Introducción
Para la educación los museos temáticos representan una rica fuente generadora de aprendizajes, esto se debe a la variedad de recursos didácticos con que cuentan estos establecimientos y a las diversas actividades con fines educativos que pueden llevarse a cabo dentro de los mismos, dando paso a un encuentro cercano entre los estudiantes y el material de estudio presentado.
Al respecto Álvarez-Domínguez (2016), expresa que los museos son espacios abiertos y vivos capaces de favorecer el estudio, la catalogación, la investigación, la conservación, la protección, el uso didáctico y la difusión del patrimonio histórico y cultural. Se conciben como espacios intergeneracionales que pueden ser visitados por docentes, investigadores, estudiantes, profesionales y el público interesado en general, contribuyendo a la participación activa de toda la sociedad. La enseñanza en estas instituciones museísticas tiene carácter social y académico, constituyendo por su esencia un complemento esencial de la educación en los centros de enseñanza.
Por esta razón las instituciones educativas deben encontrar apoyo en los museos; ambos establecimientos cumplen con el propósito de formar la cultura y brindar a los estudiantes experiencias que aporten significativamente a su aprendizaje. Estas instituciones culturales brindan ofertas didácticas de acuerdo a las temáticas sobre la cual tratan, oportunidades que el docente debe aprovechar para hacer motivante y tangible la materia de enseñanza.
En tal sentido Jiménez (2013), considera que la relación con las instituciones museísticas y las escolares no es tan eficiente como la sociedad requiere; por una parte, los museos no cuentan con suficientes políticas que publiciten sus servicios a los docentes eficientemente; así como una inexistente producción de apoyo al profesorado para el desarrollo de sus lecciones. Por otra parte, muchos educadores no realizan visitas a los museos por una o varias razones; ya sea, el esfuerzo extra que implica preparar una salida de la escuela con estudiantes o ante el miedo a problemas legales en caso de accidente, o por carecer de conocimientos que le permitan realizar una adecuada preparación para la visita.
Lo que no es ajeno al contexto educativo de la Ciudad de Machala, provincia de El Oro en Ecuador, donde a pesar de las potencialidades didácticas de los museos y su influencia en el aprendizaje, existen insuficientes propuestas de espacios culturales por parte de estas instituciones en apoyo a la docencia como recurso para enseñar, sistematizar y profundizar en los contendidos de la asignatura de Ciencias Sociales, y en otros casos la no utilización de aquellos que se brindan (Cruz, 2016).
Situación que motivó este estudio, con el propósito de analizar la influencia de los museos como recurso didáctico en el proceso de enseñanza-aprendizaje en el área de Ciencias Sociales, para el fortalecimiento de los conocimientos y la difusión del patrimonio cultural tangible e intangible en el Cantón Machala, provincia de El Oro.
Desarrollo
Se ha logrado transmitir un concepto general sobre los museos gracias a instituciones educativas, programas de televisión, relatos orales, entre otros medios; pero la idea o representación mental sobre el significado de este tan mencionado término, se limita a conceptualizarse como un lugar donde meramente se exhiben objetos con cierto valor cultural o histórico; más su definición clara y completa, es algo comprendido por pocos.
Según el Consejo Internacional de Museos (ICOM) citado por Jiménez (2013), un museo es una “institución permanente, no lucrativa al servicio de la sociedad y de su desarrollo, que adquiere, conserva, investiga, comunica y principalmente exhibe los testimonios materiales del ser humano y de su medio con el propósito del estudio, educación y deleite”. (p. 87)
En el análisis de esta definición, los museos son concebidos como instituciones de transmisión cultural, abiertos al público; en ella se enfatiza en la proyección social de estos centros, a través de exposiciones de los tesoros materiales que atesoran con el propósito de desarrollar integralmente al visitante (Arbués & Naval, 2014).
