INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, el creciente interés científico sobre las emociones ha desarrollado diversas perspectivas teóricas, y se han generado distintas definiciones y operacionalizaciones sobre las mismas.1
Para su comprensión hay dos aspectos esenciales: comprensión de las emociones de uno mismo (anticipar, esconder o cambiar el estado emocional) e identificación y comprensión de las emociones de los demás.2,3
La dimensión emocional es fundamental dentro del desarrollo infantil, lo que pone en evidencia la necesidad de profundizar acerca de los diversos problemas emocionales que se pueden presentar. Estos tienen un efecto significativo sobre el desarrollo cognitivo, social y afectivo.4,5
Comprender las particularidades de las emociones en la infancia, se convierte en un importante recurso para identificar posibles desviaciones en el desarrollo del menor y a su vez, potenciar el bienestar psíquico del mismo. Por estas razones, resulta necesaria la evaluación del funcionamiento emocional desde edades tempranas.
Aquellas personas expuestas a situaciones estresantes, sin evidencias de alteraciones previas que presentan un comportamiento desviado de la norma, se diagnostican como individuos con trastorno de adaptación.6) Diversas investigaciones demuestran que aproximadamente, el 10 % de menores y adolescentes presentan trastornos de adaptación, con predominio en su base, de ansiedad.7,8,9
En el ámbito territorial, poco se ha estudiado la comprensión emocional en muestras clínicas y hasta el presente, no se reconoce ninguna investigación que haya examinado simultáneamente, las relaciones entre este constructo y los trastornos de adaptación. Esto resulta relevante, pues, esta categoría se convierte en un factor protector y un importante recurso psicológico, que permite a los niños la identificación de reacciones emocionales y sus manifestaciones ante situaciones estresantes, así como, las diferentes formas de codificarlas o atenuarlas como un recurso psicológico fundamental.
Ante una frecuencia elevada de diagnósticos en escolares con trastornos de adaptación y una demanda de la práctica asistencial de las áreas de salud de Villa Clara, específicamente en policlínicos de Santa Clara que abarcan gran parte de la población de la ciudad, se decidió realizar investigaciones que favorezcan el desarrollo emocional, y la atención clínica y educativa de niños y adolescentes. El objetivo de esta investigación es caracterizar la comprensión emocional en los escolares con diagnóstico de trastorno de adaptación en los policlínicos «Chiqui Gómez Lubián» y «Capitán Roberto Fleites».
MÉTODOS
Es este un estudio descriptivo, con empleo de un enfoque mixto y una metodología cuali-cuantitativa (DISTRAC-CUAN). Se llevó a cabo en los meses comprendidos entre septiembre de 2022 y junio de 2023, en las áreas de salud «Chiqui Gómez Lubián» y «Capitán Roberto Fleites», de la ciudad de Santa Clara, provincia Villa Clara, Cuba; se realizó muestreo no probabilístico.
Se trabajó con los escolares diagnosticados con trastorno de adaptación en los policlínicos referidos con anterioridad; ello responde a una demanda de la práctica asistencial en estos servicios ante la necesidad de proporcionar una atención integral.
El grupo de estudio cumplió los requisitos de selección siguientes:
Criterios de inclusión:
Expresar mediante el consentimiento informado, la voluntariedad para participar en la investigación.
Escolares diagnosticados por los especialistas, con los cuales se establecieron consensos respecto a las pautas diagnósticas del trastorno de adaptación.
Ausencia de tratamiento psicofarmacológico.
Criterio de exclusión:
Que el escolar presentara limitaciones físicas, psíquicas e intelectuales que le impidieran la realización de las pruebas.
Criterio de salida:
Niños y padres que no desearan continuar con la investigación.
No completar la aplicación de las técnicas.
El grupo quedó conformado por 20 escolares diagnosticados con trastorno de adaptación. Se seleccionaron además, escolares sin alteraciones emocionales mediante un muestreo pareado, con el objetivo de homogeneizar las características sociodemográficas. De este modo, se confeccionó un grupo testigo con 20 escolares sin alteraciones emocionales.
