INTRODUCCIÓN
El siglo XXI se ha caracterizado desde sus inicios por una problemática de salud que ha afectado al mundo, y Cuba no ha podido escapar de esta situación, que va desde un incremento de la resistencia microbiana, hasta la aparición de nuevas enfermedades infecciosas, como la COVID-19 a finales del año 2019.1
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la decretó como pandemia en marzo de 2020, pues cumplía dos de los tres criterios para ser considerada como tal: que exista un nuevo virus sin previa inmunidad de la población, de propagación mundial, siendo capaz de producir casos graves y muerte.2
Tres meses después se reportaban 185 países con casos de COVID-19, con cifras alarmantes de casos confirmados y fallecidos, para una letalidad de 4,89 %; 4,74 % en la región de las Américas. En Cuba, al cierre de julio de 2020 se habían diagnosticado 2353 pacientes positivos.3,4
Entre las secuelas reportadas 30 días posteriores a la infección, predominan la dificultad para respirar, tos, fatiga, debilidad muscular y limitaciones en las actividades diarias. Algunos pacientes también refirieron sueños vívidos, pérdida de los recuerdos durante su estancia en el hospital, así como estrés postraumático que llegaba a ser mantenido por los nuevos cambios impuestos en el estilo de vida.5,6) Asimismo, se percibe la afectación de diferentes sistemas por su mecanismo de acción, dejando al paciente desprovisto de una adecuada respuesta inmunitaria. Con los factores de riesgo descritos hasta el momento, pueden cursar con complicaciones para los sistemas respiratorio, cardiovascular y nervioso.7
En el período posinfección quedan secuelas dadas por el síndrome de inmovilización, respiratorio, cardiovascular, neurológico y psicológico. La rehabilitación es continua desde la fase aguda en las unidades de cuidados intensivos (graves y críticos), hasta la fase crónica, proceder ya establecido en Cuba para otras enfermedades.8
La OMS recomienda la rehabilitación como componente fundamental de la atención del paciente ante los desastres sanitarios. Las evidencias sugieren el inicio temprano de la rehabilitación desde Unidad de Cuidados Intensivos. El seguimiento posterior a la hospitalización plantearía nuevos objetivos con el paciente y la participación de la familia. Son necesarias estrategias para dar respuesta a los que presentan secuelas pos-COVID-19, con la bioprotección, calidad de servicios, asistencia óptima, evidencia científica y reincorporación del paciente a la sociedad como objetivo final.9
Varios estudios hacen alusión al uso de la ozonoterapia y la kinesiología en el tratamiento de los pacientes tras la infección por SARS-CoV-2, y argumentan los mecanismos sobre los cuales estos dos procederes pueden servir como complemento en el tratamiento del paciente convalesciente de la enfermedad, desde la etapa aguda hasta su completa rehabilitación.10
La ozonoterapia tiene un efecto antioxidante, antinflamatorio, y analgésico, además de mejorar la capacidad cardiopulmonar; sumado a su efecto antiviral e inmunorregulador.11
La rehabilitación es un pilar para la recuperación de los pacientes pos-COVID-19. El estudio y análisis de los efectos de la ozonoterapia y la kinesiología, puede contribuir al cúmulo de evidencias que nunca serán suficientes para enfrentar una enfermedad como la COVID-19. De manera que se estableció como objetivo de la investigación, determinar el efecto de la ozonoterapia y la kinesiología en el tratamiento de las secuelas de COVID-19.
MÉTODOS
Se realizó un estudio de intervención, cuasi experimental, en pacientes convalecientes de COVID-19, y con diagnóstico de alguna secuela por esta enfermedad, los cuales acudieron a la consulta multidisciplinaria de COVID- 19 del área de salud de Yaguaramas, en el período comprendido de enero a diciembre de 2021. Estos recibieron tratamiento con ozonoterapia y kinesiología; toda la información al respecto fue registrada en la historia clínica y tarjeta de tratamiento de cada uno de ellos, así como en el libro de tratamiento del servicio.
