Introducción
El Dr. Jorge Díaz Mayo (Figura) nació en 1953 en La Habana en el municipio Marianao, en una familia de procedencia obrera. En la capital realizó sus estudios primarios y secundarios; fue miembro activo de la FEEM; su formación preuniversitaria la realizó en los preuniversitarios habaneros “Manolito Aguiar” y “René O. Reiné”; en 1972, ingresó en las filas de la UJC en las que tuvo cargos a nivel de Centro y Comité de Base Municipal. Fue en este año que comenzó sus estudios de Medicina en el ICBP “Victoria de Girón”, donde cursó las Ciencias Básicas; en 1974, realizaría la parte clínica en el Hospital “Enrique Cabrera”; se graduó de Doctor en Medicina, en 1978. Luego, desde 1979 a 1982, emprendió su Servicio Social en el municipio Jobabo de Las Tunas, donde, por su destacado desempeño, ocupa el cargo de Director Municipal, por que recibió un reconocimiento de las autoridades de salud de esa provincia.
Desarrollo
En el Hospital “Enrique Cabrera” comenzó la especialidad de Medicina Interna; en 1980, ingresó en las filas del PCC y en 1986 obtuvo el título de Especialista de Primer Grado en Medicina Interna con calificación de 100 puntos en el examen de especialidad, con el tema “Mortalidad en el Servicio de Medicina Interna”, cuyo tutor sería el Dr. Oscar Alonso Chil. Durante su residencia, sobresalió en las actividades deportivas, en las que llegó a ser manager del equipo de pelota de la Facultad. Durante el curso 1987-1988, realizó un postgrado, en el Hospital “Hermanos Ameijeiras”, sobre Terapia Intensiva, en el que obtuvo el primer expediente. De nuevo en este hospital pasaría a trabajar en el Servicio de esta especialidad, en el que realizó una incansable labor y colaboró en los programas y materiales para la docencia. Su labor profesional fue prolífera; fungió como tutor de tesis de residentes; se desempeñó como profesor principal del Internado de Terapia Intensiva; realizó, asimismo, los módulos de atención de urgencias en Terapia Intensiva e Intermedia en el programa de Medicina Interna; impartió numerosos cursos de postgrado y participó en tribunales de residentes e internos. En este período de 1990 a 1995, sin afectar sus actividades docentes asistenciales, fue vicedirector y luego cumplió las funciones de director del Hospital “Enrique Cabrera”, desde 1997 hasta 1999. Realizó una reconocida labor en el PAMI al que aportó varios trabajos y fue miembro de la Comisión de Materna Crítica del hospital, la provincia y el MINSAP. En 2000, participaría en el adiestramiento de formación para médicos hispanoamericanos, así como en un Curso de Resucitación Cardiovascular y Cerebral en la ciudad de México. Su colaboración en Guyana, ante un desastre natural, acaecido en ese país en 2005, fue relevante. En 2006, obtuvo la categoría de Especialista de Segundo Grado en Medicina Interna y Emergencias y ese año participó en el Aseguramiento médico en la XIV Cumbre de Países no Alineados, asi como en la “Operación Milagros”, búsqueda y traslado de pacientes a Venezuela en 2007-2009. Cumplió Misión internacionalista en Angola durante 2007. En nuestro país fue Asesor del MINSAP por la epidemia de dengue en Santiago de Cuba y tuvo una labor fundamental en la atención a pacientes críticos en la epidemia de cólera en Manzanillo, en 2012. En 2013, asistiría e impartiría el Curso de Seguridad y Defensa Nacional para profesores. Como un aporte de su actividad científica, impartiría un Curso de Medicina Crítica, en Uruguay, en 2017.
El Dr Jorge Díaz Mayo falleció en La Habana, el 19 de enero de 2019.
conclusiones
En esta breve semblanza, no es posible recoger la totalidad de su trabajo docente-asistencial, el amor a su profesión y el cúmulo de virtudes que lo acompañara durante esos años, en los que siempre le recordaremos como el profesional abnegado capaz de mantenerse día y noche al lado de sus pacientes en situaciones difíciles cuando estas así lo requerían; el médico capaz de confortar a familiares en trances delicados en que era necesario tener una mano amiga; en cada circunstancia ahí estuvo el profesor Jorge Díaz Mayo, cuyas múltiples acciones dieron ejemplo fehaciente de quién era y hasta qué grado preconizó su humanismo y de quien sus compañeros guardan un eterno recuerdo por ese espíritu altruista suyo que siempre lo encaminó a procurar el bien ajeno, quien fuera además en el orden personal buen esposo y padre. No basta solo este pequeño homenaje para difundir toda su integridad en el aspecto profesional, moral y humano, pero sean estas líneas un justo reconocimiento a, esta, su trayectoria, que sirve y servirá de ejemplo a las venideras generaciones de nuestros médicos cubanos.
Fuentes bibliográficas