Introducción
La COVID-19 es una enfermedad viral que surgió en diciembre del año 2019, en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, China.1 Como resultado del potencial infeccioso y rápida propagación, el 11 de marzo de 2020, fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS).2) Desde el punto de vista epidemiológico la principal vía de transmisión es de persona a persona, el agente causal el SARS-CoV-2 y el periodo de incubación oscila de manera general entre los 4 y 7 días.3 En la visión clínica los pacientes pueden estar asintomáticos o presentar una serie de manifestaciones que van desde leves a muy graves, entre ellas la fiebre, disnea, y tos seca.4
Por suerte, parece que ha quedado atrás la peor parte de la pandemia por COVID-19 y cada día disminuye el número de hospitalizaciones y fallecidos. A pesar de ello, el sistema de salud enfrenta al reto de tratar los efectos físicos y psicológicos de los pacientes recuperados. Las secuelas, en ocasiones incapacitantes, requieren de tratamiento multidisciplinar y de seguimiento médico. Informes sanitarios reportan entre otras, la fibrosis y capacidad pulmonar reducida, miocarditis, cefalea y fatiga crónica.5,6
Al tratar este asunto, resulta fundamental definir el término discapacidad, citado por Naranjo y otros,7 declarado por la Organización Panamericana de Salud (OPS) como aquellas deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, en interacción con diversas barreras, pueden obstaculizar la participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás. Este concepto parece encajar con algunas de las secuelas de la COVID-19, pues muchos de los afectados no han podido volver a hacer vida normal, y en algunos casos dependen de una tercera persona que les ayude a realizar las tareas más básicas.
En el enfrentamiento a esta enfermedad participaron los distintos sectores de la sociedad, organizaciones políticas, estudiantiles y de masas. Fueron suspendidas las clases presenciales y un contexto de aprendizaje marcó la nueva realidad, pues los estudiantes de Medicina se involucraron por completo en la realización de actividades de promoción y prevención de salud, así como charlas educativas, pesquisas de febriles y de sintomáticos respiratorios, identificación de contactos, entre otras.8
Referido por Rodríguez,9 el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) orientó la implementación de las consultas para la atención a convalecientes de COVID-19, donde fueron evaluados sobre todo pacientes con antecedentes de hospitalización prolongada o que realizaron formas graves de la enfermedad. En el contexto actual resulta de vital importancia la identificación de pacientes con secuelas discapacitantes pos-COVID-19. El seguimiento clínico correcto y el tratamiento de las secuelas generadas por la infección, suponen una nueva necesidad asistencial, con enfoque multidisciplinario, adecuado a las necesidades.
En este proceso, los estudiantes de Medicina pueden contribuir de la misma manera que lo hicieron en la identificación de contactos y sospechosos de COVID-19, a través de las pesquisas. El diagnóstico oportuno prevé complicaciones y pérdidas económicas al sistema de salud. Desde el punto de vista educativo, y en especial desde la educación para la salud se pueden efectuar numerosos aportes. El estudiante de Medicina, en su rol de educador de los pacientes, de las familias y de la comunidad, debe abordar lo referente al tema en cuestión.
La propuesta antes referida se beneficia en los grandes cambios estructurales y académicos de la educación de nivel superior en los momentos actuales. La formación profesional de excelencia concibe demandas y transformaciones de la sociedad. Se afirma que las universidades se dirigirán hacia donde la sociedad le conduzca, sobre la base del vertiginoso desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Los problemas y cambios sociales que se originan de manera expedita, exigen a las universidades una actualización continua de los planes de estudios, modelos educativos y estrategias didácticas. Uno de los grandes retos de la Educación Médica Superior en Cuba es egresar profesionales capaces de solucionar de modo integral los problemas que enfrentarán en su desempeño profesional.10
Para llevar a cabo este propósito se hace necesario la utilización de herramientas pedagógicas, representadas entre otras, por un modelo educativo con previa fundamentación, referente a la detección de las secuelas discapacitantes pos-COVID-19. El mismo debe dar respuesta a las necesidades de la sociedad y de la persona que requiere atención.
