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Conrado

versión On-line ISSN 1990-8644

Conrado vol.16 no.76 Cienfuegos sept.-oct. 2020  Epub 02-Oct-2020

 

Artículo original

Memorias de un pueblo sediento. Organización de las familias rurales del oeste pampeano

Memories of a thirsty town. Organization of the west pampa families

0000-0001-6416-8310Betina Laura Plaza1  *  , 0000-0002-7955-6954Ana Clara De Mingo1 

1 Universidad Nacional de Luján. Argentina

RESUMEN

Desde el proyecto de investigación “Procesos de producción de subjetividades en la praxis organizativa, política y pedagógica de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP)”, que a su vez integra el Programa “Movimientos populares, educación y producción de conocimientos” de la Universidad Nacional de Luján (Argentina), acompañamos el proceso de sistematización de la Asamblea de Familias Rurales del Oeste Pampeano, en el marco del trabajo que venimos sosteniendo con el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) Rama Rural. Este artículo busca describir a los sujetos, su contexto, sus luchas y los procesos comunitarios mediante los cuales organizan reclamos y acciones que transforman la realidad. En este caso haremos hincapié en los aspectos pedagógicos de la propuesta organizativa, nos referimos a los momentos de formación que se desarrollan en el espacio de la asamblea. Esta propuesta se enmarca en el propósito que tenemos como equipo de investigación y extensión: acompañar los procesos comunitarios y organizativos de los movimientos populares que buscan transformar la realidad, contribuyendo a la co-producción de conocimiento y a la producción de materiales de difusión y disputa de sentido.

Palabras-clave: Movimientos sociales; economía popular; organización; procesos de formación; subjetividad

ABSTRACT

From the research project “Processes of of production of subjectivities in the organizational, political and pedagogical praxis of the Confederation of Workers of the Popular Economy (CTEP)", which in turn integrates the program “Popular movements, education and knowledge production” from the University of Lujan (Argentina), we accompany the sistematical process of the assembly of the rural families os pampa west ,within the framework of the work that we have been supporting with the Movement of excluded workers (MTE) Rural brunch. This article seeks to describe the subjects, their contexts, their struggle and the comunitary processes through which they organize claims and actions that transform reality. In this case we emphasize in the pedagogical aspects of this organizational proposal, we refer to the training moments that take place in the space of the assembly. This proposal is framed in the purpose that we have as research and extension team: accompany the community and organizational processes of the popular movements that seek to transform the reality, contributing to the co-production of knowledge and the production of materials for dissemination and dispute of meaning.

Key words: Social movements; popular economy; organization; training processes; subjectivity

Introducción

En el año 2019 e inició un trabajo de sistematización de experiencias en conjunto con el equipo de formación de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Este trabajo comenzó a partir de un pedido que hizo la secretaria de formación de la UTEP, que tenía como objetivo producir materiales educativos para la escuela de formación de este conjunto de organizaciones: la Escuela Nacional de organización comunitaria y economía popular (ENOCEP).

La UTEP es un sindicato que nuclea a las y los trabajadores de la economía popular, y está conformado por diversas organizaciones que tienen inscripciones político-ideológicas diversas, entre ellas se encuentra la CTEP, el Frente Darío Santillán, Barrios de pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Este sindicato surge luego de una lucha sostenida durante varios años y constituye la legitimación de los derechos laborales del conjunto de las y los trabajadores de la economía popular. Están representados los derechos de distintos trabajadores rurales, cartoneros y recicladores, textiles, de la construcción, producción de alimentos y socio-comunitarios.

Las organizaciones que constituyen la UTEP y que desde el 2011 vienen trabajando en la CTEP son el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), la Cooperativa Textil La Alameda; El Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas por los Trabajadores, y el Movimiento Evita. Luego se van sumando otras organizaciones como el Movimiento Popular la Dignidad, el Movimiento Nacional Campesino Indígena, la Unión de Trabajadores de la Tierra, la organización social y política Los Pibes, Patria Grande, Seamos Libres y la Garganta Poderosa.

La heterogeneidad y diversidad de ideas político-ideológicas que conviven en la UTEP adquiere unidad en el carácter reivindicativo que las convoca vinculado a la restitución de derechos de los trabajadores sin reconocimiento, sin capital y sin patrón (Pérsico, & Grabois, 2014). Su acción territorial abarca principalmente los tres cordones del conurbano bonaerense, aunque cuenta con representación nacional tanto en zonas rurales como urbanas.

La propuesta de trabajo que presentamos se enmarca en el programa de investigación “Movimientos populares, educación y producción de conocimientos” de la División de adultos del Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján, donde participamos docentes e investigadores de distintas disciplinas. Este equipo viene trabajando en propuestas de formación -muchas de ellas vinculadas a la Educación Popular- con diferentes movimientos populares desde hace más de veinte años.

A los fines de este trabajo nos vamos a detener en analizar la experiencia del oeste pampeano, particularmente en uno de los espacios de deliberación que posee esta organización: la asamblea de Familias Rurales del Oeste.

