Introducción
Sin dudas la pandemia aportó a la reconceptualización de la Pedagogía y la Didáctica en general (Alfaro Vivanco et al., 2021). Sobre todo, las universidades del mundo se vieron obligadas a modificar los sistemas pedagógicos y abrazar con fuerza los modelos didácticos, fomentando la autogestión del aprendizaje cuando ya se animaba con fuerza una de enseñanza medida por la tecnología.
En la marcha se fueron ajustando los recursos, los medios, las relaciones didácticas. El cese de las actividades presenciales durante el distanciamiento social, promovió la implementación de un ecosistemas pedagógicos sustentado en la integración de varias alternativas educativas integrando las teleclases, grupos de WhatsApp, videos, guías y actividades de enseñanza - aprendizaje en plataformas de educación a distancia, instaurándose una nueva perspectiva de cómo enseñar y aprender en la universidad al tiempo que se producía el enfrentamiento de las consecuencias inmediatas de la pandemia COVID- 19(Román et al., 2020).
Migrar de clases presenciales a virtuales, sentó las bases de un reto por superar las dificultades acumuladas en el manejo de las competencias digitales y metodología docentes; se asistió a una modalidad de preparación de docentes desde la práctica y así la contingencia dejó abierta la posibilidad de promover metodologías activas de aprendizaje autónomo y autogestión en el que participaron docentes estudiantes los que se vienen convocando a crear sus métodos de estudio y gestionar su conocimiento a través de la búsqueda en diferentes plataformas.
Los estudiantes y docentes comenzaron a apreciar de manera positiva el aprendizaje virtual y las plataformas de educación a distancia que se pusieron en práctica durante esos dos años, sin embargo, el retorno a la presencialidad en 2021 para todos significó un nuevo desafío pues las metodologías que configuraban a la cultura pedagógica universitaria ahora estarían cuestionadas y debía entonces abrir la encrucijada de un ejercicio de notable impacto en la dinámica de la vida cotidiana. Aprender a aprender implicaría un desaprender las rutinas cotidianas y configurar estrategias didácticas en que habilidades y metodologías aprendidas durante la pandemia, rindieran frutos en el retorno a clases. (Cruz, 2022).
Las primeras reflexiones acerca del retorno a clases estuvieron centradas en la recuperación de los aprendizajes, la sistematización de habilidades desde el contexto de una educación híbrida (Galvis et al., 2018). Este modelo de aprendizaje tiene la posibilidad de combinar la educación tradicional-presencial con la digital-remota, en la que se aprovecha la independencia del estudiante para autogestionar su propio conocimiento. Pero, esta decisión compromete acciones organizativas, ajustes en las concepciones curriculares en cada universidad en un proceso de contextualización y de adaptación a las necesidades educativas de carácter socioemocional. (Quispe Soncco, 2022).
Las autoridades académicas, los docentes y los propios estudiantes, no contaban con la complejidad que podía suponer el retorno clases. Enfrentar este proceso, parecía algo posible, pues se esperaba con añoranza escuchar las voces y la desafiante alegría de la juventud universitaria, en contraste con el rigor que asume la académica, la investigación y las actividades de vinculación con un sello de identidad de notoriedad y distinción.
La realidad fue diferente, el retorno a clases en la universidad despojó las certezas y develó una realidad con auténticos desafíos. Si bien durante el COVID-19, el proceso de enseñanza-aprendizaje se vio afectado por dificultades que aparecieron en el camino, el regreso a las aulas universitarias alargó la contingencia al promover la continuidad de estudio en medio de un estado de alerta constante ante riesgo de contagio. Como trasfondo a la nueva normalidad al regresar a las aulas, el impacto de las historias personales, las distracciones y alarmantes noticias, así como el esfuerzo que produjo aprender en el hogar, estuvo acompañado de las fallas de conectividad a Internet; así como un estado de frustración y baja autoestima ante el fracaso y las base calificaciones. Al mismo tiempo, se expuso con total nitidez, la diferencias en cuanto las estrategias de aprendizaje que, basadas en el predominio de la presencialidad, no siempre pudieron sustituirse por las horas de interacción virtual. (Villalobos Muñoz, 2021).