Promueve el ajuste e innovación curricular, pues se propone que sea justificado desde los años terminales, dado que, los estudiantes tienen dominio clínico, así como, desde el quinto año, durante la asignatura Salud Pública por la alta carga horaria que demanda, destinada a la educación en el trabajo para la búsqueda de antecedentes epidemiológicos, en los que se incluyen las secuelas discapacitantes pos-COVID-19. Favorece el resultado del proceso de instrucción y desarrollo constante, orienta el aprendizaje haciendo, genera la necesidad de crear y adaptarse, y mejora sus propias prácticas.
El empleo de modelos educativos ha sido difundido de tal forma que constituye un sistema de apoyo para adentrarse en la naturaleza de fenómenos vinculados a todas las esferas de la actividad cognoscitiva y transformadora del hombre. En el ámbito educativo su utilización es cada día más generalizada como herramienta para transformar la práctica educativa y enriquecer su sustento teórico. Es el resultado del pensamiento abstracto y debe expresar el contenido teórico y la realidad objetiva del objeto investigado con vistas a la transformación de la realidad.11,12
Por tal motivo, se realiza la presente investigación con el objetivo de fundamentar el modelo formativo del estudiante de Medicina para la detección de secuelas discapacitantes pos-COVID-19.
Desarrollo
En lo que respecta a la temática de la formación del estudiante de Medicina la literatura científica en Cuba recoge evidencias teóricas sin particularizar en el tema que ocupa a esta investigación. Razones que, a juicio de los autores, justifican la necesidad de fundamentar la propuesta de un modelo para profundizar desde la perspectiva teórico metodológica, y contextualizar las necesidades en la formación de los futuros profesionales de la Medicina para afrontar con la sapiencia necesaria la detección de secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública.
Sobre la base de los fundamentos epistemológicos, se asume la teoría general de los sistemas y el método de investigación sistémico estructural, al considerar que la totalidad representa la unidad dialéctica de sus componentes, y que las propiedades del sistema son cualitativamente distintas a las propiedades de esos componentes por separado, son estas propiedades las que propician las relaciones entre las etapas y las sintetizan, a fin de caracterizar el sistema y su desarrollo. El referido modelo se sustenta en una serie de presupuestos teóricos que constituyen referentes de gran significación, a saber:
Desde lo filosófico, se toman en consideración los fundamentos esenciales de la teoría marxista-leninista, la hipótesis del conocimiento desarrollada por Lenin, Marx y Engels.13,14 Se asume el principio del desarrollo que, desde una posición materialista, constituye uno de los aportes fundamentales del marxismo, y su esencia plantea, “…no suponer jamás a nuestro conocimiento acabado e invariable, sino analizar el proceso gracias al cual el conocimiento incompleto e inexacto llega a ser más completo y más exacto”.
Significa, por consiguiente, concebir la comprensión del tránsito de la percepción viva a una práctica cualitativamente superior después de un proceso de elaboración intelectual, la naturaleza refleja de la subjetividad humana y el discernimiento de que la esencia de lo humano se sitúa en las relaciones sociales. Estos elementos esenciales se deben tener en cuenta en el proceso de formación de los estudiantes de Medicina en el contexto actual, que le permitan poseer todas las habilidades y conocimientos, para brindar un tratamiento adecuado en la detección de las secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública.
Desde el enfoque sociológico es vista la formación profesional como una necesidad y fenómeno social, apoyada en la individualización como transformación inherente de la socialización. En tal proceso, el individuo, y en particular el estudiante de Medicina, se fundamenta en la actividad práctica, y de él se derivan las funciones cognitiva, valorativa y comunicativa de la personalidad; la evolución del hombre bajo el impacto de la educación, y el medio social y natural tiene lugar como una dialéctica entre objetivación y subjetivación de los contenidos sociales.