Según Jiménez (2013), esta institución debe ser considerada como un “espacio educativo propio que, entre otras cosas, permita la multiplicidad de lecturas, la educación permanente, una mayor relación teoría-práctica, el contacto del pasado mediante la cultura material y una experiencia educativa interactiva y dinámica”. (p. 88)
En este enunciado se acentúa el carácter educativo de estas instituciones y las relaciones interactivas y dinámicas que se pueden establecer en sus espacios para la justificación del conocimiento desde la práctica. Se valoriza el museo como un ente vivo, perdiendo el misticismo de institución consagrada a la contemplación de los vestigios de antaño, deja de ser una vitrina de exposición de objetos.
Relacionando estas definiciones, tenemos que la relevancia de estos lugares se encuentra no solo en el hecho de atesorar el legado de la humanidad; en ellos se encuentra gran parte de sus vestigios: documentos y objetos valiosos por su trascendencia histórica, obras de artes, construcciones, instrumentos, restos humanos y de animales; sino también en las relaciones que se establecen en la praxis para instruir a través de estas huellas.
Mediante ellas podemos suponer y comprender cómo nuestros antepasados vivían, cuáles eran sus costumbres y tradiciones, qué avances científicos y tecnológicos alcanzaron, etc. Según Espinoza, Castells, Guamán & León (2017), estos elementos han de ser considerados como punto de partida para la reflexión y el debate, de esta forma se propicia el estudio y conocimiento de las Ciencias Sociales. Además, favorecen el conocimiento de las causas de nuestra actual realidad y permiten sobre ese conocimiento del pasado tomar decisiones que favorezcan a nuestro porvenir. Poseen un gran potencial educativo y son fuente de defunción tanto el patrimonio cultural.
A fin de lograr una mayor comprensión sobre el rol de los museos es oportuno analizar la siguiente definición, se entiende como patrimonio cultural al “conjunto de bienes tangibles e intangibles, que constituyen la herencia de un grupo humano, que refuerzan emocionalmente su sentido de comunidad con una identidad propia y que son percibidos por otros como característicos. El Patrimonio Cultural como producto de la creatividad humana, se hereda, se transmite, se modifica y optimiza de individuo a individuo y de generación a generación”. (Instituto Latinoamericano de Museos y Parques, 2018, p. 1)
De acuerdo con esta definición entendemos por patrimonio cultural todo aquello que es hecho por el hombre o es de naturaleza humana; abarcando así obras de arte, edificaciones, costumbres, valores, creencias, tecnologías, libros, tradiciones orales, manuscritos, grabaciones, películas, entre muchas otras cosas. Esto que fue perteneciente a un tiempo y lugar específico de la historia, servirá a las presentes y futuras generaciones como característica que las significan y anclaje que revele su identidad, generando así un sentido de pertenencia.
Otra definición que corrobora lo hasta aquí analizado es la que expresa que el patrimonio cultural, “es la herencia recibida de los antepasados, y que viene a ser el testimonio de su existencia, de su visión del mundo, de sus formas de vida y de su manera de ser, y es también el legado que se deja a las generaciones futuras”. (Paraguay. Ministerio de Educación y Cultura, 2014, p. 2)
Estas palabras nos indican que todo aquello material o inmaterial, que correspondió a épocas anteriores, constituyen nuestro patrimonio cultural y son una clara evidencia de la existencia de nuestros antepasados y un testimonio de la forma en la que vivieron y lo que hicieron. Es por ello que los museos como instituciones culturales cumplen con el rol de difundir la memoria social y testimonios materiales, transmitiendo así herencia cultural de una región o país; “el museo tiene muy claro que su principal objetivo es la difusión del Patrimonio Histórico y Cultural” (Jover, 2015, p. 1); para cumplir con este fin, debe usar diversidad de medios para la transmisión del conocimiento cultural e histórico; en este sentido los museos utilizan diversas alternativas didácticas entre las que se encuentran los talleres, de esta forma se involucra al visitante en actividades que van más allá de la mera contemplación de las exposiciones; a través de ellos se crea un ambiente de colaboración en la construcción de nuevos saberes y en la profundización de los ya existentes (Torres, 2018).
