Introducción
Con el triunfo de la Revolución cubana, los cambios en beneficio de la población alcanzaron todos los ámbitos de la sociedad; entre ellos, la educación y la salud, que fueron proclamados derechos del pueblo. Desde ese momento se produjeron importantes transformaciones en el sistema de salud, por lo cual se considera la etapa superior de la enseñanza de la medicina en Cuba.1
Al respecto, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, haciendo referencia a las instituciones médicas como escenario de formación, expresó:
[…] y ha de ser brillante el porvenir de nuestro pueblo, brillante la salud de nuestro pueblo, cuando, por un lado, combatimos las enfermedades, disminuimos sus víctimas, luchamos contra ellas hasta hacerlas desaparecer, y, por otro lado, contingentes de jóvenes entusiastas, que son esperanzas de la patria, forjadores de la salud de nuestro pueblo, salvadores de vidas, entran en una institución como esta.2
El encargo primordial en la instrucción del profesional de la salud es el de lograr universitarios competentes, con alto nivel científico, ideológicamente comprometidos, con valores políticos y morales acordes a los que exige el sistema social cubano, de manera que esos jóvenes intelectuales se conviertan en una fuerza productiva de excelencia, como demanda el desarrollo económico, político y social del país.3
La presente investigación resulta de vital interés para que los profesionales de la salud, en especial los estudiantes de las ciencias médicas, comprendan que la necesidad de las transformaciones en materia de salud tiene su génesis posterior al triunfo de la Revolución cubana. La voluntad política, los cambios sustanciales en los primeros diez años de la Revolución y las inversiones en la medicina permitieron que Cuba fuese el primer país en erradicar la transmisión del VIH/sida de madre a hijo.1,2
De igual forma, se desarrolló una vacuna que permitió prevenir el cáncer de pulmón. En 2006 se comenzó a ofrecer un tratamiento para combatir las úlceras del pie diabético, lo cual evitó las amputaciones.3,4
En relación a lo antes referido, resultaría oportuno investigar sobre las transformaciones inmediatas de la Revolución cubana para mejorar la comprensión sobre los planes de estudio actuales y el entendimiento de las nuevas generaciones sobre el esfuerzo dirigido a la preparación médica de carácter preventivo y humanista. En el proceso de formación del estudiante de medicina, la participación comunitaria también es esencial. Constituye el escenario propicio para el desarrollo de acciones individuales, familiares y colectivas, mediante la prevención y promoción de salud.1
Mediante el proceso de Reforma Universitaria se realizaron cambios sustanciales en la enseñanza de las ciencias médicas y los contenidos médico-sociales en la carrera de medicina. En el plan docente se incluyó el enfoque de salud pública desde la educación para la salud.4
El estudio de la enseñanza de las disciplinas de salud pública se justifica por la innegable importancia que le aportan a la formación del médico. En Cuba los programas docentes han tenido diferentes transformaciones como parte del mejoramiento continuo, conforme a los requerimientos del sistema de salud, o en busca de un óptimo avance del proceso formativo, en respuesta a los problemas de salud, a los adelantos científicos y a las tendencias de la educación médica internacional, orientada a la Atención Primaria de Salud.5
La educación en el trabajo se convirtió en la forma de enseñanza fundamental en el proceso de formación, a través de estancias o rotaciones. Cada Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia (CMF) tiene un médico asignado comprometido con la formación docente, y categorizado en la mayoría de los casos. Los estudiantes realizan acciones de salud a nivel comunitario, que incluyen consultas, terrenos, pesquisas, entre otras.6
Uno de los ejemplos que mejor ilustra lo alcanzado por la formación médica revolucionaria es la atención ofrecida a pacientes durante la pandemia generada por la COVID-19. Se dispuso de cuantiosos recursos en materia de protección, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación. Los científicos cubanos se dieron a la inventiva de las vacunas que inmunizaron a la población cubana y, en labor altruista, ayudaron a otras naciones.7
Lo antes expuesto resultó motivo para que los autores de este artículo pretendieran caracterizar la formación médica durante la década posterior al triunfo de la Revolución cubana.
Métodos
Se realizó un estudio de revisión de literatura científica en el Hospital Pediátrico Provincial Docente “Dr. Eduardo Agramonte Piña” de Camagüey, durante el período enero-junio de 2023, en las bases de datos Scopus, SciELO, DOAJ y Latindex. Se utilizaron los descriptores o palabras relacionadas con la temática (educación médica, capacitación profesional, sistemas de salud) y el operador booleano OR. Se consultaron artículos de revisión, de posición y metaanálisis, en su mayoría de los últimos 5 años.
Una vez filtrados los artículos correspondientes y aplicados los criterios de elegibilidad, fueron seleccionadas un total de 20 bibliografías.
