Introducción
El desarrollo científico-tecnológico acelerado induce a transformaciones en todas las esferas socioeconómicas. De tal modo, el aprendizaje y la actualización permanente en cualquier profesión son inevitables y el concepto superación profesional adquiere mayor relevancia.
Durante los últimos años, son diversos los autores desde diferentes áreas del conocimiento [García (2017); Bernaza et al. (2017); López et al. (2017); López et al. (2019); Muñoz et al. (2020); Bustamante (2021); entre otros] que han manejado el concepto de superación profesional, asociándolo a la formación continua o educación continua, continuada, permanente, la preparación y la capacitación, para hacer referencia a la formación permanente de los profesionales.
Como regularidad, estos autores adjudican a la superación profesional la formación permanente y la actualización sistemática de los graduados universitarios; es decir, constituye un proceso pedagógico de la actividad de posgrado que puede mejorar el desempeño de las actividades laborales, al tiempo que favorece el crecimiento personal.
De manera particular, al estudiar el proceso de superación profesional en la educación médica, Salas (citado por López et al., 2019) considera que representa un conjunto de procesos educacionales que permite el perfeccionamiento continuo de los conocimientos y habilidades necesarias para un desempeño superior, con pertinencia y calidad, en relación con las responsabilidades y funciones laborales de los graduados universitarios. Representa, a su vez, una vía para asegurar pertinencia y calidad en los sistemas de salud.
Para Bernaza et al. (2017), este proceso pedagógico del posgrado para los profesionales de la salud, no solo permite aprender lo nuevo, sino que posibilita el intercambio en el que se adoptan mejores prácticas y experiencias. Esas compensaciones generan futuras colaboraciones y redes interinstitucionales, prepara al profesional para realizar procesos de alto grado de autonomía y creatividad que lo apropien de una cultura necesaria para emprender y desarrollar nuevos proyectos profesionales.
De ahí que, en los servicios sanitarios la superación profesional signifique, además, un instrumento para coordinar la asistencia entre los diferentes niveles. En tanto, la superación de profesionales de la atención primaria de salud, juega un papel muy importante en función de resolver gran parte de los problemas más comunes, agilizar y facilitar la dinámica de los procesos de asistencia y las soluciones, lo que contribuye a elevar la calidad de la atención brindada (Van der StuyftI y De Vos, 2008).
Particular importancia adquiere esta temática en Oftalmología y, de manera específica, en Contactología, una subespecialidad encargada del tratamiento de algunas enfermedades oculares y las ametropías, mediante el uso de lentes de contacto, en donde existe una demanda creciente en los últimos años y solo es concebido el servicio para los niveles secundario y terciario de salud (Muñoz et al., 2020). Lo anterior, genera limitaciones en el acceso al servicio y su sistematicidad, que provoca a su vez listas de esperas, problemas en el seguimiento a los pacientes, traduciéndose en el aumento de complicaciones y urgencias, así como un mayor gasto económico por parte de los pacientes en el traslado desde los municipios, entre otras.
Las insuficiencias anteriores parecen estar relacionadas con una mayor, que se corresponde a que no existe claridad en la concepción del proceso de superación en Contactología para incluir y preparar a los Licenciados en Optometría y Óptica de todas las áreas de salud en esta subespecialidad. Lo antes expuesto limita la idea de una atención desde el primer nivel asistencial que permita dar seguimiento sistemático e integral al tratamiento de estos pacientes y, con ello, mejorar la calidad del servicio en la provincia de Pinar del Río.
Por lo tanto, esta investigación tiene como objetivo determinar, a partir de la búsqueda bibliográfica, un grupo de criterios teóricos que caracterizan la superación profesional en Contactología del Licenciado en Optometría y Óptica.
