INTRODUCCIÓN
La interacción sociocomunicativa que tiene lugar en el espacio universitario, tanto en los registros formales como informales tiene su esencia en la lengua y particularmente, en la capacidad de los sujetos para comprender y producir textos a partir de ella en la dinámica de su formación. La formación del profesional, por su parte, en calidad de proceso de transformación activa del sujeto, no se deslinda de las condiciones socioeducativas en que el estudiante se desempeña, y desarrolla, ni de la responsabilidad del profesor como ente que planifica, organiza y controla la formación.
Sobre el profesor, se debe destacar su accionar planificado con un sentido orientador centrado en el deber ser del futuro del profesional, así como su formación lingüística para hacerlo o como algunos estudiosos prefieren llamarlo, su conciencia lingüística, para usar con un criterio exhaustivo la lengua idioma en la enculturación inherente al proceso de formación.
En este sentido, se requiere subrayar que, al desarrollo de la formación es inherente la cultura - que es su contenido más férreo-, mientras que, la lengua idioma -para algunos lenguaje-, participa como mediador por excelencia en la adquisición de los conocimientos de la profesión y también, participa en la construcción de su esfera valorativa, de su ser interior y del desempeño profesional exitoso como parte del encargo u objetivo que la sociedad impone.
La 3ª Conferencia Mundial de Educación Superior en su sección Inter e Intra disciplinariedad: Diálogo abierto entre diversas perspectivas, subraya el modo en que
[…] la educación superior debe dotar a los estudiantes de las capacidades necesarias para entablar un diálogo interdisciplinario […] para reconocer y trascender con humildad los límites de sus propias disciplinas [y añade que, esto] debe reforzarse como parte de la formación y relacionarse con las diferencias en las visiones y tradiciones culturales, [de manera que] es urgente que la Educación Superior se abra a todas las tradiciones culturales y académicas y aprenda más de ellas.1
A propósito de los instrumentos culturales, la teoría pedagógica se ha visto particularmente beneficiada por la herencia culturológica recibida en cuanto a la comprensión del lenguaje como sistema modelador universal, en este sentido, el eminente semiólogo I. Lotman ha subrayado cómo los códigos socio-semióticos de la cultura tienen en su base al lenguaje, aunque no se niegue la existencia de sistemas modeladores secundarios que, -como todos los sistemas semióticos- se componen también, según el tipo de lenguaje.2
Este enfoque pone en pie la ampliación de alternativas didácticas para el perfeccionamiento de la formación del profesional, con especial énfasis en la necesidad de desarrollar un sujeto competente, capaz de resolver problemas, tomar decisiones, aprender, desaprender y aprehender en contexto.
Conviene aclarar que las denominaciones que respaldan el enfoque de las universidades para referirse a la formación de un profesional altamente competitivo, pasa por diferentes términos desarrollados con amplitud en la literatura pedagógico didáctica acreditada, entre ellos pueden citarse: formación integral, formación para la vida, formación en competencias, formación de sujetos críticos, todos, de un modo u otro, enfocados en el saber decir, entre otros saberes.
De tal suerte, las denominadas habilidades lingüístico comunicativas clásicas no pueden seguir siendo el quid de la enseñanza, antes bien, y a la luz de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 se visualiza la universidad con nuevas propuestas metodológicas, para el desarrollo de competencias útiles3 que, deben rebasar el entendimiento del lenguaje como problema de las asignaturas de lengua y literatura.
Asumir el lenguaje como herramienta indispensable de la formación, ha sido un encargo no siempre satisfecho con suficiencia, debido fundamentalmente, al reduccionismo antes mencionado, pero no solo a él.4
El llamado de manera particular a los docentes para la transformación de esta perspectiva, precisa plantear la comprensión del lenguaje como la herramienta semántico - semiológica que es y su condición de mediador en la apropiación de la cultura que, en un sentido estrictamente didáctico, se refiere a lo que debe dominar el estudiante como parte del saber universal, de la cultura para así satisfacer determinados objetivos,5 ello significa además, reconceptualizar la formación en sus implicaciones con la comprensión cabal del lenguaje, los procesos de neurocognición, la sociología de la acción humana, los procesos de generación de pensamiento, de sentido y de contextualización; todos, componentes participantes en el universo heterogéneo de la formación que desembocan en lo que Erdakova, Petrova, Baghdasaryan y Malkova6 llaman independencia cognoscitiva alcanzada que trasluce en el desempeño, en la elección de planes de estudio y tecnologías de enseñanza, cursos, profesores, y sobre todo, la capacidad de construir una trayectoria individual de aprendizaje, movilidad académica y su propia trayectoria profesional.
