INTRODUCCIÓN
El cambio general en la concepción de los sistemas de salud de los hospitales como instituciones ha evolucionado a lo largo del tiempo, a tono con los grandes cambios de la humanidad. Al respecto, Carrillo define los hospitales como organizaciones del cuidado de la enfermedad, como expresiones culturales de las sociedades a las que pertenecen y que son mantenidas por las estructuras políticas.1
Los procesos de gestión son abordados por diferentes autores. Se destacan los estudios que en el contexto internacional han llevado a cabo, por ejemplo, los de Maya Mejía,2 en México, sobre la gestión hospitalaria, donde hace referencia al producto en resultados de bienestar y satisfacción; además, expresa que no en todos los establecimientos de salud se brinda la misma satisfacción que en los hospitales, pero la explicación a ese fenómeno se basa en las diferentes formas de sistemas de salud que existen en México.
Segredo Pérez, por su parte,3 considera que para el logro de una gestión organizacional adecuada, favorable y constructiva, se debe fomentar en los colectivos de trabajo el elemento educativo, encaminado a cambiar actitudes, desarrollar habilidades, valores y comportamientos, con el objetivo de lograr la participación comprometida de los trabajadores en la transformación de la organización. Otros como Díaz Álvarez,4 Nápoles Villa et al.5 y Arévalo Flores et al.,6 abordan el tema desde diferentes aristas, pero ninguno se refiere al proceso de gestión centrada en la persona.
En la década de 1950 surge el concepto de atención centrada en la persona (ACP). Lo novedoso de esa iniciativa es que, en el proceso de gestión hospitalaria, la atención se organiza alrededor de las necesidades y expectativas de salud de la persona, en lugar de centrarse en la enfermedad.7 A partir de 2001, los investigadores emplean con mayor énfasis la ACP como una estrategia para conseguir y facilitar la atención personalizada, profesionalizada y resolutiva respecto a las necesidades de dependencia.7
Existen varias definiciones de ACP, que coinciden, de una manera u otra, en tres aspectos fundamentales: mantener un continuo respeto a la persona enferma en cuanto a sus valores, tener siempre en cuenta sus preferencias y actuar sobre la base de las necesidades expresadas.
Diferentes autores también se refieren a la ACP como forma de perfeccionar los procesos gerenciales en instituciones sanitarias, como los estudios realizados por Rodríguez et al.8 y López et al.,9 pero sus experiencias ha sido en centros de atención a adultos mayores. Asimismo, Bueno Domínguez et al.,10 en su investigación, se enfocan en las personas envejecidas con enfermedades crónicas.
En el ámbito nacional se ha investigado acerca de la atención centrada en la persona hospitalizada, como es el caso de Guzmán et al., con planteamientos interesantes, pero no se refieren a la aplicación de esa concepción en un ambiente hospitalario pediátrico en el país.7
La infancia y la adolescencia en Cuba se desarrollan en condiciones muy favorables, atribuibles a una política mantenida de justicia, equidad y gratuidad por más de sesenta años, en cuyo eje central figura el bienestar de niños y adolescentes. Muestra de ello es que se aprobó en la Asamblea Nacional del Poder Popular, la Política Integral de Atención a la Niñez, Adolescencia y Juventudes.
En hospitales pediátricos, la extensión de la edad para la atención ha sido una experiencia compleja que aún continúa perfeccionándose, y se implementa de manera escalonada con la satisfacción de los prestadores que, en su mayoría, están totalmente sensibilizados con esa modificación, especialmente con los adolescentes con enfermedades crónicas no transmisibles.11
Hasta donde se ha indagado, se advierte que en Cuba no se disponen de investigaciones sobre la opinión de los adolescentes acerca de la atención recibida en las instituciones hospitalarias y de su grado de satisfacción.
Aún en el país existen deficiencias que se centran en la concepción del proceso gerencial, donde prima una atención hegemónica del equipo de atención, sin tomar en cuenta las necesidades sentidas de los adolescentes y el desconocimiento de la existencia de la teoría basada en la ACP como paradigma emergente, por lo que se propuso como objetivos evaluar el estado actual de la gestión organizacional en los servicios hospitalarios para brindar atención centrada en los adolescentes según sus expectativas, determinar la preparación de médicos y enfermeros, y describir la estructura hospitalaria.
MÉTODOS
Se realizó una investigación descriptiva y transversal en el Hospital Infantil Docente Sur Dr. Antonio María Béguez César, de Santiago de Cuba, entre el 1 de enero de 2019 y el 30 de junio de 2020.
La población quedó constituida por 1845 adolescentes de 10 a 19 años, ingresados en el período de estudio, con estado físico y mental que les permitiera colaborar y dieran su consentimiento de participación; así como por 34 médicos y 40 enfermeros que laboraban en los servicios donde fueron atendidos estos adolescentes y aceptaron ser incluidos en el estudio.