Criterios de exclusión
Fueron estudiados los dos primeros planes de estudio de la carrera de medicina, surgidos durante la primera década posterior al triunfo de la Revolución cubana. La investigación fue aprobada por el Consejo Científico y el Comité de Ética, y se tuvo en cuenta el algoritmo propuesto en la Declaración PRISMA.8
Desarrollo
Plan de Reforma Universitaria o de la Enseñanza Superior
Durante los primeros años del triunfo de la Revolución cubana se realizaron acertadas transformaciones para modificar y perfeccionar la formación profesional y técnica del estudiante de medicina y demás personal encargado de desarrollar el sistema nacional de salud. Esta etapa se caracterizó por una intensa lucha política, enmarcada en el reinicio de las actividades docentes y el apoyo universitario al Gobierno revolucionario. Se comenzó a trabajar en un nuevo plan de formación, para lo cual se creó la Comisión Mixta de Reforma, donde se propusieron cambios profundos.
Puede aseverarse que la Reforma Universitaria fue el resultado natural de la persistencia de un proceso dirigido a ahondar en la obra transformadora de la educación en la nueva sociedad que la Revolución se planteaba erigir, y estaba destinada a finalizar con “un sistema de educación superior decadente, tocado por la corrupción y, sobre todo, inservible a los altos fines de la renovación y el desarrollo económico, político y moral de nuestra patria […] que se había mantenido al margen y de espaldas a las necesidades más profundas de la nación”.9
En este sentido, Fidel había afirmado:
El pueblo oye hablar de la Reforma Universitaria, y quizás no la entienda tan bien como la Reforma Agraria […]. En cambio, la Reforma Universitaria es algo más sutil, no tan visible, pero sí tan necesaria como la propia Reforma Agraria, porque también hay enormes latifundios de inteligencias que hay que cultivar.10
En enero de 1960 el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) dictó la Ley del Servicio Médico Social Rural, y fueron otorgadas las primeras becas para la formación médica. En 1962 inicia oficialmente la formación de especialistas, mediante el sistema de las residencias, accesible a todos los médicos graduados. Ese mismo año, se funda la Escuela de Medicina adscrita a la Universidad de Oriente, se inaugura en La Habana el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”, y fue promulgada la Ley de Reforma de la Enseñanza Superior,11) que tuvo una inmensa proyección social y humanista en la formación médica y marcó el cambio de la medicina capitalista a la medicina socialista.
En este sentido, fueron adicionadas nuevas asignaturas a la carrera de medicina, tales como Ética, Metodología, Estadística, Ciencias Sociales, Historia de la Medicina, Organización de la Salud Pública, Economía, Inglés y Medicina Legal, entre otras. Las posibilidades de formación hacia los enfoques sociales, promocionales y preventivos de la Salud Pública fueron amplias y el resultado es evidente: contribución al cambio de los perfiles de riesgo, reducción de la morbilidad y mortalidad en la población cubana.12
En la carrera de medicina se incorporó, de manera indispensable, el año del internado como final de los estudios, o de prácticas en sus dos modalidades, rotatorio y vertical. Para ello, se habilitaron 8 hospitales en la capital. Quedó decretada la gratuidad de las matriculas, los libros de texto y los materiales para la práctica docente. Fueron borrados para siempre el favoritismo y la discriminación racial, al tiempo que se permitió el acceso a estudiantes de todas las regiones del país, lo que sería el preludio de la extensión de la enseñanza a todas las provincias con la consiguiente creación de las escuelas de ciencias médicas.9,10,12
El plan se concibió con la idea de graduar médicos capaces de llevar la salud y la medicina hasta los lugares más remotos del país. Para llevarlo a efecto se tuvo en cuenta el enfoque preventivo-curativo integral, sumado a una excelente preparación clínica en las ciencias fundamentales de la carrera (Medicina Interna, Pediatría, Cirugía Menor, Obstetricia y Ginecología, Higiene y Ortopedia y Traumatología).13
De modo general, la Reforma Universitaria supuso la misión de asumir al conocimiento como una construcción social, donde la sociedad se beneficia con sus aportes y la Universidad se enriquece con otros saberes. Este proyecto transformador revolucionario modernizó la enseñanza y abrió la mirada hacia amplios horizontes; siguiendo el precepto martiano, injertó el saber del mundo en el tronco de nuestras repúblicas.