En este sentido, se requiere que la formación del profesional atienda a la interdisciplina en contexto, con prioridad en el acceso a la cultura y la comprensión integral del lenguaje para hacerlo. El artículo que se presenta hace un recorrido, por lo que se considera dimensiones para la comprensión global del sistema con el cual se construye - deconstruye la apropiación de la cultura: el lenguaje y sus vericuetos estructurales. La revisión bibliográfica y la sistematización de la teoría, forman parte de una investigación más amplia que sirvió de tesis doctoral a la autora. Por ello, el objetivo del presente texto está dirigido a exponer los resultados de una sistematización teórica sobre el tratamiento de estos contenidos en la educación superior.
DESARROLLO
La interacción de los estudiantes y de estos con sus profesores y actores sociales en general se manifiesta en el amplio marco semiótico de la comunicación, la cual, según se ha demostrado por los más variados estudios, puede ocurrir entre diferentes sistemas animados, mediante códigos disímiles, pero con características muy especiales en el género humano. En este sentido Montes Giraldo ha hecho notar que "[…] algunos animales tienen lenguaje, pero no lengua mientras no se demuestre que sus sistemas comunicativos son algo más que reacciones de comportamiento y que pueden acceder a lo que parece ser esencial en la lengua: la nominación”.7
Aunque en la anterior aseveración el hispanista colombiano emplea el término lenguaje que la psicología científica reserva para aludir a una función psicológica propia del hombre, característica de la vida en sociedad y de las interacciones comunicativas hombre-hombre, a la vez que medio de expresión del pensamiento, medio a través del cual la conciencia de cada hombre concreto se hace asequible a sus semejantes, queda subrayada la nominación -función esencial que cumplen los signos léxicos- como facultad para la que el hombre a diferencia del resto de los animales se encuentra especialmente dotado.
Una mirada a las bases conceptuales de la formación destaca dentro de sus componentes teóricos la interacción personal del sujeto en contexto,8 de lo que se colige la prioridad en la preparación lingüística de los docentes para enfrentar de manera cabal dicha formación.
Por su parte, la revisión de la literatura acreditada para profundizar en la noción interacción comunicativa, remite en su expresión primigenia, a la concepción chomskiana de competencia lingüística, entendida esta como el conocimiento intuitivo, tácito que todo hablante posee de su lengua materna, según la cual el individuo poseedor de esa competencia dispondrá del sistema de reglas -gramática- correspondiente que en la actuación garantizarán la codificación-decodificación de textos infinitos que, en algún sentido, justifica el tópico bíblico -retomado luego por Umberto Eco9- de la Torre de Babel, pero que no se ciñe solo a las reglas gramaticales, pues tal como ha hecho notar la crítica posterior a Chomsky, particularmente la del lingüista y antropólogo Dell Hymes10 el reduccionismo de esta tesis en la comprensión de la dicotomía competencia / actuación impide tener en cuenta las implicaciones de factores situacionales, cognitivos, psicológicos, socioculturales, presentes en el contexto en que se desempeña el hablante.