Materiales y métodos
La investigación se desarrolló bajo el enfoque cualitativo, con un carácter explicativo. El método elegido para obtener la información fue la revisión bibliográfica (investigaciones, estudios, artículos, libros, entre otros). Se emplearon también métodos teóricos como: análisis y síntesis e inducción y deducción durante la construcción de los fundamentos teóricos, así como para su procesamiento e interpretación.
Se estudiaron 95 artículos publicados en revistas científico pedagógicas y de las ciencias médicas, indexadas en bases de datos reconocidas (Scopus, Scielo, DOAJ, Erisplus, Latindex), 17 informes de investigaciones doctorales, cinco informes de maestría (Biblioteca Virtual en Salud-Infomed y otros repositorios virtuales), tres resoluciones ministeriales, cuatro libros, entre otros. Se emplearon buscadores académicos como: Google Académico, Dialnet y Scielo. Como motores de búsqueda fueron utilizadas las palabras: superación profesional, superación profesional en salud, superación profesional y su relación con los niveles asistenciales de salud, superación profesional en Optometría y Óptica y superación profesional en Contactología.
Al concluir la búsqueda se hizo un análisis que posibilitó trabajar con una información correspondiente en más de un 60 % a los últimos cinco años, lo que garantizó actualización; considerando algunos criterios importantes ubicados en fechas anteriores.
Resultados
La aplicación de los métodos antes mencionados permitió obtener los siguientes resultados:
Acercamiento a la categoría superación profesional
La investigación realizada reveló que existen diferentes expresiones para referirse a la superación de los profesionales, tales como: formación permanente, formación continua, preparación, capacitación, educación continua, recurrente, permanente, entre otras; incluso de manera conceptual se establecen algunas diferencias, como entre la superación profesional y la capacitación, dadas fundamentalmente por el carácter técnico o práctico de esta última. Sin embargo, en el Reglamento de la Educación de Posgrado de la República de Cuba (MES, 2019) se declara que las categorías capacitación, superación y posgrado, de especial interés estatal, tienen igual significado. Al asumir este criterio legal, la categoría superación profesional tiene implicaciones en tres elementos esenciales asociados al desarrollo de los profesionales, ellos son:
la contribución para lograr niveles superiores de producción, productividad, eficiencia y calidad de la producción y los servicios, en el cumplimiento de los objetivos y el desarrollo de la entidad a corto, mediano y largo plazo.
el impacto en la preparación para el cargo y el mejoramiento del desempeño laboral de los cuadros y trabajadores.
su incidencia en la solución de problemas de interés de la entidad.
Asimismo, el Reglamento de la Educación de Posgrado en su Capítulo II, Artículo 6, inciso d, establece como principio esencial "(…) la atención a las demandas de superación en correspondencia con los requerimientos de la sociedad para crear en los profesionales, capacidades con el fin de enfrentar nuevos desafíos" (MES, op. cit., p.1441).
Mientras que en el Capítulo IV, Sección segunda, Artículo 19, se considera como objetivo de la superación profesional el de "contribuir a la educación permanente y la actualización sistemática de los graduados universitarios, el perfeccionamiento del desempeño de sus actividades profesionales y académicas, así como el enriquecimiento de su acervo cultural" (MES, op. cit., p. 1443).
De ahí que, en la totalidad de los documentos estudiados, la superación profesional se concibe como un proceso pedagógico dirigido a la satisfacción de necesidades de complementación, actualización y profundización de los conocimientos de los profesionales relacionados con el desempeño. De igual manera, en la totalidad de los casos se pondera la utilización de resultados investigativos y los adelantos científico-técnicos a partir de los paradigmas tecnológicos vigentes, a fin de generar los cambios y transformaciones en la formación de la competencia técnico-profesional, apreciables en el desempeño profesional.