Se analizaron las siguientes variables:
-Emociones: se evaluaron a través de entrevista psicológica semiestructurada (niño, familiar, especialista y maestro) y de dibujos con temas sugeridos.
-Comprensión emocional: se evaluó a través de “test of emotion comprehension” (TEC), cuestionario de comprensión emocional infantil (CCE) y entrevista psicológica semiestructurada.
Técnicas empleadas: análisis de documentos, entrevista psicológica semiestructurada, dibujo con tema sugerido, cuestionario de comprensión emocional y test de comprensión emocional.
Para procesar la información se utilizó el análisis de contenido, paquete estadístico SPSS 21.0, programa Microsoft Excel y consecuentemente, pruebas estadísticas descriptivas e inferenciales.
En el estudio de los escolares con trastorno de adaptación, como primer momento, se entrevistaron los psiquiatras infanto-juvenil que se encuentraban frente a dichas consultas. Ambos tipos de profesionales cuentan con más de 20 años de graduados como médicos y más de 10 años como especialistas en psiquiatría infanto-juvenil; poseen un mínimo 5 años de experiencia en estas consultas.
Se realizaron tres sesiones de trabajo con cada escolar, su familia y los maestros, con los cuales se logró establecer una relación empática.
En una primera consulta, se aplicó la entrevista psicológica al escolar y al familiar, así como el dibujo con tema sugerido. En la segunda, se les aplicó el test y el cuestionario de ccomprensión emocional. La tercera se dirigió a la escuela, se revisaron los expedientes escolares y se le aplicó la entrevista psicológica al maestro.
RESULTADOS
Entre los escolares con trastorno de adaptación predominó el sexo masculino (17; 85 %), edad de 10 años (15; 75 %) y una escolaridad de 4to y 5to grados (9; 45 % en cada uno); la mayor parte de la muestra correspondió a centros urbanos (16; 85%).
El 40 % (8) tenía antecedentes patológicos familiares relacionados con intentos e ideas suicidas o trastorno depresivo-ansioso. El 15 % (3) presentó APP, enmarcados en patologías orgánicas. El tiempo de evolución estuvo situado entre tres y cuatro meses (12,60 % y 7,35 %, respectivamente).
El motivo de consulta fue el rechazo escolar (7,35 %) y en menor medida, irritabilidad y sobreintranquilidad.
El evento vital se relacionó con crisis existentes en la familia (fallecimientos), (4; 20 %).
En los vínculos interpersonales, los maestros refirieron la existencia de buenas relaciones con los alumnos (14,70 %). De igual forma, se constataron buenas relaciones entre la escuela y la familia (20; 100 %), así como, entre el niño y la familia (18,90 %). En cuanto a las relaciones con los coetáneos, el 55 % (11) se evalúa de buenas y en el 15 % (3), malas.
Identificación de las emociones de los escolares con diagnóstico de trastorno de adaptación y situaciones asociadas:
-En el momento de la investigación, el 50 % (10) se sentía alegre, en el resto se apreciaron emociones como: tristeza, ira, culpa y ansiedad, con predominio de esta última (25 %,5).
-En cuanto a los estados emocionales primaron emociones displacenteras como: celos (60 %), ansiedad e ira (25 %) y tristeza (20 %); estas también se relacionaron con la esfera familiar y escolar: enfermedades (20 %), muerte, prohibición, bajo rendimiento académico, con una incidencia de un 15 % (3), cada uno de ellas.
-En el caso de las emociones placenteras, solo se evidenció la alegría en dos niños (10 %) y las vinculadas a la esfera familiar (20 %). Dichas situaciones coinciden, en gran porcentaje, con los sucesos desencadenantes del cuadro clínico de los niños.
Descripción de las particularidades de la comprensión emocional en los escolares con diagnóstico de trastorno de adaptación:
-Las calificaciones mínimas del test fueron de seis puntos (2,10 %) y máximas de nueve puntos (11,55 %), moda (8,20 %). No se apreciaron dificultades en la comprensión emocional. Las mejores calificaciones estuvieron en los niveles mental y externo.
