Introducción
Vi en la tierra de esmeraldas, donde hay mariposas azules, vi palmas, donde hay tristezas; vi diamantes, para lección del mundo, allí donde es mucho el carbón; pero nunca vi maravilla tan grande como la mujer cubana.
A Celestina Rodríguez, José Martí, Ocala, julio 21 de 1892. O.C.20:522.
El autor continúa con la obra de investigación de la historia de la educación cubana que revela la trayectoria y cualidades de destacados catedráticos del país, quienes contribuyeron a la formación y superación de los maestros en Cuba, fruto de la tesis doctoral defendida y aprobada en el Instituto Central de Ciencias Pedagógicas (2016), labor que continua con nuevas historias de vida en artículos publicados.
En esta ocasión se trata de una mujer cubana, que no solo es singular porque vivió 105 años, sino que los supo aprovechar en graduarse de maestra, pedagoga, ejercer la docencia con reconocimientos por su saber y servicio al bien público en una república dependiente y excluyente, en especial para las mujeres víctimas de la discriminación de género. Sus aportes continuaron al dar la vida a cinco hijos y ser abanderados de la resistencia a la dictadura de Fulgencio Batista. Logró crecerse en medio del dolor y las tensiones hasta llegar a coordinar las acciones del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Las Villas y posteriormente en el exterior. Tras el triunfo de la Revolución aportó a la Educación, a la Federación de Mujeres Cubanas, al Ministerio de Relaciones Exteriores y a otras tareas. Reconoce que sus dos amores fueron la familia y la patria.
Este análisis ha sido posible por tener acceso a su expediente estudiantil en la Universidad de La Habana (No. 33,546), a valiosos trabajos sobre ella publicados y a la inolvidable entrevista que nos brindó gustosamente en la confianza de su hogar en Nuevo Vedado, La Habana, 1997.
Nuestro objetivo es revelar una visión lo más completa posible de Margot Machado Padrón, porque su vida y su obra la convierten en paradigma de la mujer cubana y de hecho fuente de inspiración dentro de la enseñanza y aprendizaje de la Historia de la Pedagogía y para las actuales generaciones de educadores.
Desarrollo
Margot Machado en la pintura de Tony Guerrero
Al presentar una visión de la vida y la obra de la protagonista, nos corresponde proponer una periodización de su trayectoria, en este caso en tres períodos, para lo cual se adopta como elemento rector la formación y ejercicio profesional, junto al devenir de la familia. Desde el segundo período se incluye su actividad revolucionaria frente a la dictadura de Fulgencio Batista y en el tercer y último período su participación en la obra creadora de la Revolución en el Poder.
En esta trayectoria se evidencian valores que distinguen su conducta: disciplina, respeto, madre amorosa y ejemplar, crecimiento patriótico y revolucionario, voluntad de superación personal y hacia los demás, conducta pedagógica renovadora, inteligencia emocional, firmeza, serenidad, modestia, honradez, así como capacidad de liderazgo cuando se presentaban los momentos más severos de la clandestinidad.
Periodos en la vida de Margot Machado:
1ro. 1909-1942. Formación inicial y construcción de la nueva familia.
Margot de las Mercedes Machado Padrón nació en Báez, entonces barrio rural de Santa Clara, el 24 septiembre de 1909, en el seno de una familia acomodada, la primera de catorce hermanos. Fueron sus padres Rafael Machado Águila y Ángela Padrón López.
De ascendencia patriótica, el padre con 12 años se incorporó a las fuerzas mambisas, el abuelo paterno perteneció al Ejército Libertador y murió durante la Guerra de 1895 e igualmente dos tías fallecieron durante la Reconcentración de Weyler. En el hogar se hablaba del amor a la patria, de la grandeza de José Martí y la necesidad de la independencia. Por otra parte, la abuela materna canaria, quien brindaba mucho amor familiar, sostenía una mentalidad favorecedora del dominio hispano. Entre los contrapunteos de ideas de la naciente república la niña iría formando su propia visión del mundo.
Las conversaciones que se producían en la sala de la casa por parte de maestros y médicos que se alojaban en la residencia durante el curso escolar, junto a la lectura de obras literarias, como “Corazón” de Edmundo de Medicis, que le regaló su maestra primaria, fueron desarrollando en el infante intereses culturales y educativos. Desde pequeña sobresalió por su avidez de conocimientos, tanto, que la madre le llamaba María Sabiduría 1.
