Introducción
A lo largo de la vida de la mujer, las mamas cambian de textura y aspecto en función de su desarrollo hormonal y sexual. Además, dependiendo del momento del ciclo menstrual en que se encuentra, se van a producir cambios que pueden ser sintomáticos o no, en función del nivel hormonal de cada persona y de su susceptibilidad.
El cáncer de mama es la neoplasia maligna más común entre las mujeres y continúa siendo la más frecuente si se analizan ambos sexos. Este cáncer constituye en la actualidad un problema de salud pública, tanto en América Latina como a nivel mundial por su frecuencia y aumento progresivo en el número de mujeres que lo padecen.1,2
Es una enfermedad multifactorial y heterogénea, sus expresiones clínicas son diversas, por cuyo motivo el diagnóstico es un reto para la salud individual y colectiva, planteándose la necesidad de establecer un pronóstico basado en el análisis minucioso de parámetros clínicos, anatomopatológicos y biológicos.3
Se trata de una enfermedad cuyo diagnóstico precoz podría resultar sencillo. Aunque se puede lograr cierta reducción del riesgo mediante medidas de prevención, esas estrategias no pueden eliminar la mayoría de los cánceres de mama que se registran en los países de ingresos bajos y medios. Las estrategias de detección precoz recomendadas para estos países son el tamizaje mediante mamografía y la autoexploración, sin embargo, el primero es muy costoso y se recomienda para los países que cuentan con una buena infraestructura sanitaria y pueden asumir costes de programas a largo plazo. Además, la detección precoz con vistas a mejorar el pronóstico y la supervivencia del cáncer de mama se considera la piedra angular del control de este tipo de cáncer.4
La incidencia de la enfermedad aumenta en las mujeres que experimentan cambios en el estilo de vida: la dieta, cambios hormonales y nuevas pautas reproductivas, ya que las mujeres ahora tienen menos hijos, más tarde y los amamantan durante menos tiempo.4
En el año 2020, hubo más de 210 000 nuevos diagnósticos de cáncer de mama en América Latina y el Caribe, con casi 68 000 muertes. La Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene como objetivo reducir la mortalidad mundial en un 2,5 % por año, evitando así 2,5 millones de muertes prematuras por cáncer de mama entre 2020 y 2040 en mujeres menores de 70 años.5
Según Anuario Estadístico del año 2021,6 la incidencia de cáncer de mama en Cuba fue de 88,1 mujeres de cada 100 000 habitantes. Cuba está entre los países con mayor tasa de mortalidad por cáncer de mama en América y es uno en los que mayor número de años de vida se pierde por esta causa. Es la afección que ocupa el segundo lugar dentro de las causas de incidencia y mortalidad entre las neoplasias malignas del sexo femenino.
En los últimos años, gracias a la aplicación del Programa Integral para el Control del Cáncer en Cuba,7) se ha logrado detectar un número mayor de casos nuevos diagnosticados en estadios iniciales: etapas I y II. Esto permite tratamientos menos invasores y eleva los índices de supervivencia con mejor calidad de vida de la mujer afectada. Ahí radica la importancia de realizar el auto examen y de acudir al especialista de la Atención Primaria de Salud, lo antes posible, cuando se detecta alguna anomalía.
Al tener en cuenta la problemática expuesta y reconocer la relevancia de la aparición de factores de riesgos como componente importante en su prevención, los autores se motivaron a realizar la investigación con el objetivo de identificar la morbilidad oculta por cáncer de mama y sus factores de riesgo en la población femenina de 30 años y más en el Consultorio Médico de la Familia (CMF) No. 6 del Policlínico Camilo Torres Restrepo.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo transversal en la población femenina perteneciente al CMF No. 6 del Policlínico Docente Camilo Torres Restrepo, municipio Santiago de Cuba, pesquisadas de enero a diciembre de 2022.
La población de estudio quedó constituida por las 131 mujeres de 30 años y más que cumplieron los criterios para incluirse en la investigación.
Criterios de inclusión:
- Pacientes femeninas mayores de 30 años del CMF mencionado y que consintieron en participar en el estudio.
Criterios de exclusión:
- Pacientes con el diagnóstico de déficit cognitivo.