Ante estas dificultades, el regreso a clases presenciales se tornaba complicado, para muchos, y aunque para otros fue un poco más digerible, enfrentar la ¨normalidad¨ después de culminar el aislamiento, significó un nuevo desafío, cargado de incertidumbres. Las normativas de funcionamiento se hicieron estrictas con respecto a mantener las medidas de protección ante riesgo de contagio, mantener cierto distanciamiento físico, evitar los grupos, practicar el lavado frecuente de las manos, el uso del cubre boca; eran complementadas con las indicaciones de un proceso de recuperación de aprendizajes y sistemas de ayudas para asegurar la continuidad de estudios en las universidades.
Así, asegurar el cumplimento de la programación curricular colisionaron al enfrentarse a uno de los mayores desafíos pedagógicos: contrarrestar el deterioro de la salud mental de los jóvenes y restablecer las dinámicas que cualifican la cultura universitaria para apostar por la calidad educativa. En las reuniones de cátedras, en los colectivos de carrera y equipos de trabajos durante los últimos meses del 2021, fue recurrente el enfrentamiento al tema realizado con la falta de atención y concentración, la falta de motivaciones por el estudio, la apatía por actividades de aprendizaje intencionales, cierta predisposición a las ventajas de las actividades a distancia, en cuanto a flexibilidad del tiempo para las tareas, bajar los costos de movilidad y posibilidades de desarrollar multitareas (Calderón Ruiz, 2021).
En todo momento el discurso pedagógico estuvo marcado en el reclamo constante de los estudiantes ante las exigencias del modelo educativo que, aunque mantendría una tendencia presencial, estaba llamado a instituirse desde la concepción de enseñanza híbrida con mayores posibilidades para todos.
La realidad imponía entonces una repuesta a las interrogantes de qué hacer, como recuperar lo aprendido y volver al modelo educativo institucional. En este caso, al sistematizar las experiencias en universidades ecuatorianas y latinoamericanas resultó una opción socorrida y necesaria; pues, el regreso a la presencialidad debía considerar diferentes aspectos y variables que ahora estaría marcando la diferencia y que, sin dudas, podían orientar la actuación de los directivos académicos, docentes y estudiantes de este tema. Desde este marco se consideró necesario desarrollar la investigación con el objetivo de comprender la situación de los estudiantes desde un análisis e interpretación de sus percepciones acerca de la situación que estaban viviendo al regresar a la universidad.
Materiales y métodos
Dentro de los estudios sociales, las percepciones han sido definidas como una oportunidad para conocer actitudes, valoraciones, intereses, conocimientos, habilidades y actitudes, que manifiesta o expresa en las personas, siempre vinculado a condiciones en que estas se encuentran y es que las percepciones forman parte del individuo, por lo que es subjetivo, expresan construcción e imaginación social que tienen acerca de la situación a través de la vivencia personal.
En este sentido, las percepciones se conciben como procesos subjetivos, tales como actitudes, emociones, deseos, intenciones y sentimientos que están en una vinculación directa con las representaciones sociales, en ellas emergen los sentidos atribuidos a fenómenos, sujetos o cosas que se vinculan consigo mismo y con colectivos de representación. Las percepciones que se van generando de la interrogación y la reflexión, informan de las diversas concepciones que se comparten y dan sentido a las producciones y es que las percepciones de los sujetos están influidas por su biografía, su contexto sociocultural y por el ambiente grupal o interacciones que se desarrollan (Villarruel, 2015)
Desde el punto de vista metodológico el estudio de la percepción comprende primero, la remodificación o selección de datos que llegan del exterior, reduciendo su complejidad y facilitando, luego, una recuperación de significados y sentidos, basados en la revalorización de lo vivido en un intento de explicar y comprenderla más allá de la información obtenida.
En esta investigación se asume que el estudio de la autopercepción contiene varias dimensiones de análisis, de carácter simbólico, acerca de los sentidos de la nueva normalidad, y una asociada a las expectativas, o actitudes en relación a una determinada situación con el fin de predecir acontecimientos futuros y de ese modo, evitar o reducir el margen de errores en la toma de decisiones, pues, el objetivo último de esta investigación es el fortalecimiento de trabajo de las carreras para asegurar el cuidado de toda la comunidad universitaria al garantizar la gestión de los procesos basada en evidencia empírica.
El enfoque de este estudio es de carácter cualitativo, interpretativo y descriptivo. Se caracteriza por abordar las percepciones e interpretaciones de la comunidad universitaria acerca de la problemática en cuestión. Todos los instrumentos de recolección de datos han sido discutidos y dialogados por los diferentes grupos participantes.
