Introducción
Las infecciones de transmisión sexual son enfermedades que se transmiten en general de una persona a otra por medio del contacto sexual, estas pueden ser producidas por parásitos, bacterias, hongos y virus. 1) Se estima que cada año, unos 356 millones de personas contraen alguna de estas cuatro infecciones de transmisión sexual (ITS): clamidiasis, gonorrea, sífilis o tricomoniasis. 2,3
Las ITS son un problema de salud pública que va en aumento a nivel mundial y se considera que ocurren un millón de nuevas infecciones cada día. Aunque en gran parte son infecciones que se pueden prevenir, tienen un amplio abanico de consecuencias negativas en la salud individual. Estas oscilan desde aquellas enfermedades agudas hasta complicaciones graves, con secuelas a largo plazo, así como el aumento del riesgo de contagio del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), (4) y suponen uno de los riesgos más prevalentes en la población joven, 5) entre los que se encuentran los adolescentes.
La adolescencia es un período de transición entre la infancia y la edad adulta, tiene sus peculiaridades como todas las etapas de la vida. En esta, el desarrollo puberal y su relación con los comportamientos relacionados con la sexualidad son muy importantes por el riesgo que suponen estos comportamientos, si no hay una protección para una sexualidad sana, 6) o que los hace vulnerable para la adquisición de las infecciones de transmisión sexual .Es una época muy importante en la vida debido a que las experiencias, conocimientos y aptitudes que se adquieren en ella tienen implicaciones importantes para las oportunidades del individuo en la edad adulta. 7
Los adolescentes dependen de su familia, su comunidad, su escuela, sus servicios de salud y su lugar de trabajo para adquirir toda una serie de competencias importantes que pueden ayudarles a hacer frente a las presiones que experimentan y hacer una transición satisfactoria de la infancia a la edad adulta. 8
Por lo antes expuesto se decidió realizar el estudio con el fin de determinar los factores familiares y antropológicos en adolescentes femeninas con infecciones de transmisión sexual.
Métodos
Se realizó un estudio observacional descriptivo y transversal, cuyo universo fueron las 50 pacientes con el diagnóstico establecido de infecciones de transmisión sexual que asistieron a consulta Infanto-Juvenil del Policlínico de Especialidades Pediátricas de la provincia Camagüey, durante el periodo comprendido del 1ro de febrero de 2019 al 31 de diciembre de 2019.
Las variables estudiadas fueron: adolescencia temprana (de 10 a 13 años de edad), mediana (de 14 a 16 años de edad) y tardía (de 17 a 19 años de edad) según clasificación del concepto de adolescencia de la UNICEF, 6 conducta sexual de riesgo (lo que se obtuvo mediante la revisión de las historias clínicas de las enfermas por un especialista de Dermatología); nivel de escolaridad de pacientes y familiares: primaria, secundaria, técnico medio, pre-universitario y universitario, composición de la familia según número de miembros: pequeña, mediana y grande, según ontogénesis: (nuclear, extensa y ampliada), según generaciones: (unigeneracional, bigeneracional, trigeneracional y multigeneracional) nivel de funcionamiento, familiar según registro para la evaluación del funcionamiento familiar (FF-SILL): 9) (funcional, moderadamente funcional, disfuncional y altamente disfuncional), todo lo cual fue determinado por un Doctor en Ciencias de la Salud y Licenciado en Psicología. Se consideró como ingreso económico familiar bueno: mayor de 600 pesos, regular: entre 599 y 300 pesos, malo: menor de 300 pesos.
Un especialista de Dermatología revisó las historias clínicas de las enfermas y corroboró que estas eran portadoras de infección de transmisión sexual, determinó si existía una conducta sexual de riesgo. Un Doctor en Ciencias de la Salud y Licenciado en Psicología determinó el nivel de escolaridad de pacientes y familiares, el ingreso económico familiar, la composición de la familia según número de miembros, ontogénesis, generaciones y nivel de funcionamiento familiar.
Todos los datos fueron plasmados en una encuesta diseñada por la autora de la investigación donde se recogieron las variables que fueron objeto del estudio. La información obtenida fue procesada mediante el programa estadístico SPSS para Microsoft Excel 2017.