-En casi todos los componentes del nivel externo se obtuvieron calificaciones máximas: logran un adecuado reconocimiento de las expresiones emocionales, son capaces de comprender la influencia que ejercen los recuerdos en las emociones y las causas externas asociadas a las mismas.
-En el nivel mental, el 100 % (20) obtuvo la máxima calificación: los escolares con trastornos de adaptación han alcanzado un desarrollo capaz de identificar emociones a partir de aspectos internos, como los deseos y las creencias de los otros. Son capaces de comprender, que es posible simular emociones, lo cual les permite ejercer un control en su expresión emocional. Estos resultados se explican, debido a que dichos aspectos son adquiridos de forma temprana en su desarrollo.
-Existen dificultades en la comprensión emocional, con pobre empleo del vocabulario emocional; en su mayoría saben identificar las emociones, pero no nombrarlas de forma correcta, lo cual influye en la comprensión de situaciones emocionales.
Comparación entre las particularidades de la comprensión emocional de los escolares con diagnóstico de trastorno de adaptación, con respecto a niños sin alteraciones emocionales en igual etapa de vida:
-En las emociones referidas en el momento de la investigación, no se constataron diferencias estadísticamente significativas (p=0,074; p>0,05). Se aprecia una tendencia, en el grupo con trastorno de adaptación, a manifestar mociones displacenteras y en el sano, hacia las placenteras. (Gráfico 1)
-En los estados emocionales que se presentan como tendencia en la vida de los niños y su frecuencia de aparición, se constataron diferencias estadísticamente significativas en emociones como: orgullo (p=0,010; p<0,05), ansiedad (0,029; p<0,05) y serenidad (0,025; p<0,05).
-En los niños con trastorno de adaptación, las situaciones generadoras de emociones displacenteras se asocian a enfermedades (4,20 %), muertes y prohibiciones (3,15 % en cada una); coincide con el evento vital que le da origen al trastorno.
-Por su parte, en el grupo de muestra sana, la esfera que más generó emociones displacenteras fue la escolar, específicamente, los exámenes.
-En la comprensión emocional no se apreciaron diferencias significativas (p=0,254; p<0,05); posiblemente se debe, a que el tiempo de evolución del trastorno es relativamente corto, no afectando significativamente su desarrollo emocional.
En lo que respecta a los niveles de la comprensión emocional de manera independiente, tampoco se hallaron diferencias estadísticamente significativas (nivel externo: p= 0,548; p<0,05; nivel mental: p=0,147; p<0,05; nivel reflexivo: p=0,576; p<0,05). La media en ambos grupos mostró resultados similares en los tres niveles. (Tabla 1)
-En lo referido a los nueve componentes, no se encontraron diferencias significativas. Ambos grupos lograron un adecuado reconocimiento de las expresiones emocionales, identificaron emociones a partir de aspectos internos como los deseos y las creencias de los otros, y pudieron comprender, que es posible simular emociones, lo cual les permitió ejercer un control en su expresión emocional.
-En los componentes del nivel reflexivo, a pesar de que las diferencias no fueron significativas, se apreciaron distinciones en cuanto a la identificación de estrategias para modificar o atenuar emociones. En el grupo con trastorno de adaptación, solo el 70 % (14) de la muestra pudo identificar las estrategias empleadas para regular las emociones, mientras que en la muestra sana, el 90 % (18) alcanzó un desarrollo pleno en este componente. En ambos, las estrategias mencionadas se relacionaron con la distracción cognitiva y conductual. (Tabla 2)
Al realizarse un análisis por ítems, se obtuvo diferencia significativa (p=0,012; p<0,05) solo en la situación #7 (“Muchas personas a su alrededor se burlan de Juan”); en correspondencia con el núcleo temático, la respuesta esperada sería vergüenza; en ambos grupos la tendencia fue expresar: “Se siente mal”, más del 50 % de los escolares tienden a identificarla, pero presentaron dificultades al nombrarla. Sin embargo, el 25 % (5) de los niños con trastorno de adaptación no lograron identificarla ni nombrarla, mientras, el 30 % (6) de la muestra sana, sí logró la identificación. En ambos grupos, se identificaron las emociones experimentadas; sin embargo, no fueron capaces de nombrarlas acertadamente. Dicho resultado puede estar en relación con el escaso vocabulario emocional que presentan.