El diseño metodológico inició con el cuestionario, el cual se estructuró en base a dos grandes áreas de trabajo: por un lado, preguntas generales que permitan describir sus estados de ánimo y las principales causas y acciones que demanda la situación en que se encuentran y que caracterizan a las áreas de gestión y administración universitaria, es decir las capacidades institucionales.
Por otro lado, preguntas específicas de cada área permite establecer una interdependencia que explica y da sentido a las posiciones que se defienden. Se intenta así, explorar las diferentes situaciones que enfrentan los autores de este trabajo como docentes de la carrera Pedagogía de la Actividad Física y el Deporte. El equipo de investigación ha venido recopilando información teórica metodológica, elaborando sus propios instrumentos y procedimientos de trabajo hasta considerar que una mirada centrada en la percepción que los estudiantes tienen acerca del retorno a clase, pues resulta una opción válida para delinear un marco de referencia común acerca de la realidad y la búsqueda de cómo enfrentarla.
El procedimiento de trabajo incluyó primero, el análisis de documento y entrevista a directivos de la carrera y la facultad, que permitió constatar todo el marco organizativo institucional de la carrera, sobre todos identificar qué aspectos se le otorgaría prioridad en el proceso de retorno a clases y una vez iniciado el proceso de retorno a clases, que aspectos serían los que centraban la atención de los docentes.
Luego, en un segundo momento se aplicó un cuestionario de autopercepción valorativo que fue validado por especialistas de la carrera Psicología, los que permitieron concebir el análisis bajo tres ejes o criterios esenciales: como se sienten ante el retorno a clase, porque y como superarlo. Durante el pilotaje se comprendió las necesidades de complementar el cuestionario con otros métodos y técnicas como la entrevista y la discusión grupal, en función de ampliar y registrar argumentos que permitieran comprender las respuestas más significativas y coincidentes.
Otro aspecto de rigor a tener en cuenta es la selección de la muestra. Al inicio no se percibió la disposición y acogida a responder los cuestionarios que fueron presentados como parte de la convocatoria para aportar al perfeccionamiento del proceso, sobre todo, por las muestras constantes de insatisfacción, falta de concentración y desmotivación por el estudio. Esta situación influyó en que los investigadores consideraron, no presionar la formación de los grupos muéstrales, por tanto, la convocatoria a participar se asumiría como una posibilidad para responder a los reclamos en respuesta a los derechos y deberes que esos deben asumir en su propia formación.
La implementación de cuestionarios administrados, se realizó en intercambios participativos dentro del ámbito universitario, directamente entre los investigadores y los estudiantes y esto explica que las muestras no son extensas pues se tomaron aquellos grupos con los que había una interacción itinerante del docente en la promoción de la convocatoria. Esta característica apuntó a la no obligatoriedad de la respuesta, el acceso libre al cuestionario y el mantenimiento de las garantías necesarias que establecen los protocolos de protección de la salud frente a la posibilidad de contagio de COVID-19.
Los cuestionarios fueron aplicados indistintamente en grupos de estudiantes de las carreras Pedagogía de la Actividad Física y el Deporte, durante el período abril-septiembre 2022. En general, el estudio quedó abierto por cinco semanas esperando mayor participación; pero, no se logró la participación 75 estudiantes, 12 docentes, que declararon su interés en colaborar.
La elaboración en base a la interpretación de datos de este informe remite a una lectura dialogada de las categorías, la que fueron procesadas en Excel, lo cual, permitió el tratamiento estadístico de los criterios de análisis y su interpretación cualitativa. Desde esta posición fue posible rearmar el marco de resultados y colocar en el centro de las reflexiones las conclusiones generales con el propósito de rearmar con sentido metodológico una propuesta basada en los significados y sentidos de la situación educativa.
