INTRODUCCIÓN
En los momentos actuales en que se necesita la formación de un egresado universitario con una formación ideológica capaz de enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo y la defensa de la obra social cubana, resulta indispensable robustecer y revolucionar el sistema educativo formativo actual, que ayude al progreso de establecidas maneras en la impartición de conocimientos. Muchas veces se insiste en enfrentar la solución de esta problemática con la aplicación de los mismos esquemas tradicionales en el proceso de enseñanza aprendizaje.
En el proceso de formación de competencia profesional, los docentes deben lograr la preparación de un especialista de amplios y variados conocimientos, con el propósito de ofrecer contenidos sólidos de la materia que imparte, dominio comunicativo y una carga importante de sabiduría; así como lograr un dominio pleno de los saberes de su profesión que garanticen su armonía con su objeto de trabajo y el aprendizaje de las nuevas funciones, actividades y tareas, como resultado de las transformaciones aceleradas de la ciencia y la tecnología que caracterizan al mundo de hoy.1
Dentro de las competencias profesionales, es la comunicativa una de las más importantes para desarrollar el proceso de intercambio en la asignatura, para lo cual intervienen ciertas cualidades de la personalidad, la presencia de actitudes y habilidades que lo hacen tener una actuación más eficaz.
Los profesionales deben impulsar la divulgación histórica, proyectar acciones para mejorar el nivel en la calidad de la enseñanza, incorporar estrategias basadas en la competencia comunicativa para idear una clase distinta. A la enseñanza de la historia se le imputan muchos de los problemas relacionados con la Cuba de hoy, se le atribuyen dificultades a la ciencia histórica, como excusa para evadir que estos problemas son de índole más profunda. Los historiadores están obligados a reflexionar sobre este asunto y están llamados a buscar nuevos mecanismos para contar la historia, de modo que se le reconozca sentido al proyecto social a partir de métodos que lleguen a los estudiantes. La historia de Cuba no puede ser la culpable de las deficiencias como sociedad, de su incoherencia en algunos momentos, de una sociedad que vive en una crisis económica profunda. 2
El docente puede dominar los conocimientos históricos, los elementos que intervienen y pesan en una situación histórica determinada, su conclusión y los factores que la provocaron; sin embargo, no basta con el dato. A la hora de expresarse, de hacer a los estudiantes parte y alma en la clase, de llevarlos a la conciencia del relato; la emoción del profesor pesa, la subjetividad cuenta, la memoria incita, la actualización didáctica del docente determina en el aprendizaje significativo del alumno. Raúl Castro Ruz expresó:
En el trabajo político ideológico no es suficiente hacer más de lo mismo, se requiere creatividad, ajustarnos con efectividad al escenario que vivimos, potenciar el estudio de la historia del país, hacer llegar a cada cubano el mensaje de optimismo y la confianza en que juntos sabremos enfrentar y vencer cualquier obstáculo.3
El sistema educacional cubano lo condicionan las transformaciones emprendidas en diferentes períodos para responder a las exigencias de las variables condiciones sociales y por los cambios devenidos de los resultados científicos que se obtienen de los diferentes campos del saber. Las investigaciones y experiencias pedagógicas de los últimos años, coinciden en la necesidad de que la universidad alcance una mayor creatividad que conlleve a la formación de personalidades capaces de vivir con satisfacción su tiempo e influenciar en un proceso interactivo y desarrollador a partir de la adecuada competencia comunicativa.
El educador universitario, tiene ante sí la tarea de la formación de un individuo que esté preparado para enfrentarse y dar solución a los problemas de la práctica social y para vivir en un mundo donde cada día son más numerosos los avances científicos y técnicos. La comunicación en la enseñanza garantiza la motivación de los alumnos por el contenido y se logra mayor efectividad en el cumplimiento de los objetivos.4) Para ello, el docente debe enfrentar una serie de contradicciones para cumplir con su trabajo.
Este texto responde al proyecto Perfeccionamiento de competencias profesionales de los especialistas en el contexto de la salud; aboga por la preparación de un docente con amplios y variados conocimientos capaz de ofrecer contenidos sólidos, dominio comunicativo y sabiduría general con acciones didácticas dirigidas a una preparación más amplia que redunde en la calidad de la enseñanza aprendizaje en la educación médica superior; de ahí que tiene como objetivo fundamentar los presupuestos teóricos que sustentan los estudios sobre el desarrollo de la competencia comunicativa para el desempeño profesional en los docentes de Historia de Cuba en la educación médica superior.