Asimismo, en más del 95 % el estudio mostró la necesidad de un vínculo permanente teoría-práctica en la superación profesional; puesto que va más allá del proceso de enseñanza-aprendizaje ya que incluye también procesos vinculados con la actividad laboral y que, a su vez, se relacionan con el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
La superación profesional, bajo los criterios estudiados, renueva y redimensiona el conocimiento de manera innovadora del saber hacer (conocimientos y habilidades) a poder hacer (conocimientos, habilidades y recursos personológico). En tal sentido, el aprendizaje colaborativo y la formación de una cultura general integral de una forma dinámica y flexible con un desarrollo multilateral de la personalidad tienen gran impacto.
Otro elemento importante son los cambios producidos en la Educación Superior, relacionados con la disminución del tiempo de la formación inicial. Bajo este concepto, la formación inicial (pregrado) resulta básica y deja al posgrado la profundización en determinados contenidos específicos que se aprenderán desde la superación profesional.
Entre otras de las cualidades sistematizadas se encuentra el carácter procesal de la superación profesional, reconocido en el 100 % de los documentos analizados; viéndolo como cambio, evolución o transformación sistemática y gradual de los fenómenos, cuyas etapas se suceden en orden ascendente. Es decir, el proceso representa un cambio sistemático, gradual y sucesivo que tienen los fenómenos pedagógicos y se desarrolla por etapas.
Asimismo, se reconoce la implicación de este proceso en la formación y el desarrollo de los profesionales que se superan; a partir de la realización de actividades o acciones variadas y suficientes para que en determinadas condiciones y tiempo se produzca la transformación de la personalidad del educando (proceso educativo). Todo ello como resultado de la interrelación del resto de las categorías de la pedagogía: educación, instrucción, enseñanza y aprendizaje, encaminado a la preparación para la vida.
Se reconoce, además, la respuesta de este proceso pedagógico profesional a las demandas socioprofesionales que tienen lugar bajo determinadas condiciones que caracterizan la formación profesional cubana. En estas condiciones se incluye el sistema de actividades docentes, extradocentes, extraclases, productivas y de investigación, que se desarrollan de manera integrada en los contextos que intervienen en la formación y superación de un profesional competente (proceso compartido universidad-entidad laboral); juicio pertinente para la presente investigación.
Los resultados de la búsqueda permitieron sintetizar algunos elementos coincidentes alrededor de la superación profesional que son de utilidad para el estudio:
Constituye una transformación sistemática y gradual que implica las categorías pedagógicas interrelacionadas en el sistema de actividades docentes, extradocentes, extraclases, laborales y de investigación, que de manera compartida tienen lugar en el proceso.
Se inicia en la formación profesional inicial, se extiende por preparación para el trabajo (adiestramiento) y continúa de manera permanente durante la vida laboral, por lo que existe una relación dialéctica entre las tres etapas de la formación profesional.
En ella actúan exigencias pedagógicas y de la producción y los servicios que, como fuerzas internas y externas, pueden facilitar o entorpecer las acciones para lograr los objetivos del proceso.
La superación profesional en el Sistema Nacional de Salud
El estudio realizado, fundamentalmente en documentos pertenecientes a las ciencias médicas, indica que la superación del personal de la salud se identifica con perfeccionar la competencia y el desempeño de los prestadores de los servicios de salud a la población, presente durante toda la carrera del profesional; se concibe más allá de un aula, desbordando el marco de un sistema escolar. Asimismo, se distingue por reconocer las funciones educativas realizadas por otros sectores, organismos y agentes sociales. No se limita a la educación formal a través de métodos educativos, sino que implica toda una variedad de experiencias.
Se coincide, además, en que las propuestas de superación profesional en salud deben tener en cuenta las necesidades del puesto de trabajo y de los profesionales para ejercer funciones asistenciales, docentes, investigativas y gerenciales.
Asimismo, se destaca el componente laboral-investigativo en la superación profesional como una función necesaria para la atención médica, dado que representa una vía de retroalimentación para reorientar procesos de salud, determinar nuevos problemas y la solución de estos.