Resultados
Sin dudas la implementación de las investigaciones acerca de retorno a clases presenciales pospandemia, se convirtió en un tema con muchas expectativas. Algunos de los materiales y otras fuentes estudiadas como antecedentes de este estudio (OEI & UNESCO, 2014) son una adecuada expresión de las indicaciones y sugerencias que debían atenderse al retornar a la normalidad en las instituciones educativas, lo que podía convertirse en una herramienta para reducir las incertidumbres del período pospandemia, sobre todo, si se tenían evidencias de que el riesgo de contagio es superior a las posibilidades y recursos para frenar su avance letal. En este caso, insisten en recomendar que el regreso a la educación presencial de manera progresiva y segura sea una prioridad para, ayuda a los estudiantes a resolver los graves conflictos emocionales que ha producido el confinamiento,
En este sentido, el Ministerio de Educación de Ecuador (2020) indicó
…que el regreso a las aulas supone establecer redes de apoyo educativo, que articulen a distintos actores del contexto local para apoyar la continuidad educativa de los y las estudiantes. por tanto implementar y procedimentales o alternativas para lograr la: recuperación y nivelación de aprendizajes, bienestar socioemocional, la retención y la reinserción socioeducativa demanda un compromiso e implicación de los docentes en tanto en generar información sobre las condiciones en que tendrá lugar el retorno clases así como las situaciones particulares que deberán enfrentarse con resiliencia para superar los lastres vividos durante la pandemia téngase en cuenta que las consecuencias de la pandemia no solo están asociadas al riesgo de salud física, sino que hoy se han agravado problemas que ya estarán presentes como el aumento de situaciones de pobreza la inequidad la disminución de la productividad y competitividad con repercusión en el aprendizaje y el rendimiento académico, (OEI, 2020)
Las medidas adoptadas por la comunidad educativa de todo el territorio nacional incluyendo las universidades son consecuentes con las disposiciones nacional pero cada institución educativa habrá de adecuar su organización y acciones a las orientaciones y a las pautas establecidas en el presente documento, así como a las recomendaciones que brinden las autoridades académicas. En tal sentido, lograr el consenso de sus distintos estamentos, para establecer los mecanismos necesarios para concretar las acciones según sus características, población y necesidades, exige profundización en los efectos o consecuencia, pero sobre todo en las decisiones que deberán ser tomadas y atendidas por directivos, personal administrativo, docentes, estudiantes universitarios.
En este marco, el colectivo de autores de esta investigación consideró oportuno profundizar en el comportamiento de este tema en la carrera Pedagogía de la actividad cultura física y el deporte en la Universidad Técnica de Babahoyo. Se apostó a la posibilidad de confirmar y aportar consecuentemente a la comprensión del tema, pero también ésta podía convertirse en una oportunidad para develar las sinergias entre las percepciones de los estudiantes y los desafíos que asume la Educación Superior en tiempos se pospandemia.
El estudio preliminar que sirvió de marco estuvo centrado en observaciones y grupos de discusión informales, durante los primeros días necesarios para enfrentar el iniciar el retorno a clases. En ese momento, y de manera recurrente, se insistía en la añoranza por instaurar las conocidas rutinas pedagógicas en la que se concibe la estabilidad académica, como resultado de la gestión disciplinaria del docente. Las orientaciones de la dirección académica de la universidad se hicieron eco en la facultad y la carrera, tuvo que prever las condiciones materiales/físicos para la mantener distancias recomendadas, prever adecuación de horarios, de los exámenes finales atendiendo a las necesidades académicas principales y prever las posibilidades de tiempo compartido entre presencialidad y campus virtual en las actividades académicas, investigativas y de vinculación que fueron aplazadas durante la pandemia.
Sin embargo, se identificaron situaciones que no se esperaban o, algo estaba pasando entre los estudiantes, pues, fue insuficiente la identificación de las expectativas y precepciones de los estudiantes para proponer las modalidades de trabajo bajo las condiciones de pos pandemia. Sobre todo, se confirmó que es necesario crear condiciones para implementar el modelo hibrido; pues, el retorno a la presencialidad en la universidad implicaría, atender a las acciones para asegurar la calidad del proceso formativo.
La aplicación de los métodos y técnicas, permitió comprender la realidad y sus diferentes formas de expresión. El análisis develó lo siguiente:
El análisis de documento y en entrevista con los directivos de la carrera se pudo constatar que se habían ajustado todas las condiciones según las instrucciones de las autoridades académicas de la universidad. Las prioridades estuvieron situadas en asegurar las medidas de protección para mantener el control de la epidemia aun latente, se aseguró la disposición de los docentes y se crearon las condiciones básicas para garantizar un retorno seguro y de calidad: la reorganización de las aulas la capitación de los docentes, la elaboración de las normativas y orientaciones.
