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Educación Médica Superior
versión impresa ISSN 0864-2141
Educ Med Super v.23 n.3 Ciudad de la Habana jul.-sep. 2009
REVISIÓN
Fundamentos para la evaluación cualitativa de la formación de valores en carreras de la salud
Values training in health careers: qualitative evaluation basis
Enrique Ivo Gómez Padrón I; Ileana Morales SuárezII
I Doctor en Ciencias. Profesor Titular. Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, Cuba
II Máster en Ciencias. Profesor Auxiliar. Escuela Nacional de Salud Pública. La Habana, Cuba.
RESUMEN
La calidad de la formación de los profesionales de la salud depende, en gran medida, del desarrollo individual de los valores que regularán su actuación profesional futura. La formación de valores constituye una prioridad pedagógica, que debe ser asumida tomando en cuenta su doble naturaleza objetiva-subjetiva. Esto implica el reconocimiento de la realidad social e histórica en la que se desarrolla el educando y su influencia sobre el complejo proceso personal en la construcción de sus propios valores, para que constituyan verdaderos motivos de su conducta ética, moral, patriótica y humanística en su desempeño profesional. La evaluación de la calidad de la formación de los valores del profesional, a nivel del pregrado, es un reto que las instituciones docentes deberán acometer a corto plazo, para lo cual se requiere la elaboración de un complejo y objetivo sistema de evaluación total, a tenor de los procesos actuales de cambios en las carreras de la salud en Cuba. En este trabajo se plantean las esferas, dimensiones e indicadores esenciales a tener en cuenta para desarrollar cualquier tipo de evaluación institucional y de carreras de las Ciencias Médicas, en relación con los procesos de formación de valores, los que deberán atender a aquellos aspectos institucionales, socio-políticos y del proceso docente-educativo que realmente privilegien el desarrollo de los factores que facilitan la expresión flexible, consciente, perseverante y a largo plazo de los valores. Toda evaluación de la calidad de la formación de valores en los educandos deberá considerar la necesaria responsabilidad que todos los docentes, trabajadores no docentes, alumnos y comunidad, tienen en este complejo proceso, atendiendo al principio de que solamente inmersos en las condiciones de trabajo se pueden educar los futuros profesionales de la salud.
Palabras clave: Valores, evaluación, calidad, salud.
ABSTRACT
Training quality of health professionals depend, in a large extent, on the individual development of values that will regulate its future professional practice. Values formation is an educational priority that must to be assumed taking into account its objective-subjective origin. This means the recognition of social and historical reality in which is developed the student and its influence on the personal complex process in construction of its own values to be real reasons of its ethical, moral, patriotic and humanistic behavior in its professional practice. Assessment of quality of professional's values at pre-graduate level, is a challenge that teaching institutions must to undertake at short-term, being necessary design of a complex and objective system of total evaluation in view of the current processes of change in health careers in Cuba. In present paper we propose the essential spheres, dimensions and indicators that must to be considered to develop any type of institutional evaluation and of the Medical Sciences careers, related to values training processes signaling those institutional, social-political features, and from teaching-educational process that actually favored the development of factors allowing the flexible, conscious, persistent expression, and to long-term of values. All quality evaluation of values training in students must to consider the needed responsibility that all professors, non-teaching workers, students, and the community have in this complex process, considering the principle that only involved in work conditions it is possible to educate the future health professionals.
Key words: Values, evaluation, quality, health.
INTRODUCCIÓN
La aspiración internacional de elevar los estándares científico-éticos de la Educación Médica1 se evidencia en nuestro país con el desarrollo e implementación de los sistemas de evaluación de la calidad, tanto de las instituciones docentes como de las carreras universitarias, en todas las áreas profesionales, a partir del ideario de nuestro Comandante en Jefe.2 La experiencia acumulada en el sector salud respecto a la acreditación de escenarios docentes e inspecciones a facultades, nos ha permitido asimilar los postulados conceptuales, normativos y legales generados por el MES para la creación de las bases conceptuales, normativas, legales y científicas del desarrollo de estos sistemas evaluativos de la calidad.3-5 En el presente trabajo se identifican, como primer objetivo, los fundamentos y esencialidades de los sistemas de evaluación institucional y de las carreras de salud, en lo concerniente a la formación de valores en los estudiantes, respondiendo a la necesidad nacional de acometer la consolidación y puesta en marcha de estos procesos, para lo cual se aportan, como segundo objetivo, los aspectos teóricos que fundamentan la conformación de los patrones, indicadores y metodología de trabajo requeridos en los procesos de aseguramiento y control de la calidad de la formación profesional en el sector salud de nuestro país.