Fueron excluidos los pacientes menores de 20 años, la embarazadas, aquellos que no cumplieron los criterios para la indicación de ozonoterapia y kinesiología, y los que no dieron su consentimiento para participar en el estudio. De manera que la muestra quedó conformada por 44 pacientes que presentaron secuelas, a quienes se les indicó tratamiento con ozonoterapia y kinesiología. Habían sido evaluados en la consulta, se les brindó el consentimiento informado; posteriormente se les explicó en qué consistía el tratamiento, sus beneficios y la posibilidad de voluntariamente participar o abandonar el mismo en cualquier momento que lo desearan.
Los datos recopilados estuvieron relacionados a variables como: sexo (femenino, masculino), edad (grupos etarios: 20-24 años, 25-29, 30-34, 35-39, 40-44, 45-49, 50-54, 55-59, 60-64, 65 y más años), secuelas diagnosticadas (lumbalgia, dorsalgia, polineuropatía periférica, trastornos del sueño, síndrome ansioso, alopecias), estado de salud (no afectación de la salud, afectación ligera de la salud, afectación basta de la salud, afectación intensa de la salud, afectación insoportable de la salud) e independencia funcional (dependencia total, dependencia severa, dependencia moderada, dependencia escasa, independencia). Estas dos últimas variables se evaluaron antes y después del tratamiento.
La evolución del estado de salud se determinó mediante la aplicación de la escala de Likert, proporcionada por Carranza y colaboradores,12 donde se solicitó al paciente su percepción (de manera cualitativa) acerca de la afectación de su estado de salud, en un rango del 1 al 5: 1) no afectación a la salud, 2) afectación ligera a la salud, 3) afectación basta de la salud, 4) afectación intensa de la salud, 5) afectación insoportable de la salud.
Para la variable de independencia funcional se utilizó el cuestionario del Índice de Barthel propuesta por Soto Rodríguez13 en su estudio. La escala varía de cero (dependencia máxima) a 100 puntos (independencia): 0 - 20: Dependencia total; 21 - 60: Dependencia severa; 61 - 90: Dependencia moderada; 91 - 99: Dependencia escasa; 100: Independencia.
La aplicación de la ozonoterapia fue realizada por la enfermera del servicio, supervisada por los autores de este estudio y cumpliendo los requerimientos para ese proceder. Los procedimientos de aplicación para cada vía y las concentraciones utilizadas fueron las sugeridas en el artículo de Pacheco y Martínez.10) La kinesiología se realizó por los licenciados en Terapia Física y Rehabilitación del servicio. Este se indicó individualmente dirigido a: mejorar movilidad articular, fuerza y trofismo, entrenamiento de las funciones motoras, sensitivas, de coordinación y equilibrio. Para mejorar la capacidad física general, técnicas de facilitación neuromuscular. Se aplicaron 20 secciones de tratamientos individualizados en dependencia de las secuelas.
Los resultados fueron expuestos en tablas de números absolutos y por cientos. Los datos se procesaron mediante el programa de SPSS para Windows versión 15.
Esta investigación fue presentada y aprobada por Consejo Científico municipal.
RESULTADOS
El sexo femenino resultó es el más representativo (77,3 %), así como los pacientes en el grupo de 50 y 54 años de edad (27,3 %). (Tabla 1).
Al 81,8 % de los pacientes se les diagnosticó una polineuropatía periférica. Por otra parte, la alopecia fue la secuela menos frecuente, con un 18,5 %. El sexo femenino fue el más afectado. (Tabla 2).
Según la escala de Likert aplicada, el 88,6 % de los pacientes consideraron una afectación basta de su estado de salud antes del tratamiento, sin embargo, al culminarlo, el 68,2 % refirió que no consideraba afectación alguna de la salud. (Tabla 3).
La evaluación de la independencia funcional aportó que existió un predominio, antes del tratamiento, de pacientes con dependencia escasa (61,4 %), solo un 4,5 % presentó independencia. Después de culminado el tratamiento, el 79,5 % eran independientes y solo un 18,2 % presentó dependencia escasa. (Tabla 4).
DISCUSIÓN
Con la actual pandemia, causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que da lugar a la enfermedad COVID-19, múltiples artículos demuestran la necesidad de la rehabilitación integral en la recuperación de los afectados.(9, 13)
Un artículo publicado por Piedra y colaboradores8 establece un tratamiento integral, individualizado, con objetivos y esquema terapéutico bien establecidos, con vistas a utilizar todas las metodologías de tratamiento para estos pacientes. No obstante, en el presente estudio solo se hace referencia a los pacientes tratados con ozonoterapia y kinesiología. En la Medicina Física y Rehabilitación, además de la Medicina Natural y Tradicional se dispone de un arsenal terapéutico bastante amplio.