Se utilizaron métodos científicos como el histórico-lógico, el inductivo-deductivo y la recolección de datos.
Para la recolección de la información, se aplicaron dos cuestionarios a los adolescentes, con el fin de conocer sus preferencias y prioridades en relación con diversos aspectos que pudieran mejorar la satisfacción durante la estancia hospitalaria, y su opinión sobre las estructuras de las salas. Además, se aplicaron dos guías de observación al personal médico y de enfermería, con el objetivo de evaluar sus habilidades para la atención al adolescente.
A los cuestionarios realizados a los adolescentes se les aplicó una escala tipo Likert, con cinco opciones de respuesta, según el grado de importancia que le confiere el encuestado al ítem, y una presentación numérica del 1 al 5, donde: 1 representa “muy poco importante”; 2, “poco importante”; 3, “algo importante”; 4, “importante”, y 5, “muy importante”. Esta numeración sirvió, a la vez, para otorgar una calificación.
Para evaluar las habilidades de los profesionales en relación con la atención a los adolescentes, fueron clasificadas en “logradas completamente” (cuando se obtuvo entre 14 y 18 puntos) y “logradas parcialmente” (cuando se obtuvo 13 puntos o menos).
Se introdujeron los datos en Microsoft Excel para su procesamiento estadístico, con el empleo del porcentaje para las variables cualitativas como medida de resumen, así como del promedio para las puntuaciones del criterio de expertos en la validación de contenido de los cuestionarios.
RESULTADOS
En cuanto a la distribución por edad y sexo de los adolescentes estudiados, en uno y otro sexo hubo predominio del grupo de edad 10-13 años (47,5 %), es decir, la adolescencia precoz. El grupo de 14-16 años representó un 34,8 % y el de 17-19 años, 17,7 %. El sexo femenino predominó en el estudio, para el 56,7 %.
Los resultados obtenidos sobre el trato recibido por el equipo de atención fueron: amabilidad del personal sanitario, 83,5 %, seguida de la comunicación dialógica (81,6 %), la información clara del médico para que el adolescente enfermo pueda comprender (80,2 %), y el no retraso de las pruebas diagnósticas, para que la estancia en el hospital fuera lo más breve posible (76,9 %). (Tabla 1)
Leyenda: opinión 1: realización de complementarios en tiempo; opinión 2: amabilidad del personal de la sala; opinión 3: información clara del médico; opinión 4: comunicación dialógica.
En cuanto a los criterios sobre las preferencias de actividades de entretenimiento, se observa que el 53,7 % de los adolescentes participantes afirmaron que le resultaba muy importante la visita de sus amigos al hospital, y tener televisor en la sala (42,8 %). Con relación a tener espacios para conversar y de entretenimiento, los criterios fueron muy dispersos. (Tabla 2)
Leyenda: opinión 1: visitas de los amigos; opinión 2: ver televisión en la sala; opinión 3: existencia de espacio fuera de la sala para conversar; opinión 4: existencia de espacios para actividades grupales.
En la tabla 3 se observa la opinión de los adolescentes acerca de las preferencias en la estructura de los servicios hospitalarios. Expresaron la importancia que le atribuyen a la permanencia de agua corriente y de beber (80,4 %), la existencia de cubículos con baño sanitario (77 %), cubículos espaciosos y ventilados (70 %), cubículos con condiciones para reconocimiento urogenital (55 %), y con paredes pintadas y decoradas al gustos de ese grupo etario (54,1 %).
Leyenda: opinión 1: cubículos con condiciones para reconocimiento urogenital; opinión 2: cubículos espaciosos y ventilados; opinión 3: cubículos con baño sanitario; opinión 4: cubículos con paredes pintadas y decoradas al gusto de los adolescentes; opinión 5: permanencia de agua corriente y para beber.
El desempeño de los médicos a través de habilidades profesionales respecto a la atención a adolescentes, se evidencia en la tabla 4. Como se observa, las dificultades mayormente se encontraron a la hora de expresar en la historia clínica el pensamiento científico, establecer hipótesis diagnóstica y argumentar las evoluciones médicas, para un 35,3 % y 41,2 %, respectivamente.
Las habilidades adquiridas por los enfermeros para la atención a los adolescentes se refieren en la tabla 5. Resaltó la dificultad en establecer acciones de enfermería independientes (30 %) y las habilidades para el examen físico (27,5 %), a pesar de estar dentro de desempeño como profesional.
DISCUSIÓN
En 2022 la población en Cuba de 10 a 19 años era de 1 millón 205 mil 102, la cual ha ido descendiendo en los últimos años.12 En Santiago de Cuba esta población solo es superada numéricamente por la de La Habana y existe un equilibrio entre los sexos. En 1981, los adolescentes representaban el 23,9 % de la población, valor que ha sufrido una reducción importante dada la dinámica demográfica del país, conformando el 10,8 % del total en la actualidad.12
Conocer la opinión de los adolescentes sobre el trato recibido por el equipo que le brinda atención es fundamental para lograr la aceptación de los mismos a estos servicios.