En todos los casos se le concede gran importancia a la superación profesional desde el contexto profesional, basado en que posibilita la búsqueda de la apropiación de los conocimientos desde la perspectiva del trabajo grupal en ambiente de colaboración. Conjuntamente, facilita la participación activa del egresado y se torna en fuente para la inquietud científico-intelectual.
En esta dirección, la educación en el trabajo cobra especial importancia, en tanto posibilita el desarrollo profesional al constituir el escenario ideal para la apropiación de los contenidos profesionales.
Desde otra perspectiva, de índole sociológico, todos los documentos coinciden en que la superación profesional favorece el desarrollo social a través de los modos de actuación de los profesionales de la salud; partiendo de que esta desarrolla la capacidad creativa, innovadora y transformadora de los profesionales, convirtiéndolos en agentes dinamizadores que interceden para elevar la calidad de vida de la población, mediante el perfeccionamiento de conocimientos integrados a la práctica, a través de intervenciones educativas.
La idea anterior se resume a partir de algunas regularidades encontradas sobre la superación profesional en salud:
Permite mantener los programas establecidos por la Organización Mundial de Salud (OMS) para prevenir y evitar enfermedades y buscar soluciones a problemas de salud aún no resueltos.
Reorienta la educación de los profesionales como proceso permanente de naturaleza participativa, mediante el aprendizaje, a partir de que la práctica en los servicios potencia la integración académico-laboral-investigativa.
Constituye una formación orientada en el trabajo, por el trabajo y para el trabajo en los diferentes servicios, para mejorar la salud de la población.
Promueve cambios organizacionales sobre el proceso de trabajo y permite mayor reconocimiento social a la profesión, mediante los niveles de satisfacción de la población por la calidad del servicio brindado.
Es decir, según los criterios estudiados, la superación profesional en la salud puede influir en el desarrollo local como una innovación social de la gestión médica universitaria; en tanto permite aprovechar las capacidades técnico productivas y de servicios disponibles en la comunidad, como: capital humano y recursos financieros, materiales, tecnológicos y otros; en función del desarrollo local de las comunidades.
A modo de sistematización, la superación profesional en salud, por las características aludidas hasta aquí, se manifiesta e influye en profesionales e instituciones de salud. En este estudio se agrega su influencia en la dinámica de la atención a la salud a través de los diferentes niveles. Todo ello sustentado en la virtud de la superación profesional para preparar los profesionales con una cultura y una visión integral de los procesos de salud, permitiendo integrar lo asistencial, lo gerencial, lo docente y lo investigativo.
La dinámica de la relación entre los niveles asistenciales de salud. Importancia de la superación profesional
La sistematización realizada arrojó que el Sistema Nacional de Salud (SNS) está compuesto por tres niveles para la atención médica: el primario o Atención Primaria de Salud (APS), el secundario o Atención Secundaria de Salud (ASS) y el terciario o Atención Terciaria de Salud (ATS). En este sistema las personas deben recibir, con eficiencia, eficacia y efectividad, un continuo de servicios de salud a lo largo del tiempo, según sus necesidades y acorde al momento tecnológico e histórico social, mediante los diferentes niveles y de acuerdo a sus características.
De ahí la importancia de lograr una coordinación o relación entre niveles que posibilite actuar sobre un mismo proceso de manera sincronizada, sin producirse conflictos ni entropías en el alcance de un objetivo común. Esta coordinación o dinámica de funcionamiento resulta un componente indispensable en la continuidad asistencial y en la atención integral en el abordaje de los problemas de salud.
Adicionalmente, como regularidad, se coincide en que la posibilidad de atención y seguimiento con calidad desde el primer nivel, asegura una asistencia particularizada en dependencia del estado de la enfermedad (relación atención primaria y especializada). Para garantizar esta dinámica, los autores estudiados concuerdan en que se necesita de la coordinación entre niveles, en la que los servicios sanitarios utilizan diversos instrumentos como: guías de práctica clínica compartidas, estandarización de resultados, sistema experto, formación continuada, entre otros; teniendo este último especial interés para la investigación. Lo anterior influye de manera determinante en el comportamiento de indicadores, entre los que se encuentran: los sociales, los humanos y los económicos.