Desde la perspectiva psicológica el modelo se asocia con el supuesto relativo a la comprensión de la individualidad de la personalidad compatible con el enfoque socio histórico cultural de Vigotsky.15 Entre sus preceptos resultan imprescindibles: la ley dinámica del desarrollo con énfasis en los conceptos de interiorización y exteriorización, la ley genética fundamental del desarrollo, zona de desarrollo próximo, situación social del desarrollo y la corrección y/o compensación.
Con particular exactitud se resalta la unidad de los procesos cognitivos y afectivos por el vínculo dialéctico entre el intelecto y el afecto para que se desarrolle el aprendizaje en cualquier etapa de la vida. De esta manera es fundamental el valor característico que adquieren los procesos afectivos en este aspecto y el condicionamiento que le impregnan al desarrollo de los procesos cognitivos.16
Por otra parte, el enfoque histórico-cultural de Vigotsky,16 simboliza las perspectivas de las potencialidades del sujeto en el contexto histórico social, con énfasis en la comprensión de la individualidad, la personalidad, y en la interrelación entre las condiciones externas e internas del desarrollo. Este proceso de formación de la personalidad está compuesto por los elementos cognitivos, afectivos y volitivos.
La concepción sobre la personalidad y su desarrollo, vista desde el enfoque histórico-cultural de Bozhovich,17 posibilita reflexionar, en que la composición del modelo; se basa en la complejidad del desarrollo personológico, la influencia de una plurideterminación en este, y la interacción de diversos factores biológicos, psicológicos y sociales. Se tiene presente que la personalidad ocupa el nivel superior de regulación psíquica, una organización de contenidos y funciones que tiene influencia en el comportamiento desde las vivencias personales y profesionales.
Desde el punto de vista pedagógico se asumen las premisas y contribuciones de varios investigadores,11,12,18 al proceso de superación profesional, en este caso, formación profesional. Las mismas se establecen en sus aportes de fundamentos científicos educativos, debido a la naturaleza compleja de las interacciones que ocurren en la dinámica de la formación profesional del estudiante de Medicina dirigida a la detección de las secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública.
Otros, en los que se incluyen Rosario y Espinoza,19,20 han abordado lo relativo a la formación pedagógica en los estudiantes de Medicina. La importancia que le conceden a la misma, justifica el fin de querer hacerse de herramientas efectivas para la educación de los pacientes, de la población, así como, para asumir con calidad las funciones docentes durante la prestación de servicios una vez graduados.
Con colosal pertinencia se plantea que la educación conduce el desarrollo y la implementación de un proceso educativo basado en las necesidades, componentes clave, ante los considerables avances del conocimiento científico, técnico e innovador, en el dominio de las técnicas y el arte de la profesión. En su naturaleza pedagógica, el modelo toma en consideración el carácter complejo de las interacciones que tienen lugar en la dinámica que se da en la formación profesional de los estudiantes de Medicina en la detección de las secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública.
Se deben considerar las leyes de la Pedagogía. La primera plantea la vinculación del proceso pedagógico con el contexto social (formación profesional de los estudiantes de Medicina dirigida a la detección de secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública). La segunda, resultante de la ya mencionada, determina las relaciones entre componentes personales y personalizados de dicho proceso y su sistema categorial: instrucción-educación, enseñanza-aprendizaje y formación-desarrollo.
Los autores del presente artículo sostienen que, a pesar de abordarse la formación del estudiante de Medicina, es irrefutable que la Pedagogía propicia la renovación y redimensionamiento del conocimiento, y de las habilidades con un profundo propósito innovador. Se aprende a reconocer y solventar los nuevos problemas de su profesión, de su desempeño social, intercambiar y apropiarse de las mejores prácticas y experiencias.
Para la formación del estudiante de Medicina desde el ámbito pedagógico, es importante tener en mente aspectos generales del conocimiento, actitudes, habilidades y fundamentos médicos que faciliten desarrollar investigaciones y desempeñarse de manera idónea como profesional. Esto, en conjunto al conocimiento pedagógico convierte al profesional en un transmisor de conocimientos de salud y en un educador de la comunidad. Para comenzar es necesario que adquieran el conocimiento, luego aprendan cómo hacerlo, demuestren el proceso y luego lo ejecuten.