En las entrevistas con docentes que accedieron a participar en el estudio evidenció que la incertidumbre ante la identificación de comportamientos diferentes en los estudiantes, antes y después de la pandemia. Si bien había un reconocimiento total a la situación que se había vivido y los efectos psicológicos de vivencias negativas que se sufrió, bajo la influencia del COVID-19, la falta de concentración, de valorización del nuevo momento que atraviesa la actividad académica, la necesidad de mantener cierta actividades en el formato virtual y el fuerte imaginario de que la presencialidad es la estrategia adecuada para asegurar la calidad educativa, contrastaba con el reconocimiento de que esta situación.
Los docentes ven con más problemas la implementación del modelo híbrido; pero al mismo tiempo, según el registro semántico durante el intercambio evidencio que los docentes reconocen que: es una exigencia; hay que adaptarse; necesitan preparase para su manejo y que este puede ser un modelo alternativo; pues la diversidad de los estudiantes exige una mirada precisa en cada caso.
El cuestionario de percepciones que se aplicó a los estudiantes dejó interesante información atendiendo a los criterios de análisis: cómo se sienten en el retorno a clase; por qué se sienten así y qué hacer para cambiar esa situación. Es así que los estudiantes reconocen que han sido informados y orientados en cuanto al funcionamiento de las actividades académicas en el proceso de retorno a clases, confían en que es posible y necesario mantener las recomendaciones, sobre todo porque el riesgo es latente.
También reconocen que están creadas las condiciones organizativas para cumplir los protocolos de control de riesgo al contagio; sin embargo, se constató que, no están satisfechos por el retorno a clases como se había pensado: se sienten ansiosos, tristes; se sienten mal y reconocen que resulta, mucho más desfavorable, si se tiene en cuenta que son notables la contradicción entre lo que sienten, lo que quieren, lo que están viviendo y lo que desean vivir; pero, no saben cómo resolver esta situación; pues carecen de recursos para la autogestión, enfrentar el manejo de la incertidumbre, de la ansiedad, tal como pueden verse en la figura 1
Al responder por qué se sienten así es evidente que hay una adecuada proyección a identificar los problemas que poseen; pero, no saben cómo solucionar las cosas que están viviendo y es evidente que esta situación está relacionada con la falta de referencia acerca de cómo manejar la ansiedad, y alcanzar sus sueños motivándose con la vida y concentrarse en las actividades con éxito. Esta situación se evidencia en el comportamiento que tiene la identificación de que se están presentando, al mismo tiempo, problemas económicos, familiares y reconozcan que poseen lagunas en los aprendizajes debido al modelo virtual y las condiciones específicas en que se tiene lugar este proceso.
En este sentido, es evidente que la incertidumbre y la falta de concentración están afectando la motivación y disposición para el trabajo, aunque reconocen que necesitan seguir adelante. La representación de los aspectos, indica que hay dificultades en el desarrollo emocional, y se hace muy evidente la proyección personal y negativa, con que indican que no relacionan esta situación con las condiciones de la institución o de los docentes figura 2 sin embargo hay reclamos concretos acerca de la orientación educativa a los estudiantes como grupos y con énfasis en aquellos que ya evidencia mayor vulnerabilidad y riesgo en deterioro de la salud física y mental. Hay que priorizar el manejo de la incertidumbre, a encontrar las formas para resolver los problemas que cada uno presentan.
Sin embargo, los estudiantes se sienten seguro en que podrán superar esta situación; pero hay coincidencia en que tienen les hace falta ayuda para salir de esta situación. En orden de prioridad, exigen comprensión de los docentes, marcan la necesidad de contextualizar los contenidos y dedicar un mayor número de horas de presencialidad; sobre todo, para profundizar en los conocimientos prácticos; pues, solo así le pueden recibir las ayudas para tener mejores resultados en las actividades académicas.
Es evidente, que los estudiantes, necesitan preparase para manejar con autonomía la diversidad de situaciones y actividades que fueron reprogramadas durante la COVID-19 y que deberán acreditarse para concluir la carrera.
No obstante, se considera positivo que los estudiantes están conscientes de que necesitan ayuda y solicitan apoyo sociopsicológico para lidiar con la situación que tienen y que no saben enfrentar. Los resultados, así lo confirman la figura 3, en la que resulta prioridad para ellos que los profesores sean comprensivos, que se estimule la creatividad, que se disponga de más tiempo.