Desarrollo

Conforman el MTE rural una diversidad de sujetos vinculados al mundo rural que se encuentran en diecinueve provincias de la República Argentina, llegando a alcanzar el número estimado de 19.000 personas organizadas. Consideramos que la heterogeneidad de la rama se debe al crecimiento exponencial que ha tenido la organización durante los últimos años, y a la diversidad de sujetos que se han sumado a participar de este espacio.

Entre los sujetos que conforman la organización se encuentran, por un lado, productores hortícolas, campesinos tradicionales, los denominados por la organización como pueblos agrícolas atravesados por la cuestión indígena, productores agroecológicos (sujetos que no son oriundos del campo y que por opción deciden vivir allí con el fin de producir alimentos sanos), medianos productores, denominados también como chacareros o chacareros pobres. Por otro lado, destacamos a los productores cebolleros y tabacaleros, quienes realizan una producción sumamente especializada y articulada a cadenas de valor empresariales de las que participan de manera subordinada.

En el caso de la experiencia que vamos a analizar, podemos afirmar que buena parte de los sujetos organizados en el MTE del oeste pampeano tiene su lugar de vivienda en el campo y una porción menor en parajes rurales, especialmente en el pueblo de Santa Isabel.

En esa localidad, hacia fines de 2018 se han desarrollado algunas iniciativas productivas de manera colectiva, desde entonces, casi una centena de sujetos son parte de la organización cooperativa. Se reúnen regularmente, despliegan propuestas, se movilizan, se juntan con otros y otras de distintos puntos de la provincia y del país. Acerca de ellas y ellos y su proceso de organización se trata este trabajo.

Como características propias de la zona, y que va a incidir directamente en el tipo de producción que se llevan adelante, nos referiremos a la sequía y la aridez como parte de la vida rural del oeste de La Pampa. La agricultura, por lo pronto, se torna prácticamente inviable, si bien esto no ha sido siempre así. La zona guarda la memoria de cierta agricultura y de mayor diversificación de la producción animal en la cuenca del Río Atuel, se recuerda que años atrás, habiendo agua, las siembras existían. El desarrollo de la economía regional del viñedo con fuerte eje en la provincia de Mendoza implicó la regulación del cauce del Atuel, aguas arriba, asociado a sistemas de riego, represas y canalizaciones, afectando seriamente la llegada del agua a la zona que venimos describiendo. Este conflicto constituye una reivindicación histórica de los pobladores pampeanos que, como veremos más adelante, hace alusión al título de este artículo: La memoria de la sed nos remite a la histórica lucha por el agua como base de la economía de la región.

La sequía no es producto de factores naturales, sino del manejo político que se hace del Rio Atuel. Territorios signados por la escasa humedad determinan pasturas pobres y dispersas, por este motivo los animales, como la cabra, deben desplazarse por terrenos extensos para alimentarse y su “engorde” incluye la ingesta de los frutos de monte. Si bien algunas familias del oeste nucleadas hoy en el MTE crían también ganado vacuno, todas crían cabras. Una lucha en relación a esta producción es la disposición de tierras insuficientes, ya que la viabilidad de la crianza está asociada a disponer de una cierta superficie por animal. Esta situación obliga a la complementación de la alimentación con forrajes lo que constituye un problema serio para la economía campesina, que debe comprar esos complementos a precios que no controla, lo que no puede hacer si su economía es fundamentalmente de autosubsistencia, o si los productos que genera para el mercado no son bien pagados.

El principal producto que venden los crianceros al mercado es el chivo, la cría joven de la cabra, lo que se realiza en condiciones informales, ya que la venta de carne se regula por pautas a las que ningún productor familiar puede acceder si no media una iniciativa asociativa o una acción pública. La opción es mal vender a una empresa frigorífica o vender informalmente, callejear el precio con los riesgos que supone esta segunda opción. También algunas otras producciones pueden llegar a venderse con el fin prioritario del autoabastecimiento: quesos, conservas y dulces, carnes de ave y huevos, miel, productos de pequeñas huertas.

Otras de las problemáticas que se visualizan en el oeste pampeano es la ausencia de políticas de fortalecimiento de la actividad de los crianceros: no existen mecanismos de auxilio en situaciones de sequía extrema, los caminos carecen de mantenimiento y por momentos son intransitables, falta luz eléctrica en los campos, no hay iniciativas políticas que protejan y favorezcan al campesinado en su relación con el mercado, ni tampoco en el momento de comprar insumos y vender la producción. Carencias en términos de salud y educación son señaladas por los y las puesteras. La ausencia de políticas públicas es un factor central que lleva al abandono de la actividad campesina.

A pesar de estas condiciones adversas, los crianceros existen, y tanto sus prácticas económicas como culturales continúan su curso.

