Detrás de cada obra de una institución, están los hombres y mujeres que la han hecho posible. Suele acontecer que en el transcuso del tiempo emerja la desmemoria respecto a quienes, por obligado respeto a sus empeños y legado a la posteridad, no pueden ser destinados al olvido. Todo intento de rescate de un pasado sobre cuya huella hoy se edifica y anda, se convierte en un tributo que es parte de la historia que otros escribieron y dejaron como herencia para la contemporaneidad. José Martí dejó dicho: “Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen”. En el curso de la vida, hacer es la gran tarea que permite a cada persona superar lo que es, para que la vida no sea una simple existencia vacía; fundar y crear es la expresión máxima, el signo de los cimientos de un universo nuevo.1
Historia de la educación médica superior en Matanzas2 es una obra que tiene como propósito promover el conocimiento de la historia local y la cultura de la profesión en el capital humano de la salud, a partir del origen y desarrollo de la educación médica en la provincia, su modelo de formación, sus escenarios, profesores y estudiantes; así como el impacto social que constituyó ese hecho para la historia de la salud pública en Cuba y, en particular, para la provincia de Matanzas, que ha trascendido en el contexto internacional.
La novedad del volumen consiste en ser el primero en tratar el tema. No se tienen referencias de estudios sobre la historia de la educación médica superior en, de y sobre Matanzas. Su utilidad se identifica en su contribución a la reafirmación de valores humanísticos y de identidad, dada la alta estimación que se le concede a la promoción de una formación cultural integral y la responsabilidad de las universidades en esta labor, como elemento esencial de su modelo de formación. Asimismo, su aporte, la síntesis de una información histórica inédita y valiosa, dispersa en materiales manuscritos, mimeografiados, impresos y digitales, que facilitan las operaciones de periodización y sistematización de los hitos más importantes del devenir histórico de la educación médica superior en Matanzas.
El hilo conductor de la obra lo constituye el destaque a las personalidades más importantes y las funciones que asumieron, así como la estructura que tomó esa actividad educacional y las locaciones en que se desarrolló.
El objetivo de los autores con este artículo es revelar la estructura y contenido de Historia de la educación médica superior en Matanzas, brindando su opinión respecto a su importancia y valor.
Pensar en el desarrollo de los seres humanos exige un análisis de las influencias sociales, contextuales y culturales que han favorecido e incidido en ello. Por tal motivo, una reflexión en torno a la cultura de la profesión impone un acercamiento al concepto de cultura en sí, y a su contextualización en el entramado socioeconómico como génesis y ulterior desarrollo de la misma.
La universidad médica cubana tiene el reto de ser una de las instituciones creadoras de una conciencia que, en lo axiológico, se estructura en torno al valor humanismo como referente axial, elevado a la categoría de principio básico y esencial; en la que todos sus procesos se integren enriqueciéndose mutuamente, y se apliquen a la búsqueda de soluciones para los problemas de la sociedad. Esos propósitos demandan una formación del estudiantado universitario de las ciencias médicas, que se proponga una ruptura con modelos reduccionistas sobre la salud.
A criterio de los autores, el logro de lo anteriormente expresado implica tomar en consideración otros principios, cuya aplicación devino desafío del proceso docente-educativo de las ciencias médicas en el país. A saber, la masificación de la matrícula; la diversificación de escenarios docentes (extendida a todas las organizaciones posibles de los niveles primario, secundario y terciario de atención a la salud); la existencia de varios programas de estudio con sus consecuentes perfeccionamientos longitudinales en busca de la excelencia en la formación; la educación en el trabajo como forma organizativa fundamental, la cual constituye una fortaleza, pues desde el inicio de la formación se cumple con el principio martiano de la vinculación de la teoría con la práctica; la interdisciplinariedad de los procesos; la integración de los métodos clínico y epidemiológico con enfoque social, en la actuación del profesional de la salud, y el vínculo científico-metodológico de la ciencia y la docencia con las demandas sociales de carácter institucional y asistencial en la salud.
