INTRODUCCIÓN
El rol significativo de la publicación científica en el entorno de la actividad científico tecnológica es altamente apreciado y no solo como el instrumento de comunicación de los resultados.
Alperin, Rozemblum1 destacan su papel como eje organizador de comunidades, como una institución social que transfiere prestigio a quienes contribuyen a su edición y uno de los instrumentos utilizados por los consejos de ciencia y tecnología para guiar en los desarrollos de la misma, a la par que una herramienta indispensable de evaluación de las comunidades académicas.
Tal significativo rol aunado al dinámico avance de la tecnología comunicacional han impelido el agigantado y profuso avance de mecanismos de evaluación y crecimiento exponencial de indicadores y de enfoques e instrumentos de medición.
Derivado de Journal Citation Reports (JCR) la variedad de procesos evaluativos confluyen hacia una misma tendencia de valorar la medición de la calidad de las publicaciones que destaca a las citaciones como medida del valor de las revistas, aunque se reconozca que no debería ser la única, se posiciona como la fundamental.
Luchilo Lucas2 presenta un cuadro sobre la situación del sistema de revistas científicas: se analiza el funcionamiento del mercado de revistas, con particular referencia al papel de los grandes conglomerados editoriales y reseña las principales tendencias de cambio de ese sistema, que giran alrededor de las iniciativas de acceso abierto en sus diferentes vertientes. De sus beneficios evidentes se hablará más adelante.
Aunque el proceso de evaluación de las publicaciones constituye una ocupación de la ciencia en general, en este trabajo, se trata de las ciencias sociales y humanísticas en específico, pues pareciera que en estas áreas se producen cuestionamientos muy concretos, dada sus cualidades particulares.
Giménez Toledo3 asevera que la mayor parte de las críticas que se hacen sobre la evaluación en estas áreas, son: a los procedimientos de evaluación que no se corresponden o adecúan poco a las prácticas de investigación y de comunicación científica consustancia les a las Ciencias Sociales y las Humanidades y que las fuentes que se han utilizado tradicionalmente en la evaluación de las publicaciones científicas (o que tienen más peso en las políticas científicas) no cubren bien la diversidad de re vistas científicas que existen y que son relevantes para estas disciplinas por tanto, son limitadas. Un aspecto de mucha importancia resulta el tema de los enfoques locales o nacionales que se dan en la investigación en estas áreas.
Otros elementos pueden aducirse en relación a las tendencias de los procesos evaluativos, pero quizás de lo más determinante resulte la búsqueda de indicadores para la medición y las diversas concepciones que emergen cuando se utilizan e interpretan para juzgar la productividad científica.
El problema resulta esencial y profundo, se trata de que la evaluación lleva implícita la valoración de su significado, en el caso de que para evaluar se utilice solamente las fuentes y rankings formados por fuentes de información de Bases de datos comerciales, se coincide con Giménez Toledo en que “…minusvalora gran parte de la actividad desarrollada por los investigadores del país, lo que le quita importancia a la investigación que puede ser más útil para dicha región o país, que es normalmente la que queda fuera de las bases de datos internacionales. Es contradictorio que si se prioriza la producción recogida en las bases de datos internacionales, se otorga un carácter se cundario a la investigación más cercana al territo rio y que puede tener un impacto social -no solo académico- en la comunidad más cercana.”3
Queda evidente la importancia que se otorga a la difusión de la producción científica local en canales que permitan su visualización internacional, lo que significa, primero potenciar la colaboración internacional en la investigación como forma de compartir escenarios de difusión científica, no menos importante, en segundo lugar, elevar la calidad de las publicaciones propias y su acceso a índices que permitan su mayor visibilidad.
Afonso Manzanet y otros autores,4 se plantearon el diseño de una propuesta de indicadores de evaluación del funcionamiento y la calidad de las revistas cubanas en Ciencias de la Salud, que contribuyera a lograr una sintonía con las mejores publicaciones a nivel internacional. Los autores analizaron sistemas de evaluación de varias bases de datos teniéndose como criterios universales y se hicieron adecuaciones al contexto cubano. El modelo dividido en tres ejes, en base a criterios de calidad informativa; calidad del proceso editorial y calidad científica de la publicación contiene 28 indicadores. Esta propuesta encabeza los esfuerzos por la medición de la calidad de la publicación en Ciencias de la salud en el país y ofrece una posibilidad de calificación y colocación de las revistas de este campo en varios niveles. El énfasis en el fortalecimiento del sistema de publicaciones científicas cubanas, radica en un esfuerzo colectivo que emana de una política científica muy definida.5
No obstante, aun quedan cuestionamientos a nivel de la literatura y posibilidades prácticas de dar respuestas a determinados vacíos que respondan a limitaciones actuales ante ese complejo fenómeno que constituye la evaluación de las publicaciones. El objetivo de este trabajo es ofrecer una valoración de los procedimientos utilizados en base al uso del conocimiento como base de realización de una posterior propuesta que relacionará la especificidad de las ciencias sociales y humanísticas.