Algunos de las y los crianceros tenían relación con expresiones del MTE que se hallaban en formación, en la Provincia de La Pampa, fruto del impulso de la cooperativa La Comunitaria. Se trata de una organización que tomó la forma de cooperativa y que enlaza a sujetos de distintas localidades del este de La Pampa y de localidades cercanas de la provincia de Buenos Aires. La Comunitaria desarrolla actividades en el campo de la cultura popular, a través del teatro comunitario, en pequeñas ciudades y poblados rurales desde 2016. Las y los integrantes de La Comunitaria analizan un proceso por el cual descubren el carácter rural de buena parte de sus vidas y de las de los sujetos con quienes dialogan a partir de las iniciativas de teatro. De ese modo, las propuestas de organización que se promueven comienzan a pensarse y realizarse en clave rural.

En las obras de teatro comunitario aparecían interrogantes sobre los cambios productivos en nuestra región y su impacto sobre nuestros pueblos. Por ejemplo, con la obra “Se cayó el sistema. Disculpe las molestias” donde se expresa una mirada de los que vivimos en pueblos de tipo rural. Y la obra “Atuel, sed que crece” de 2015... Muchos de nosotros sensibilizados por la lucha de la Asamblea de los ríos pampeanos que toma fuerza en 2012, presenta causa por daño ambiental a la Corte Suprema, conectamos con la problemática de nuestros co-provincianos oesteños. (Carlos, militante del MTE General Pico, Pcia de La Pampa).

Se describirá a continuación los diferentes momentos de la Asamblea de familias rurales para luego analizarlos desde una perspectiva pedagógica.

Desde el MTE Rama Rural y la Cooperativa La Comunitaria se lleva adelante la convocatoria mediante una amplia difusión del evento tanto por redes sociales, como en radios y periódicos de alcance local y provincial. Aquí la voz de los delegados cobra fuerza en los medios de comunicación local y resuena buscando visibilizar la organización y los ejes del trabajo a partir de la enunciación de sus luchas.

Momentos de la asamblea:

1º momento: La Bienvenida. En este primer momento los invitados comienzan a llegar desde muy temprano desde los diferentes pueblos del interior. Algunos campesinos y campesinas han viajado varias horas, a caballo o en vehículos compartidos. Otros dicen haberse enterado por las redes sociales o por la radio y por eso decidieron acercarse por primera vez. Al respecto, uno de los delegados plantea acerca de cómo y porqué llega la mayoría de los campesinos a la asamblea: “Actualmente la gente está aprendiendo a organizarse… La política ha hecho grandes divisiones y exclusiones a los que no pensaban como ellos y lograron que la gente tire cada uno para su lado. Ahora eso ha empezado a cambiar un poco, la gente empezó a entender la importancia de unirse: eso es lo que hay que seguir apoyando… La mayoría tiene conocimientos de producción, pero “para su interior”, “para sí sólo”; la idea es hacer en conjunto, pero no es fácil porque nos han enseñado a tirar de manera individual, cuesta el laburo comunitario; se está aprendiendo, sin acelerar los pasos (Jesús, delegado de Santa Isabel)”.

En este primer momento, los delegados locales junto con compañeros y compañeras de distintos lugares comienzan con los preparativos y la escuela queda transformada por completo en un espacio comunitario. Lo central de este momento ocurre en el patio donde se arma una ronda de mate con los primeros que han llegado y cada vez se suma más gente. En esa ronda, delegados y campesinos que participan por primera vez se presentan, se reconocen, comienzan a contarse sus trabajos, sus historias, que vienen de diferentes pueblos y van encontrando en la ronda y la charla un espacio común que comienza a construirse.

2º momento: La Mística. En este momento se busca poner en clima a los y las participantes. Puntualmente se da comienzo a la Asamblea con unas palabras de bienvenida y agradecimiento por parte de los delegados de Santa Isabel a quienes han llegado desde muy lejos y también a quienes participan frecuentemente de las asambleas. Se establece como objetivo construir articulaciones e intercambios posibles, y en particular comunicar que, este espacio organizativo forma parte de una organización más amplia en todo el país, como lo es el MTE Rural. A continuación, se escucha un recitado grabado por un vecino que pone al río en el centro de la escena:

Atuel significa lágrima… ¿qué pasa si cada uno de nosotros pone una lágrima suya propia y la junta con la otra y la otra? Porque al fin y al cabo una lágrima esa una gota de agua y un río y luego el mar empiezan con eso, con una simple gota de agua… Pero la lágrima no es suficiente, la lágrima tiene que estar acompañada de la lucha, del trabajo de cada día (Recitado de un vecino en la apertura de la Asamblea).

En ese momento una enorme tela celeste ocupa todo el salón y queda en el centro de la ronda, esa tela es el río Atuel, esa tela es parte de la obra de teatro “Atuel sed que crece” de la Cooperativa La Comunitaria que se hizo hace tiempo y recupera las voces de los pobladores en la lucha por el agua. Luego del recitado se invita a los participantes a escribir su nombre y pegarlo en el río. Circulan papeles y lapiceras, pero son varios hombres y mujeres que no saben escribir, y ahí los más chicos escriben por los grandes, nosotros mismos vamos ayudando a que aparezcan los nombres en la tela y varios, además del nombre propio, escriben deseos, frases fuertes que se quedan ahí, formando un río.