DESARROLLO
Las consideraciones presentadas en este trabajo se agrupan en dos partes, a saber, una primera con los aspectos esenciales o fundamentos a tener en cuenta para concebir la formación de valores en los educandos (Fig. 1) y una segunda parte con las características del desarrollo de los valores a formar, la naturaleza de su dimensión pedagógica, sus condicionamientos, motivaciones conductuales, principales actores, esferas y dimensiones, expresión de sus indicadores, relación de aspectos con espacios, los procedimientos a utilizar y la metodología a implementar (Figs. 2, 3, 4 y 5).
I parte
Los valores se caracterizan como productos del desarrollo individual consciente, que permiten al futuro profesional regular su conducta dentro de parámetros de calidad. La formación con calidad de los profesionales de la salud depende no solo de los sistemas de conocimientos y habilidades que se identifiquen y desarrollen en los currículos, sino también del conjunto de valores que se formen y permitan regular su actuación profesional,6 lo cual repercute directamente en sus competencias7 y en las características de su personalidad.8 En tal sentido, se desprende el concebir la calidad del profesional como dependiente de los valores personalizados que regulen su conducta. Se reafirman los valores personalizados9,10 como los necesarios a ser fomentados en todas las carreras de la salud. Por otra parte, además del amor a la profesión, la responsabilidad y la honestidad, que se han planteado como los valores mas esenciales y reguladores de la actuación de un profesional competente,6 añadiríamos el amor a la patria y a la solidaridad internacional, como exponentes del nuevo profesional que se propugna formar y que requiere hoy en día nuestros países del llamado Tercer Mundo. Estos dos valores que añadimos son esenciales para el desarrollo de la personalidad del educando en torno a saber actuar conscientemente y con calidad en la solución de los problemas y la satisfacción de las necesidades de salud de su localidad y nación, así como de otras latitudes. Esto es expresión del compromiso social al cual se apela en el proceso formativo del profesional de la salud, en contraposición con las corrientes mercantilistas que sustentan el éxodo de profesionales y robo de cerebros de los países en vías de desarrollo.
Naturaleza y prioridad de la formación de valores
Es preciso concebir el proceso de formación de valores y la evaluación de su calidad como prioridad pedagógica y reconocer su la naturaleza objetiva y subjetiva, como punto de partida esencial o fundamental en la conformación de cualquier sistema de evaluación. La formación de valores en educandos del pregrado se asienta sobre el proceso docente- educativo y lo permea íntegramente, para lo cual además de concebirla como una prioridad pedagógica insoslayable,6 hay que comprenderla en su doble naturaleza, a partir de las raíces objetivas y subjetivas de los valores.11 La atribución de significado a los valores, como cadena de eventos de carácter individual, es preciso entenderla como fenómeno inmerso en una determinada realidad social, históricamente condicionada,12 en la que se desarrolla el proceso de formación del educando, como futuro profesional. Esa realidad puede ser de cualquier lugar nacional o de otro país, con lo que se fomenta la creación de valores patrios e internacionalistas. Estos postulados no deben ser interpretados como simplificaciones de un proceso muy complejo, sino como aproximaciones a sus componentes con enfoque analítico-sintético. La doble naturaleza no nos debe apartar de entender la construcción de valores como un fenómeno ontogenético, expresión de procesos concurrentes de unidad de influencias instructivo-educativas, comunicativas, cognitivo-afectivas y de relacionamiento individuo-colectivo,8 donde la participación activa de todos los actores sociales, docentes o no, es crucial.
