Introducción
Las arbovirosis representan alrededor del 17 % de enfermedades infecciosas en todo el mundo y cada año ocasionan la muerte de más de 700 000 personas. Están relacionadas con factores como la globalización, modificación del hábitat de los vectores, cambio climático, aumento de la población y su migración hacia zonas endémicas.1,2 Se conocen más de 150 especies de virus transmitidos por artrópodos (arbovirus), que son patógenos para el hombre. Los más frecuentes son los virus del dengue (DENV), zika (ZIKV) y chikungunya (CHIKV).3
Los arbovirus son transmitidos por mosquitos hembras del género Aedes, principalmente por Aedes aegypti.1 Este insecto del orden díptero ingiere sangre humana para completar su ciclo reproductivo, lo que contribuye a la diseminación de los arbovirus.4
La provincia de Jaén, en el departamento de Cajamarca, Perú, es zona endémica de enfermedades vectoriales. Presenta un clima con elevadas temperaturas y frecuentes lluvias, lo que favorece niveles altos de infestación por el Aedes.5
Las actividades de vigilancia y control de los vectores cumplen un papel fundamental para disminuir la diseminación de los arbovirus.3 Sin embargo, los recursos económicos para realizar dichas actividades aún son limitados en el territorio peruano. Además, el dengue, zika y chikungunya son enfermedades con cuadro clínico similar. Sobre todo, durante su fase aguda, lo que dificulta el diagnóstico clínico y adecuado manejo por parte del personal médico.6,7
Por lo que, es indispensable contar con personal de salud calificado que fomente la educación sanitaria y la adopción de medidas preventivas eficientes en la población. Asimismo, los estudiantes de ciencias de la salud deben involucrarse en las actividades preventivas que favorezcan la participación comunitaria activa, para lo cual es importante que posean conocimientos acerca de la transmisión, signos y síntomas, vectores y medidas de prevención de estas patologías. Ante ello se planteó como objetivo evaluar el nivel de conocimientos y su relación con las medidas preventivas sobre arbovirosis en estudiantes universitarios de una zona endémica del Perú, en el periodo comprendido desde septiembre hasta noviembre de 2020.
Método
Se realizó una investigación de tipo observacional, transversal y correlacional con diseño no experimental. Se trabajó con una población de 325 estudiantes de la carrera profesional de tecnología médica de la Universidad Nacional de Jaén ubicada en el jirón Cuzco No 250, sector Pueblo Nuevo, provincia Jaén, departamento Cajamarca, Perú (Latitud: -5.70889, Longitud: -78.8078 5° 42′ 32″) a 729 m.s.n.m.
La muestra estuvo conformada por 176 estudiantes de ambos sexos, que cursaban entre el primer y octavo ciclo de la carrera profesional durante los meses de septiembre a noviembre del año 2020.
Para establecer el tamaño de la muestra se utilizó la fórmula estadística para poblaciones finitas, con muestreo probabilístico de tipo aleatorio simple. El reparto proporcional de la muestra se realizó mediante la técnica del prorrateo.
La información sobre el conocimiento de las arbovirosis y las medidas preventivas se recopiló utilizando una encuesta estructurada como técnica de recolección de datos. El instrumento contenía 23 preguntas de opción múltiple y fue sometido a juicio de expertos para su validación cualitativa. Para evaluar su confiabilidad, se realizó una prueba piloto con 30 estudiantes que no participaron del estudio.
El nivel de conocimiento sobre las arbovirosis se categorizó como alto, regular o deficiente. Se empleó la escala de Estaninos, asignándose un punto a cada respuesta correcta. Las medidas preventivas se clasificaron en adecuadas e inadecuadas, considerando la información emitida por los estudiantes. Las preguntas 1-16 estuvieron orientadas a recopilar información sobre conocimientos generales, transmisión y signos de alarma de las arbovirosis. La segunda parte del cuestionario estuvo constituido por 7 preguntas de opción múltiple acerca de las medidas preventivas realizadas por los estudiantes.
Los jóvenes firmaron un consentimiento informado para confirmar su participación voluntaria en el estudio. La información recopilada fue utilizada únicamente con fines de investigación, siguiendo lo establecido en la Declaración de Helsinki.
Se realizó un análisis descriptivo de los datos con el paquete estadístico Minitab® 19 para Windows® versión 8. Para las variables cualitativas, se calcularon las frecuencias absolutas y relativas. Mientras que, la prueba de Ji cuadrado permitió establecer la relación entre el nivel de conocimientos sobre las arbovirosis y el tipo de medidas preventivas adoptadas por los estudiantes.
Resultados
El nivel de conocimiento fue regular en el 69,9 % de los estudiantes, observándose que el 44,3 % realizó medidas preventivas inadecuadas. Se demostró relación significativa entre las variables evaluadas (p<0,05), (Tabla 1).