3º momento: Trabajo en grupos: Tal como había sido acordado en la ronda de inicio, los coordinadores proponen trabajar en cinco grupos, de acuerdo a las diferentes actividades productivas que realizan los sujetos. A modo de ejemplo, se enuncian algunos de los problemas de las producciones que fueron relevando tanto en el inicio como en los encuentros previos y se sugiere que traten de darle un salto de calidad “no pensar en chiquito y animarse a soñar”. Se aclara que habrá coordinadores encargados de tomar notas en afiches y para exponer lo trabajado en el grupo, en el momento de la puesta en común. Los sujetos se van incorporando a las comisiones de acuerdo a sus intereses y experiencias. Los grupos comienzan a funcionar en diferentes espacios de la escuela, con la consigna de trabajar sobre los problemas que atraviesan en su vida cotidiana como campesinos y trabajadores rurales, y pensar posibles mejoras para cada una de las producciones que llevan adelante.

4º momento: Plenario: Este es el momento de cierre de la asamblea, es donde socializan y comparten lo trabajado en los distintos grupos, y donde realizan acuerdos de cómo continuar como organización. Allí el /la vocera /vocera de cada grupo lee el papelógrafo donde se expresan los problemas identificados y las propuestas de acción que establecieron, muchas de esas propuestas tendieron a organizar pedidos concretos al Estado a partir del reconocimiento de la fuerza del colectivo. A continuación, compartimos lo sucedido al interior de cada grupo:

Grupo Comercialización: Intercambiaron opiniones sobre la problemática vinculada al transporte, al deterioro que tienen los caminos y el bajo precio que impone el frigorífico municipal a la carne de chiva y los obliga a lo que ellos denominan como “callejear el precio”, es decir salir a venderlo al mejor postor por el pueblo, esto a su vez lleva al problema de competir entre los mismos vecinos. Como propuesta comienzan a plantear la posibilidad de acordar colectivamente un precio de venta, si bien todavía es una búsqueda incipiente. Lo central es la necesidad de construir un canal de comercialización fuera del pueblo teniendo en cuenta la complejidad de logística que esto implica, los riesgos por la falta de frío y los posibles problemas con la policía al no contar aún con habilitación oficial para los productos.

Grupo Chivas: Plantean la necesidad de asistencia veterinaria específica sobre la producción de chivas. En este sentido, proponen plantearle a la Universidad de La Pampa (UNLPam), la creación de la carrera Veterinaria. También identificaron la necesidad de pedir ayuda económica al Estado para construir refugios de invierno, dado que hay pumas en la zona y depredan a las chivas. Establecieron también como propuesta la compra de maíz en forma comunitaria.

Grupo Conservas: En este grupo los principales problemas son la comercialización de los productos fuera del mismo pueblo y la necesidad de mejorar la calidad de las conservas. Se van planteando conjuntamente los problemas y la búsqueda de alternativas. Acuerdan en asignarle un nombre común a sus productos, buscar una imagen que los identifique y acordar los precios. Se proponen también gestionar mejoras, entre las cuales plantean una sala de extracción y autoclave para mejorar la calidad y durabilidad de las conservas. En el momento del intercambio de este grupo, una compañera aprovecha la oportunidad para aclarar la receta del queso que han hecho toda la vida, a partir de un curso realizado con técnicos, buscando ganar mayor durabilidad.

Grupo Huertas: Los compañeros y compañeras de Santa Isabel expresan el problema de la aridez del suelo y las consecuencias negativas que tiene para realizar este tipo de actividad. Asimismo, plantean la falta de agua en los campos, debido a la sequía, y en este sentido proponen realizar una perforación de agua para uso común y recolectar agua de lluvia. A partir del intercambio con la experiencia de Victorica surge la propuesta del riego por goteo. En tanto los campesinos y campesinas de otras zonas como Bowen, refieren como problema la pérdida de producción debido a las inclemencias del tiempo, particularmente al caso del granizo, a los problemas para acceder a canales de comercialización y el costo elevado del agua. Como propuesta plantean construir estrategias de venta directa, acercarse a canales cooperativos de venta y gestionar semillas criollas. En Victorica, se plantea el problema de la falta de compañeros para el trabajo de la tierra, en especial jóvenes, ya que abandonan el pueblo debido a la falta de oportunidades. Otro problema que identifican es la falta de infraestructura para el invierno. Como propuestas plantean estar atentos a la posibilidad de acceder a proyectos de financiación y mejorar las estrategias de convocatoria para que se sumen compañeros al trabajo y a la comercialización.

Grupo Artesanías: En este grupo las/los artesanos/as trabajan con tejido, cuero y madera. Se identifican problemas comunes vinculados con la desvalorización de las artesanías por parte del mercado local, las dificultades para generar canales de comercialización, el costo de los insumos y los fletes. Como propuestas consideran la posibilidad de que haya alguna feria en el pueblo, ya que es un lugar de paso para el turismo, y también plantean acceder a ferias de otros pueblos.