Las actuales posturas pedagógicas conceden singular importancia a las novedosas maneras de aprender que no solo se realizan en el contexto tradicional áulico; entre las alternativas de los escenarios de formación están los museos, que brindan un ámbito diferente de aprendizaje a los estudiantes, permitiéndoles un contacto directo con la historia y con una variedad de recursos que favorecen el aprendizaje significativo de los contenidos, al igual que una participación activa durante el proceso enseñanza-aprendizaje (Rabazas & Ramos, 2015, 2016ª; y Suárez, 2017). Por lo que, usar estos espacios culturales para brindar experiencias instructivas y educativas, forma parte de las responsabilidades del docente, que debe actuar de acuerdo a la nueva ecología de aprendizaje, cuya teoría sostiene que “las escuelas han dejado de ser los únicos lugares donde se aprenden contenidos social y culturalmente relevantes. Cada vez más aprendemos en un amplio abanico de contextos de actividad y en interacción con una diversidad de actores y agentes educativos”. (Ediciones-SM, 2017, p. 1)
Actualmente diferentes organismos internacionales como National Association of Research in Science Teaching (NARST) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reconocen la importancia de las experiencias de aprendizajes en contextos no formales como las instituciones museísticas, en ellas se estimula una actitud positiva hacia las ciencias; se despierta en los estudiantes el afán por investigar, descubrir y explorar nuevos saberes a partir de los que ya se conoce.
De esta forma se aprende utilizando más de un sentido a la vez, a lo que se denomina “aprendizaje multisensorial”, el mismo que “multiplica las posibilidades y las oportunidades de un aprendizaje mejor y más completo” (Martínez, 2017, p. 1). Los variados recursos presentes en los museos requieren y ponen en función diferentes habilidades cognitivas en los niños, adolescentes, jóvenes y en todos aquellos que se vean involucrados; así como el desarrollo de nuevas habilidades como la exploración, imaginación y creatividad, convirtiéndose de esta forma en uno de los mejores contextos para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Para lo cual estas instituciones en coordinación con los centros docentes pueden establecer visitas a espacios expositivos, talleres con un marcado clima de diálogo, reflexión, participación, negociación y toma de acuerdos sobre los contenidos, sus observaciones, interpretaciones y formas de aprender.
Por otra parte, las nuevas teorías del aprendizaje, que defienden el aprendizaje a lo largo de toda la vida y se centran más en el aprendiz y no en el que enseña han contribuido al cambio experimentado por los museos en las últimas décadas (Arbués & Naval, 2014; Rabazas & Ramos, 2016b, 2017). Esta revolución pedagógica más preocupada por una nueva cultura del aprendizaje basada en la comprensión, el análisis crítico y la reflexión, posibilita el empleo de alternativas constructivistas, donde las instituciones museísticas son concebidas como recursos interactivos que permiten al alumno construir su propio conocimiento.
Según Torres (2018), la práctica de alternativas didácticas colaborativas en los museos permite a los visitantes el desarrollo de habilidades cognitivas: describir, observar, contrastar, seriar, analizar e imaginar, y sociales entre las que se significan, comunicar, escuchar, compartir y contrastar vivencias y saberes, revelarlos, negociarlos y ponerse de acuerdo para un fin común. El museo posibilita el cambio de las actitudes pasivas y receptivas, las resistencias, la indiferencia hacia otros y la contemplación, por espacios de autorreflexión, empatía, cooperación, colaboración y solidaridad.
El objetivo de las actividades didácticas desarrolladas en los museos, es convertir a los alumnos en protagonistas de su propio aprendizaje. Los talleres didácticos son un clásico ejemplo que permite difundir los valores artísticos e históricos atesorados en esos centros entre el público en edad escolar (Jover, 2015); estos talleres deben responder al currículum de las asignaturas de Ciencias Sociales, con el propósito de sistematizar los contenidos y perfeccionar las habilidades cognitivas, basados en una didáctica práctica direccionada a la interacción manual o física, la interactividad mental, emocional y sensitiva (España. Instituto Superior de Arte, 2018; Torres, 2018).
