Introducción
Un factor interviniente para una adecuada salud es el estilo de vida, que se basa en patrones de comportamiento identificables, determinados por la interacción entre las características personales individuales, las interacciones sociales y las condiciones de vida socioeconómicas y ambientales; buenos estilos de vida conllevan a un menor riesgo de enfermedades.1,2
Las enfermedades no transmisibles (ENT) como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2, el cáncer y las respiratorias crónicas son la principal causa de muerte en el mundo, pues representan el 63 % de todas las muertes anuales.3) Las ENT se deben a los malos estilos de vida que son considerados factores de riesgo como el consumo de tabaco, dietas poco saludables, inactividad física y uso nocivo de alcohol.3,4) Las personas con poca actividad física corren un riesgo de morir por cualquier causa, y más si están en sobrepeso u obesidad,5 además según el informe de la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 75 % de las ENT y el 40 % de todos los casos de cáncer podrían prevenirse si estos factores de riesgo pudieran eliminarse.3
Es importante que la población reciba el apoyo necesario y se les enseñe como controlar sus estilos de vida, con ello asumirían la responsabilidad de su salud; esta tarea involucra al personal de salud que deben ser los consejeros y el ejemplo, motivando así a los pacientes a mejorar.6
Muchas veces, son los mismos profesionales de la salud quienes practican estilos de vida poco saludables. Se puede suponer que al tener pleno conocimiento de la relación entre comportamiento y salud, evitarían conductas que atentan contra ésta. Sin embargo no siempre es así, es frecuente encontrar profesionales de la salud fumadores, bebedores, sedentarios, obesos, etc.7
Es importante investigar las prácticas en los estilos de vida de los profesionales porque además identificará factores de riesgo asociados a estilos de vida no saludables, como tabaquismo, consumo de alcohol, inactividad física, dieta inadecuada y obesidad.
El objetivo de este estudio es determinar los factores asociados a los estilos de vida no saludables de los profesionales de la salud del Hospital Naylamp - Chiclayo en el año 2017.
Material y Métodos
Se realizó una investigación observacional analítica, de corte transversal. La población estuvo conformada por los profesionales de salud (médicos, enfermeras, obstetras, odontólogos y biólogos) que laboran en el Hospital Naylamp de Chiclayo, uno de los representativos de la ciudad con un total de 238 profesionales de salud. La muestra fue calculada con una proporción esperada del 80 % según antecedentes7, precisión del 5 % e intervalo de confianza del 95 % de una población finita (de 238 trabajadores), se obtuvo una muestra de 121 profesionales de la salud que laboran en el Hospital de Chiclayo.
Para evaluar los estilos de vida, se adaptó el cuestionario de prácticas y creencias sobre estilos de vida de Arrivillaga M. et al. (2005)8) se consideró solo lo concerniente a prácticas que evalúan los estilos de vida saludables.
El cuestionario, con un total de 37 preguntas, se dividió en dos partes: la primera, con siete preguntas sobre identificación de los sujetos, tales como edad, sexo, profesión, además de eso se les pesó y talló para calcular su índice de masa corporal (kg/m2) y clasificar el estado nutricional (sobrepeso y obesidad >25 kg/m2 y normopeso (20-25 kg/m2); la segunda, sobre prácticas saludables, con 30 preguntas que evalúan actividad física y deporte, hábitos alimenticios, consumo de tabaco y de alcohol. Todas las escalas de respuestas corresponden a una escala Likert. Se obtiene el puntaje total y por cada dimensión que permite llegar a una evaluación sobre los hábitos saludables practicados por todos los profesionales de la salud clasificándolos en saludables y no saludables.
La aplicación del estudio fue por una lista del total de profesionales registrados, los participantes seleccionados se obtuvieron de manera aleatoria simple, luego se buscó a cada uno, de ser incluido se procedió a explicarle sobre la investigación y al registro de la información, que fue guardada en una base de datos de Microsoft ExcelR y luego introducidos al paquete estadístico STATA vs 14.1.
Los resultados son presentados en tablas de doble entrada con frecuencias absolutas y relativas para análisis univariado. Para el análisis bivariado se utilizó la prueba de chi cuadrado para establecer asociación o independencia entre las variables de estudio con la variable principal estilo de vida, mediante el paquete estadístico Stata vs 12.1. Se consideró un intervalo de confianza al 95 % y un nivel de significancia de p<0,05 fue considerado como estadísticamente significativo.
En todo momento se veló por respetar los principios éticos de la investigación en ciencias de la salud, establecidos nacional e internacionalmente (Declaración de Helsinki), se puso especial atención en el anonimato de los participantes y en la confidencialidad de los datos recogidos. La intervención en el estudio fue voluntaria y los colaboradores consintieron, de forma oral y escrita, en participar después de recibir información suficiente sobre su naturaleza y una hoja de consentimiento informado.
Resultados
Entre los encuestados, la edad promedio fue 46,5 ±2,3 años y predominó el sexo femenino con 62 % del total. Se obtuvo que solo el 55,4 % presentaba un adecuado peso, el resto tenían obesidad y sobrepeso. (Tabla 1).