Desarrollar la cultura es una condición indispensable de la universidad cubana contemporánea, y dentro de ella -como parte de la formación integral- desempeña un papel esencial la cultura de la profesión, para lograr la calidad académica, garantizándose así la transmisión del acervo cultural de la humanidad, la identidad y el sentido de pertenencia de una generación a otra, así como el ejercicio profesional comprometido con la bioética y sus expresiones concretas actuales en principios como los de Tavistock.3
Historia, cultura e identidad se entrelazan en el imaginario individual y colectivo, constituyendo referentes esenciales de la memoria histórica. La identidad como referente esencial del sujeto es siempre histórica, contextual y dinámica.3 A la vez, esa dinámica con perenne tendencia a las mudanzas, se mediatiza por la memoria histórica, en tanto recurso conservador de la identidad en lo individual y lo colectivo.4
El peso de la individualidad del sujeto en la configuración de esa memoria histórica es significativo, debido a que lo recordado pasa por el prisma particular de sus procesos psicológicos, a saber, los de esfera afectiva (emociones, estados de ánimo, sentimientos), y las necesidades, motivaciones e intereses de su personalidad, siempre original.5
La identidad se crea y reordena en el decurso de la vida. En ese acto creativo y permanente impactan las experiencias y el ejercicio de la razón social de las instituciones, así como las relaciones y estructuras sociales que, en conjunto, ofrecen valores y normas, cuya aceptación en la sociedad es directamente proporcional a las posibilidades reales que posean para regular la actuación en la vida social.6
Asimismo, la identidad profesional es un concepto complejo, dado su carácter polisémico, pues a ella tributan concepciones filosóficas, antropológicas y pedagógicas. Es también dinámica, histórica y contextualizada. Se desarrolla gracias a la influencia y demandas del entorno del sujeto, que pasan por el rasero de su personalidad única e irrepetible, lo que presupone para tal identidad los mismos atributos.7
La identidad profesional es el resultado de una construcción social por los individuos, y se desarrolla en la relación entre la identidad personal y la historicidad de la profesión: se va estructurando desde la escuela y se fortalece en la formación profesional. Después, esa identidad se consolida en el ejercicio de la profesión.8-10
Los sujetos cuyo ejercicio profesional se desarrolla en el área de las ciencias médicas y su docencia, poseen en su formación y en su desempeño peculiaridades que manifiestan y subrayan su identidad y el sentido de pertenencia que se le asocia. La labor profesional del docente, en general y, del que la realiza en las ciencias médicas, en particular, necesita del conocimiento de su disciplina y el de su didáctica, en el momento actual de cambio del paradigma educacional -del enfoque en la enseñanza unidireccional y no interactiva, por un profesor de sapiencia indiscutida a su alumnado, al que identifica la razón social de la profesión docente en la figura del profesor, como orientador de procesos epistémicos a un alumnado que gestiona sus propios saberes.11
Pierre Nora et al.12 definieron memoria histórica como un concepto historiográfico -en tanto se enfoca en el estudio e interpretación de la historia y de la bibliografía sobre ella- que identifica el esfuerzo consciente de los grupos humanos dirigido al conocimiento de su pasado real (o construido en el imaginario), para valorarlo con el debido respeto.
Los autores opinan que para definir la lógica de hacia dónde se va en la docencia médica cubana, en general y, en particular, la que se imparte en Matanzas, hay que develar sus raíces en el pasado, que propició su desarrollo actual. El valor de esa memoria histórica adquiere su concreción en el área de la salud, en el sentido de que contribuye a fortalecer la vocación por la docencia, la investigación, la extensión, los tres niveles de atención, y la administración, en esa área y a escala macrosocial; así como la tradición por estudiar y ejercer la profesión médica en muchas familias cubanas. Luego, la investigación cuyo resultado es la obra histórica que se reedita enriquecida, debe enfocarse en la memoria histórica de las instituciones y personalidades del área de la salud.
De lo anterior se infiere que las investigaciones históricas son importantes para fortalecer el patrimonio de una nación. En Cuba se han realizado investigaciones de carácter histórico para la profundización, sistematización y divulgación del quehacer de instituciones y personalidades. En los últimos años, se ha profundizado en el estudio de varias figuras de la educación médica: galenos que, adelantados a su tiempo, empleaban métodos que permitían vincular los contenidos básicos con la clínica y la epidemiología de las enfermedades y llevaban sus experiencias prácticas y sus conocimientos actualizados a la docencia médica. Se resaltan Carlos Juan Finlay y Barrés y de los matanceros Juan Guiteras Gener y Enrique Barnet y Roque de Escobar, fundadores de la Escuela de Higienistas de la República de Cuba, de elevado prestigio internacional.
Tomando en consideración los fundamentos antes expresados, a partir de una investigación realizada por profesores de la Universidad de Ciencias M{edicas de Matanzas, la Editorial Ciencias Médicas publicó en 2019, a través de su Colección de Historia, Historia de la educación médica superior en Matanzas.