En todos los casos estudiados se exigen profesionales con competencias suficientes desde la APS, que ayuden a resolver gran parte de los problemas más comunes, agilicen y faciliten la dinámica de los procesos de asistencia y las soluciones. Tal es la significación de las funciones del primer nivel dentro del SNS, que la APS, como regularidad, es considerada un modelo de atención en sí mismo, porque puede solucionar gran parte de los problemas de salud satisfactoriamente y mantener las claves para la gestión de un modelo de salud eficiente.
En tanto, la superación profesional para la mayoría de los especialistas se debe ponderar en función del desarrollo de competencias de los profesionales de la APS, como punto de entrada al sistema y principal responsable de la integralidad del tratamiento al paciente y su seguimiento durante su tránsito por el resto de los niveles. De ahí que estas competencias no solo deben ser técnicas y profesionales, sino que deben incluir, primero que todo, las costumbres, tradiciones y la comunicación en un clima que facilite la aceptación y confianza por parte de pacientes y familiares.
Sin embargo, los resultados de la sistematización realizada revelan que continuamente ha prevalecido el pensamiento del nivel secundario antes que el trabajo comunitario, con una prestación de servicios excesivamente hospitalarios. Como justificación de este modo de pensar han pesado siempre las carencias de preparación de los profesionales de la APS, entre otras. En tal sentido, según los criterios estudiados, aseguran que debe existir necesario acercamiento entre la superación y las prácticas concretas de salud (relación teórico-práctica), cuestión que se resuelve si la superación se realiza desde, en y para el contexto profesional.
A modo de generalización, la superación profesional debe permitir la apropiación de los algoritmos de actuación profesional, el desarrollo de la autogestión del conocimiento, las investigaciones, el trabajo grupal y la búsqueda de información, potenciando los escenarios de actuación profesional y sus relaciones (APS, ASS, ATS).
La sistematización realizada hasta aquí permite ver la superación profesional en la relación de niveles asistenciales desde dos posiciones: mediante la superación de los profesionales de la APS y a través de la superación contextualizada y diferenciada a los diferentes niveles de atención médica. Esta superación profesional diferenciada, determinada por la tecnología, los recursos y las funciones de cada nivel asistencial, posibilita establecer una relación bidireccional desde un enfoque interdisciplinario y multidisciplinario, según el contexto de actuación. Con independencia de la forma, ambas contribuyen a elevar la calidad en los servicios.
Discusión
Los resultados de la búsqueda realizada permiten establecer un grupo de rasgos que tipifican la superación profesional. Se coincide con los autores estudiados en que es un proceso de la educación de posgrado que conduce al desarrollo profesional y el mejoramiento humano; se orienta hacia la ampliación, perfeccionamiento, actualización y complementación de conocimientos, habilidades, capacidades y valores que favorecen el desempeño y que tiene un profundo carácter educativo, sistémico, permanente, desarrollador y transformador.
También se asumen los criterios de Bernaza et al. (2017) de que la superación profesional debe partir de la actividad rectora del profesional universitario: la actividad laboral (el trabajo).
Se concuerda en que la formación profesional inicial, si bien capacita para comenzar un empleo y sirve de base a la vida profesional, no garantiza un ejercicio profesional idóneo a lo largo de la vida; tarea que le corresponde a la superación profesional, con lo que aumenta la relación pregrado-posgrado (Alfonso Mejía, citado por López et al., 2017).