DESARROLLO
Constituye un hecho bastante generalizado ofrecer métricas cuantitativas de medición que califican las publicaciones científicas como de mayor o menor impacto, estas de alguna manera trascienden a lo publicado como su contenido y también a la posición que adquieren los autores con su obra.
La irrupción de internet a partir de la década de los noventa del siglo XX ha desencadenado una serie de cambios tecnológicos y metodológicos que han derivado en la creación de una serie de herramientas, como Google Scholar y Google Books, las que han abierto a su vez enormes posibilidades para la medición del rendimiento científico en las disciplinas humanísticas y sociales. Estos cambios son, de manera resumida, los siguientes: Crecimiento de la bibliografía académica en acceso abierto en internet, Crecimiento y mejora en la indización de la bibliografía científica a través de los buscadores, Creación de nuevas herramientas y la Creación de índices bibliométricos por ejemplo el índice h, propuesto por Jorge E. Hirsch (2005) y el índice g,(I) propuesto por Leo Egghe (2006).3
A pesar de que las condiciones pudieran ayudar a la democratización del conocimiento y la intencionalidad existente a favorecer el acceso, las desigualdades y asimetrías entre los polos del desarrollo científico se han profundizado, la situación es explicada por Aguado-López, Becerril-García, Chávez-Ávila:
“La globalización hizo que los modelos predominantes se impusieran, se generalizaran y se consideraran correctos, adecuados y comunes a todos. Primero fue la internacionalización y con ella los indicadores, los sistemas de difusión y bases de datos (ISI); no importaron los contextos, las condiciones del sistema, las necesidades locales, nacionales y regionales. B) A la legitimación de las bases, le siguió la legitimación de diversos indicadores bibliométricos: Factor de Impacto (FI), SCimago Journal Rank (SJR) e índice H (H), todos ellos basados en citas. C) Se concluyó, de una u otra forma, que sólo tenía valor y era importante lo que estaba en las bases llamadas el “mainstream” de la ciencia. D) El cambio más drástico, con consecuencias aún no visualizadas y analizadas, es que los productos de la investigación dejaron de ser significativos por sus características propias (objetivos, calidad, vinculación con las necesidades nacionales y locales, etc.), las características esenciales de los procesos dejaron de ser importantes -en algunos países y universidades centrales se llegó al caso de ni siquiera registrarlas o mencionarlas-, sólo importaban si tenía presencia en el mainstream (WoS- Scopus), su lugar en el núcleo ‘central’ a partir del FI-SJR-H y las citas recibidas.”6
Las publicaciones científicas son el re sultado de la investigación, por este medio, el conocimiento científico ha sido materializado, objetivizado para la comunidad científica. Desde ese punto de vista, las publi caciones son fundamentales para juz gar la actividad investigadora, además estas expresan el modo de producción de conocimientos. Si bien el modo I está siendo remplazado por el modo II, que deja de tener el peso en lo académico para desplazarse al ámbito de la aplicación del conocimiento;7,8 no obstante, ninguno de los cambios elimina la importancia de la publicación, al contrario fortalece su papel a través de vías para asegurar su acceso, internacionalización y valoración de la preservación de su contenido.
La construcción del conocimiento científico constituye un proceso donde lo teórico necesariamente enlaza al nuevo conocimiento con el anterior, donde la continuidad y ruptura entre las posiciones teóricas dan muestras de robustez, en una dialéctica entre el carácter absoluto y relativo que contiene cada porción de conocimiento. Es por eso que todo trabajo científico obligatoriamente debe demostrar el marco teórico y el estado del arte en el área de conocimiento al que corresponda; y ello conlleva a basar dicha búsqueda en el conocimiento disponible/publicado. Es la manera de asegurar que no se desconoce lo ya avanzado por la ciencia y que se es capaz de comparar o contrastar los hallazgos propios con los de otros. En ambos sentidos, la cita puede tener un valor positivo, de reforzar la idea, de coincidencia de puntos de vista, pero también puede tener solo un sentido incluso negativo, de oposición o critica.