Cursaba el último año de la carrera de Maestra Primaria cuando el doctor Adriano del Pino se enamoró de ella y se hicieron novios. Era un hombre maduro, médico y lo aceptó. Al cumplir 18 años y terminar los estudios en la Escuela Normal el novio le pidió la mano a Rafael, pero este se negó, porque debía educar a los hermanos menores y entregar el salario de maestra, lo cual hizo hasta la mayoría de edad, los 21 años, en que se produjo el matrimonio, en 19312. En verdad, don Rafael no debió ser tan exigente, como no lo fue por evitar los muchos hijos que tuvo, cuando recibía los beneficios de su condición económica acomodada. Era la mentalidad patriarcal de la época que imponía la sumisión de la mujer.
Al graduarse de maestra comenzó a enseñar en la Escuela No. 83, finca Manigua, propiedad de la familia y posteriormente obtuvo una plaza en un colegio urbano de Santa Clara. Tras la caída de la dictadura de Gerardo Machado logró concluir la carrera de Pedagogía en 1937. Del nuevo hogar formado por Margot y Adriano nacieron dos varones y a continuación tres hembras, entre 1932 y 1939. Se nombrarían: Quintín, Julio, Margarita, Verena, y Berta. Una felicidad, pero también un sacrificio para Margot, quien cada sábado debía asistir a las clases de la carrera de Pedagogía que se brindaban en la Universidad de La Habana, posibilidad de traslado que brindó la flamante carretera central y la flotilla de ómnibus Flecha de Oro que recorrían el país.
De la formación universitaria recibida por Margot recordaría a dos profesores: la catedrática Piedad Maza de los Santos (1901-1966), quien impartía Psicología del Adolescente y Didáctica de la Enseñanza Secundaria, de gran oratoria, publicista y defensora de la Escuela Nueva. En segundo lugar, al doctor Martín Rodríguez Vivanco (1900-1985), conferencista en Sociología Pedagógica y fundador de la disciplina Técnicas de Inspección Escolar, cuyos textos redactó y fueron utilizados en el país y el extranjero.
Entre 1940 y 1942, Margot impartió clases en un centro nocturno de enseñanza. La necesidad económica de contribuir al bienestar de la familia, le permitió, como quería, desarrollarse profesionalmente y crecer espiritualmente.
2do. 1943-1958. Inspección escolar y resistencia frente a la dictadura.
La formación de pregrado y la experiencia en el aula le servirían para asumir tareas de Inspectora Escolar de la Enseñanza Primaria y Superior en la provincia de Las Villas a partir de 1943. Como inspectora asesoró a maestros y directores, orientaba una enseñanza inspirada en la formación de ciudadanos cívicos y responsables.
En la conversación que sostuvimos en su hogar me hablaba del papel del maestro, su entrega en la formación de los niños, muchas veces comprando de sus modestos salarios los libros, el desayuno escolar y hasta zapatos a los más pobres. También dichos maestros alfabetizaban a los adultos y se vinculaban con cada familia. Recibía revistas argentinas que servían para preparar medios de enseñanza para las clases y brindar recomendaciones a otros maestros.
En la supervisión escolar visitaba los colegios, comprobaba el nivel de aprendizaje de cada alumno en el aula rural y les dejaba orientaciones a los maestros sobre el tratamiento metodológico a seguir en cada caso. Además, analizaba la ambientación del aula con los símbolos de la patria, la imagen de Luz y Caballero, el rincón martiano y hasta el huerto escolar, entre otras cuestiones. Todo ello formaba parte de la calificación del trabajo del maestro y la puntuación que recibía en el escalafón que anualmente se confeccionaba. Había mucha profesionalidad y amor en todo lo que se hacía.
En su ejercicio de inspección escolar, desempeñó un papel importante la organización y desarrollo de los Cursillos de Perfeccionamiento que en este período se organizaban preferentemente en el verano con una duración de dos a cuatro semanas y que servían para elevar en cada municipio la calificación de los maestros primarios en materias como Enseñanza de la Lectura, Ortografía, Caligrafía, Aritmética, Historia, Geografía, Educación Laboral, Pedagogía y Psicología.