De manera que la noción de competencia comunicativa desarrollada por Hymes y sus seguidores es más amplia y fortalece, hacia la década del 80, la concepción didáctica del lenguaje como práctica social y ahonda hasta hoy, en la idea de que un estudio del léxico desde la variabilidad regional de la lengua a la luz de las correspondientes restricciones que la cultura impone a cada usuario, también fortalece los nexos lenguaje-cultura, como parte de una competencia más compleja: la sociocultural.11
A pesar de las diferencias que puedan expresar las posiciones acerca de un tema tan controvertido, existe consenso alrededor de la siguiente idea desarrollada por Vigotsky en su clásica obra Pensamiento y lenguaje la cual ocupa hoy lugar central en las didácticas particulares, esta es
[…] el significado de la palabra es un fenómeno del pensamiento mientras este esté encarnado en el lenguaje, y del habla solo en tanto esté relacionado con el pensamiento e iluminado por él. Es un fenómeno del pensamiento verbal o del lenguaje significativo, una unión de palabra y pensamiento. (12
Sin embargo, a pesar de su importancia, la necesidad de una profundización en la preparación lingüística de los docentes para hacer más efectivo o simplemente efectivo su papel en la formación, es un problema que sigue en pie y que la autora no solo constata a través de la investigación pedagógica,4 sino que también, encuentra puntos coincidentes con los diagnósticos de otros investigadores sobre el particular, este es el caso de Mosquera et. al.13 con quien se coincide en cuanto
[…] al abuso de paradigmas educativos tradicionales y gramaticalistas en la formación lingüística del alumnado y con peso fundamental en el estudio de la morfosintaxis, la ortografía y el léxico en sus variantes escritas, mientras que el alumnado manifiesta dificultades para expresarse de manera oral, incluso en el nivel universitario, este canon escolar hace que se obvie componentes esenciales que se presentan en el patrimonio de la lengua.13
Enfrentar el estudio del léxico como un sistema nuclear a partir de la autonomía semántica de sus múltiples unidades, fue un principio negado durante mucho tiempo a este subsistema que es mucho más complejo, menos estable y, por tanto, más difícil de establecer que el sistema fonemático o morfemático de la lengua, esto podría ser la causa, de que no se disponga de definiciones exhaustivas sobre los procedimientos generales para explicar su importancia en la preparación de los profesores para su función formativa, a lo que se suma que no existe acuerdo entre los lingüistas para establecer los modelos lexicogenésicos particulares que lo integran.
Esta necesidad de apropiación de los docentes de las especificidades del sistema lingüístico, independientemente de la asignatura que imparten, sigue siendo un imperativo en la investigación y el trabajo metodológico docente. Se coincide con López14 en que
[…] no son tantas las investigaciones que tratan de los beneficios de esta herramienta para trabajar la concienciación lingüística, a pesar de ser esta una cuestión fundamental en la formación de los docentes tanto para que estos sean capaces de enfrentarse a la realidad de su centro como para que puedan tratar en el aula diversos aspectos que se mencionan explícita o implícitamente en los currículums.
La preparación de los docentes desde una perspectiva lingüística para enfrentar su labor formativa requiere considerar como criterio de partida la distinción entre la conciencia lingüística y concienciación lingüística, por el valor didáctico que ello tiene en la formación misma.
La conciencia lingüística debe ser entendida como el
[…] explícito conocimiento de una lengua, la percepción y sensibilidad conscientes al aprender una lengua, al enseñar una lengua y al utilizar una lengua […] que posibilita, en cierta medida, la reflexión sobre el conocimiento de una lengua en su capacidad global, desde el aprendizaje del código meramente lingüístico a sus matices supradiscursivos, comunicativos y culturales; [mientras que, la conciencialización lingüística se asume como] la sensibilidad y la concienciación que tiene una persona con respecto a la naturaleza de la lengua y su papel en la vida humana […] se hace énfasis en la comprensión, en los principios generales y en la experiencia operativa.14
En este sentido, la autora subraya las cinco dimensiones mencionadas por López, en cuanto a los beneficios que el trabajo con la consciencia lingüística del docente puede atribuir a la calidad de la formación del profesional, estas son:
Dimensión performativa, que implica que el conocimiento de una lengua por medio de la conciencia lingüística facilita el uso y aprendizaje de esa lengua.
Dimensión cognitiva, que hace referencia a la conciencia de patrones, contrastes, sistemas, unidades, categorías y fomento de la concienciación lingüística del profesorado en formación normas de una lengua, así como al desarrollo de una competencia analítica, que va más allá del aprendizaje de una lengua.
Dimensión afectiva, la relacionada con las actitudes, la motivación y curiosidad acumuladas por medio de la conciencia lingüística.
Dimensión social suele estar en relación con la armonización social en contextos de diversidad lingüística y la construcción de mejores relaciones entre grupos culturales diferentes. Redunda en un amor por la diferencia para que, de esta manera, se pueda implementar una mejora de relaciones entre comunidades fomentando el plurilingüismo, la interculturalidad y la multiculturalidad.
Dimensión del poder está enfocada en el incremento de la sensibilidad y el empoderamiento de los hablantes para contrarrestar el uso manipulativo de las lenguas.14
Se pretende, pues, ofrecer datos del sistema lingüístico que, desde una concepción performativa y cognitiva, implique a la afectiva, social y de poder, en función de lo que debe saber el docente para enfrentar de manera integral la dinámica formativa y de apropiación de la cultura en el profesional.