DESARROLLO
En el curso escolar 2000- 2001 se introdujo en la educación médica superior la disciplina Historia de Cuba, para fortalecer la formación integral de los futuros profesionales, nutridos de conocimientos históricos y de los mejores valores humanos. En la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, se instauró al año siguiente. Resulta, por tanto, imprescindible formar profesionales con mayor conciencia y responsabilidad social. "[…] El elemento profundo que las nuevas generaciones tengan, como memoria colectiva constituye un elemento esencial para la garantía de la continuidad de la Revolución".5
Las insuficiencias que limitan el proceso formativo en las carreras médicas, involucran limitaciones que atentan contra el proceso de enseñanza aprendizaje de la historia de Cuba y determinan que el perfeccionamiento de tal proceso constituye una necesidad; para ello es significativo el desarrollo de habilidades en pos de la construcción del conocimiento histórico; en tanto se revele su carácter consciente y reflexivo, en el cual la competencia comunicativa se erige como dominio de sus actores.
Dentro de la comunicativa y como exigencia del contexto contemporáneo, la competencia informacional y tecnológica, es táctica cognitiva constante, pero sucede que en ocasiones las redes sociales absorben el binomio docente-discente, en tanto se convierten en una barrera para la comunicación.
[…] bajo el anonimato que proporciona la red y su carácter apátrida, el ciberodio se expande de una forma imparable y a una increíble velocidad. Sin contrastar ninguna fuente, pues sus usuarios apenas recurren a los medios de información clásicos (periódicos, radio, etc.), en internet proliferan los mensajes de complots y contubernios de marcada base antisemita. (6
La guerra cognitiva es una forma de guerra que se centra en el día a día. Sus objetivos son los seres humanos y posee la capacidad de alterar su percepción de la realidad. Actúa dentro del dominio cognitivo, considerado este el sexto dominio de combate. Su creación es necesaria debido a que los anteriores dominio no son capaces de conceptualizar la batalla por las mentes.7) En esta guerra cognitiva los elementos de la guerra de información están presentes; contenidos los aspectos operativos de la psicología y la neurociencia que, junto a la complejidad y la base de sistemas, se armonizan para la acción militar.
Se reflexiona sobre la misión del profesor de la Disciplina y hasta se proponen acciones para que hechos, acontecimientos y personalidades se asimilen por los estudiantes. Entre los retos docentes importantes están la exigencia de que se cubran las necesidades del personal calificado para enseñar en las aulas universitarias y el logro de un mayor compromiso de los docentes con su autopreparación de modo que repercuta en un maestro más competente.
Se precisa de un profesor capaz de dominar diferentes fuentes de información, analizar documentos, que conozca las nuevas informaciones, investigaciones, publicaciones y producciones cinematográficas sobre hechos y personalidades históricas, que enriquezca los contenidos con anécdotas, curiosidades y haga de la clase de Historia de Cuba en la universidad médica un suceso diferente a la de otros niveles educacionales.
Al respecto, Echevarría Aldama asegura que
Para Fidel Castro la historia es fundamento de la Revolución que concibió, es fuente de valores patrióticos, morales y éticos. Además, el jefe de la Revolución nos dotó, a través de sus prédicas de un modelo de interpretación de la Historia de Cuba,8
que determina que el encargo social que se le plantea a la enseñanza de la historia de Cuba, constituye una prioridad para la cultura cubana como espada y escudo de la nación, la que posibilita conocer el pasado, comprender el presente y preparar el futuro. En este proceso formativo el profesor juega un rol esencial.
Sin embargo, en la universidad se aprecian ciertos vacíos en el conocimiento de la historia de Cuba por parte de los jóvenes; subyacen problemas con la contextualización de los hechos; continúa faltando la diferenciación entre los sistemas de contenidos de los distintos niveles de enseñanza, de manera que el estudiante repite los mismos acontecimientos históricos asimilados desde la enseñanza primaria, sin que medien valoraciones.
Desarrollo de la competencia profesional comunicativa de los docentes en la enseñanza de la Historia de Cuba
El concepto de competencia se extiende en diferentes ámbitos y niveles. Al abordar el tema de la educación por competencias y su implementación en la enseñanza, es necesario tener en cuenta en primer orden, que este asunto se ha extendido y aplicado en el proceso de globalización que enfrentan las economías en el mundo. Este nuevo ciclo ha sido denominado Sociedad del conocimiento o de la información, debido a que es ahora la información la que dirige la economía global.