Estas cualidades sistematizadas con anterioridad dan un carácter general a la categoría superación profesional. No obstante, al hacer el análisis desde el enfoque de la Pedagogía Profesional no se debe obviar el reconocimiento de las características del proceso de formación y desarrollo técnico y profesional de los trabajadores. Bajo estos conceptos, la superación profesional también se entiende como un proceso pedagógico que tiene lugar en la unidad dialéctica del proceso de formación del profesional y el proceso productivo y/o de servicios (Mena y Mena, 2020).
Por otra parte, se reconoce la importancia de los criterios de Arteaga y Hatim, citado por García (2017); López et al. (2019); entre otros, sobre la superación profesional en salud. En él se identifican algunos elementos como:
La superación profesional se concibe más allá de un aula, desbordando el marco de un sistema escolar.
Se distingue por reconocer las funciones educativas realizadas por otros sectores, organismos y agentes sociales.
No se limita a la educación formal.
Sin embargo, desde la Pedagogía Profesional, resultan contradictorios, dados a partir de que en la investigación se asume la superación profesional en salud pública como un proceso de formación profesional y, por tanto, se fundamenta desde esta ciencia. Según este enfoque, la superación profesional se desarrolla tanto en la universidad como en las unidades asistenciales, estando estas últimas dentro del sistema escolar. En tal sentido, el contexto pedagógico asistencial y los profesionales de la salud que actúan como docentes son parte del proceso de formación e intervienen en la educación formal (Mena y Mena, op. cit.).
A pesar de ello, se coincide con estos autores en que:
La superación profesional no es un fin, sino un medio para obtener mejor desempeño de los trabajadores en beneficio de la población.
Su contenido debe estar estrechamente relacionado con los problemas de la práctica profesional de salud.
El proceso de enseñanza-aprendizaje, mediante novedosas estrategias pedagógicas, vincula el mundo del trabajo y la profesión, a la vez integrado a los servicios de salud y a la investigación científica, biomédica, médico-social y educacional.
Asimismo, se concuerda en que las propuestas de superación profesional en salud se deben tener en cuenta las necesidades de aprendizaje, definido como: "desviación real entre el desempeño práctico del individuo y el que el sistema de salud tiene previsto en esa función o puesto de trabajo, siempre que esta diferencia obedezca a falta de conocimientos, preparación o entrenamiento" (López et al., op. cit., p. 209).
Por otra parte, el componente laboral-investigativo se resalta como esencial en el desarrollo de la superación profesional en salud. Para Izquierdo (citado por García, op. cit.) constituye una función necesaria para la atención médica, en la que "(…) se debe aplicar métodos científicos en la solución de los problemas y, tiene de base el análisis de la situación de salud como el principal mecanismo de diagnóstico para la solución de los problemas de salud" (p. 22).
En tal sentido, Álvarez et al. (2017) reconoce la posibilidad de este componente para expresar el carácter integrador de los conocimientos y las habilidades profesionales. Sin embargo, resulta inevitable destacar que estos componentes son sustentados por el académico; que a la vez se enriquece a partir de las experiencias y vivencias que los estudiantes adquieren en el contacto directo con la realidad. Del mismo modo, permite la fundamentación necesaria para la apropiación consciente del sustrato teórico y metodológico, en función de no convertir el proceso en una reproducción mecánica de acciones. Por lo que Bernaza y Lee (2005) destacan que no se trata de resaltar en algunos de esos componentes, sino de comprender el carácter de multiproceso de la educación de posgrado, donde la enseñanza es uno de sus procesos más importantes, pero no el único.
Se coincide con los criterios de García (op. cit.) sobre la importancia de la superación profesional desde el contexto profesional. García, Menéndez y Durán, citado por García (op. cit.) plantean que en la universidad médica actual "(…) los procesos docentes educativos se desarrollan en la práctica laboral, ya que la universidad existe en los servicios, donde el principal reto y perspectiva fundamental es lograr la calidad de la educación en el trabajo" (p. 26).