Uso o apropiación del conocimiento
Los argumentos anteriores pueden ser aun complejizados con aportes desde los estudios sociales de la ciencia y la tecnología. Kreimer y Zabala9 dan cuenta de ese proceso en el estudio que relaciona las estrategias de producción de conocimientos orientadas al abordaje de la enfermedad de Chagas como problema social relevante:
“Lo importante de esta visión es que permite analizar, con una misma matriz, la producción y el uso de los conocimientos científicos (ya que se establecen las relaciones entre las prácticas concretas de los actores), al tiempo que se pueden seguir las “trayectorias” que va recorriendo el conocimiento.”…“De hecho, si entendemos que el uso de los conocimientos es el resultado de la incorporación de un determinado saber dentro de las prácticas habituales de un grupo de actores… el uso de los conocimientos científicos sería el resultado de la existencia de una articulación sociocognitiva capaz de incorporar ese saber como propio, y de reconfigurarlo de acuerdo con sus propias interpretaciones. Esta articulación comprende a un conjunto de actores, a sus respectivas instituciones que les brindan un sustento material a sus actividades, y al contenido del conocimiento en cuestión.”9
Como se puede observar el concepto de uso de conocimiento refleja en la realidad un proceso más complejo que solo en un ejercicio de extrema simplificación puede ser cosiderado por la expresión de una cita en una publicación científica. Interesa remarcar estos conceptos que refieren los autores, el uso de los conocimientos no es un proceso lineal, es el resultado de la incorporación de los saberes en las prácticas; fenómeno complejo expresado en el concepto articulación sociocognitiva, de extrema importancia puesto que no solo abarca la incorporación de ese bien social que es el conocimiento y su interpretación y reconfiguración, sino además, y no menos importante que comprende a un conjunto de actores, a sus respectivas instituciones y políticas.
Knorr-Cetina (citada por Kreimer), por su parte, considera que: “…los sistemas de conocimiento aparecen como densas regiones del mundo social; si el conocimiento es construido, es intrincada y profundamente construido, involucrando múltiples marcos instrumentales, lingüísticos, teóricos, organizacionales, y muchos otros.”9
Beyer citado por Alonso10 describe tres tipos de usos del conocimiento científico: la solución de problemas específicos representa un uso instrumental y directo del conocimiento, mientras que su uso para promover la reflexión, la crítica y la conceptualización (uso conceptual) o su uso para sostener y legitimar una idea o posición (uso simbólico) son indirectos. Asimismo Alonso remarca que el abordaje del fenómeno de la utilidad social del conocimiento sugiere también revisar qué es lo que efectivamente se entiende “… como utilidad del conocimiento e indisociablemente cómo esa utilidad es socialmente construida.”
De esa manera se puede estar de acuerdo con la idea de que la medición del uso de conocimientos por su citación, constituye un reflejo del uso conceptual y simbólico, ambos indirectos. Mientras que la visión que incorpore la concepción de la apropiación del conocimiento en el entorno de determinado objeto de estudio, llevaría análisis más particulares y concretos en forma de estudios de casos que den cuenta del contexto social, lo que en el plano de las Ciencias Sociales y Humanísticas resulta significativo.
En el primer caso, el uso medido a través de la cita ofrece disimiles propuestas ya mencionadas, sin embargo, se extiende también a estudios sobre las relaciones entre las diversas disciplinas, (disciplinariedad e interdisciplinariedad), donde se utilizan conceptos como redes de citación de revistas y matrices de citación.