Para Vélez-Bedoya, Delgado-Vélez y Sánchez-Torres, el desarrollo conceptual de competencias se remonta al pensamiento clásico griego, tanto en Platón y específicamente en Aristóteles quien consideraba la competencia como cualidad personal relacionada con el bien vivir. Partiendo de la idea de paideia griega (παιδεία), educación, puede decirse que desde los orígenes de la cultura occidental se ha buscado la formación del hombre, la consecución del hombre perfecto, el hombre universal, pues el afán de honra significaba no solo el reconocimiento del esfuerzo por encarnar la norma, sino que implicaba también la dignidad del ser tomado como modelo a imitar, como guía para los demás ciudadanos, como encarnación viviente de virtud (άρετή).9
Precisan que, desde la cultura griega el término ίκανός significa suficiente o capaz, afirman que el uso del término ikanótis es comparable con el de competencia. Ikanótis (ικανοτης) se puede traducir como la cualidad de ser ikanos (capaz), es decir, tener la capacidad de conseguir algo y que tal término ya se puede rastrear en el siglo XVI como competens, con el sentido de ser capaz de algo y competency / competence como capacidad y autorización para hacer algo o ciertas tareas.9
Corral-Ruso define como competencias los procesos complejos que las personas ponen en acción-actuación-creación, para resolver problemas y realizar actividades (de la vida cotidiana y del contexto laboral-profesional) que aportan a la construcción y transformación de la realidad, para lo cual integran el saber ser (automotivación, iniciativa y trabajo colaborativo con otros), el saber conocer (observar, explicar, comprender y analizar) y el saber hacer (desempeño basado en procedimientos y estrategias), asumiendo las consecuencias de los actos y buscando el bienestar humano.10) Para Tobón,
[…] las competencias se abordan desde el proyecto ético de vida de las personas, se abordan en los procesos formativos desde fines claros, socializados, compartidos y asumidos en la institución educativa, que brinden un para qué, que oriente las actividades de aprendizaje, enseñanza y evaluación.11
Se asume como definición que las competencias son la relación y el vínculo de conocimientos, habilidades, actitudes, comportamientos que intervienen en el desempeño meditado y responsable de diversas tareas en contextos determinados. Son características concretas de una persona, se manifiestan cuando se ejecuta una tarea o se realiza un trabajo determinado, se relacionan con la ejecución exitosa o el rendimiento de una actividad laboral o de otra índole. Puede ser alcanzable en más de una actividad y se armonizan elementos del conocimiento, afectivos y sociológicos.
Este concepto en el campo de la educación resurge con las teorías de la comunicación en los estudios de lingüística y el uso del lenguaje realizado por Noam Chomsky. Para este el concepto de competencias está muy vinculado con la capacidad verbal y de comunicación que posee una persona, en lo específico a las capacidades y conocimientos lingüísticos que debe tener un hablante-oyente ideal perteneciente a una comunidad lingüística homogénea, y que le permite producir y reconocer los enunciados gramaticalmente válidos o no.12
La competencia profesional se obtiene, se activa, se desarrolla y es dominio de la actuación de cada profesional, es parte de su desarrollo intelectual, con lo significativo del uso que se haga de ello. Las transformaciones educativas a nivel mundial reconocen que las personas aprendan durante el desarrollo de su existencia de manera intencionada y planificada. La intención de la educación fundamentada en reglas de competencias es ofrecer a su personal una formación técnica ajustada a las exigencias del mundo contemporáneo y de un aprendizaje emanado de las mejores y más avanzadas experiencias pedagógicas.
Otro elemento vital en las competencias es demostrar que lo importante no es poseer determinados conocimientos teóricos, sino la utilidad de ellos en la práctica laboral, que la teoría cobre sentido a partir de la práctica. Muchas instituciones educacionales en el mundo revalúan lo que hasta ahora han considerado en la formación de un profesional, no solo diseñan a un profesional para la incorporación a la vida productiva sino que destacan en él sus habilidades, conocimientos, actitudes, aptitudes y valores para su desempeño laboral.