Los métodos empleados fueron estadística descriptiva de distribución de frecuencias absolutas y relativas. Los resultados se expusieron en tablas y gráfico.
En la investigación se tuvo en cuenta la voluntariedad de cada paciente y sus progenitores.
Resultados
Predominó el grupo de edad comprendido en la adolescencia mediana con 23 pacientes (46 %) (Gráfico 1).
Se observó un marcado predominio de la conducta sexual de riesgo con 45 enfermas (90 %) (Tabla 1).
Fue más frecuente el nivel de escolaridad técnico medio, tanto en los pacientes como en sus padres, 20 (40 %) y 55 (55 %) respectivamente (Tabla 2).
El ingreso familiar bueno fue el más referido por las adolescentes encuestadas (58 %) (Tabla 3).
Se apreció que 22 pacientes (44 %) pertenecían a una familia mediana y 15 (30 %) de ellas eran nucleares según su ontogénesis (Tabla 4).
Se observó que el mayor por ciento de las enfermas pertenecía a una familia trigeneracional, con 20 enfermas (30 %) (Tabla 5).
Existió un predominio de las familias disfuncionales, con 31 familias (62 %) (Tabla 6).
Discusión
En una investigación acerca de infecciones de transmisión sexual en niñas y adolescentes en consulta Infanto-Juvenil en Bayamo, realizada por Machado Solano AM et al. 10 encontraron predominio de las adolescentes de 14 y 15 años, rango de edad que corresponde a la adolescencia mediana, lo que coincide con la investigación.
Gwon SH y Lee CY, 11) en un trabajo investigativo realizado en Corea del Sur, acerca de ITS en adolescentes, halló que el 49,4 % de los pacientes estudiados se encontraba entre los 15 y 18 años de edad.
Capote Rodríguez A et al. 12) en un estudio realizado en adolescentes con ITS, hallaron que la edad promedio de inicio de las relaciones sexuales fue de 12 años para ambos sexos, es decir en la adolescencia temprana.
López Castro D et al. 6) en una investigación acerca de conductas sexuales de riesgo para infecciones de transmisión sexual en adolescentes encontraron que la mayoría se habían iniciado sexualmente y las edades de inicio fueron entre 13 y 15 años de edad, edades que están comprendidas en la adolescencia mediana. La edad media de inicio para las mujeres fue de 15,7 años rango de edad comprendido también en la adolescencia mediana. El 21,2 % de las pacientes tenían dos parejas sexuales, el 8,2 % tres parejas y el 5,9 % más de tres. De las 39 adolescentes iniciadas sexualmente 20 no se protegían para la relación coital, lo que representó el 51,2 % y el 48,7 % no tenían percepción de riesgo.
La edad de inicio de las relaciones sexuales influye como factor de riesgo, mientras más temprano sea el inicio mayor será el riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual así como embarazos no deseados, abortos, abandono escolar entre otros, como señalan Castillo Arcos LC et al. 13
Sommer M y Mmari K, 14) comentan que la actividad sexual indiscriminada y sin protección que suelen tener los adolescentes, son los factores de riesgo más frecuentes en la adquisición de estas enfermedades, que afectan sobre todo a la población comprendida entre los 15 y los 24 años, las que constituyen un verdadero problema de salud en estas edades.
Gwon SH y Lee CY, 11) hallaron que los adolescentes con ambos padres con educación de menos de nueve años fueron los más propensos a contraer una ITS, que aquellos cuyos padres habían tenido un antecedente de educación de 10 años o más.
Fernandes da Costa MI et al. 15) en una investigación realizada en Brasil, en escolares entre 11 y 17 años de edad, el objetivo de la cual fue analizar la relación entre la vulnerabilidad a las infecciones de transmisión sexual de los adolescentes en situación de pobreza y su nivel de resiliencia, encontraron que los adolescentes cuyos padres habían terminado la escuela secundaria tenían una resistencia moderadamente alta para adquirir una ITS, y que aquellos con bajo nivel socioeconómico eran más vulnerables y apuntan en sus resultados que hubo una asociación significativa relacionada con la vivienda, el ingreso familiar y la vulnerabilidad a las ITS.