El análisis de redes sociales proporciona un conjunto de medidas de centralidad como el grado, la intermediación y la centralidad de cercanía, según Leydesdorff:
“La centralidad de intermediación se muestra como un indicador de la interdisciplinariedad de las revistas, pero sólo en entornos de citación locales y después de la normalización; de lo contrario, la influencia de la centralidad de grado (tamaño) eclipsa la medida de centralidad de intermediación. El indicador se aplica a una variedad de entornos de citas, incluidos los relevantes para las políticas, como la biotecnología y la nanotecnología. Los valores del indicador siguen siendo sensibles a las delimitaciones del conjunto debido al carácter local del indicador. Se pueden trazar mapas que muestren la interdisciplinariedad de las revistas en términos de centralidad de intermediación utilizando información sobre los entornos de citación de revistas, que está disponible en línea.” (11
El trabajo de Torres-Salinas, Delgado López-Cózar, Jiménez-Contreras,12) se vale del método de agrupar las revistas por disciplinas y analizar las redes, para conseguir “…una representación de los intercambios y el tráfico de información disciplinar e identificar aquellas revistas relevantes, sobre todo desde un punto de vista de la interdisciplinariedad.” Según los autores las posibilidades que brinda el análisis de disciplinas específicas son abundantes para conocer las relaciones externas de una disciplina y su configuración interna a partir de las revistas que la vertebran. Utilizan además como indicadores los artículos más citados o un perfil bibliométrico que permiten visualizar a determinada revista en la disciplina a la que pertenece, este estudio sobre redes sociales emplea asimismo los datos sobre las revistas citadas y revistas que citan.
Según Aguado-López, López -López, Becerril-García, Salas el análisis de las consultas y descargas es también una forma eficiente de medir la difusión que se diferencia a la citación de los trabajos y que puede valorar otro nivel de difusión más cercano a las redes sociales, difusión académica en web o material digital no indizado.13
Otra propuesta cuando se analiza a partir de aspectos diferentes a las citas, parte desde el contenido de las publicaciones, consiste en la visualización a partir de las palabras clave. La observación de la frecuencia de aparición de las palabras clave utilizadas por los autores, resulta un enfoque interesante pues permite establecer relaciones entre los términos que representan la esencia de los textos científicos.
Quevedo-Blasco, Ruiz-Herrera, Guillén-Riquelme utilizan entre otros indicadores de su estudio de revistas españolas de Psicología indexadas en el ESCI (2018-2020),14) primero palabras clave más empleadas por los autores en las publicaciones, en segundo lugar, evolución de la aparición de dichas palabras clave, y por último, a partir del uso de palabras clave el análisis de coaparición de las mismas, es decir, atendiendo a la frecuencia en la que varios términos aparecen en el mismo documento.
Desde otra arista de análisis otros autores se proponen apreciar factores externos de carácter social, como el estudio que enlaza los resultados de las publicaciones científicas latinoamericanas en bases de datos (en este caso específico revistas en SciELO, Scopus y Web of Science en el área de Ingeniería y Tecnología) y el contexto social.15 En la investigación, los autores registraron variables como el gasto público en educación y gasto público en I+D de los países incluidos en el estudio, con variables relacionadas con la actividad investigadora en la región: número de investigadores dedicados a la I+D y el número de documentos científicos publicados, citas por documentos, factor de impacto e índice H. De esa manera hay un esfuerzo por demostrar causales o condiciones económico-políticas del contexto región o país de la actividad científico-tecnológica de determinada área del conocimiento.
Uso del conocimiento e impacto social
La posición según la cual la solución de problemas específicos representa un uso instrumental y directo del conocimiento, está relacionada con lo que advierte Giménez Toledo,3 “…se reivindica no solo la generación del conoci miento científico y su publicación, sino también su impacto e influencia en la sociedad.”
Entre las claves de la evaluación de la publicación científica en la actualidad que defiende la mencionada autora se encuentra junto a la evaluación más cualitativa (con enfoques bottom up I ); el acceso abierto y su implicación en la evaluación científica; las Métricas alternativas y citas abiertas; Métricas responsables; y el Impacto social de la investigación.3
Interesa especialmente esta última, pues
“…el valor de la investi gación no reside solo en cómo un trabajo científi co es reconocido (citado) por otros investigadores sino también -o quizá, sobre todo- en los cambios y mejoras que pueda generar en la sociedad, en la cultura y en la economía. Al fin y al cabo, la investigación debe servir a ese fin: mejorar la so ciedad…Existe acuerdo en que estas aportaciones de la ciencia a la sociedad de ben producirse y valorarse.”3)
Una propuesta de análisis de las dinámicas de producción y uso social de conocimiento científico sobre salud la realiza Echeverry- Mejía, a partir de un abordaje sociocognitivo de las trayectorias de investigadores de dos universidades públicas latinoamericanas: (Universidad de Antioquia (Colombia) y la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)”, donde la autora asevera que la utilidad no es un aspecto disociado de la producción, sino que se trata de un proceso dinámico cuyo análisis requiere superar la dicotomía internalista/externalista de la ciencia.16
Esta temática del impacto social del conocimiento y su expresión publicada, conecta con un indicador con frecuencia utilizado en la evaluación: el alcance. Obviamente si se va a apreciar en el entorno de la publicación la utilidad o uso del conocimiento, cobra forma el criterio acerca de la dialéctica de su apropiación ya sea nacional o internacional. Al respecto es notorio por ejemplo que el conocimiento que se produce en Ciencias Sociales y Humanidades es más de carácter nacional o local y tiene menos trascendencia del orden internacional, por tanto se recomienda, relativizar el indicador de la “interna cionalización” en la evaluación de la investigación.