Partiendo de la idea de que la práctica social es el centro de la reflexión educativa, nos propusimos sistematizar la Asamblea de Familias rurales del Oeste pampeano como un espacio donde se construyen conocimientos y saberes, y donde fundamentalmente los sujetos aprenden.

En este sentido, vamos a detenernos en cómo la asamblea, dispositivo que utiliza este movimiento para tomar decisiones y organizarse, es potencialmente un espacio de formación en donde se recuperan saberes y a la vez se transmiten y producen nuevos conocimientos de manera colectiva, como organización.

Consideramos que la asamblea es un espacio de formación porque es donde los sujetos se encuentran, aprenden a partir de las experiencias que allí comparten con otros compañeros y compañeras. En este sentido, tomamos los aportes de Michi, Di Matteo, & Vila (2019), que enfatizan en los distintos espacios-momentos de formación que poseen los movimientos populares. Los autores plantean que los movimientos desarrollan diferentes acciones que poseen como objetivo la formación, y estas acciones se desarrollan en distintos momentos; estos son: a) como actividad específica dentro de un movimiento, b) como actividad compartida con otras organizaciones populares, c) dentro de espacios de deliberación y decisión, d) en el marco de acciones de protesta, e) como parte de iniciativas de acercamiento a personas y comunidades.

A los fines de este trabajo, nos vamos a focalizar en el punto c): dentro de espacios de deliberación y decisión, destacando los aspectos pedagógicos que posee la asamblea, dado que si bien es un espacio en donde los sujetos aprenden, sistematizan saberes y generan otros, no es un espacio generado específicamente para esa tarea.

La participación en instancias colectivas, reuniones, viajes, ferias, espacios públicos constituye una novedad para muchos de los sujetos implicados. Las instancias deliberativas son valoradas por la interacción social y por lo que se conoce de sí y del grupo social del que se participa.

A partir de nuestra participación en el espacio de la asamblea, podemos entender que hay dos sentidos que los sujetos le otorgan a este espacio, por un lado, uno vinculado a: conocer a otros campesinos y campesinas e intercambiar conocimientos, técnicas productivas y saberes que poseen a partir de las prácticas que realizan cotidianamente en sus territorios. Visualizamos este sentido teniendo en cuenta que la asamblea para esta organización es un espacio de encuentro para los campesinos y campesinas de la zona, con el objetivo de compartir tanto los saberes que poseen acerca de las prácticas productivas que realizan, como las problemáticas que viven, para de este modo encontrar soluciones a partir del proceso de organización. Y también para aprender de las experiencias productivas que tienen las y los campesinos ya organizados.

A continuación, compartimos un testimonio de un campesino que relata su participación en el espacio: Somos nuevos, no nos conoce nadie, y, en fin, a eso venimos y la finalidad nuestra es cómo compartimos ese camino que ustedes ya están transitando, nos llevan una ventaja. Estamos preparando la logística y cómo lo integramos en el lugar. Productores de fruta, el problema del agua, el abandono por parte del estado. Nosotros somos nuevos en el lugar, llegamos desde afuera con la idea de producir con una consciencia social, que llegue a la gente que más lo necesita con un precio razonable. Tenemos un poco de tierra y tenemos frutas, y nos da mucha pena no poderla compartir, vinimos a ver que nos acepten en esta organización ¿Qué queremos? Queremos que nos permitan también recorrer el mismo camino (Héctor, productor de Bowen)

Tomando el testimonio de Héctor, observamos que las y los campesinos se acercan a este espacio para encontrar salidas colectivas frente a problemáticas que poseen como trabajadores rurales, es decir, para aprender de las estrategias que impulsan y llevan adelante los compañeros y compañeras del MTE.

Por otro lado, encontramos otro sentido vinculado a lograr organizarse para mejorar las condiciones de trabajo de los campesinos y campesinas, haciéndose cargo también del problema de ofrecer oportunidades a las nuevas generaciones y de recuperar saberes ancestrales que se van perdiendo. A continuación, compartimos otro testimonio que da cuenta de este sentido:

Mi nombre es Tomás, vengo con tres compañeros, somos de Victorica y hace un año empezamos con una huerta en el pueblo. Vendemos bolsones de verdura que las producimos nosotros mismos y a un buen precio y nos permitió también darnos cuenta de que si nos organizamos, aunque seamos pocos, podemos vivir, aprendiendo también un oficio. Victorica como muchos pueblos del oeste y de otros lados también, tiene muchas dificultades para ofrecerles oportunidades a los jóvenes. Está pasando eso en los pueblos rurales. Se va la gente que tenía el saber hacer del campo y entre los jóvenes no tienen la actitud para quedarse, entonces tomar un poco entre nosotros mismos tomar coraje y resolver esta cuestión de darnos posibilidades para nosotros mismos. En ese camino dijimos: nosotros mismos, por más que estemos juntos es poco y los compañeros de MTE nos dieron una mano con lo organizativo y también consiguieron el salario para los compañeros y eso es una motivación también. (Tomás productor de Victorica)