Toda esta situación evidencia que el proceso formativo en la carrera deber priorizar los temas de la educación emocional; téngase en cuenta que esta es un área que pudiera incluirse en el currículo explícito o en la intencionalidad de las influencias formativas de los docentes, así como en las actividades de orientación educativa.
Es evidente que la presentación de estos resultados a los estudiantes permitió comprender que éstos no han superado la situación de temor de la COVID-19; que han tenido mucha depresión y ansiedad y que, a duras penas se reponen de pérdidas, de situaciones económicas y familiares. Estas cuestiones apareen reiteradas en la narraciones y anécdotas de las situaciones vividas y de cómo influyó cada situación en la manera de apreciar las particularidades de la vida durante situaciones de la pandemia, el manejo de los recursos, sobre todo cuando son limitados; las acciones a realizar para prestar apoyo y ayuda a aquellos que enfrentaron situaciones personales con adultos mayores, niños y adolescentes en sus propios la familia.
También resulta significativa la claridad en la relación que existe entre lo vivido y la manera en que se sienten, así como el discernimiento en que en ello influye en la incertidumbre y los problemas académicos que están presentando. Si bien reconocen que, aunque el regreso a las aulas se esperaba y se anhelaba, no creían que pudiera ser tan rápido y no lograron visualizar el proceso; esperaban que volviera a ser como antes, pero, lo cierto es que no lo es.
Los estudiantes abogan por el modelo de enseñanza aprendizaje hibrido, porque, sobre todo, permitiría trabajar, apoyar a sus familias sin renunciar a los estudios. Además, abogan por ampliar el enfoque práctico de las evaluaciones. Se explica así que las autoridades académicas de los docentes deberán considerar este tipo de modelo con ajuste a las, indicadores del Consejo de Educación Superior del Ecuador, al tiempo que se tome en cuenta la situación de los estudiantes en la práctica.
Se reconoce la necesidad de contar con una comprensión psicológica y es notable que declaren de manera abierta y persistente que se debería disponer de ayudas orientación, atención y de cualquier apoyo.
Se entiende entonces que cualquier propuesta deberá reconocer que la pandemia no se ha ido y que estaremos expuestos a situaciones similares durante los próximos años, pues, la coexistencia de la vida y el riesgo de enfermedades cada vez más impensados años atrás, o que responden a las mutaciones que está teniendo bacteria y virus es un imperativo que debemos atender.
De acuerdo con lo anterior es evidente que estamos llamados a enfocar las propuestas siguiendo las ideas de Edgard Morín (2003), desde fines del siglo pasado, cuando insistió en que es necesario enseñar a los niños, adolescentes y jóvenes a enfrentar los riesgos, lo inesperado y lo incierto, y a modificar su desarrollo personal en función de las situaciones, conflictos e informaciones que se van adquiridas en el camino, reduciendo las incertidumbres lo cual, si no se elimina es posible negociar para afrontar los desafíos del mundo actual.
Desde esta perspectiva los autores de este trabajo asumen que para llevar a cabo un proyecto encaminado a proveer de recursos a los estudiantes en el retorno a clases es imprescindible colocar en el centro de las decisiones formativas proyectos enfocada a educar para el desarrollo socioemocional de los estudiantes, incorporando la gestión del bienestar como parte de la oferta académica de pos pandemia. Por tanto, se trata entonces de logra estructurar una propuesta que, sustentada en la estimulación del desarrollo personal, ajustada a las circunstancias individuales y grupales se les ofrezca la oportunidad de aprender a manejar los estados de ansiedad, incertidumbre a promover proyectos de ida a corto y mediano plazo, a jerarquizar las necesidades y los problemas
Esta posición sustenta la idea de revalorizar los aprendizajes logrados durante la pandemia, convirtiéndole en fortalezas para vida y no solo para su condición de estudiante; es preciso ofrecerles oportunidades para que puedan reordenar los significado y sentido de las trayectorias vividas durante el distanciamiento físico y enfrentamiento al riesgo; reconocer que ante la fragilidad de vida, ésta también, la fortaleza con que muchos superaron los obstáculos, lo que implica que comiencen a ver el regreso a las aulas como una nueva oportunidad para centrar la atención en la responsabilidad social de prepararse para aportar a los demás, proteger el medio ambiente contribuir a mejorar la vida afectiva y las relaciones en las familias, las comunidades, en una proyección de emprendimiento mutuo para hacer frente a problemas globales.