La dialéctica entre lo internacional, lo nacional y local
En la medición de la publicación científica existen diversos aspectos relacionados al alcance y significado de internacionalización: Primero quienes consideran la internacionalización de una revista solo cuando ella está en índices de citación internacional como WoS y Scopus. Otros como Aguado López-López, Becerril García y Aguilar,17 indican más apropiado considerar una revista internacionalizada cuando el peso predominante de la producción sea externa a la institución editora, impulsada principalmente por la colaboración de autores extranjeros al igual que su uso, cuyas descargas se realizan principalmente fuera del país editor, entre otros indicadores.
Una crítica emerge cuando se favorece de manera lineal el alcance internacional de una publicación, pues tanto la publicación en revistas comprendidas en ese nivel por parte de los autores (a tono con la tendencia a fijar políticas de evaluación de los investigadores que priorizan la publicación en revistas de carácter internacional, es decir, que estén indexadas en los rankings vigentes de la Web of Science o Scopus), como la evaluación de nuevas revistas para su incorporación en esos índices o Bases de datos, influye en la atención a los temas y las metodologías que se implican.
Al respecto opina Giménez Toledo es necesario considerar también las publi caciones que están fuera de ese ámbito, porque difunden conocimientos científicos en otros temas relevantes para las comunidades cercanas, sino también porque de este modo se está preservando la diversidad temática, lingüística, metodológica e ideológica que existe en la investigación.3
Moed y otros18 introducen el Índice de Orientación Nacional (INO) (Index of National Orientation, definido como “la parte de los artículos del país publicados en la revista, relativos al total de artículos publicados.” Una revista completamente nacional debe tener un INO de un 100 %. En el estudio realizado los autores demuestran que no tiene mucho sentido hablar hoy en términos de revistas nacional e internacionales, con lo que se coincide plenamente cuando se trata del movimiento Acceso Abierto en el que el conocimiento está íntegramente disponible, con licencias de propiedad intelectual Creative Commons que regulan su utilización, algunas sin limitaciones.
Hay otros argumentos que se relacionan con las Ciencias Sociales y Humanísticas, especialmente con el objeto de estudio o el campo de acción, el cual por su contenido que abarca un contexto determinado, una problemática circunscrita a una característica social, una determinada propuesta ajustada a un ámbito nacional o local, queda fuera del interés generalizable de una ciencia en abstracto.
Desarrollo de métricas responsables, políticas editoriales y evaluación
El llamado del Manifiesto de Leiden establece diez principios para evaluar la investigación, destaca la necesidad de apoyar la evaluación cuantitativa con la cualitativa, entre otras reflexiones que atenúan el enfoque en el impacto a través de las citas.19)
“Desde el punto de vista de indicadores, esto significa que hay que hacer acto de ‘humildad cuantitativa’ porque los indicadores no son universales ni hablan por sí mismos: hay que adecuar el uso de los indicadores e interpretarlos según los contextos específicos de las organizaciones.”19
Vessuri, Guédon y Cetto20 critican la tendencia a promover que las mejores revistas (se refieren a las revistas latinoamericanas que se encuentran afuera del núcleo central), alcancen la inclusión en los índices “internacionales”, meta a veces inalcanzable porque una vez incluidas, de no poder aumentar su rendimiento dentro de los índices de impacto, serán posteriormente excluidas por esa razón.