En el capítulo I, referido a la salud pública matancera en los siglos XVIII al XX, se realizó una primera aproximación a las figuras e instituciones más representativas. De esta forma, se transitó por la historia de los precursores de la educación médica como hilo conductor, a partir de la premisa que la labor asistencial es base y sustento de la formación en el área de las ciencias médicas. La sede docente aludida en la obra es el edificio del Hospital Civil, antiguo de Santa Isabel y San Nicolás, el más funcional y moderno de todos los nosocomios construidos en Cuba en el período colonial.
El capítulo II versa sobre la educación médica superior en la etapa revolucionaria. Toma como referente esencial el año 1969, donde tuvo lugar una experiencia nueva y trascendente que significó el primer paso de lo que en un futuro llegaría a ser la actual Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas.
Este capítulo desarrolla su contenido teniendo como lógica conductora la impronta de las personalidades que han impactado como educadores en las ciencias médicas, las instituciones de salud que han devenido escenarios de formación, así como los principales directivos, locaciones, funciones y estructura que asumió la actividad docente de esas ciencias.
Los autores recorren los hitos esenciales de la educación médica superior en Matanzas, desde los períodos colonial y republicano, hasta el período revolucionario.
La investigación continua y sistémica, cuyo resultado es la segunda edición del libro, enriquecida y ampliada; en ocasión del 50 aniversario del inicio de la educación médica superior en el territorio matancero, sienta pautas metodológicas en relación a la selección y tratamiento de las etapas, instituciones y figuras a las que alude la obra.
En la conformación de la estructura de la segunda edición, su colectivo autoral parte de la necesidad de conservar lo expuesto en la primera. Las reformas importantes en esa edición que se prepara son de dos tipos: las adiciones de contenido a los capítulos ya redactados, y la inclusión de capítulos inéditos.
El nuevo capítulo I, dedicado al abordaje teórico-metodológico para develar la identidad, la memoria histórica y la cultura de la profesión médica, dicta metodológicamente el patrón de todo el discurso posterior de la obra. el capítulo II, por su parte, trata sobre la obra médico-pedagógica de los precursores, desde la época colonial hasta 1958. En tanto, el capítulo III se enfoca en la docencia médica posterior a 1959. Incluye el papel y lugar de las organizaciones estudiantiles federadas en el modelo de formación de esa etapa histórica; las instituciones de salud en el proceso de formación de médicos, y la emergencia del primer escenario de esa formación en Matanzas, en 1969. También trata sobre las personalidades y, dentro de estas, la de los educadores y los procesos de calidad, evaluación y acreditación de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas.
Por su parte, el capítulo IV tiene como objeto al currículo de la formación del profesional médico. Incluye el análisis de los planes y programas de estudio que se han sucedido en el tiempo como parte de su perfeccionamiento continuo, y su contextualización en la planeación de la docencia médica en Matanzas. El capítulo V trata sobre el origen y evolución histórica de la educación posgraduada en Matanzas, que contiene las especialidades médicas, maestrías y doctorados en ciencias, así como la evaluación de sus respectivos impactos institucionales y sociales. Y un último capítulo tiene el encargo y la impronta de reseñar históricamente los antecedentes, principales hitos, personalidades, educadores y locaciones de la formación médica militar en Matanzas.
La nueva edición adiciona, además, un índice onomástico, un índice bibliográfico, testimonios gráficos y anexos que informan sobre personalidades representativas de otras áreas del conocimiento y de la práctica, que han aportado históricamente a la formación médica en Matanzas de manera significativa.
Por ley inexorable de la vida, son mujeres y hombres jóvenes quienes llevan hoy sobre sus hombros las responsabilidades docentes. Empero, detrás de ellos estarán siempre los otros, física o espiritualmente, envueltos en el recuerdo amoroso, traídos al presente en sus vidas, sus hechos y aportaciones. Acaso se escape injustamente un nombre dentro de aquella generación de galenos que a lo largo de los siglos XIX y XX, dejaron huella en el ejercicio médico de la nación cubana y en su territorio matancero (Errare humanum est), pero un posicionamiento inalienable sobre la historia individual de estos precursores e instituciones, es la de concebirlos como la raíz del gran árbol total de la enseñanza de la medicina.
El estudio de las figuras e instituciones históricas del área de la salud es una herramienta útil para desarrollar valores en los jóvenes estudiantes que se forman como profesionales en esa área. El legado del profesorado que los educó antes y el de los que ahora los educan, constituye un tesoro de incuestionable valor material, moral, espiritual, científico e intelectual, y es fuente de conocimiento, de motivación, de ejemplo, que contribuye a fundamentar y enriquecer diferentes campos del conocimiento humano, donde se entrelazan historia, identidad, memoria histórica y cultura de la profesión.