Al describir los estilos de vida, encontramos que 71 (58,7 %) tenía el mal hábito de fumar (activo o pasivo); mientras que 48 (39,7 %) tenía como hábito el consumo de alcohol. Solo el 41,3 % tenían un estilo de vida saludable. (Tabla 2).
Se hizo un análisis bivariado sobre el estilo de vida del personal de salud (incluyendo nada saludable y poco saludable en una sola categoría no saludable), se encontró que los profesionales que tenían edad entre 25-45 años tenían un 79 % más de probabilidades de tener un estilo de vida no saludable respecto a los mayores de 46 años (p<0,05). Los factores de riesgo para no saludable fueron edad joven, sexo femenino, sobrepeso u obesidad, ser profesional no médico y ser fumador. (Tabla 3).
Discusion
El estudio encontró prevalencias y factores asociados al estilo de vida no saludable de los profesionales de salud de Lambayeque, Perú. El 62 % eran mujeres, las cuales tenían más prevalencia de tener un estilo de vida no saludable en comparación con los hombres (RP: 1,67; IC 95 %: 1,15 a 2,44), esto podría deberse a que las mujeres que trabajan en hospitales pueden haber descuidado su salud física y los estilos por diversas razones como trabajo, hogar, estrés, etc.9,10 Estudios similares han encontrado esta diferencia, las mujeres tienen menos hábitos saludables que los hombres.9,10,11
En relación con el estilo de vida, el 58,7 % de todos los profesionales de salud presentó un estilo de vida no saludable. El 52,2 % de los médicos tienen estilos de vida no saludable, en tanto entre las enfermeras la cifra es superior (67,4 %). Estos resultados son similares a los del estudio en médicos realizado por Vásquez en Lambayeque, 2015 11, y son menores a los encontrados en Codas et al., 10 realizado en una región de Paraguay en que el 79 % tenía un estilo poco saludable.
Referente a la edad de los profesionales de la salud, se evidencia que predomina el grupo etario de 46 a 55 años con 45,5 %. Al respecto, Julca et al.9 encontró una media de edad de 44,5 años, además comprobó que los profesionales de la salud poseen una mayor edad debido a las características laborales, pues presentan un mayor tiempo de servicio.
En nuestro estudio, se encontró que los de 25 a 45 años tenían más probabilidades de tener un estilo de vida no saludable en comparación con los mayores de 45 años, esto podría ser preocupante pues los jóvenes estarían teniendo alguna condición (falta de conocimiento, mayor carga laboral, etc.) que condicione que tengan malos estilos de vida, por lo que se recomienda una mayor concientización de los buenos hábitos y estilos de vida saludables en los jóvenes.
Respecto al estado nutricional, del total de profesionales 44,6 % tenían sobrepeso y obesidad. Al comparar con estudios peruanos,11) se encontró que el 46 % de los profesionales de salud tenían sobrepeso y 17,4 % obesidad. Sanabria-Ferrand en su estudio de Colombia 7 encontró que el 23,3 % tenían sobrepeso u obesidad y 15,7 % bajo peso. Se deduce que existe una alta proporción de profesionales con sobrepeso y obesidad, esto indica sedentarismo y una alimentación no saludable, por lo que se debe promover y apoyar a los profesionales de salud para tener un buen estilo de vida con acceso a una buena alimentación, promoción del deporte en los hospitales, etc.
En cuanto a la dimensión de consumo de tabaco se encontró que 58,7 % eran fumadores (activos o pasivos). Al comparar con otros autores se encuentra una frecuencia mayor en comparación con otros países: en España se halló que el 18,6 % fumaban,12 esto se pueda relacionar con sus malos estilos de vida.
En este estudio, se encontró valores mayores, tal vez porque se consideró a los fumadores pasivos, variable que no es tomada en cuenta en otras investigaciones, puede existir un sub-registro del verdadero hábito de fumar. Además, el hecho de que el personal de salud sea fumador se asoció fuertemente con tener un estilo de vida no saludable. Esto indica que, si los profesionales no fumaran, pudieran tener un mejor hábito en su estilo de vida, lo que puede evaluarse en futuras investigaciones.
Es importante conocer todo esto, pues los pacientes reciben los consejos de cambios en estilos de vida del personal de salud, y ellos aconsejan más cuando tienen buenos estilos de vida.13
El estudio puede tener limitaciones, como un sesgo de reporte, pues a pesar de usar un cuestionario validado, puede que los profesionales de salud no hayan respondido adecuadamente por deseabilidad social; sin embargo, esto se intentó controlar mediante la capacitación a los recolectores, brindar un tiempo adecuado para responder las preguntas y afirmando que el cuestionario era anónimo.
Conclusiones
Aproximadamente un 60 % de los profesionales de salud de un hospital del Perú tienen un estilo de vida no saludable, además existen profesionales de salud con baja actividad física, consumo de tabaco, mala alimentación, con lo que se debe promover el buen estilo de vida en estos profesionales.