En la tabla 2, el 67,6 % de encuestados conocía o había escuchado hablar sobre las arbovirosis y el 92 % consideró que son enfermedades graves. La mayoría de los estudiantes identificó cómo se transmiten el dengue, zika y chikungunya (96,6 %). Para el 90,9 % de los encuestados los “baldes tapados correctamente”, no se convierten en criaderos de los vectores. Además, el 34,1 % de jóvenes respondió acertadamente acerca el tiempo de vida del mosquito vector.
El 91,5 % y 90,3 % de jóvenes conocía acerca de la enfermedad del dengue y el nombre del mosquito vector, respectivamente. El 62,5 % de los encuestados respondió correctamente acerca de cuántos tipos de dengue existen. Respecto a los signos y síntomas, el 86,9 % de estudiantes identificó el signo de alarma de la fiebre chikungunya, el 33,3 % reconoció el signo característico de un cuadro de dengue grave, pero solo el 10,2 % reconoció correctamente el signo de alarma de la enfermedad transmitida por el ZIKV (Tabla 3).
En la tabla 4, se presentó la información relacionada a las medidas preventivas adoptadas por los estudiantes.
Entre ellas destacaron la fumigación (50,6 %) y el uso de repelente (49,6 %) para evitar la picadura del mosquito. El 92,6 % de estudiantes manifestó seguir las indicaciones del personal de salud. Para el 92,6 % “Eliminar los criaderos de mosquitos” es necesario para evitar la propagación de las arbovirosis. Además, los jóvenes limpiaron su vivienda diaria e interdiariamente (43,8 %), pero solo “a veces” (51,1 %) revisaron la presencia de criaderos. El 48,3 % de encuestados reemplazaba el agua de los depósitos de almacenamiento cada tres días o más y el 87,5 % cubría los recipientes con una tapa.
Discusión
Las arbovirosis son un problema sanitario alarmante, cuya prevención y vigilancia también involucra a la vigilancia de sus vectores. Esta realidad dificulta el control y no permite limitar su expansión hacia países con las condiciones idóneas para la multiplicación vectorial.1 Ante ello, la educación para la salud cumple un rol significativo el control de las enfermedades vectoriales.7
Cabe señalar que un mayor conocimiento y participación de los estudiantes en actividades preventivas puede minimizar la densidad del vector; debido a que el hombre cumple un papel importante en la adopción de medidas que promuevan la reducción de los sitios de cría del Aedes.7
Delcid, et al.8 reportaron que el 86 % de pobladores del municipio de Marcovia (Honduras) consideraron al dengue, chikungunya y zika como enfermedades que representan un problema severo para la salud de sus familias. Además, dicho estudio demostró que brindar protección a la familia puede generar la motivación necesaria para realizar actividades preventivas frente a enfermedades transmitidas por vectores.
Gran parte de los jóvenes evaluados conocía las principales formas de transmisión del dengue, zika y chikungunya e identificaba al Aedes como el vector de estas enfermedades, resultados que difieren del estudio realizado por Iglesias-Osores, et al.9 quienes determinaron que el nivel conocimiento sobre las vías de transmisión del dengue fue bajo en estudiantes de educación secundaria de Lambayeque. Con respecto al mosquito transmisor solo el 22 % de estudiantes lo reconoció correctamente. La diferencia encontrada puede atribuirse al nivel de instrucción de los estudiantes incluidos en dicho estudio.
Los resultados obtenidos sobre transmisión y signos de alarma coinciden con otros estudios realizados en América8,10, donde se demostró la existencia de nociones básicas sobre la enfermedad. Actualmente los programas de salud aprovechan los medios de comunicación como la radio y televisión para difundir información básica sobre enfermedades como el dengue.
El personal de salud visita muchas comunidades informando y educando a la población sobre enfermedades como el dengue; sin embargo, en esta investigación se encontró bajo conocimiento sobre los tipos de dengue existentes y los síntomas característicos del dengue grave. Dicha realidad pone de manifiesto que los programas de comunicación y educación aún necesitan ser mejorados para lograr su objetivo.