DISCUSIÓN
En los escolares con diagnóstico de trastorno de adaptación, las emociones displacenteras predominaron como estados emocionales de mayor frecuencia y estabilidad.
Los celos tuvieron una primacía, relacionados con eventos desencadenantes del trastorno, fundamentalmente, con nuevas incorporaciones de miembros a la dinámica familiar. Lo anterior ha influido en el funcionamiento personal y en la adaptación psicosocial de los niños, los que al estar en fase de desarrollo requieren ciertas condiciones externas de estabilidad y protección.10
Por su parte, la ansiedad se ha presentado de manera habitual, posibilitando respuestas adaptativas, pero en el grupo control su intensidad y duración la convirtieron en síntoma principal. En el área académica, se manifiestó rechazo escolar, además de expresar sobreintranquilidad e irritabilidad en diferentes contextos.
No se apreciaron dificultades en la comprensión emocional, a pesar de que las investigaciones realizadas con muestras clínicas demostraran resultados mixtos, en este sentido.11,12) Al respecto, autores como Bender y colaboradores13) consideran, que dichas variables pueden estar relacionadas con niños más pequeños, donde aún no existe un pleno desarrollo de las capacidades emocionales, pero en aquellos más grandes, la mayoría de ellas debían estar adquiridas. Además, se sugiere ampliar las investigaciones hacia rangos de edades, así como un número de muestras relativamente mayores.
Los niveles mental y externo mostraron un pleno desarrollo. De esta manera, se coincide con Pons,12) y Göbel y cols.,14) quienes afirman que las habilidades correspondientes al nivel reflexivo son adquiridas en la etapa escolar.
Dentro de este último nivel, los componentes afectados se refieren a dificultades en la identificación de emociones que se presentan de manera simultánea, así como, las de tipo moral y el empleo de estrategias favorables, con el fin de regularlas.
La estrategia más utilizada es la distracción conductual; ello guarda relación con lo planteado por Henao López,15) quien refiere que en la etapa escolar, se produce un predominio de estrategias conductuales y cognitivas, aunque reconoce mayor empleo de las conductuales, al ser más difíciles las cognitiva, describiendo su alcance al final del período.
No fueron capaces de nombrar ni de identificar emociones secundarias, pues estas requieren para su comprensión y definición, de la estimulación social, además de regularse en función del conocimiento de normas morales establecidas.12
Según Fernández-Abascal,16) las características individuales, la experiencia previa y las características del contexto que rodean al niño, establecen un patrón diferencial, tanto para el análisis en torno a las diferentes situaciones que vivencian como para determinar qué tan compleja, emocionalmente, puede ser una situación; es decir, las perspectivas emocionales y el nivel comprensivo que establezcan se vinculan a la cultura en que se encuentran inmersos y al tipo de reacción parental.
Al realizarse una comparación entre niños -con y sin trastorno de adaptación- se determinó que entre las emociones referidas en el momento de la investigación, no se constataron diferencias estadísticamente significativas. Sin embargo, se aprecia una tendencia en el grupo con trastorno de adaptación a manifestar emociones displacenteras y en el sano, hacia las placenteras. Según los estudios realizados por Méndez,17) y Vissupe y cols.,18) se evidenciaron resultados similares a los de la muestra sana, refiriéndose una incidencia de emociones placenteras.
En cuanto a los estados emocionales que se presentan como tendencia en la vida de los niños y su frecuencia de aparición, se constataron diferencias estadísticamente significativas en emociones como: orgullo, serenidad y ansiedad; las dos primeras son más frecuentes en el grupo sano, mientras que la última correspondió al grupo con trastornos de adaptación.