No obstante, es preciso señalar, en función del planteamiento anterior, dos elementos que no quedan claros desde el enfoque de la Pedagogía Profesional: el carácter integrado o compartido (Universidad de Ciencias Médicas-instituciones asistenciales) del proceso de formación profesional y que la educación en el trabajo es parte del proceso pedagógico donde el estudiante tiene la posibilidad de integrar y transferir los contenidos profesionales aprendidos al enfrentar los problemas de la práctica de salud. La universidad, por su objeto social, tiene el papel rector en el proceso, y los servicios asistenciales de salud son parte de la formación (Mena y Mena, op. cit.).
De ahí que se asume el carácter integrado declarado desde el Reglamento de la Educación de Posgrado, en su Capítulo II, artículo 9: "La educación de posgrado enfatiza el trabajo colaborativo y la integración en redes entre las instituciones académicas e investigativas y entidades de otros sectores, (…)" (MES, 2019, p. 1441).
Por otra parte, se reconoce el papel de la educación en el trabajo en la superación de los profesionales de la salud. Al respecto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) concibe la superación profesional como:
(…) una invitación a la elaboración de nuevas propuestas en la educación del personal de la salud, de forma continua y de carácter inclusivo, donde la actividad asistencial resulta el núcleo central, en la que el graduado universitario presenta carencias en los conocimientos que requieren los servicios de salud (Bustamante, 2021, p. 14).
También se reconoce en la superación profesional como valor añadido, no solo promover calidad en los servicios y la productividad laboral, sino también la posibilidad de ampliarlos y extenderlos en los diferentes niveles de atención. Es decir, la superación profesional puede dinamizar el cambio y la trasformación social.
En tal sentido, la formación de profesionales debe enfocarse atendiendo a la lógica de las funciones de cada nivel y su importancia, con énfasis en la APS; para garantizar entonces buena organización en los servicios, en el que la APS tiene mayor responsabilidad. Por lo que es imprescindible establecer "Niveles de salud adecuados y funcionales (…)" como "(…) condición necesaria para asegurar el acceso universal, la equidad, la eficacia y eficiencia y la sostenibilidad de un sistema de salud" (Van der StuyftI y De Vos, 2008, p. s/p), donde la APS tiene las funciones de:
Ser punto de entrada al sistema, lo que permite reducir la (sobre) demanda en los niveles de ASS y ATS, a la vez que exige suficiente competencia para resolver gran parte de los problemas de salud más frecuentes.
Facilitar y coordinar el flujo del paciente dentro del sistema (o de profesionales específicos en este nivel). Permite asegurar el seguimiento a la continuidad de la atención integral durante el tratamiento a una enfermedad.
Asegurar la integración y síntesis de los problemas, diagnósticos y tratamientos para el manejo adecuado del paciente, a partir del papel rector del médico de la familia u otros profesionales de la APS con su(s) paciente(s), su familia y del ecosistema en que vive.
Esta necesidad ha sido refrendada por la OPS, la que insiste en la formación y capacitación de los profesionales de la salud, en general, para "fortalecer las capacidades de los futuros médicos para comprender mejor su papel frente a las necesidades crecientes de la gente y contribuir con el desarrollo de los sistemas de salud basados en la APS" (Franco-Giraldo, 2015, p. 420).
Por otra parte, la sistematización realizada permitió constatar la superación profesional en la relación de niveles asistenciales desde la superación de los profesionales de la APS y la superación contextualizada y diferenciada a los diferentes niveles de atención médica. Ambas posiciones contribuyen a elevar la calidad en los servicios, en tanto dependen, según López et al. (op. cit.) del nivel de competencia y desempeño de sus trabajadores en el cumplimiento de sus funciones laborales y sociales. Por ello, la motivación de los recursos humanos a perfeccionar su desempeño y asumir la superación profesional permanente como un estilo de vida para poder satisfacer el encargo de nuestra sociedad y del internacionalismo, no solo es importante, sino vital para cualquier sistema de salud.
En el centro de atención de estos dos factores está la superación profesional.