También, para que la experiencia en estos espacios culturales y educativos sea más significativa, es necesario establecer en ellos un ambiente colaborativo. Para lograr que estos espacios sean realmente colaborativos en las acciones cotidianas y prácticas del museo es necesaria la preparación didáctica de sus profesionales la que es posible mediante la comunión con los educadores que son los mediadores o facilitadores en el desarrollo de este proceso de construcción del conocimiento y de desarrollo de habilidades cognitivas y sociales al interior de los museos (Torres, 2018).
Los museos como conservadores y difusores del patrimonio cultural e histórico, se convierten en una herramienta clave para la construcción y conservación de la identidad de una nación, permitiendo que los miembros de la sociedad conozcan su historia; por lo tanto, es un derecho de cada ciudadano que el Estado ecuatoriano reconoce y garantiza a través del articulado de La Constitución de la República; en tal sentido en ella se estipula que “las personas tienen derecho a construir y mantener su propia identidad cultural, a decidir sobre su pertenencia a una o varias comunidades culturales y a expresar dichas elecciones; a la libertad estética; a conocer la memoria histórica de sus culturas y a acceder a su patrimonio cultural; a difundir sus propias expresiones culturales y tener acceso a expresiones culturales diversas” (Ecuador. Asamblea Nacional, 2008)
Los museos dan cumplimiento a este derecho mediante el libre acceso a sus salones expositivos, permitiendo así a la población, sin ningún tipo de discriminación, desde los más pobres hasta los más ricos, educarse culturalmente y potenciar su desarrollo en el sentido de pertenencia e identificación con aquello que los representa.
Otro de los deberes del Estado, en cuanto a cultura se refiere, es fomentar la libre difusión del patrimonio cultural a fin de fortalecer la identidad nacional e incentivar la creación de diversas expresiones culturales, lo que también se refrenda en la Carta Magna del Ecuador donde se legisla que “el sistema nacional de cultura tiene como finalidad fortalecer la identidad nacional; proteger y promover la diversidad de las expresiones culturales; incentivar la libre creación artística y la producción, difusión, distribución y disfrute de bienes y servicios culturales; y salvaguardar la memoria social y el patrimonio cultural. Se garantiza el ejercicio pleno de los derechos culturales”. (Ecuador. Asamblea Nacional, 2008)
Por lo tanto, para que se cumpla con estos derechos, se debe fomentar la creación de una mayor cantidad de espacios de libre expresión, transmisión y creación cultural; no obstante, en Machala, a pesar de los esfuerzos realizados para el fomento de estos espacios no se ha visto un progreso significativo (Gil, Espinoza & Galarza, 2017). Las falencias en la transmisión de la cultura hacen que la sociedad no conozca completamente la historia y cultura de los antepasados; la que también forman parte del patrimonio cultural identitario de la comunidad (Cruz, 2016).
En el Cantón Machala, solamente existen dos museos: el Museo Arqueológico y Paleontológico en la Casa de la Cultura y el Museo Marino en la parroquia Puerto Bolívar. El primero es considerado uno de los museos más completos en su tipo, narra a través de sus muestras expositivas la historia de los pueblos precolombinos; contiene 300 piezas arqueológicas y 600 piezas paleontológicas. Mientras que, el Museo Marino, cuenta con una interesante muestra de la flora y fauna marina del litoral sur ecuatoriano.
Es cierto que estos espacios no son suficientes para satisfacer la potencial demanda de la población escolar de esta ciudad que estudia las Ciencias Sociales entre los que se encuentran los educandos que cursan: Historia y Educación para la Ciudadanía en los niveles educativos de: Educación General Básica y Bachillerato General Unificado. Estas instituciones cuentan con espacios en donde solamente pueden ingresar un número limitado de personas, lo que dificulta su empleo para actividades con fines didácticos; situación que mediante una adecuada planificación y diseño de estrategias pueden ser solventada.