Capote Rodríguez A et al. 12) apuntan que en los adolescentes estudiados en su trabajo investigativo, el grado de total satisfacción en relación con los ingresos económicos familiares fue inferior al 70 % y encontraron mayor presencia de hacinamiento en el grupo estudio con 29,1 %, en comparación con el grupo control, también hallaron que la mayoría de los adolescentes estudiados vivían con la madre y los porcentajes de convivencia con el padre eran bajos, con 50,9 % para el estudio y 59,1 % para el control y señalan que llama la atención la cantidad de hogares en los que vivían otras personas con vínculos consanguíneos o afectivos más distantes, los que fueron de 27,3 % para el grupo de estudio y 20,3 % para el control. Los autores comentan que el control y supervisión de los padres es un aspecto del ambiente familiar que se relaciona con la sexualidad de los adolescentes y que en el estudio alrededor de la mitad de los mismos no vivían con ambos padres, lo que pudiera influir en la iniciación sexual precoz y la incidencia de infecciones de transmisión sexual.
El predominio de las familias medianas y trigeneracionales en la investigación pudiera haber sido un elemento favorecedor para la adquisición de las ITS ya que esta convivencia por lo general ocurre en hogares con condiciones habitacionales desfavorables, ya sea por la infraestructura o el hacinamiento existente, lo cual tiene una influencia negativa en la dinámica familiar en tanto es fuente de conflictos y de insatisfacción de necesidades materiales básicas.
De forma general los adolescentes carecen de un espacio propio, físico y psicológico, donde cuenten con tranquilidad y privacidad. Esta puede ser una causa por la que dedican más tiempo a actividades fuera del hogar, al establecer relaciones con personas ajenas al medio familiar, La educación en sexualidad en este tipo de familia debe iniciarse desde el nacimiento dentro del grupo familiar y transcurre durante toda la vida en los sucesivos vínculos que establecen las personas al interactuar con diferentes grupos semejantes.
En coincidencia con González Bango MA et al. 16) la tarea de educar para la salud es mucho más abarcadora, va al desarrollo de necesidades, motivaciones y actitudes conscientes ante la promoción, prevención, conservación y restablecimiento de la salud.
Según el registro para la evaluación del funcionamiento familiar existía un predominio de las familias disfuncionales, de las cincuenta familias, el 62 % eran disfuncionales. En las familias funcionales existen ambientes armónicos y muestras de afectividad, pero hay escaso control sobre las actividades que realizan los menores del hogar. Los padres desarrollan estilos educativos permisivos, justifican los errores y comportamientos inadecuados de sus hijos, sin tomar el control educativo.
En las otras treinta y una familias estudiadas existía una dinámica intrafamiliar que afectaba su estructura y se encontraban afectados los patrones comunicativos, lo que se unía a inadecuados estilos de resolución de conflictos. Existía tendencia a la escasa adaptabilidad condicionada por rivalidades o posiciones asimétricas de sus miembros. La escasa monitorización de las conductas de los hijos o el bajo nivel de involucración positiva están considerados como variables socio familiares en la causa de los trastornos de comportamiento, 17) lo cual es también aplicable a la sexualidad.
Dujarric Bermúdez GM y Molina Cintra M de la C, 18 en un trabajo investigativo acerca de embarazo adolescente y su expresión en el contexto familiar encontraron que existía un distanciamiento en la comunicación sobre temas de sexualidad y bajo control educativo entre las adolescentes y la familia. Lo antes expuesto también condiciona la adquisición de infecciones de transmisión sexual.
Conclusiones
Predominó la adolescencia mediana, la conducta sexual de riesgo, el nivel de escolaridad técnico medio de las pacientes y sus padres, el ingreso económico familiar bueno, la familia mediana y nuclear, trigeneracional y disfuncional. Los resultados del estudio evidencian la necesidad de realizar acciones psico-educativas para los adolescentes y sus familias.