Como se evidencia en este fragmento, participar de espacios organizativos como el MTE, posibilita que los sujetos logren recampesinizarse Domínguez (2012), nos referimos a procesos que están vinculados con la creación y recreación de la vida campesina. De este modo, los campesinos y campesinas logran adaptarse a nuevas realidades, elaborando diferentes estrategias que les permite sobrevivir en el campo. En este punto el rol del MTE es fundamental, dado que a partir de las acciones colectivas que realizan desde la organización logran mejorar sus condiciones en el trabajo rural. Asimismo, los procesos de organización permiten que los jóvenes se queden en el campo, y puedan ver la actividad rural como un modo de vida y trabajo.

En cuanto a la estructura de los momentos de la asamblea que describimos, podemos afirmar que se desarrollan distintos tiempos, tanto para favorecer el encuentro, el intercambio espontáneo, como para instancias concretas de participación donde circula la palabra y se construyen alternativas. Se comparte la organización de la asamblea y distribución del tiempo con los participantes, otorgando espacios de diálogo y ajuste entre los militantes, los delegados y algunos crianceros que intervienen más activamente.

En este sentido, la sistematización que presentamos apunta a una reconstrucción densa de la experiencia a partir de su recuperación histórica y ordenamiento de los distintos elementos que conforman la complejidad del proceso vivido, para luego intentar comprender e interpretar críticamente lo que allí acontece y contribuir a la potenciación de las experiencias de formación del MTE rama rural. (Freire, 2002; Jara, 2008; Torres, 2008).

Los protagonistas de esta experiencia se definen como sujetos autónomos de hacer y saber, es decir que a partir de leer colectivamente la realidad que los desafía, son capaces de reconocer, definir y decidir sobre qué aspectos de la realidad actuar, llevando adelante opciones políticas y económicas. Nos interesa plantear al sujeto en contexto, como constructor de saberes a partir de su práctica. En este sentido, el proceso de sistematización opera sobre la consciencia y la práctica de los sujetos estableciendo una relación entre su hacer y su saber.

Entendemos que esta experiencia posee rasgos de la Educación Popular, teniendo en cuenta que las propuestas educativas de los movimientos sociales forman parte de la intencionalidad transformadora que llevan adelante Guelman, & Palumbo (2015). En el caso del MTE, la intención de construir una nueva cultura organizativa que se refleja en la Cooperativa de Santa Isabel, evidencia una intención política y pedagógica.

A continuación, compartimos un testimonio de un delegado de Santa Isabel, que plantea cómo a partir de su participación en el MTE, comienza a cuestionar las lógicas individuales, y asume una búsqueda manifiesta de la construcción de lo colectivo.

“Uno deja ya lo suyo propio y empieza a pensar en el común. Acá en el oeste pampeano, de por sí, la gente sufre desde que nace en el campo… Han logrado que la gente tire para su rancho de manera individual y no piense ni siquiera en un poquito de organización, todas son expresiones muy solitarias, muy individuales y creo que ahora eso está empezando a cambiar un poco… la mayoría de los compañeros tiene idea de producción caprina, vacuna e incluso de huerta, de gallinas, de huevos, pero la tienen cada uno en su interior para sí solos y la idea es que la hagamos un poco en conjunto… la mayoría de la gente está todavía aprendiendo a organizarse. (Jesús delegado de Santa Isabel)

A partir del testimonio de Jesús, entendemos que el encuentro y diálogo de saberes que habitan en la comunidad, De Sousa (2008), lo llevan adelante desde la perspectiva de la Educación popular y el pensamiento pedagógico latinoamericano, porque parte de los saberes de los sujetos, valorándolos y problematizándolos, para construir desde allí nuevos saberes y generar con ellos una nueva cultura que, además, es práctica y transformadora.

“Por mi parte no tengo dudas de que la confrontación no es pedagógica sino política" (Freire, 2002, p. 68). Es decir que para el autor no basta con decir que la educación es un acto político, sino que es preciso asumir realmente la politicidad de la educación

Tomando estos planteos, podemos afirmar que tanto esta asamblea, como las diferentes acciones que se vienen llevando adelante desde el MTE rural en Santa Isabel, se asumen como un acto político y ético, vinculando el trabajo con la educación.

La realidad que describen y problematizan las familias rurales pasa a ser objeto de conocimiento; en la medida en que al interior de los grupos tratan de interpretarla, comprenderla y explicarla para arribar a procesos de transformación, a través de los proyectos colectivos que comienzan a soñar juntos, como es el caso concreto de los canales de comercialización y las mejoras para las chivas. Para Freire (2002), en esta tarea de revisar crítica, dialógica y creativamente la realidad, se van entrelazando teoría y práctica. Por eso concebimos que los procesos de formación que se proponen desde los diferentes espacios de los movimientos sociales, como la intervención dialógica y transformadora, se configura como acto de conocimiento.