En este marco, se otorga un valor adicional a la interacción socioeducativa en la que al crear un clima emocional positivo, orientador e inclusivo les provea del acompañamiento psicológico gradual que necesitan. Luego, es preciso revisar las condiciones en que tienen lugar las prácticas áulicas, modificando los recursos e infraestructuras necesarios que permitan diseñar espacios significativos para la orientación y el acompañamiento docente a las actividades de aprendizaje. Es entonces necesario, ampliar el número de actividades de apoyo presencial y virtuales sostenidas por equipos docentes que, de manera voluntaria y comprometida, que favorezca las ayudas, el vínculo entre estudiantes con estrategias integradoras de enseñanza-aprendizaje en el que se consiga aprovechar los aspectos básicos de los contenidos académicos con las exigencias de las prácticas profesionales, la investigación y la vinculación con la sociedad.
En este caso las actividades deberán ser concebidas como espacios y oportunidades para desarrollar vivencias positivas transformadoras y con un alto sentido humano, lo cual significa colocar al estudiante desde su perfil profesional, en tareas de educadores niños, adolescentes, jóvenes o adultos que por su edad o condición cultural no poseen los recursos para enfrentar el momento que se está viviendo. Este tipo de proyección no solo estimulara la autoafirmación, el autoconocimiento, la autoestima y la proactividad como estudiantes, sino les permita desarrollar competencias psicosocial necesarias en un profesional de la actividad física y el deporte.
Del mismo modo los servicios de consejería y bienestar estudiantil deberán rehabilitar los espacios de orientación educativa para asegurar el manejo de la ansiedad, el desmotivación, la falta de concentración, inseguridad, entre otras manifestaciones o trastornos psicopatológicos que pueden generarse como resultado de la acumulación del miedo al contagio, a la nueva situación emergente en que hoy se desenvuelve la vida de los jóvenes y que deja su impacto en la manera en que se asume la vida después de la pandemia.
Se incluye como exigencia recuperar las experiencias de la educación a distancia como oportunidad para ampliar la cultura pedagógica y didáctica en el que deberán incluirse el acercamiento a la realidad, y las prácticas académicas que entrenen en la autogestión de aprendizaje de manera que sea posible mantener la virtualización como un recurso esencial para mantener la calidad de la educación.
Sin embargo, es dispensable que la estrategia de regreso a las aulas universitarias se conciba como un proceso de cambio, el término nueva normalidad explica que no se regresara a la manera en que se llevaban los procesos antes del COVID-19; es necesario afianzar una concepción colaborativa y preventiva toda vez que culpa los siguientes requisitos.
centrar la atención en la comunicar los procedimientos de enseñanza-aprendizaje más que en el contenido es decir enseñar a aprender
gestionar los procesos y actividades desde el consenso con los estudiantes en función de pasar el protagonismo en las decisiones acerca de cómo aprender, que hacer, ejercitando la toma de decisiones y la responsabilidad individual y colectiva
potenciar el tránsito hacia el modelo didáctico hibrido al instaurar estrategias combinadas de autogestión del conocimiento, la virtualización hasta la instauración de ecosistemas virtuales que permitan diversificar y contextualizar el material de aprendizaje
crear espacios de intercambio de los aprendizajes, las ideas y los conocimientos autogestionadas al formar parte de equipo, de grupos de WhatsApp; pero, sobre todo, que se creen espacios para escucha y contener las emociones negativas antes las dolorosas vivencias de las y los docentes a lo largo de este tiempo, tendiendo redes emociones que fortalezcan el regreso a las clases presenciales.
identificar la preparación de los docentes, en la creación de un plan de actividades de carrera que permita integrar los contenidos académicos, las prácticas preprofesionales con la investigación y las actividades de vinculación, asumiéndose esta como un tipo de evaluación desarrolladora y que le impregna sentido a la actividad educativa en las universidades.
al diseñar estrategias de trabajo se deberá reconocer la diversidad de las vivencias personales y otorgarles un lugar en los análisis y valoraciones de los estudiantes desde un enfoque comprensivo de lo que acontece en la comunidad educativa,
favorecer la elaboración de emociones positivas en la comunicación, divulgación tanto en entornos físicas como virtuales, que se traduzca en orientación y alegría ante el regreso a clases
priorizar la atención a las situaciones de emergencia sanitaria que puedan tener lugar dentro de los grupos de manera organizada sustentada la observación, la escucha y el acompañamiento oportuno.