Esta superación también llegó a la Universidad Central (1955-1956), donde acudían maestros y profesores. En ocasiones disertaban profesores invitados como Dulce María Escalona Almeida (1901-1976), catedrática de la Escuela Normal de La Habana, en Didáctica de las Matemáticas en la escuela primaria, uno de los cursos más solicitados por los maestros.
Los cursillos, donde también Margot impartió clases en diferentes sedes municipales, servían igualmente como estímulo para que los maestros sumaran puntos en el escalafón y ganaran plazas en los ejercicios anuales de oposición, en aras de nombramientos de directores de escuelas, inspectores o para trasladarse a aulas urbanas donde residían, porque como regla el maestro al graduarse tenía que empezar por la humilde aula rural, incluso, en no pocas ocasiones, construyéndola con ayuda de los vecinos del lugar.
Las Escuelas de Verano con la afluencia de maestras y maestros que se reconocían por su profesionalidad, educación formal y elegancia en el vestir, constituían fiestas del saber en los municipios y generalmente se asociaban con la presentación de obras culturales, exposiciones, excursiones y otras actividades. La prensa escrita recogía estos eventos, como se constata en el periódico provincial El Villareño.
En 1952 Margot participó como miembro del tribunal de oposición al profesor de Educación Física Marcelo Salado Lastra para que ejerciera en la escuela primera superior en su natal Caibarién. Más tarde mantendrían excelentes relaciones profesionales y de hermandad revolucionaria.3
Precisamos este caso porque Marcelo Salado, campeón nacional de natación en 1956, llegaría a ser uno de los principales dirigentes de la huelga nacional revolucionaria del 9 de abril de 1958 en La Habana, día en que fue reconocido y asesinado por sicarios de la policía en la esquina de G y 25 en El Vedado. Más repudiable el hecho porque los matones mantuvieron su cadáver en el maletero del patrullero por más de 24 horas y solo lo entregaron a la familia cuando exigió los restos.
El año 1954, tres acontecimientos cambiarían la vida a Margot y le harían crecer en su quehacer profesional y convicciones políticas. La muerte de su esposo, Adriano del Pino, que, si bien le causó mucho dolor, le permitiría ganar en independencia y responder a la solicitud de los hijos varones de incorporarse a las actividades revolucionarias que desarrollaban. En segundo lugar, abrió ese año el Instituto Lincoln para renovar en pedagogía. En esta institución impartió clases de Literatura y su hijo Quintín en Matemática. El colegio sería baluarte de la pedagogía y de la resistencia clandestina. Allí reprodujeron La historia me absolverá de Fidel Castro, que enviara Haydée Santamaría.
Un tercer asunto significativo ocurrió ese año, cuando con el pretexto de sus funciones de inspección realizó una visita a los distintos municipios de la provincia junto a la Dra. Melba Hernández.4
Quintín le encargó a Margot que fuera a Santiago de Cuba a llevarle un informe a Frank País porque él estaba fichado por la policía y no podía hacerlo. Viajó en un auto de su instituto con el pretexto de cumplir una promesa en el santuario de la Virgen del Cobre, aunque en realidad no era creyente. La entrevista se efectuó en la casa de “Cayita” Araujo con la presencia de María Antonia y Max Figueroa, un encuentro inolvidable. Aprendió con ellos que la revolución significaba más que educación y salud pública5.
La casa de Margot fue visita recurrente de los principales dirigentes del movimiento revolucionario del país, veamos dos ejemplos ilustrativos.
Era domingo de principios de octubre de 1956 y Vilma Espín llega a Santa Clara de regreso de México, donde había cumplido una misión muy importante. Era cerca del mediodía y Margot confiesa que no tenía un buen almuerzo que brindar, pues estaba arreglando la cocina. Improvisó algo rápido, con arroz, dos huevos fritos, aguacate y plátanos maduros. La visitante muy serena, como era siempre, se comió aquel sencillo plato con agrado6. Recuerda que Vilma era una mujer muy querida y respetada por su carácter e inteligencia, muy culta y sensible. Sabía lo que había que hacer en cada momento y por eso inspiraba tanta confianza.
El 31 de octubre de 1956, llegó Frank País para coor dinar lo que serían las acciones del 30 de no viembre, en apoyo al desembarco del Granma. Las proyecciones que hicieron ese día para el centro del país no lograron materializarse posteriormente porque las armas que debían recibir no llegaron a tiempo desde el exterior a Santiago de Cuba para distribuirlas en la nación.