Para la obtención de la información se realizó un interrogatorio exhaustivo que permitió identificar algunos factores de riesgo y el examen físico de las mamas, se les explicó de forma individual el objetivo de la investigación y se solicitó su consentimiento por escrito para participar en el estudio.
Luego de ser entrevistadas y examinadas las pacientes, quienes presentaron algún factor de riesgo importante, se remitieron a la consulta de mama según lo establecido en el Programa de Cáncer de Mama en Cuba. Las variables que se utilizaron en el estudio fueron: edad, obesidad, no realización de ejercicios físicos, alcoholismo, tabaquismo, edad de la menarquía, edad del primer hijo, nuliparidad, antecedentes patológicos personales de alteraciones mamarias, antecedentes patológicos familiares, lactancia materna exclusiva hasta el sexto mes, autoexamen de mama y examen físico de la mama.
Se consideró un examen físico como positivo, si presentaron un nódulo palpable en la mama, retracción del pezón o alteraciones de la piel de la mama o cambios inusuales en la mama como: irritación cutánea o formación de hoyos en la piel mamaria, inversión del pezón descamación o engrosamiento del pezón o de la piel mamaria, secreción por el pezón, tumoración en las axilas. Como dudoso a la presencia de dolor mamario, dolor en el pezón o enrojecimiento, sin secreción por el pezón, no tumoración en las axilas y como resultado negativo, la ausencia de los signos antes descritos.
Para el procesamiento de la información se creó una base de datos en el sistema SPSS, versión 24 para Windows, se analizó mediante técnica de estadística descriptiva para el análisis de los resultados que fueron presentados en tablas. Se utilizó como medida de resumen las frecuencias absolutas y relativas. Para identificar asociación entre la edad y el resto de las variables de interés, se utilizó el test x2 de independencia o prueba exacta de Fisher en el caso de que las frecuencias esperadas fueran menores de cinco. Fue seleccionado un nivel de significación α= 0,05.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación del Área de Salud y la confidencialidad de la información fue mantenida mediante la codificación de las variables, los que se manejaron solo por los investigadores.
Resultados
Por lo general, los factores de riesgo para padecer cáncer de mama están relacionados con los estilos de vida y desde el punto de vista anatomopatológico, vinculados con la acción estrogénica, ya que se ha podido demostrar que la mayoría de los cánceres de mama son estrógenos dependientes, lo cual constituye un factor predisponente. De ahí, que muchos de los principios terapéuticos utilizados estén dirigidos a disminuir o eliminar la acción hormonal.
El sedentarismo, la obesidad/sobrepeso y el tabaquismo, fueron los factores de riesgo más frecuentes en la población de estudio, con el 71,8 %, 41,2 % y 29,8 % respectivamente, más frecuentes en mujeres menores de 50 años (p<0,05) (Tabla 1).
La prueba de χ2 o prueba exacta de Fisher en el caso de que las frecuencias esperadas fueran menores de 5. p < 0,05. *Calculado en base a n ** Calculado en base a N
De las mujeres estudiadas, el 53,4 % manifestaron no realizarse el autoexamen de mama, siendo las mujeres menores de 50 años las más frecuentes (62,3 %), mostrando asociación estadística en relación a la edad (p<0,05)(Tabla 2).
La prueba de χ2 o prueba exacta de Fisher en el caso de que las frecuencias esperadas fueran menores de 5. p < 0,05 *Calculado en base a n ** Calculado en base a N
El 94,7 % de las mujeres presentaron examen físico negativo y un 5,3 % fue dudoso, con predominio en menores de 50 años (7,4 % vs 3,2 %), mostrando asociación estadística en relación a la edad (p<0,05) (Tabla 3).
La prueba de χ2 o prueba exacta de Fisher en el caso de que las frecuencias esperadas fueran menores de 5. p < 0,05*Calculado en base a n ** Calculado en base a N
Discusión
Los factores de riesgo asociados al cáncer de mama son multifactoriales y multicausales, la prevención fundamenta conductas enfocadas a hábitos como una alimentación adecuada, realización de ejercicios, el nulo consumo de bebidas con alcohol y acciones que promuevan la detección temprana del cáncer.