En el espacio de la asamblea fueron valorados y también problematizados los saberes y las experiencias de los sujetos, de este modo pasan a validarse ellos mismos y su propia historia, desandando la trama de opresión y olvido en la que vienen estando inmersos. En este sentido, lo pedagógico atraviesa todos los espacios de los movimientos sociales, podemos observar en esta experiencia en particular como los espacios que son naturalmente productivos y económicos, como la elaboración de conservas, artesanías y la cría de chivas, pasan a ser también espacios político-pedagógicos en la medida en que pasan a enmarcarse en la economía social, solidaria y popular (Coraggio, 2002; Guelman & Palumbo, 2015). Es decir, comienzan a pensarse críticamente, desde formas novedosas. Al respecto las autoras expresan:

El trabajo devenido praxis simultáneamente política, económica, social y cultural se vuelve principio formativo: integra las distintas dimensiones de la vida del trabajador, orienta procesos vitales, requiere la comprensión del contexto y habilita la asunción de las nuevas tareas y prácticas. Así, concebimos al trabajo como parte de pedagogías descolonizadoras porque establecen nuevas vinculaciones -diferentes, horizontales, cooperativas-, buscan transformar y se transforman en la cotidianeidad misma; y desafían a construir nuevos conocimientos y saberes.

Aquí observamos cómo el proceso de producción, no se centra sólo en la ganancia y el beneficio individual, sino que intervienen saberes relacionados con la solidaridad, la lucha y la organización, es decir que en el trabajo hay una dimensión ética y política que no se puede invisibilizar. En este marco surgen nuevas tareas como la asistencia a asambleas y movilizaciones vinculadas a acciones políticas en el marco del movimiento, que antes no eran consideradas parte del trabajo.

La asamblea se vuelve entonces un espacio de formación, dónde se producen discusiones que permiten la comprensión crítica del contexto y de las condiciones de vida y donde se plantea un nuevo tipo de sujeto y de trabajador.

Entre los objetivos que sostienen los sujetos del MTE rural se plantea la lucha por mejores condiciones de vida y de trabajo en el campo. El objetivo final de la lucha colectiva que propone el movimiento, es el acceso a la tierra y la participación en todas las instancias vinculadas a la producción, comercialización y distribución de sus productos. Dichos objetivos forman parte de las reinvindicaciones que desde 1992 han llevado adelante los movimientos populares nucleados en Vía Campesina: la propuesta de Vuelta al campo, la apuesta por la reforma agraria integral y la construcción de la Soberanía Alimentaria (Michi, 2010; Domínguez, 2012).

Desde una perspectiva de construcción de subjetividad, pudimos observar cómo momentos específicos dentro de la asamblea, tales como aquel que el mismo Movimiento denomina como la mística y como las intervenciones de los militantes en los grupos de trabajo, buscan construir y afianzar la idea de la lucha de manera organizada y en colectivo.

En este fragmento uno de los militantes ejemplifica con claridad:

“¿Podemos decir que en promedio cada uno de ustedes tiene 100 chivas? (comentarios) Entonces 100 por 50 son 5000. Eso quiere decir que en esta reunión hay 5000 chivas, ¿se entiende? Ustedes son un grupo de 5000 chivas... ¿Cuántos cabritos le sacan al año? Por chiva (comentarios) ¿Vamos a ponerle uno? 5000 cabritos. Nosotros tenemos que ir como grupo y nosotros les podemos asegurar que como grupo se ganan las cosas” Acá la fuerza es que estemos todos unidos, todos juntos. No tenemos que ser amigos, tenemos que ser compañeros y compañeros significa ser solidarios con el que tenemos al lado, ser solidario con el vecino y ser solidario con otro compañero que no nos llevamos bien. Tenemos que ser compañeros. La clave, lo que queremos que quede claro, lo más importante de todo lo nuestro es la unidad. (Manuel, Delegado del MTE de América)

Tomando este fragmento destacamos dos elementos en términos de la vivencia y de la nueva subjetividad emergente:

En primer lugar, evidenciamos lo que Tapia (2008), denominó factualización de alternativas como uno de los rasgos del desarrollo de movimiento social, dado que a partir del proceso organizativo del MTE, los sujetos comienzan a crear y producir nuevos modos de gestión económica, vinculados a la tradición campesina.

“La factualización de alternativas es un arma de lucha dirigida a convencer al estado y a la sociedad civil de la posibilidad de hacer, organizar, dirigir y vivir las cosas de otro modo”. (Tapia, 2008, p. 60)

En este sentido, visualizamos que estos modos de producción y gestión tienen el objetivo de crear nuevas realidades para los sujetos. En segundo lugar, identificamos la identidad campesina de los sujetos del MTE como un aspecto fundamental del proceso organizativo, es decir que, a partir de la participación en la organización, se comienza a visibilizar un nosotros activo para superar el aislamiento y fortalecer la identidad campesina. Las y los campesinos vienen sufriendo el deterioro de sus relaciones comunitarias, los sistemas tradicionales de reciprocidad, producción y su cultura relativamente autónoma se encuentran en retroceso. De este modo, el movimiento social propone formas de reagrupamiento y de reconstrucción de un nosotros con energía suficiente para proyectar nuevas realidades.