Condicionamientos de la formación de valores
Los aspectos históricos y la realidad social, influyen y condicionan la construcción de los valores propios como proceso individualizado. El contexto de desarrollo de la personalidad del estudiante, como conjunto de múltiples influencias, deberá privilegiar la construcción de los valores esenciales y trascendentes del modelo de personalidad identificado. De esta forma, las influencias educativas estarán dirigidas a vivenciar los valores por parte del educando, es decir, a conocerlo y sentirlo como algo importante, para facilitar su construcción y llegar a regular su futura conducta.8 Es así que en este trabajo se asume que los procesos de aprendizaje y desarrollo personal, dentro de los que se incluye el complejo mundo de la formación de valores, se inscriben en un modelo de construcción sociocultural, que privilegia la interacción del estudiante como individuo con el medio social y su cultura de base.13,14 La exposición continua a la realidad del contexto laboral donde el futuro egresado desarrollará las funciones y desplegará las competencias adquiridas, como forma esencial de la docencia en las Ciencias Médicas,15-17 constituye un principio esencial de la formación de los recursos humanos en el campo de la Salud en nuestro país, lo que implica reconocer la preponderancia de los factores sociales en función de la formación docente y moral del educando, tal cual se puede observar representado en la figura 1.
II parte
Los valores sustentan las motivaciones que calzan las conductas ética, académico-laboral, moral y humanística que integran el desempeño estudiantil y profesional, según el patrón de calidad deseado. Los valores se presentan como constructos personalizados de raíz social, que atribuyen significados a objetos y fenómenos reales18 imponiéndose frente a tendencias y temores inhibitorios,19 lo que resulta en la regulación de conductas ética, moral, académico-laboral y humanística, en el caso de los estudiantes. No obstante, la manifestación de valores, motivos y conductas en el desempeño estudiantil se realiza en forma integrada, muy difícil de ser analizada por componentes aislados pero que necesariamente deben ser identificadas para su evaluación. El enfoque de competencias en los diseños curriculares, que concibe el acercamiento al modelo del profesional mediante la construcción de valores y conocimientos, además del desarrollo de habilidades para la solución exitosa de problemas contextualizados, permitirá trazar mejor los sistemas de evaluación de la calidad, incluida la calidad de la educación en valores, a partir de las conductas y pensamientos manifestados por los estudiantes en todas las áreas, las acciones del personal docente y no docente al respecto, los planes y proyectos elaborados por la institución y su control.
Actores y estructuras
Es necesario que los diferentes actores y estructuras institucionales, jueguen un papel activo en la formación de valores en los estudiantes, tomando como eje conductor el proceso docente educativo (Fig. 2). Es importante concebir cualquier sistema de evaluación de la calidad de la educación en valores de los estudiantes de nuestras carreras de salud, con su participación activa en estos procesos, ya que la formación de valores exige de la "autoconciencia de los estudiantes",20 pues la expresión franca de sus criterios, a partir de la interacción cotidiana entre ellos, con los profesores y demás trabajadores, permite abrir espacios muy propicios para estos efectos educativos, aprovechables también para la aplicación de procedimientos evaluativos. En tal sentido, se sobreentiende que el docente universitario debe recibir la preparación psicopedagógica necesaria para poder ejecutar y dirigir, además de diseñar,6 procesos docente-educativos y evaluativos que propicien la educación en valores con el nivel de calidad requerido. Por otra parte, en la medida que el docente universitario exprese en su desempeño profesoral, actuación profesional y en sus relaciones con los estudiantes, valores que lo identifiquen como un modelo educativo, se propiciará el marco adecuado para la educación en valores esenciales tales como la responsabilidad, el amor a la patria, a la profesión y la honestidad entre otros. Los restantes componentes personales y no personales de la evaluación de la calidad, son los trabajadores no docentes y las estructuras institucionales incorporadas al trabajo educativo, a todos los niveles. Si se entiende que los estudiantes interaccionan con el "mundo circundante" en el proceso de construcción y manifestación de los valores,21 se comprende la importancia de que los trabajadores no docentes del centro participen activamente en este trabajo y en las actividades de aseguramiento y control del proyecto educativo institucional (Fig. 2).