La educación por competencias, acerca al profesional a la realidad donde actúa, de modo que posea estrategias para gestionar nuevos elementos para el aprendizaje y así suplir la obsolescencia en sus conocimientos con lo más novedoso dentro de su profesión. Para Cejas Martínez, Rueda Manzano, Cayo Lema y Villa Andrade se entiende por formación en competencias el proceso de enseñanza aprendizaje dirigido a que las personas adquieran habilidades, conocimientos y destrezas con el empleo de procedimientos o actitudes necesarias para mejorar su desempeño y alcanzar determinados fines. Implica el saber ser, el saber conocer y el saber hacer, se refiere a los resultados en función de las acciones de formación, que derivan directa e inmediatamente de esta última.13
La introducción del enfoque de competencias profesionales en el ámbito educativo responde a una creciente demanda de la sociedad de conocer las capacidades que se desarrollan a través de los diferentes procesos de formación y por el interés de mejorar la preparación para lograr una mayor pertinencia para incorporarse al ambiente laboral.13
Se asumen los criterios de Vélez Reyes, Verdejo Maillo, quienes conciben las competencias como procesos complejos de desempeño con idoneidad en determinados contextos, integrando diferentes saberes (saber ser, saber hacer, saber conocer y saber convivir), para realizar actividades y/o resolver problemas con sentido de reto, motivación, flexibilidad, creatividad, comprensión y emprendimiento.14) lo anterior está dado por el hecho de que en este estudio se considera que las competencias constituyen un enfoque para la educación y no un modelo pedagógico, pues no pretenden ser una representación ideal de todo el proceso educativo; son un enfoque, porque solo se focalizan en determinados aspectos conceptuales y metodológicos de la educación y de la gestión del talento humano.14)
Entonces, se defiende que las competencias profesionales aseguran el alcance de una cultura superior para el ser humano que hace del bien hacer una cultura de vida. La competencia es vía eficaz para el logro del desarrollo personal y de la prosperidad humana.
En este particular, formar en competencia implica preparar al hombre desde su actuación, idoneidad, flexibilidad y variabilidad; asumiendo como una actuación idónea aquella que está apegada a lo más integral del ser humano desde las ciencias que intervienen en su formación, entiéndanse filosofía, psicología, lingüística, sociología, economía y formación laboral. Se trata de preparar al egresado desde la vida, con la vida y para la vida; como ente desarrollador y transformador de la realidad.
Competencia profesional comunicativa en los docentes de la asignatura Historia de Cuba
La competencia comunicativa en el contexto pedagógico cuenta con características y objetivos específicos, lo que la convierte en una competencia profesional. Se sitúa como un momento de preparación general del profesor que garantiza el éxito de tareas y funciones de su trabajo en correspondencia con las exigencias del momento y de los contextos de actuación; se considera un dominio de los elementos que organizan la competencia comunicativa; así como su relación con los aspectos y componentes del proceso pedagógico.
En la labor pedagógica, ser un comunicador competente implica el dominio del proceso comunicativo en toda su extensión lo cual exige identificar, interpretar, explicar, caracterizar, demostrar, argumentar en las diferentes circunstancias que se le presentan al individuo en los diferentes actos discursivos del proceso docente educativo y en la vida.
Rojas Hernández, González Méndez, Rodríguez-Amaya Fernández, Álvarez Yero;15) Ahumada, Améstica, Pino-Yancovic, Lagos, González16 y Roblizo,17) consideran que en la comunicación educativa se destaca el valor del empleo de la tecnología en el proceso de enseñanza aprendizaje, a la vez que advierte sobre el cuidado de su uso en detrimento del sujeto; en tanto en el estudio actual, se defiende su esencia humanista, que resalta al sujeto y establece la comunicación y la educación como dos proce sos inseparables, en los que el diálogo y la resistencia (criti cidad) componen elementos sólidos y recíprocamente complementarios. Es indudable que para desarrollar una mayor efectividad en la comunicación pedagógica de forma dirigida, planificada y sistemática, la universidad junto a su equipo pedagógico, juegue un papel primordial como vía para la adquisición de sus objetivos educativos.
Ortiz afirma que el poseer una competencia comunicativa, pertrecha al docente de cualidades como comunicador profesional, tales como lo son las sociopsicológicas que están relacionadas con su habilidad para intercambiar con los alumnos en la clase y fuera de ella; así como comportarse de forma serena ante sus cambiantes estados de ánimo en tanto responde con afecto y comprensión a sus exigencias, ofrece ca riño, brinda confianza y demuestra seguridad en el trato.18
Junto con la comunicación formal, resulta productivo aprovechar la informal; para ello se observa el ambiente en que se desarrollan las relaciones interpersonales, la estrategia para desarrollar diferentes temas de conversación educativa, siempre en función de los intereses de los alumnos; sin limitarse a la necesidad de evaluar, antes bien, apreciar los errores como parte del proceso comunicativo, ser tolerantes con las fallas y señalar dónde estuvo la falta.