Redimensionar los servicios y programas de apoyo existentes para atender la diversidad de problemáticas que pudieran identificar, en especial aquellas vinculadas con el fracaso o abandono académico, la exclusión, las necesidades educativas especiales u otra condición-
asegurar la preparación de los docentes para llevar cabo la orientación educativa en cualquier espacio de interacción con los docentes, al tiempo que se les ayude a superar sus propias necesidades emocionales para enfrentar el desafío pedagógico de regresar a las aulas después de la pandemia
En resumen, se trata de asumir que es necesario repensar las concepciones educativas, pedagógicas y didácticas, para a enseñar distinto, ahora más apegado a la revisión de propuestas de aprendizaje que permitieran conectar la experiencia presencial, con otros recursos y materiales, tecnológicos con sentido de formación cada vez más centrado en empoderar al joven universitario de su vida, de sus aprendizajes y de su desarrollo como personas, profesional y ciudadano.
Esta postura adeuda una proyección colaborativa entre docentes una complementariedad de acciones en torno a un mismo propósito: acortar el tiempo, el costo y las secuelas de la pandemia y convertir la universidad en un lugar comprensivo de autovaloración positiva que contribuya a gestionar el bienestar
El momento amerita que cada docente conozca y se implique en apoyar y ayudar a sus estudiantes construyendo puentes de afectos y valoración cognitiva que se asuman como aprendizajes compartidos. La nueva normalidad impone entonces una nueva manera de enseñar y aprender y esto deberá ser percibido oír los estudiantes como una respuesta consistente a sus reclamos
En particular, cada docente ampliará el conocimiento de sus estudiantes, intentará ampliar la conexión con ellos y les ayudar a reconstruir sus experiencias ahora con una visión de futuro, con nuevas rutinas en las que la salud, la alegría, la colaboración y la proactividad marquen la diferencia entre el antes y el después en la dirección pedagógica de la carrera. Solo así deberá entenderse la presencialidad del docente en la vida de los estudiantes, su contribución genuina a aun aprendizaje de calidad
Conclusiones
El regreso a las aulas universitarias después del COVD-19 implica el sentido mismo de la continuidad pedagógica, se trata de mantener currículos, enfoques institucionales y académico, pero cobra importancia el cambio en el método de enseñar y de aprender ahora recuperando las posibilidades y capacidades desarrollada durante los meses de confinamiento y educación a distancia.
El anclaje en el regreso a las aulas no puede ser el modelo pedagógico anterior, la nueva normalidad demanda un desarrollar estrategias pedagógicas, educativas y didácticas más comprensivas y en el que el acompañamiento en los aprendizajes, no solo implique recuperar, reconstruir y valorizar el saber sino sobre todo impregnar toda activada de un enfoque socioemocional afectivo en el que se valorice estimulación del estudiante en su relación con la universidad como espacio de bienestar.
El estudio empírico desarrollado en la carrera Pedagogía de la actividad física y el deporte demuestra que los estudiantes, aun en el periodo abril- septiembre de 2022, están viviendo los efectos psicológicos del COVID-19, la percepción de su estado y causa develan ella falta de entrenamientos sociopsicológico para hacer frente a los cambios y la tendencia a valorar la posibilidad de que la universidad les brinde las herramienta para enfrentar las situaciones que están viviendo, y encontrar los caminos para alcanzar el bienestar psicológico que les permita avanzar en sus carrera.
La responsabilidad de la universidad como institución de Educación Superior y en particular de los equipos docentes de la carrera, podrán ajustar las aspectos organizativos y curriculares como se ha venido haciendo con éxito, peor es un imperativo abrazar un cambio en la manera de enseñar a aprender, que valorice las vivencias, y a aprendizajes de los meses de pandemia; pero, ahora con una visión comprensiva y proactiva de autocuidado, autogestión y emprendimiento. Tal exigencia no solo apuesta por dar una respuesta directa a los reclamos de los estudiantes, sino que suscribe la contribución fundamental que hace a una institución de educación superior en el espacio para aprender a gestionar el bienestar a lo largo de la vida.