A pesar de estas limitaciones aún no se explotan suficientemente las posibilidades que las instituciones museísticas pueden aportar a los procesos educativos y en particular a la enseñanza de las Ciencias Sociales de los centros educativos de esta ciudad. Se necesita estrechar los vínculos entre los profesionales de estos centros culturales y los docentes para trazar acciones comunes que permitan la inclusión de los museos en el cumplimiento de los currículos de esta asignatura.
En primer lugar, ha de coordinarse y planificarse las visitas a los museos de forma escalonada que posibilite la afluencia de toda la población escolar; así como actividades didácticas colaborativas. Además, es posible establecer actividades extensionistas donde se programen acciones en las escuelas, de esta forma se puede acercar el museo a los centros educativos.
Es importante también el empleo de las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en función de la difusión del caudal patrimonial de los museos; asunto que por su interés puede ser objeto de proyectos de investigación conjunta entre estas instituciones y los centros educativos, con el concurso de los museólogos, docentes y estudiantes, que tengan como resultados productos multimedios que faciliten su empleo en las aulas como medios didácticos en apoyo al proceso de enseñanza-aprendizaje de las Ciencias Sociales.
La utilización de las TIC permitiría solucionar las dificultades de la disponibilidad de espacio físico de los museos; por otro lado, también se resolvería el conflicto de tiempo disponibles, puesto que estos recursos tecnológicos facilitarán el acceso de una gran cantidad de usuarios en el tiempo deseado sin ningún tipo de restricciones en este sentido. Además, se podría acceder a las colecciones de museos que se encuentran distantes geográficamente a los centros educativos y que de manera convencional serían difíciles de conseguir.
Estos medios digitales de difusión del patrimonio cultural e histórico estimulan los diversos estilos de aprendizaje de los estudiantes y dotan a los docentes de herramientas didácticas, viables y de fácil empleo en el salón de clases. Además, despiertan el interés en los educandos que estimula el aprendizaje de las Ciencias Sociales y desarrollo de las habilidades cognitivas lográndose así aprovechamiento significativo.
Conclusiones
Mediante la indagación realizada se logró analizar la importancia de los museos como recursos didácticos en el proceso de enseñanza aprendizaje; así como su rol en la difusión del patrimonio cultural tangible e intangible. Se clarificó la relación entre los museos y la educación formal, concibiéndose el primero como un centro del conocimiento y espacio de aprendizaje alternativo.
Los museos favorecen el aprendizaje significativo de las Ciencias Sociales a través del empleo de diferentes alternativas didácticas como son los talleres didácticos, exposición del material histórico y cultural, y productos multimedios; favoreciendo así el aprendizaje visual, auditivo y sensorial, además de generar experiencias de aprendizaje basadas en una didáctica práctica direccionada a la interacción manual o física, la interactividad mental, emocional y sensitiva.
Dadas las insuficiencias existentes que limitan el cumplimiento de lo establecido en los artículos 21 y 377 de la Constitución de la República del Ecuador y tomando consideración los beneficios que ofrecen los museos para la enseñanza y aprendizaje de las Ciencias Sociales a los estudiantes de las escuelas del Cantón de Machala se deben estrechar los vínculos entre los profesionales de estos centros culturales y los docentes para trazar estrategias que permitan la inclusión de los museos en el cumplimiento de los currículos de esta asignatura. Debe coordinarse, planificarse y realizarse visitas a los museos de forma escalonada y actividades didácticas colaborativas; así como acciones extensionistas para propiciar el acercamiento del museo a los centros educativos.
Importante también es el empleo de las TIC que permitirá solucionar las dificultades de disponibilidad de espacio físico y acceso a instituciones distantes geográficamente; así como estimular el aprendizaje de las Ciencias Sociales en los estudiantes y dotar a los docentes de herramientas didácticas que permitan desarrollar en los discentes las habilidades cognitivas, lográndose así un aprovechamiento significativo de los contenidos de esta ciencia.