Una investigación realizada por Martínez,8) muestra que existe una relación entre pacientes con el estilo de vida de cada uno y el gen activo del cáncer de mama, debido a que estas mujeres tienen un estado nutricional de sobrepeso a obesidad, también llevan una vida de sedentarismo y son consumidoras habituales de alcohol y tabaco. En el estudio de López et al.9) el tabaquismo y la obesidad fueron los factores de riesgo modificables más frecuentes, en coincidencia con el estudio de los autores.
Por su parte, Moncada et al.,10 en su estudio mostró que el 43,7 % de las pacientes con cáncer de mama eran obesas, por lo que se puede traducir que estas tienen una relación con el riesgo de padecer cáncer de mama.
Los autores consideran que la vida sedentaria y la obesidad, la ingestión de alcohol y el consumo excesivo de grasa, son los factores de riesgo modificables que a través de acciones de educación y promoción de salud, podrían contribuir a cambiar el estilo de vida. Desde hace muchos años se ha sugerido una asociación entre la dieta y el cáncer de la glándula mamaria.
Rivera et al.,11 observaron relación estadística significativa entre el cáncer de mama y la obesidad posmenopáusica, no brindar lactancia materna o hacerlo por menos de seis meses, la menarquia a edad menor de 12 años, el primer parto después de los 30 años y la nuliparidad; los dos primeros factores de riesgos fueron predominantes de manera similar en el estudio de los autores.
La práctica de ejercicio habitual protege del cáncer de mama. Las mujeres atléticas tienen la mitad del riesgo de cáncer de mama que las mujeres sedentarias. El efecto protector también radica en que retarda la aparición de la menarquía, si la misma ocurre antes de los 11 años, se incrementa un 10 % a 12 % el riesgo de padecer de cáncer de mama, debido a una mayor exposición a estrógenos.12
Un metaanálisis realizado por Li et al.,13) concluyó que el riesgo de cáncer de mama está en relación con el estímulo estrogénico y un mayor número de ciclos ovulatorios, por tanto, la nuliparidad o un menor número de embarazos aumentaría el riesgo de cáncer de mama. En la investigación desarrollada por Mariño et al.,14 más de la sexta parte de las mujeres no tuvo hijos, lo cual difiere del estudio.
El tabaquismo fue el principal factor de riesgo encontrado en una investigación realizada en Cuba por Cuellar et al.,15 con el 39,8 % de los casos, similar a los resultados.
En la investigación de García et al.,16 el 11 % de las mujeres no ofreció lactancia materna y el 50,7 % tenían historial de nuliparidad, por lo que constituyen factores de riesgo modificable del cáncer de mama.
Los autores de la investigación son de la opinión que estos factores de riesgos son preocupantes en la sociedad cubana actual, dado que existe una tendencia en las mujeres de restringir el amamantamiento y que no desean tener hijos.
Consideran además, que se debe educar acerca de los factores de riesgo desencadenantes de esta enfermedad, los malos hábitos alimenticios, el excesivo consumo de alcohol y el uso de algunos anticonceptivos, ya que estos afectan de manera directa a la salud de la paciente, cabe recalcar que en su mayoría, son factores de riesgo modificables.
En esta serie, la práctica del autoexamen de mama resultó insuficiente, a pesar del trabajo realizado durante años, en cuanto al diagnóstico precoz en la Atención Primaria de Salud. Aunque se ha afirmado que los mejores resultados se basan en la implementación de tres medidas: la enseñanza y práctica del autoexamen, el examen clínico médico de la mama y de las regiones ganglionares satélites, así como los estudios imagenológicos.17
Los profesionales participantes en los grupos de discusión en la investigación de Pons et al.,18 señalaron que se requerirán cambios organizativos y administrativos en el sistema de salud, más coordinación de los niveles asistenciales, más recursos económicos, capacitación de los profesionales de la salud e intervenciones educativas dirigidas a la población general.
Los autores de la investigación coinciden en que la Atención Primaria debería ser la puerta de entrada al programa de cribado y también el lugar donde se comunica el riesgo y se hacen las recomendaciones; sin embargo, existen brechas en el cumplimiento del mismo en este nivel de atención.