El 81,3 % de encuestados conocía que las mujeres pueden transmitir el ZIKV durante la etapa de gestación o en el parto e identificaron otras formas de transmisión del zika (75,0 %). Similares resultados se obtuvieron en usuarios de centros de salud y barrios de Cali (Colombia).11 En tanto, solo el 10,2 % de estudiantes identificaron el signo de alarma del zika. Asimismo, otras investigaciones reportaron desconocimiento sobre los signos y síntomas asociados a estas enfermedades vectoriales.9,12 Las tres arbovirosis suelen producir un cuadro clínico muy similar (fase aguda). Esto dificulta el diagnóstico clínico y crea serios inconvenientes para su manejo apropiado.3,7
Más del 80 % de los jóvenes asociaron los climas tropicales y húmedos con el desarrollo de los vectores de arbovirosis. Asimismo, la mayoría de encuestados desconocía aspectos sobre el periodo de vida y ambientes adecuados para la oviposición de los mosquitos; no obstante, reconocieron que “los recipientes cubiertos correctamente” no se convierten en criaderos de estos vectores (90,9 %). La información obtenida evidenció que los estudiantes tienen nociones generales de cómo actúa y se propaga el vector.
Cabe señalar que las hembras del Aedes pueden oviponer 100 huevos a la vez sobre superficies como una tapa de botella. Los huevos pueden permanecer viables durante más de un año en ambientes desecados y se convierten en adultos después de una semana de incubación.4 En esta investigación solo el 34,1 % de los jóvenes identificó cuál es el tiempo de vida del vector, lo que puede favorecer a su supervivencia y multiplicación.
Respecto a las prácticas preventivas adoptadas por los estudiantes, destacaron la fumigación y uso de repelentes, a diferencia de la investigación de Causa, et al.10, donde solo el 30,7 % de pobladores realizó prácticas adecuadas para protegerse de las picaduras de los mosquitos.
Para el 92,6 % de estudiantes, una medida esencial para evitar la propagación del dengue, zika y chikungunya fue la eliminación de los criaderos. Al respecto, la amplia disponibilidad de criaderos que almacenan agua de lluvia dentro de las viviendas es un indicador de proliferación vectorial y riesgo de transmisión de enfermedades. Por lo que las prácticas adecuadas del hombre pueden evitar la propagación de enfermedades disminuyendo los índices domésticos y peridomiciliarios de la infestación de las larvas del Aedes.13 Además, para Navarro, et al.11 el conocimiento inadecuado sobre el vector se asocia a la falta de limpieza de los reservorios y no uso de insecticidas en los hogares (p<0,001).
Menos de la mitad de jóvenes limpiaba sus viviendas diaria o interdiariamente. El 87,5 % cubría los recipientes, pero solo reemplazaba el agua almacenada cada tres o más días. Para Dávila-Gonzales, et al.12, las medidas preventivas más significativas para eliminar los criaderos fueron el lavado de depósitos, cubrir depósitos y eliminación de agua almacenada. El Aedes se adapta fácilmente a diferentes ambientes, siendo capaz de reproducirse en agua estancada o sucia.14
La distribución del agua potable es limitada en la provincia de Jaén. Algunos distritos cuentan con limitadas horas diarias de agua potable o incluso no tienen este servicio. La población necesita almacenar agua para cubrir sus necesidades básicas y realizan esta actividad sin considerar el riesgo de multiplicación del vector. Un estudio demostró asociación significativa entre la presencia del A. aegypti y el irregular abastecimiento del servicio de agua potable. Además, en lugares cuyas temperaturas oscilan entre 26 °C y 28 °C la cinética de supervivencia y desarrollo del A. aegypti incrementa considerablemente, sin importar la etapa de desarrollo en la que se encuentre.15
El 92,6 % de los universitarios manifestó cumplir las indicaciones del personal de salud para prevenir las arbovirosis, sin embargo, en ocasiones estas acciones se ven limitadas por la falta de recursos económicos en la familia. Sumado a ello, durante la emergencia sanitaria por la COVID-19 muchas familias permanecieron en sus hogares para frenar el incremento de los contagios. Dicha situación pudo favorecer el aumento de las arbovirosis, ya que se ha comprobado relación entre el hacinamiento en el hogar y las infecciones transmitidas por estos patógenos. Asimismo, el A. aegypti y A. albopictus pueden sustituir a grupos de mosquitos residentes mediante exclusión competitiva.4
Como limitaciones del estudio se debe mencionar que el conocimiento es subjetivo y las prácticas humanas varían de acuerdo al entorno o situación existente. Por lo que una encuesta no permite una comprensión detallada de estas dimensiones y de cómo interactúan. Además, la medición de las variables se realizó por única vez, lo que dificulta la comprensión de una temática tan compleja, pero permite conocer las fortalezas y debilidades de los estudiantes universitarios.
Conclusiones
El nivel de conocimientos fue regular y se relacionó con medidas preventivas inadecuadas como no revisar frecuentemente la presencia de criaderos de mosquitos ni realizar limpieza en las viviendas. Ante ello, se considera necesario mejorar los programas sanitarios existentes y fomentar la participación de los estudiantes de ciencias de la salud en las actividades preventivas de estas infecciones. Sobre todo, por lo valioso de contar con profesionales de la salud que promuevan la educación sanitaria eficiente para la población.