subregistro que obstaculizara la caracterización de un posible aumento de casos en medio de las manifestaciones, dado que la mayoría de contagiados son jóvenes principalmente con casos leves e incluso asintomáticos, como reportó De la Hoz-Restrepo,10 que pudo haberlos llevado a no buscar un diagnóstico.
Lo anterior concuerda con lo expresado por Liao y otros,11 quienes comentan que a la vista de que la mayoría de los protestantes sean jóvenes, sus síntomas de llegar a estar infectados tienen una alta probabilidad de que se manifiesten de forma leve y, por ende, llevarlos a que no se realicen pruebas, estas cifras se excluyen de los números oficiales de las agencias de salud.
En conclusión, los casos de contagios por COVID-19 no presentaron incrementos sustancialmente importantes durante las protestas en las principales ciudades Colombia. Este primer acercamiento al tema presenta limitaciones debido al posible subregistro de casos por bloqueos y los disturbios. Se requieren análisis en períodos de tiempo más largos.
Aporte científico
Seguramente esta no será la última epidemia que atravesará la humanidad ni tampoco el último estallido social, por tanto, evaluar los fenómenos de salud transmisibles durante estos sucesos representa un esfuerzo por tener bajo observación factores sociales de la dinámica de las enfermedades en la poblaciones, lo cual puede aportar información de valor para el actuar sanitario frente a futuros escenarios.