La tendencia en Cuba es al envejecimiento, que para el año 2050 estará entre los más envejecidos de la región; así lo argumentan Mirabal y Álvarez,9 en cuyo estudio los adultos mayores fueron los más afectados en aquel momento de la pandemia, resultados semejantes a los de esta investigación, por lo que es pertinente tener en cuenta a la rehabilitación integral en la recuperación de pacientes convalecientes de COVID-19.
Entre las secuelas que se han registrado hasta después de 30 días posinfección COVID-19, se mencionan la dificultad para respirar, tos, fatiga, debilidad muscular y limitaciones en las actividades diarias,8 lo que difiere completamente con este estudio, donde las mayores afectaciones fueron de tipo osteomioarticulares.
Algunos pacientes también informan sobre sueños vívidos, pérdida de los recuerdos durante su estancia en el hospital, estrés postraumático que llega a ser mantenido por los nuevos cambios impuestos en el estilo de vida. Cuanto más prolongada haya sido la estadía en el hospital debido a la gravedad del COVID-19 mayor será el flujo de oxígeno recibido por el paciente en la UCI. “Estos son los pacientes que tienen más probabilidades de tener síntomas persistentes tras seis semanas y después”, asegura la doctora Charlotte Bolton, profesora de Medicina Respiratoria en la Universidad de Nottingham.5
Otros estudios14 hacen referencia a la polineuropatía periférica frecuente en la pos-COVID-19, y que muchas veces el paciente la refiere por cansancio fácil de las extremidades y sensación de entumecimiento.
La ozonoterapia es una modalidad de la Medicina Natural y Tradicional, y su uso se ha extendido como proceder terapéutico en la nueva práctica de la Medicina Biológica.15 Su aplicación ha resultado efectiva en diversas enfermedades, con evidencias de mejoría de la sintomatología, y la ralentización de los eventos deletéreos. Desde el punto de vista científico, constituye una nueva forma de tratamiento respaldada por instituciones y organizaciones científicas.(15, 16)
Los resultados de este trabajo coinciden con los del estudio de Martínez y colaboradores sobre el uso de la ozonoterapia en convalecientes,17 donde el 84 % presentó modulación beneficiosa del estado redox, con resolución de los síntomas iniciales. En la presente investigación los resultados no difieren de otros reportes previos en cuanto al hecho de haber obtenido un alto índice de bienestar en el grupo de pacientes que recibieron ozono.
En relación con los efectos beneficiosos del ozono con fundamento en el mecanismo de acción, se destaca que produce un estrés oxidativo de baja intensidad que induce por activación de transcriptores celulares un aumento en la expresión de enzimas antioxidantes, incremento de la proliferación celular en heridas crónicas, propiedades desinfectantes, activación del sistema inmunológico, modulador vascular y hematológico, equilibrio de síntomas y procesos inflamatorios, efecto analgésico, mejora de la capacidad funcional y efecto estimulante gastrointestinal.18
Según estudios realizados, la recuperación del paciente con COVID-19 puede durar hasta seis meses después de la infección aguda. Las secuelas en los supervivientes registradas por Huang y colaboradores19 difieren con lo observado en la presente investigación, ya que presentan principalmente problemas de fatiga o debilidad muscular, dificultades para dormir y ansiedad o depresión. Se obtuvieron resultados alentadores en la serie, pues más del 50 % de los pacientes se recuperó.
Se ha evidenciado que en los pacientes convalecientes de COVID-19 a los que se aplicó ozonoterapia y tratamiento kinesiológico, las secuelas fueron disminuyendo progresivamente con recuperación rápida, para una recuperación total en un período de 4 a 8 semanas según estudios realizados5 resultados similares a los presentes, donde según las escalas aplicadas la resolución de las secuelas fue efectiva.
La ozonoterapia por insuflación rectal y la kinesiología en etapa de convalecencia de COVID-19 demostró ser un tratamiento médico seguro y efectivo. La rehabilitación es un pilar para la recuperación de estos pacientes, es una estrategia necesaria para dar respuesta a las secuelas y lograr la reincorporación a la sociedad.