En 1963, a consecuencia de la emigración de profesionales, se redujo de manera considerable la cifra de médicos en el país. La urgencia en la formación surge como prioridad, poniéndose en vigor un nuevo plan de estudios emergente, conocido como “Plan Baeza” (por ser el doctor Pedro M. Baeza Vega, director de la Escuela de Medicina, su máximo artífice). En su estructura contaba con cinco años de formación, incluyendo el año de prácticas o internado obligatorio para todos los alumnos, y se permitió el ingreso por examen, sin el título de Bachiller en Ciencias.14
El plan de estudio consistió en un cursillo de nivelación de 10 semanas, más los 5 años de estudio para los graduados de Bachiller en Ciencias, con la intencionalidad de otorgar el nivel de escolaridad especializado que se requiere para cursar los estudios de Medicina. Los requisitos para la otra vía de ingreso incluían: edad superior a los 15 años e inferior a los 35, graduados de Artes y Oficios, Secretariado, Escuela de Comercio, Secundaria Básica, o tener aprobado hasta el tercer nivel de bachillerato. En este caso, debían realizar un curso premédico de más de un año de duración.15
Además de los cambios antes mencionados, el plan incluía las acciones siguientes: reducción de los períodos de vacaciones, para aprovechar mejor el tiempo disponible; añadir al programa docente las asignaturas Medicina Familiar, Medicina Rural, Medicina del Trabajo y Psicología Médica; ampliar la formación de profesores, entre otros aspectos. Se suprimieron cátedras obsoletas y se fundaron otras con el principio de formar un médico para ejercer la medicina preventivo-curativa en cualquier región del país.11
Plan de Reforma Integral o General de la Enseñanza
En este propio año (1963) comenzaron a funcionar los Círculos de Interés Científicos y Técnicos con la idea de incentivar vocaciones y, sobre todo, de crear un puente entre la educación y los principales sectores, incluido el de la salud. En este sentido, existió una cantera de futuros profesionales de la medicina motivados, y con el conocimiento y las habilidades generales suficientes para el desempeño de su futura profesión.14
En 1964 surgió el policlínico integral y se introdujeron programas de promoción de salud en el Sistema Nacional de Salud (SNS). En este período se propuso unificar criterios docentes en relación a las asignaturas clínicas y las quirúrgicas, puesto que se explicaban los mismos temas con criterios distintos por cada cátedra y profesor. Además, fue suprimida la tesis de grado, se aprobó la convalidación de asignaturas y surgió el programa de becas para trabajadores. El primer curso de medicina formado completamente con la Revolución se graduó en el año 1965 en el Pico Turquino, con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.16
Transcurridos tres años, los estudiantes no aceptaron este plan de estudios integrado por lo intensivo del primer año, y los profesores no tenían la preparación pedagógica suficiente para este tipo de enseñanza. Así, en 1966 se retoma el plan de estudios de la reforma con ligeros cambios. Se crean las áreas de salud y la regionalización de los servicios médicos, lo que permitió realizar prácticas de familiarización en los policlínicos y de servicio en los hospitales, a través de las estancias. El diseño curricular incluyó 6 años, que se mantiene vigente en la docencia médica actual.17
Para estos años, además de La Habana, ya se cursaba la carrera en otras regiones del país, como Santa Clara, Holguín y Santiago de Cuba. Hubo variaciones en las asignaturas y era por semestres. Fueron construidos más de un centenar de hospitales que, desde sus inicios, constituyeron escenarios docentes.16
En Camagüey, la formación de médicos se inició el 8 de enero de 1968 en el Hospital “Manuel Ascunce Domenech” con internos de la propia provincia que cursaron los primeros años de estudio en la capital. Se amplió la docencia a los hospitales Pediátrico, Clínico Quirúrgico “Amalia Simoni” y Maternidad Obrera. La educación médica fue asesorada por la Universidad de La Habana.13,15
En 1969, en respuesta al modelo profesional de servicios, y para perfeccionar la visión promocional y preventiva en la enseñanza de la medicina, un grupo especial de trabajo diseñó un nuevo plan de estudio, llamado “Plan Integrado”. Se caracterizó por tener un carácter innovador y educar, de alguna forma, al profesorado en las nuevas concepciones educacionales, ya que, hasta ese momento y antes de 1959, la enseñanza respondía a los intereses personales y particulares de la clase dominante en el país.14,17
El “Plan Integrado”, concebido a partir del estudio de los más modernos ensayos médico-pedagógicos llevados a cabo a nivel global, y conducido por el profesor Fidel Ilizástigui Dupuy, resquebrajó el modelo flexneriano de los estudios de Medicina; fue constituido en unidades integradas de estudio o lógicas del conocimiento y marcó una transformación sin precedentes en la educación médica cubana. No obstante, solo imperó hasta 1978, pues resultó muy complicado para implementarse en las facultades de medicina de todo el país.11,16
Se recomienda a los docentes de la carrera de Medicina y, particularmente, a los de las asignaturas de las ciencias sociales e históricas, como Filosofía y Salud e Historia de la Medicina, Historia de Cuba, entre otras, que aborden con profundidad, durante las actividades docentes, lo referente a las primeras transformaciones llevadas a cabo en el sector de la salud posterior al triunfo de la Revolución cubana. Esto facilitaría una mejor comprensión por parte del estudiante y, por ende, contribuiría a su participación en las políticas de estado para tal efecto.
Conclusiones
La investigación permitió caracterizar los principales cambios ocurridos en la formación médica en los primeros diez años posteriores a 1959. En este sentido, se abogó por un médico con alto grado de sensibilidad y principios. Se apostó por un modelo promocional y preventivo, comenzó la preparación en los hospitales y policlínicos, y se tuvieron en cuenta modernos ensayos médico-pedagógicos a nivel mundial para la creación de los primeros planes de estudio. Las reformas ocurridas durante este período trazaron el rumbo de los cambios sucesivos que ha experimentado la educación universitaria cubana, debido a lo cual es necesario su análisis para una mejor comprensión del plan de estudio actual y la búsqueda de la excelencia mediante la educación médica del siglo xxi.