Resulta vital para el profesor estar siempre dispuesto al diálogo y a la participación espontánea de los alumnos, aunque se interrumpan las explicaciones del maestro. Es imprescindible para el docente usar la sonrisa como señal que actúa disminuyendo las tensiones y el nivel de ansiedad de los alumnos y utilizar los recursos de la persuasión para evitar en todo momento la imposición de las ideas que trasmite. El docente debe combinar el rigor del razonamiento lógico del contenido con la anécdota y la aparente digresión que disminuya la tensión en el auditorio, para retomar el hilo conductor de la clase.
Un docente inclinado hacia la competencia comunicativa debe incitar a la realización de discusiones formales para la toma de decisiones grupales, de forma que se desarrollen secuencias ordenadas de pasos y se practique el pensamiento reflexivo.
Con respecto a las exigencias de oratoria, el profesor debe explotar los recursos del lenguaje oral en la búsqueda de lo original, lo interesante, lo que mantenga la atención y los recursos no verbales de la comunicación, en función del contenido que se expone y evitar un empleo indiscriminado de los recursos lingüísticos y extralingüísticos, de modo que las inflexiones de la voz, el contacto visual, los movimientos de las manos y el cuerpo, la expresión del rostro y el desplazamiento por el aula se empleen con sobriedad y oportunidad.15
El profesor deberá hacer un estudio sistemático y uso constante de los recursos lingüísticos para manejar al máximo todas las posibilidades del idioma sin caer en posiciones rebuscadas o artificiosas. Cuidarse de las palabras o sonidos innecesarios, así como de un vocabulario preñado de clichés, dominar bien sus emociones y utilizarlas para provocar el efecto deseado en los alumnos en la comunicación verbal y no verbal, junto con los elementos racionales de la clase; ser convincentes en la exposición.
Durante el desarrollo de la exposición, el profesor debe plantearse interrogantes u objeciones al contenido sin responderlas de inmediato y emplear diferentes tonos de voz durante la clase, en dependencia del énfasis que se le quiera brindar a determinados aspectos del contenido o mantenerse en silencio momentáneamente para reforzar lo dicho hasta ese instante y cuidar la dicción para que las palabras sean pronunciadas con exactitud y limpieza.
Para mantener una continuidad temática en el discurso oral en el aula, ser reiterativo y retórico, con apoyos constantes para evitar la densidad semántica e indicar de qué se va a hablar a través de señales e identificaciones de temas, apoyar las ideas de mayor importancia, recapitular esas mismas ideas y que la evaluación guíe esas ideas globales. Es de gran utilidad recapitular antes de iniciar un nuevo episodio explicativo, de modo que la exposición tenga un ritmo regular y por tanto previsible.18
A partir de todos los elementos expuestos, se percibe que la competencia comunicativa en el proceso pedagógico no solo está orientada a establecer un ambiente positivo en la clase, además, es un componente primordial para la existencia del individuo, aspecto esencial a tener presente en el proceso formativo.
Se defiende en el presente estudio que para lograr una competencia comunicativa se requiere de una preparación o adiestramiento del docente y de cualidades personales, lo que le permitirá obtener de forma paulatina niveles de maestría como comunicador, como paradigma para el alumno, de manera que no se trata de enseñarles a comunicarse, sino de educarlos, adiestrarlos en una pedagogía de y para la comunicación.
Por lo anterior, se defiende que la enseñanza de la historia precisa de un docente preparado en materia de competencia comunicativa para alcanzar un intercambio coherente con el educando que redunda en el desarrollo de habilidades propias de la disciplina desde una perspectiva pragmática y humanista. Por ello, resulta imprescindible que el profesor de Historia de Cuba se encuentre capacitado en cuanto a la competencia comunicativa, como elemento indisoluble de su competencia profesional en la búsqueda de un desarrollo personal acertado para el binomio docente-discente.
CONCLUSIONES
Los presupuestos teóricos que sustentan los estudios sobre el desarrollo de la competencia comunicativa en el proceso del desempeño de los profesores de Historia de Cuba en las ciencias médicas, apuntan a la preparación que debe alcanzar este profesional como dominio para el logro de un intercambio productivo con el alumno que redunde en su formación cultural sólida, lo cual rebasa el conocimiento del suceso y las personalidades históricas ya que involucra el desarrollo de convicciones y el compromiso con su tiempo y con la sociedad en la que vive.
El profesor de Historia de Cuba en la educación médica superior, como ente vital para la formación integral, es paradigma de la competencia comunicativa que garantiza la aprehensión deseada del conocimiento y la transformación intrínseca del educando, lo cual redunda en beneficio de su propia competencia profesional.