Las emociones placenteras, en ambos, se vincularon al área familiar; en cuanto al grupo con trastorno de adaptación, se asoció al vínculo afectivo, mientras, en el grupo sano, con la diversión que le proporciona la misma. Al respecto, se destaca el papel de la relación con los padres en el desarrollo y bienestar emocional. Bender y cols.,13) quienes abordaron la relación entre la comprensión emocional y el apego, reportaron correlaciones significativas entre ambas variables.
Por su parte, las emociones displacenteras en el grupo con trastorno de adaptación, se asociaron a la esfera familiar, específicamente, temas relacionados con enfermedades, muerte y prohibiciones, lo que se corresponde con las crisis paranormativas. Mientras, en la muestra sana incidió el área escolar, vinculada a los exámenes. Otras investigaciones coinciden con lo anterior, donde se han referido estados displacenteros asociados a actividades académicas y evaluativas.19
En la comprensión emocional no se apreciaron dificultades ni diferencias significativas; puede estar dado por el tiempo de evolución del trastorno, el cual fue relativamente corto como para influir en el desarrollo emocional del grupo control.
En lo que respecta a los niveles y sus respectivos componentes, tampoco se encontraron diferencias estadísticamente significativas; los niveles externo y mental mostraron adecuadas calificaciones, debido a que dichos aspectos son adquiridos tempranamente en su desarrollo, tal como refieren Pons y cols.12
Al explorarse esta comprensión en situaciones propias de la etapa, no se evidenciaron diferencias significativas, aunque en un análisis por ítem sí se constataron diferencias en la vergüenza, la que obtuvo mejor reconocimiento entre los niños sanos. Lo anterior permite plantear, que estos escolares han logrado desarrollar de manera efectiva dicha emoción autoconsciente, la que subyace -como rasgo fundamental- de algún tipo de evaluación relativa al propio yo y como antecedente de algún tipo de juicio-positivo o negativo, coincidiendo con lo planteado por Etxebarria,20) quien manifiesta que este tipo de emoción aparece en esta etapa.
Por tanto, la caracterización aportada se considera importante, debido a la escasez de estudios que abordan el desarrollo emocional de este trastorno, en el contexto nacional; así como, el déficit de propuestas educativas con vistas a su potenciación, por ello, este tipo de estudio debe extenderse con mayor alcance a muestras más amplias y de diversos rangos de edades.
CONCLUSIONES
En los niños con trastorno de adaptación se apreció predominio de emociones displacenteras, entre las que se destacan celos y ansiedad. Las situaciones asociadas estuvieron relacionadas en las emociones placenteras con el vínculo afectivo familiar. Las displacenteras se relacionan con la esfera familiar y la escolar, fundamentalmente, en aspectos tales como: enfermedades, regaños, prohibición y rendimiento académico.
En la comprensión emocional no se apreciaron dificultades de manera general, aunque en el nivel reflexivo se apreció menor desarrollo, específicamente, en la posibilidad de identificar emociones que se presentan de manera simultánea y de tipo moral, así como, estrategias para su regulación. Identificaron y nombraron con mayor facilidad, emociones como alegría y tristeza, presentando además, escaso vocabulario emocional para nombrar sus vivencias afectivas.
Se apreciaron diferencias entre los niños con trastorno de adaptación y aquellos sin alteraciones emocionales, en cuanto a frecuencia de aparición de emociones. La ansiedad predominó en la muestra con trastorno de adaptación, mientras, el orgullo y la serenidad en los niños sanos.
Las situaciones generadoras de emociones placenteras, en ambos grupos, se vincularon al área familiar, mientras, en las displacenteras existieron distinciones. En los niños con trastorno de adaptación, estuvieron asociadas a eventos familiares, y en los sanos, al rendimiento escolar.
La comprensión emocional mostró valores similares en ambos grupos, aunque los niños sin alteraciones emocionales pudieron identificar con menor dificultad sus estrategias de regulación.