De suma importancia se considera el papel indispensable que juega la comunicación en el proceso pedagógico, como única vía para expresar los conceptos y para hacer conscientes las acciones del objeto de transformación. Patentiza el vínculo estrecho que existe entre las categorías comunicación y personalidad.
Desde la Pedagogía de la Diversidad, se debe tener en cuenta que la diversidad se expresa en el carácter propio y diferenciado, como resultado de reconocer que todos son diversos porque responden a su propia identidad. Es tolerancia, respeto y aceptación de las diferencias, integración en metas comunes y que satisfagan las necesidades de todos.
Del mismo modo, es significativo el papel de las vivencias en la formación de la personalidad. También resulta de suma importancia reconocer la repercusión de las diferentes experiencias y acontecimientos que afrontan los individuos y el significado de todas las influencias de personas, grupos e instituciones, para la formación profesional de los estudiantes de Medicina en la detección de las secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública.
Integral: porque responde ante todo a la intención de formar de manera integral y armónica a los estudiantes de Medicina en la detección de secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública. Contempla la totalidad de las esferas del desarrollo de la personalidad conforme a la necesidad de perfeccionar el desempeño profesional a un objetivo preciso que puede ser alcanzado en tiempo y espacio. Considera, además, la variedad y especificidad de las actividades que realizan y su sistema de influencias laborales.
Flexible: al tener presente las variaciones precipitadas que se producen durante los adelantos científicos con respecto al asunto que ocupa a esta tesis para obtener constancia, capacidad y calidad; es abierto, con alternativas que facilitan adecuarse a las nuevas condiciones. Adaptado a las características locales y de la institución. Propicia la atención a la diversidad, tiene presente las necesidades individuales que requieren un tratamiento específico, personalizado e individual y colectivo. La flexibilidad se asocia a la opción de utilizar distintas alternativas para planificar las actividades previstas con un carácter más racional.
Contextualizado: debido a que ofrece la opción de protagonismo no solo a los estudiantes de Medicina, sino también a sus profesores, para llevar a cabo la formación profesional, y que estos asuman de forma colegiada las exigencias del contenido del proceso. Aprovechamiento de los recursos que brinda el escenario para el contenido instructivo- educativo institucional y la ubicación según el contexto para la planificación, organización, ejecución y el control según necesidades.
Participativo: donde se involucren todos; los sujetos dan opiniones y sugerencias, toman decisiones, planifican, organizan las actividades. Se reconoce por una amplia diversidad de oportunas transformaciones y variaciones que pueden ser causa de contradicciones y demandan una respuesta, alternativa creativa y preventiva.
Carácter teórico metodológico: representa el vínculo interno de sus subsistemas y componentes. Facilita la orientación de cómo intervenir en la práctica para transformarla, el orden y la secuencia lógica de los subsistemas y componentes y de los procedimientos metodológicos y acciones para desarrollar la formación profesional de los estudiantes de Medicina en la detección de secuelas discapacitantes pos-COVID-19 desde la asignatura Salud Pública, para su ejecución en la práctica.
Conclusiones
Se concluye que, la fundamentación del modelo formativo del estudiante de Medicina para la detección de secuelas discapacitantes pos-COVID-19 permitirá el diseño del modelo propiamente dicho, lo cual, favorecerá el desarrollo de habilidades lógicas y específicas en los estudiantes de quinto año de Medicina en lo referente al abordaje epidemiológico de esta problemática. Representará una herramienta más para la prevención y control. Los autores valoraron la pertinencia y utilidad de la propuesta, sobre la base de la situación epidemiológica actual. De forma general, el modelo formativo posee el sustento y las características que fundamentan la formación del estudiante de Medicina para la detección de secuelas discapacitantes pos-COVID-19.