Aspectos de gran valía son la amabilidad del personal sanitario, la comunicación dialógica, la información clara del médico, para que el adolescente pueda comprender, y así realizarle los exámenes complementarios en tiempo, a fin de que su estancia en el hospital sea lo más breve posible. Los resultados de este estudio demuestran la importancia que los adolescentes le conceden al cumplimiento de la ética médica, como el buen trato, la comunicación efectiva y afectiva.
Resultados similares lo obtuvieron otros autores como Brito et al.13 y Miller et al.,14 quienes comprobaron que las visiones de los especialistas sobre el cuidado de la salud no siempre coinciden con la perspectiva de los adolescentes a los que atienden. Las cuestiones que tienen relación con la forma de comunicarse y el trato interpersonal del cuidado, se han evaluado en varios estudios como aspectos muy importantes por los adolescentes para la calidad de los cuidados de salud que reciben.
La comunicación dialógica fue muy valorada por los adolescentes, ya que no siempre se permite que este exprese su opinión acerca de su proceso mórbido, participando de forma pasiva durante su ingreso. Es importante que el adolescente participe de forma activa en la solución de su problema, pasando de ser un ente pasivo a uno activo.14
Un aspecto que más de la mitad de los adolescentes encuestados lo consideraron muy importante fue la visita de los amigos. Esto se explica, entre otras causas, por las características psicosociales de la adolescencia, donde la tendencia grupal y la aceptación de los amigos en su grupo es esencial. Los grupos tienden a ser del mismo sexo, lo cual facilita el fortalecimiento de identidades y roles antes de entrar a la interacción heterosexual.15
Se coincide con la literatura revisada, que refiere que en todas las etapas existe tendencia a buscar a los amigos; en la adolescencia temprana están menos interesados en las actividades de los padres y más en el grupo de compañeros.
Respecto a la opinión sobre la estructura hospitalaria, los adolescentes consideraron la importancia que reviste para ellos la existencia de cubículos con condiciones para reconocimiento urogenital, ya que esos exámenes generalmente no se realizaban porque ingresaban niñas pequeñas en los servicios.
Es frecuente que las adolescentes presenten trastornos ginecológicos, lo que es un elemento a tener en cuenta para el mobiliario hospitalario. Al extenderse la edad de ingreso en los hospitales pediátricos, exámenes de tipo ginecológico no se realizan en condiciones adecuadas, debido a que las mesas de reconocimientos no cumplen los requisitos, por lo que se difiere del mismo.
Estudios realizados por Pastrana Sámano et al.,16 Rodríguez Sáenz et al. 17 e Ibáñez Cuevas et al.,18 le atribuyen importancia a la presencia de un servicio para atención integral al adolescente, y considera que se debe tener en cuenta que el espacio sea atractivo, decorado por los propios adolescentes y jóvenes, con colores vivos, mural informativo, carteles y materiales educativos disponibles y utilización de radio, videos, y otros medios audiovisuales para actividades educativas y de entretenimiento, coincidiendo con estudios realizados por Ávila Peñafiel.19
Se analizó el desempeño de los médicos en su atención al adolescente hospitalizado, encontrándose insuficiencias en la argumentación del pensamiento científico con que se exponían las evoluciones médicas, lo que dificultó conocer el pensamiento clínico de los médicos que escriben en la historia clínica.
Según Pérez-Toledo et al.,20 los nuevos tiempos enfrentan desafíos que requieren de un pediatra integral, con alto grado de formación, autonomía y buenas decisiones, lo que implica la intencionalidad didáctica en su orientación, desarrollo y evaluación.
Es vital la importancia de la preparación del profesional de la salud para el desarrollo de un conjunto de habilidades prácticas y humanas, que considere la singularidad de cada persona enferma. Se percibe la relevancia de construir un cuidado que incluya las necesidades expresadas para la práctica clínica, así como que mitigue las posibles dificultades y sufrimientos experimentados por estos durante la hospitalización.8
El desempeño de los enfermeros en la atención a los adolescentes hospitalizados es parte indisoluble del equipo básico de trabajo del servicio. Se encontraron insuficiencias en las acciones independientes de enfermería, dadas por el control que tienen los médicos hacia los adolescentes, y esto limita, en parte, la independencia del personal de enfermería, que mantiene la tradición de cumplir las indicaciones del médico.
Se concluye que la gestión hospitalaria del Hospital Infantil Docente Sur Dr. Antonio María Béguez César no se desarrolla teniendo en cuenta la teoría actual de atención centrada en la persona.
Sobre la base de los resultados del presente estudio, sobre todo de las opiniones, necesidades, preocupaciones y preferencias de los adolescentes encuestados, los autores de esta investigación proponen que se diseñe la gestión organizacional sustentada en la atención centrada en el adolescente, para así mejorar la calidad de la atención en los servicios.