En relación con la especialidad de Oftalmología, un grupo de autores como García et al. (2010) aprueban la interrelación entre los diferentes niveles de atención (consultorio-policlínico-hospital), para evitar insatisfacciones, dado que la mayoría de los pacientes con oftalmopatías son tratados y operados en centros hospitalarios. Para estos especialistas, la consulta en la APS debería permitir el diagnóstico precoz y oportuno (pesquisa activa oftalmológica) de muchas afecciones oculares que, por las carencias de especialistas preparados, hoy son diagnosticadas y seguidas en el nivel hospitalario (ASS).
Aducen, además, que, un buen servicio oftalmológico en la APS posibilita solucionar problemas visuales básicos de los pobladores de sus respectivas áreas y solo remitir, con su consecuente seguimiento, al nivel de ASS a los pacientes que así lo requieran para garantizar calidad en la atención, lo que depende de:
El grado de satisfacción de la población con los servicios recibidos.
La utilización adecuada de los recursos existentes.
Los conocimientos científico-técnicos de los profesionales, adquiridos a partir de la superación profesional continuada, así como la aplicación consciente de los principios éticos y morales.
Sin embargo, estos autores plantean que la consulta oftalmológica que se brinda en la APS es muy general, por lo que habitualmente se solicita interconsultas con subespecialidades (Córnea, Glaucoma, Cirugía refractiva, Retina, Neuroftalmología, Baja visión, Pediatría, u otras) existentes en la ASS, ya sea por aspectos clínicos o quirúrgicos, provocando con ello afectaciones en factores sociales, humanitarios y económicos.
En consecuencia, aseguran que la superación profesional permite una mejor preparación y contribuye al perfeccionamiento de la APS como punto de entrada al sistema, pues a medida que se establezcan diagnósticos adecuados, aumentará más la confiabilidad en el proceso por parte de pacientes y familiares; con lo cual no tendrán que desplazarse a grandes distancias ni esperar demasiado para su realización.
Referencia aparte merece el tema desde la Optometría y la Óptica, donde la superación profesional en la APS debe permitir mejorar el desempeño en función de elevar la calidad de estos servicios, de modo tal que se conviertan en verdaderos centros de calidad de vida. Para ello debe elevar la categorización científica investigativa, asistencial, gerencial y humanista (Tocabens et al., 2021).
Por la importancia de este profesional en la APS, algunos países abogan por la integración del óptico-optometrista al SNS. En consonancia, reflejan la posibilidad para asumir las derivaciones a Oftalmología, representando un eslabón fundamental para la coordinación entre niveles asistenciales en el servicio. De ahí que el desempeño efectivo de este profesional en la APS implica una reducción del gasto sanitario y de las listas de espera de los servicios de oftalmología, puesto que el optometrista efectuaría los controles de seguimiento de afecciones oculares ya diagnosticadas, representando una mejora de la eficiencia del sistema (Mendiluce et al., 2020).
Por otra parte, la sistematización realizada expresó la necesidad de una superación profesional permanente que les permita a los profesionales de la Optometría y la Óptica desempeñarse de acuerdo a las funciones de la APS, sobre la base del desarrollo tecnológico y los recursos materiales y humanos de los diferentes escenarios asistenciales. Ello permitiría brindar una atención contextualizada y diferenciada a pacientes que requieran del servicio desde una consulta rutinaria de Optometría, que a su vez serviría como punto de entrada al SNS.
Atendiendo a este criterio, Muñoz et al. (2020) defiende la posibilidad de incorporar el servicio de Contactología a la APS para el seguimiento y control de estos pacientes. Sin embargo, critica las carencias de la superación profesional gestionada por la Universidad de Ciencias Médicas en relación con los profesionales en esta área de la atención médica. Para esta autora, la superación profesional diferenciada y contextualizada puede generar un servicio de calidad en la APS, que hoy es patrimonio de la ASS y de la ATS.