Esferas y dimensiones para la evaluación
En la mitad de la década del año 2000 se implementaron nuevas estrategias de formación de pregrado centradas en escenarios cercanos o propios de la comunidad, como el plan del Policlínico-Facultad, junto con el inicio del Nuevo Programa de Formación de Médicos en Venezuela y Cuba, para estudiantes procedentes de diferentes países y latitudes. Con estos cambios se refuerza la idea de la universalización de la enseñanza y se incrementa la diversificación de actores y escenarios docentes, además de la ampliación de la utilización de métodos activos de aprendizaje y variadas formas de la educación en el trabajo, en los niveles de atención primarios y desde los primeros años de las carreras de la Salud.22-24 Se amplían pues las posibilidades de interacción a partir de las dimensiones identificadas para el trabajo educativo, a saber, la curricular, socio-política y extensionista, con reforzamiento de los principios de los procesos formativos que sitúan en primer plano el desarrollo de los valores de la profesión.20,25,26 En tal sentido, reconocemos que los programas actuales brindan inmensas posibilidades de interacción para el desarrollo de los momentos de expresión y facilitación de la educación en valores y construcción personalizada de los mismos. Podemos pues identificar tres esferas de interacción, a saber, la individual, la grupal o colectiva y la institucional, en las que se ofrecen escenarios propicios para que se desarrolle ampliamente, dentro de cada esfera y en sus espacios de interacción, el trabajo educativo en sus tres dimensiones, todo lo cual es susceptible de ser evaluado para asegurar la calidad de sus procesos y el logro de los objetivos educativos propuestos (Fig. 3).
Expresión de indicadores para la evaluación
Como habíamos expresado, los valores existen en el individuo como parte de la estructura motivacional de su personalidad y orientan su actuación hacia la satisfacción de sus necesidades, por lo que constituyen motivos de la actuación del sujeto y se convierten en verdaderos reguladores de su conducta.6,9,26 Desde el punto de vista pedagógico, esto implica entender el proceso como muy complejo, donde el estudiante siempre asume una posición activa en la apropiación de los significados sociales, para la construcción individual de sus valores, los que a su vez presentan diferentes niveles de expresión.6,9 De esta forma, es preciso considerar que los aspectos de la calidad de la formación de valores o educación en valores que serán ser evaluados, se manifiestan en los variados espacios de interacción, esferas y dimensiones mencionadas, igualmente se presentan con diferentes niveles de expresión funcional y a través de cinco indicadores (Fig. 4), a saber, de flexibilidad o rigidez, de mediatización de la conciencia para argumentar y defender su actuación, de posicionamiento activo o pasivo, de perseverancia o inconstancia y finalmente de su perspectiva mediata o inmediata.6,9,21 El grado más alto deseado de formación de valores en los estudiantes de las carreras de la Salud, es aquel que logra que los valores se expresen con mayor flexibilidad y perseverancia, alto grado de conciencia y con un posicionamiento activo e inmediato en su manifestación. Es hacia estos fines que debemos encaminar los logros de los proyectos educativos en nuestras instituciones docentes (Fig. 4).
Aspectos y espacios de interacción
Habíamos expresado la importancia de atender a los espacios de interacción reflexiva que se establecen en el fragor del trabajo docente y educativo, extensionista o curricular, social o político, que permite la actuación estudiantil y la expresión de valores, así como el diálogo cotidiano entre estudiantes y con los docentes, principalmente, como vía para la estimulación constante del auto-perfeccionamiento de los componentes personales del proceso docente educativo.6,9,13,20,21 Se pueden visualizar varios de estos espacios, entre estudiantes y profesores, en la concreción de los objetivos de los planes, proyectos y programas docentes, educativos y de investigación que se acometen con la participación estudiantil, o entre los tres grandes aspectos en que planteamos identificar los componentes principales de estos procesos: los estudiantes, el personal trabajador docente o no docente y el conjunto de intenciones plasmadas por escrito en forma de planes de trabajo a diferentes niveles, proyectos de trabajo investigativos o no y los programas curriculares o de investigación existentes. En el documento de normativas para patrones de calidad del MES en nuestro país,5 se describen varios aspectos a tener en cuenta para la evaluación de la calidad de estos procesos sustantivos, entre los que se destacan: la dinámica de desarrollo de las actividades planificadas, la interacción de los estudiantes y profesores en la participación en los programas priorizados y nacionales, especialmente en la universalización de la educación superior, la participación de los estudiantes en forma protagónica como sujetos activos de su proceso formativo, la atención diferenciada por parte de los profesores a las necesidades educativas individuales y colectivas, la labor educativa y político ideológica desde el contenido de las disciplinas como la primera prioridad del trabajo de formación, el diagnóstico de las necesidades educativas individuales y grupales y su incorporación coherente a los proyectos educativos de cada grupo de estudiantes, el trabajo de los profesores guías, la satisfacción de los estudiantes con la labor educativa del centro, la gestión del centro sobre las estrategias para garantizar la organización, desarrollo y realización de acciones que fortalezcan la atención al trabajo educativo en la base, en coordinación con las organizaciones estudiantiles en los diferentes niveles y escenarios, entre muchos otros.