Si bien el cáncer está relacionado con los factores asociados con los hábitos de vida, la genética, conocer el cómo, el cuándo y por qué realizar el autoexamen de mama, puede considerarse como factor protector. El autoexamen de mamas es útil y su práctica no tiene ningún efecto colateral adverso. Las mujeres que lo ejercitan tienden a consultar más rápido al médico. Sin embargo, esta técnica no se practica en un gran número de mujeres, más de la mitad manifestaron no realizarse el autoexamen de mama, resultados superiores a los hallados por Díaz et al.,19) donde solo el 2,1 % nunca lo realizaron.
En opinión de Peñate y de la Torre,20 cualquier beneficio debe ser considerado, tomando como premisas el ahorro económico y las implicaciones que tiene para las pacientes la detección precoz del cáncer de mama, donde destacan mejores resultados terapéuticos y la posibilidad de cirugías más conservadoras. Es innegable la utilidad de la mamografía, pero eso no invalida la pesquisa activa por parte del médico y el autoexamen de mama.
Los autores de la investigación consideran que estos resultados pueden motivar futuros estudios que expliquen las contradicciones entre: las normas que establece el Programa de Prevención Precoz del Cáncer de Mama, así como la formación humanista del personal de la salud y la insuficiente comunicación médico/paciente, que se traduce en la no realización del autoexamen de mama y el examen clínico de la mama para el diagnóstico y tratamiento precoz de la enfermedad.
Los autores del trabajo son del criterio, que el examen clínico de la mama es un método muy económico y permite llevar a cabo conductas terapéuticas menos mutilantes, mediante la detección de estadios tempranos de esta afección. En este estudio, el índice de sospecha de la citada afección permitió una remisión oportuna de las pacientes a la consulta especializada, hechos que demuestran la eficacia de este proceder.
Debido al impacto de esta enfermedad y como iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, cada año alrededor del mundo durante el mes de octubre se realizan eventos cuya finalidad es concientizar e incentivar la autoexploración mamaria y el diagnóstico temprano, motivo por el cual se le conoce como: Octubre, mes de la sensibilización contra el cáncer de mama y el 19 del mismo mes se conmemora el Día Mundial de la lucha contra el cáncer de mama. A nivel internacional se promueve el uso de un listón o lazo color rosa, símbolo que alude a este padecimiento; portarlo representa el apoyo moral a quienes lo padecen.21
Si bien la Sociedad Americana del Cáncer,22) no recomienda exámenes clínicos regulares de los senos o autoexámenes de los senos como parte de un programa de detección de cáncer de mama de rutina, los autores del trabajo comparten el criterio de que esto no significa que estos exámenes nunca deban realizarse. Los médicos de la familia deben ofrecer exámenes clínicos de los senos y al mismo tiempo brindar asesoramiento sobre el riesgo y la detección temprana. Algunas mujeres aún podrían sentirse más cómodas haciéndose autoexámenes regulares como una forma de realizar un seguimiento de cómo se ven y se sienten sus senos.
A juicio de los autores, la detección de nuevos casos en estadios avanzados, que pudiese incluso diagnosticarse en edades más temprana de la vida, puede deberse por lo general a múltiples factores como: estilos de vidas inadecuados, diagnóstico médico tardío, pobre trabajo de pesquisa en las áreas, tardía decisión de la mujer en buscar ayuda médica e inexistencia de la práctica sistemática del autoexamen de mama, lo que repercute en la incidencia y la mortalidad de esta enfermedad. Opinan además, que el trabajo tiene la importancia de mostrar realmente los factores de riesgo del cáncer de mama a que está expuesta la población femenina mediante una pesquisa a las mismas, de manera que el estudio sirva como una herramienta útil para medir la magnitud del problema en esta área y sirva de punto de partida para futuras acciones preventivas e intervencionistas.
Conclusiones
Los factores de riesgos relacionados con los estilos de vida como el sedentarismo, la obesidad/sobrepeso y el tabaquismo fueron los factores de riesgo de mayor representatividad. A pesar de la mayoría de las mujeres presentar examen físico negativo, la no realización del autoexamen de mama, pudiera contribuir al aumento de la morbilidad por esta enfermedad en la población de estudio.