Muchos académicos provenientes de la Sociología rural han denominado este proceso como recampesinización Domínguez (2012), para hacer referencia a procesos identitarios que en el marco de la participación en espacios organizativos comienzan a emerger con más fuerza y que tienen que ver con los siguientes aspectos: la territorialización, la desproletarización, la descolonización, la recomunalización y la cooperativización.

Asimismo, entendemos que dichos procesos podrían ser entendidos en términos de lo que Carlos Walter Porto Gonçalvez (2009), denomina rexistencia, es decir nuevas formas de habitar, de existir en el territorio. Una forma de existir, una determinada matriz de racionalidad que actúa en las circunstancias.

Este modo de existir implica la configuración de nuevos modos de ser y actuar en un determinado espacio social. En el caso de los campesinos y campesinas del MTE, esta r-existencia conlleva a desarrollar nuevas prácticas económicas con algún componente asociativo, cuando se presenta la posibilidad de reunión y acción colectiva, teniendo en cuenta las tensiones y conflictos que se desarrollan en relación a las diferentes problemáticas que se suscitan en el mismo espacio social y en donde se ponen en juego diferentes posicionamientos e intereses de los sujetos que habitan ese territorio.

Este proceso de r-existencia está vinculado lo con lo que Walsh (2007), denomina como, formas otras de conocimiento donde a partir de su afirmación como crianceros, crianceras, campesinos y campesinas organizadas, las y los sujetos producen saberes y conocimientos a través de la recuperación de sus experiencias. Cabe señalar que en dichas prácticas que realizan como sujetos rurales existe un componente que es esencialmente teórico, porque es a través de los procesos organizativos que crean, inventan y resuelven problemáticas que se les presentan en la realidad.

Siguiendo a Michi, et al. (2019), compartimos la idea acerca de que “los saberes a los que aludimos, que ocupan un lugar central en los procesos educativos de los movimientos y organizaciones populares y son el basamento de la producción de los nuevos, no pueden reducirse a categorías dicotómicas como elaborados versus populares, universales contra particulares, científicos versus sentido común. En el proceso de la propia producción de los movimientos y de su cultura, van construyendo síntesis (con diversos grados de provisoriedad y de integralidad) de saberes de muy diverso origen, los que siguen en permanente construcción en la praxis cotidiana y son objeto de recuperación, transmisión y recreación constantes. Ese conocimiento abarca, además, múltiples dimensiones de lo humano. No puede escindirse, reiteramos, el sentir del pensar y del hacer; la teoría de la práctica; lo material de lo simbólico; el cuerpo de la mente”. (p.77)

Es desde esta perspectiva que, como miembros de un equipo de investigación, problematizamos los modos de hacer ciencia y llevamos adelante nuestro oficio. Sostenemos que es posible producir fracturas al interior de la universidad y la academia tomando aportes de la corriente de la investigación militante y la co-producción de conocimientos.

Conclusiones

A partir de la experiencia de sistematización de la Asamblea de familias rurales del Oeste pampeano, nos permitimos realizar algunas reflexiones en torno a la relación universidad-movimientos populares. En la línea de pensar formas otras de conocimiento nos parece que es posible avanzar en procesos de co-producción, que nos permitan producir y legitimar conocimientos que estén vinculados a las necesidades populares, problematizando y repensando el lugar de la universidad como única productora de conocimiento legítimo, lugar que la modernidad se ha encargado de reforzar.

Este proceso colectivo de construcción de conocimientos aporta a la comprensión de la realidad asociada a prácticas claramente políticas de movilización, organización y también de escritura, como acción contrahegemónica. En este sentido asumimos nuestra tarea con el compromiso de visibilizar en el campo académico la potencialidad que tiene esta propuesta organizativa, en relación a la creación de alternativas posibles frente a la vida moderna, urbana y occidental. Manifestamos la intención de contribuir a la reflexión pedagógica construyendo procesos de producción de conocimiento en conjunto con este movimiento. Partimos de la idea de que los movimientos sociales son productores de teoría, y tensionamos de este modo las formas hegemónicas de hacer investigación y problematizar las relaciones de universidad y sociedad.

Afirmamos entonces, junto con los compañeros y compañeras de La Cooperativa La Comunitaria, el valor de recuperar las palabras del campo, palabras propias de los campesinos y campesinas:

El poblador tiene fuerza y grita. El poblador, alma de La Pampa

El poblador, no tiene fortuna, tiene sed que clama.

(Canto colectivo al finalizar la Asamblea de Familias rurales de Santa Isabel)

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Recibido: 17 de Septiembre de 2020; Aprobado: 20 de Octubre de 2020

*Autor para correspondencia. E-mail: betinaplaza@gmail.com

Los autores declaran la no existencia de conflictos de intereses.

Los autores participaron de forma igualitaria en la concepción y elaboración del artículo.

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