“El uso responsable de las métricas debe ser la tónica que guíe la evaluación de la ciencia y facilite el mejoramiento de las revistas en tanto sirvan como espejo que dirija sus avances hacia la calidad. Es necesario enriquecer los procedimientos cuantitativos con los cualitativos y aplicar las métricas cuando sea necesario, para mejorar las revistas y no para excluirlas o jerarquizarlas. Los índices nacionales de revistas científicas deben mantener su prioridad de orientar la toma de decisiones para el apoyo a las revistas nacionales, que sirvan como incentivos y no exclusivamente para establecer una jerarquía en la que tengan que morir los más débiles. Igualmente, deben asignar mayor peso a la calidad y la visibilidad y no así a recursos subjetivos como el prestigio, la internacionalización o el impacto a partir de las citaciones.”21
En este sentido, Aguado López y Vargas Arbeláez defienden al igual que otros autores latinoamericanos, que el modelo de comunicación científica dominante entraña una forma de colonialidad del saber, pero argumentan con mucha fuerza que esto se puede subvertir con el fortalecimiento de la práctica de circulación del conocimiento en el movimiento acceso abierto.22) Alegan que el hecho de que en América Latina y el Caribe la mayor parte de la investigación y de los proyectos editoriales son financiados con recursos de los gobiernos y de las instituciones universitarias y de investigación de carácter público, hace que resulte adecuada la adopción del AA como una práctica de producción y comunicación científica latinoamericana.
“Con la promoción del Acceso Abierto se intenta resolver la contradicción existente en el modelo de difusión de la ciencia dominante, en el que las conocidas bases asociadas a las grandes empresas editoriales se apropian no solo de los resultados de investigación, sino también del manejo, la gestión editorial de las revistas y la venta de servicios de publicación, consulta y seguimiento institucional”22
En cuanto a las políticas editoriales y la evaluación de las publicaciones, existe un tema relativo a los aspectos tecnológicos, entre ellos el formato, que se debería considerar entre los indicadores, pues no solo es cuestión de forma sino que atañe fundamentalmente a las facilidades técnicas, visibilidad, interoperatividad, etc, en lo que se podría llamar integralidad digital. La integralidad digital aunque no está comprendida directamente como un indicador de uso, si se comprende como requisito o condición.
Como refieren Aguado y Vargas el mayor reto de la publicación académica es la transición a lo digital. Ciertamente argumentan los autores el primer paso ha sido la transición al soporte electrónico. Sin embargo, insisten “… el reto es transformarse en publicaciones digitales. La mayoría de las revistas regionales… aun cuando nacen como revistas electrónicas y el producto lo trasladan a un soporte electrónico (PDF), el reto a enfrentar es que la revista opere bajo la lógica de un proceso digital.”22
La publicación digital se produce y gestiona dentro de condiciones del ecosistema digital, lo que significa que los canales que le hacen llegar a los usuarios, pero también definen todo el proceso (comunicación, edición, difusión), y los formatos de lectura, interoperabilidad y generación de métricas son favorecidas en el entorno digital.
Aguado y Vargas agregan las exigencias del proceso editorial de separar los procesos propios de lo impreso y lo electrónico o digital; y subordinar el primero a lo segundo, argumentando la importancia del lenguaje Extensible Markup Language (XML), el cual permite entre otros beneficios: “…separar el contenido de los textos científicos de cualquier noción de formato o salida; generar diversos formatos de lectura derivados del marcaje XML-JATS: visores de lectura, PDF, HTML, ePub; y mejorar la indexación de contenidos hipertextuales por los motores de búsqueda, incrementando su visibilidad, acceso e impacto.”22
Todos estos son elementos de primer orden cuando se trata de revistas ubicadas en posiciones no privilegiadas y que permitirían ofrecer mayor oportunidades de obtener visibilidad, apropiación e impacto del conocimiento que ellas sostienen.
CONCLUSIONES
Aunque se reconozca la diferenciación en las dinámicas de producción de conocimientos en CSyH, los indicadores e instrumentos que se utilizan para su evaluación se estandarizan con relación al resto de los campos de conocimiento.
Determinados vacios teóricos para el tratamiento de la concepción del uso del conocimiento, que trasciende al propio proceso de trasmisión para abarcar todos los espacios y momentos del complejo apropiación del conocimiento; impiden en ocasiones la adecuada apreciación de indicadores para el proceso de evaluación.
El Acceso Abierto va acompañado de la necesidad de avanzar en cuanto a indicadores equilibrados (donde se combinen métricas cuantitativas con las cualitativas que reflejen los procesos de apropiación del conocimiento y el impacto social), y por tanto métricas responsables, de velar por la calidad de la gestión, además de la comprensión de las políticas institucionales que guían la valoración y evaluación de la actividad científica.