El desarrollo económico y social, si bien ha conllevado importantes mejoras para el bienestar de muchas personas en el mundo, no siempre ha tenido un enfoque de desarrollo sostenible. Satisfacer las necesidades presentes sin comprometer las oportunidades de las generaciones futuras, no siempre ha sido considerado, por lo tanto, han ocurrido afectaciones constantes de los ecosistemas, el medio ambiente y el bienestar de los animales.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro, en 1992, hicieron un llamado a la concientización en este sentido, mediante la necesaria colaboración entre los sectores de la salud y las agencias del medioambiente, sentando las bases para avanzar por medio de esfuerzos concertados. Tuvo el propósito de mejorar la prevención y la preparación para los retos de la salud, en la interfaz entre los seres humanos, los animales y el medioambiente.
Hoy día importantes retos se mantienen para alcanzar la salud integral de esta interfaz, citándose, entre otras, las enfermedades de origen zoonótico, la resistencia a los antimicrobianos (RAM) y la inocuidad de los alimentos.
Situación actual
Está ocurriendo el tránsito casi irreversible del calentamiento global a la sexta extinción masiva de las especies, consecutivo al calentamiento de la Tierra en más de 3º por encima de la existente en la era preindustrial, con la consiguiente pérdida de la biodiversidad, afectando las condiciones básicas para la estabilidad ecológica, social y de todos los seres vivos.
En todo el mundo, alrededor del 60 % de los microorganismos infecciosos que se sabe que son patógenos para los seres humanos son zoonóticos y provienen de una fuente u origen animal.1,2 La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las zoonosis como: “cualquier enfermedad o infección causada por todos los tipos de agentes (bacterias, parásitos, hongos, virus y agentes no convencionales) transmisibles de los animales vertebrados al hombre y viceversa”. Los agentes patógenos zoonóticos tienen el doble de probabilidades de estar asociados con enfermedades emergentes, lo que impone altos costos financieros y sociales a nivel mundial. La carga de las enfermedades transmitidas por vectores depende, en gran medida, de factores ambientales y socioeconómicos, como la globalización de los viajes y el comercio, la urbanización no planificada y el cambio climático.3
La resistencia antimicrobiana ha sido considerada la causa de unas 700 000 muertes anuales en todo el mundo, cifra que podría aumentar a 10 millones para el 2050. Se considera el principal factor contribuyente de la RAM el uso indebido y excesivo de antimicrobianos en la salud humana, la salud animal y la producción de alimentos (principal factor contribuyente).4,5
Para hacer frente a estos desafíos, será necesario alejarse del conocimiento simplista de la salud de medicalización y adoptar enfoques sistémicos y transdisciplinarios, que permitan identificar acertadamente los determinantes sociales de la salud, detrás de cada entidad nosológica, para facilitar el tránsito hacia una medicina personalizada.
Si bien el concepto “Una Salud” no es nuevo, ha recibido mucha atención en las últimas décadas, debido al aumento de la frecuencia y la severidad de las amenazas o peligros vinculados a la salud humana, animal y vegetal, llamando a un enfoque holístico y de interconectividad.
Definición de “Una Salud”
Es la estrategia para el logro de la salud óptima de las personas, los animales, las plantas y el ambiente (mediante acciones de prevención, control y respuesta rápida ante cualquier peligro), a través de la colaboración intersectorial y multidisciplinaria, desde las comunidades hasta el nivel nacional, que propicie maximizar el uso racional de todos los recursos disponibles en el país, a la par que garantice el desarrollo armónico y sostenible de la sociedad.3
“Una Salud” promueve un futuro sostenible y sano a través de la colaboración, la comunicación, la coordinación y el desarrollo de capacidades, en perfecta correspondencia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030, a través de un enfoque integrado de la salud y el desarrollo sostenible, enfatizando en la equidad, sostenibilidad y pertinencia.
Líneas de acción estratégica propuestas por la OMS3
1. Realizar un análisis y mapeo de las complejas interacciones entre actores y procesos en los campos de la salud humana, animal, vegetal y medioambiental, en contextos nacionales específicos.
2. Establecer mecanismos multidisciplinarios, multisectoriales e impulsados por el consenso para la gobernanza de “Una Salud”, para la administración y el financiamiento de estructuras funcionales que trabajen en todas las instituciones y que permitan la coordinación, la comunicación, el compromiso y la colaboración, para el acceso a los conocimientos y recursos pertinentes.
3. Fortalecer los aspectos multidisciplinarios e intersectoriales de los mecanismos y marcos existentes relacionados con la interfaz entre los seres humanos, los animales y el medioambiente.
4. Fomentar actividades multisectoriales, incluida la planificación estratégica, la preparación y respuesta ante situaciones de emergencia, la vigilancia integrada de la enfermedad y la salud y la presentación de informes al respecto, las pruebas y redes de laboratorio, y las mejores prácticas para impulsar las actividades de colaboración basadas en la evidencia, respaldadas por el análisis de riesgos y que abarquen la evaluación, la gestión y la comunicación de riesgos.
5. Adoptar soluciones de salud digital, herramientas científicas y tecnologías emergentes que faciliten las iniciativas de “Una Salud”.
6. Promover la investigación y la creación de capacidad sobre las amenazas para la salud en la interfaz entre los seres humanos, los animales y el medioambiente, en diferentes sectores y disciplinas.
Los temas transversales equidad, género, etnicidad y derechos humanos, se aplican a las seis líneas de acción estratégica.
Cuba: estrategia sanitaria nacional con enfoque “Una Salud” para el desarrollo sostenible
Existen principios que sustentan “Una Salud” en Cuba, dentro de los cuales están: institucionalidad, integralidad, transversalidad, intersectorialidad, armonización de políticas y estructuras, y legislación. Además, posee prioridades bien establecidas que acompañan las seis líneas de acción estratégica propuestas por la OMS, destinadas al diagnóstico y a la vigilancia epidemiológica, la resistencia antimicrobiana, el control de las zoonosis y la inocuidad y seguridad alimentaria.
A través de la aprobación de políticas públicas y garantizando su cumplimiento, ayudan a desarrollar la estrategia. Estas son:
Decreto-Ley Nº 31/2021 - De Bienestar Animal, del 10 de abril de 2021.
Ley No. 148/2022 - Ley de soberanía alimentaria y nutricional, del 28 de julio de 2022.
Directiva 1 para la gestión de la reducción del riesgo de desastre en la República de Cuba, del 20 de diciembre de 2022.
Directrices del para la prevención y reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos, del 7 de diciembre de 2023.
Ley de Salud Pública, del 23 de diciembre de 2023.
Con el cumplimiento de lo anterior, el Gobierno cubano se propone alcanzar ocho resultados tangibles:
1. Elaboración de la política para la implementación del “Enfoque a ‘Una Salud’ en la estrategia sanitaria nacional”, en armonización con la base legal existente.
2. Aprobación del mecanismo de coordinación intersectorial.
3. Fortalecimiento de la resolutividad de la red diagnóstica nacional en todos los sectores.
4. Fortalecimiento de los sistemas de vigilancia epidemiológica.
5. Incorporación del enfoque a “Una Salud” en el Sistema Nacional de Educación y en la sociedad.
6. Diseño de la estrategia de comunicación “Una Salud”.
7. Programa de investigación/desarrollo e innovación enfocado a “Una Salud”.
8. Evaluación de la implementación del “Enfoque a ‘Una Salud’ en la estrategia sanitaria nacional”.