La autora defiende un modelo teórico - metodológico4 con base en el método sistémico estructural funcional que permite al docente identificar las unidades, estructuras y funciones del lenguaje y los recursos didácticos para favorecer el acceso a la cultura a través de componentes estructurales, textuales y contextuales con base en los diferentes modelos lexicogenésicos que de manera integral deben considerarse en el sistema léxico y sus fines formativos, de los cuales aquí se resumen los más productivos.
Deben citarse entre las unidades semántico semiológicas fundamentales en el proceso de enculturación formativa, a las que según su estructura pueden identificarse por:
El modo léxico sintáctico de nominación, composición por yuxtaposición, que resultan de la combinación de dos o más lexemas y sus variantes en la prefijación ej: videoclase.
La reduplicación, como repetición de uno o varios elementos (sílabas) de una palabra o de toda la palabra, ej: viene viene, que en el español de México designa a la persona que apoya en el tránsito.
Las siglas, que no deben ser confundidas con los acrónimos ej: TIC
Las mezclas, cuyo desarrollo teórico más cabal se encuentra en la lexicología inglesa, dentro los procedimientos para la formación de palabras (word-formation) y que Bauer15 denomina blend. Un blend puede definirse como un nuevo lexema formado a partir de partes de dos (o posiblemente más) palabras, de tal modo que no es posible hacer un análisis de morfos evidentes. Este recurso, al que en francés se le llama palabra maleta (mot valisse), parece estar presente también en algunas voces del español, pero en la bibliografía consultada en lengua española no se lo considera ej: portuñol u otras definitivamente tomadas del inglés como playlist.
Las estructuras estables de la lengua, comúnmente llamadas fraseologismos, frases hechas, locuciones, modismos o lexías nucleares, ej: tener sangre de atole.
Locuciones estables que tienen estructura oracional, comúnmente llamadas frases proverbiales como por ejemplo Homo sum ; nihil humanum a me alienum puto, de una comedia de Terencio, que se emplea en español como: nada humano me es ajeno, o a veces en forma completa: Hombre soy, nada humano me es ajeno; o aquellas cuyas fuentes han sido anécdotas famosas o viejas costumbres como pasar las de San Quintín, acabarse como la fiesta del Guatao.
Las locuciones estables de palabras por su semántica unitaria requieren ser comprendidas dentro de las unidades léxicas, cuya máxima productividad es parte de la tradición oral, pero no solo en ella, pues algunas frases sobre todo las introducidas directamente del latín, cuando el español estaba terminado de hacer, se les considera dentro de los cultismos ej: in media res.
Las primeras recopilaciones de este tipo de estructuras, que incluyen locuciones, proverbios y refranes, es muy antigua; con razón debe decirse de estas unidades que son verdaderos monumentos orales, gran parte de los proverbios llevan impresa la estampa y el carácter de un pueblo, del cual, mejor que la historia, revelan costumbres, el modo de ser, sentir, pensar y juzgar. Y no es absurdo por tanto pensar que quien quiera indagar cómo piensa y cómo siente un pueblo, quien desee conocer su inteligencia y su temperamento, no puede soslayar el estudio de sus locuciones proverbiales, que también se han convertido en un reto para los traductores.
Mosquera et. al.13) insisten en la necesidad de formar a los docentes para trabajar con los componentes de la tradición oral donde mencionan desde cuentos hasta trabalenguas, por su carga de afectividad y porque supone un vínculo con la cultura que pone en valor y revitalización dicha cultura oral tradicional, de manera que, dentro de los objetivos de su propuesta es prioridad, mediante la capacitación a los docentes hacer consciente al profesorado de la situación sociolingüística y darle a conocer el patrimonio etnolinguístico que ello contiene, con lo cual el docente de manera intencionada podrá contar con una herramienta lingüística más para cumplir su función de orientador en el proceso de formación de la cultura del estudiante.
CONCLUSIONES
La formación del profesional contiene en su esencia la formación en y desde la cultura, que encuentra en el lenguaje la herramienta que, por su función semántico semiológica se adecua desde lo universal a tal propósito.
Una preparación cabal del docente para incidir de manera directa en la formación de los universitarios, es su empoderamiento lingüístico lo cual precisa de una conciencia lingüística que le permita, con conocimiento de causa, dirigir el acceso a la cultura.
Potenciar el saber exhaustivo de las unidades y funciones involucradas en la apropiación de la formación de la cultura del profesional, que no es solo el saber de la asignatura, requiere desde la intradisciplinariedad, tener dominio del saber acerca del lenguaje y las lenguas con que se denomina y se interactúa en contexto.