Procedimientos
El sistema de evaluación de la calidad de los procesos de educación de valores de los estudiantes de las carreras de la salud, como varios autores plantean,6-8,13,20,21,26 debe sustentarse para su realización en la aplicación de procedimientos del método científico con el fin de llegar a criterios y planteamientos científicamente probados, que además sirvan para ilustrar la consecución de nuevos programas, proyectos y planes que permitan alcanzar fines mayores en el perfeccionamiento de los atributos del futuro profesional. En tal sentido, el conjunto de procedimientos de los métodos cualitativos que se consideren utilizar, deben ser previamente identificados a tenor del tipo de trabajo evaluativo que se pretenda. Sería recomendable que la evaluación, principalmente de tipo interno o auto-evaluativo, se perfile en proyectos incluidos dentro del plan de trabajo educativo o de un proyecto educativo institucional.
Aspectos metodológicos prácticos
La evaluación de la calidad conforma todo un sistema multifacético cuyos objetivos y objetos se centran en fenómenos de altísima complejidad, como ya hemos planteado, por lo que el enfoque cualitativo debe seguir determinados nodos o puntos de convergencia que permita concentrar las influencias para el logro de los valores más esenciales y trascendentes, como se expresa en la figura 5. Los espacios de interacción deben ser muy bien identificados en los proyectos educativos, en los que docentes, no docentes y alumnos, desarrollen las actividades previstas para el cumplimiento de los objetivos del plan y se permita la aplicación de los procedimientos anteriormente mencionados, para la obtención científica de los datos requeridos de la evaluación que se acometa. En la realización de diagnósticos frecuentes, ya sea de entrada, de salida o intermedios, debe aplicarse un enfoque analítico sobre la base de la existencia de un condicionamiento interno de los valores,20 que tengan como centro de atención los valores esenciales presentes en el modelo del profesional, que es el conjunto de atributos socialmente determinados a los que debe llegar a reflejar cada profesional recién graduado (fig. 5).
CONSIDERACIONES FINALES
Los procesos de evaluación institucional y de carreras de la salud, en lo concerniente a la calidad de la formación de valores en los estudiantes, deben asumir determinados presupuestos teóricos y metodológicos para la formación de valores. En tal sentido, se debe concebir este proceso como muy complejo y multifactorial, en el cual se insertan de forma muy activa, todos los actores o componentes personales del proceso docente educativo, incluyendo los trabajadores no docentes de las áreas de servicio, en la conformación de verdaderos espacios de interacción y reflexión, que permitan la expresión de los valores en las formas deseables, según se plantea en este trabajo. El trabajo de evaluación debe encaminarse hacia las dimensiones y esferas que aquí se plantean, aplicando para su consecución métodos esencialmente cualitativos. Se debe tomar como hilo conductor el proceso docente educativo, asumiendo la doble naturaleza de la formación de valores como una prioridad pedagógica, con referente esencial del modelo del profesional y de los atributos morales, éticos, patrióticos y humanísticos que caracterizan su desempeño.
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Recibido: 2 de febrero de 2009.
Aprobado: 23 de febrero de 2009.
Dr. Enrique Ivo Gómez Padrón. Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. Teléfono: 7941811. E-mail: ivo@infomed.sld.cu.