Tras arribar el yate Granma cerca de Las Coloradas, en Niquero, Margot fue a La Habana a buscar noticias porque el régimen afirmaba la muerte de Fidel. Ella estaba segura de que no era así, porque si Batista hubiera tenido el cadáver de líder revolucionario, lo hubiera paseado de una punta a la otra de la isla.
Un momento muy difícil para Margot fue la muerte de su hijo Julio, junto a su amigo Chiqui Gómez, el 27 de mayo de 1957, cuando les explotó una bomba que preparaban para un sabotaje. En el entierro, La población acompañó el entierro cantando el Himno Nacional y la Marcha del 26 de Julio. Joaquina Cuadrado, la madre de Abel Santamaría, le dijo a Margot: Yo no pude enterrar a mi hijo, pero aquí estoy para ayudarte a sepultar el tuyo, refiere Taboada, quien procedía de la juventud ortodoxa.5 En el cementerio Margot debió hablar para contener la ira de los combatientes contra los sicarios de la tiranía allí presentes encabezados por el coronel Cornelio Rojas.
La lucha continuó creciendo en los meses siguientes y Margot fue promovida a Coordinadora del Movimiento 26 de Julio en Las Villas. La represión de la tiranía se hizo más dura en la medida en que avanzaba el Ejército Rebelde y las acciones de las milicias urbanas.
Quintín fue apresado en Cienfuegos y Verena en Matanzas. Le informaron que la policía de Santa Clara había recibido órdenes de asesinarla. Una madrugada llegaron a su hogar los sicarios de la policía, pero no pudieron encontrarla al escapar en esos momentos por la puerta trasera hacia la casa de una familia vecina que le brindó refugio.
Debió entonces trasladarse hacia la capital y posteriormente fue autorizada a pedir asilo en la embajada de Guatemala en La Habana. Cumplió la función de Coordinadora del MR-26-7 en Caracas y sintió la alegría de regresar a Cuba el 4 de enero de 1959. Regocijo mayor por reencontrarse en el aeropuerto con Quintín, quien había sido nombrado responsable de la terminal aérea y también porque más tarde él localizó viva a Verena. La dictadura se había desplomado y el pueblo desbordó las calles en abrazos con los barbudos que entraban en las ciudades.
3ro. 1959-2005. Labor profesional y social.
Colabora con el doctor Armando Hart en las primeras transformaciones que desarrolla el Ministerio de Educación y en especial ejecuta orientaciones del Comandante en Jefe Fidel Castro en la organización de la Campaña Nacional de Alfabetización, participa en la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas el 23 de agosto de 1960 e integra su dirección nacional. Cuando el líder de la Revolución intervino en aquella memorable reunión, les dijo: "¿Por qué llamarle Congreso de Mujeres y no mejor Federación de Mujeres Cubanas? Hubo aceptación inmediata; así fue como quedó fijado el actual nombre de FMC. Se lo debemos a Fidel.6
Durante varios años cumplió tareas sensibles en el Ministerio de Relaciones Exteriores, como la preparación y entrega de miles de pasaportes consulares que se encontraban pendientes. Se enorgullece al decir que el Canciller Raúl Roa la propuso para encabezar la embajada de Cuba en Santiago de Chile durante el gobierno de Salvador Allende, propuesta que declinó para cumplir tareas diplomáticas en la ciudad de México.
A partir de 1976 pasó a laborar en el Comité Central del Partido y luego en el Instituto Cubano del Libro. En respuesta a una petición de Vilma Espín brindó su apoyo a la campaña por la liberación del niño matancero Elián González.
Al cumplir 90 años, Raúl Castro, en tono cariñoso y amigable, le pidió cuidarse para que llegara a los 100: «¡General, cumpliré su orden!» y tomó su deseo como un decreto militar.7
En las honras fúnebres, tras fallecer el 30 de mayo de 2015, dos combatientes cercanos a ella valoraron su presencia: el comandante Delio Gómez Ochoa señaló que cuando conocimos a Margot por motivos combativos sabíamos que era madre de revolucionarios y extraordinariamente trabajadora. Ha de recordarse como la mujer lista, firme, valiente, inteligente y madre ejemplar de cinco jóvenes. Por su parte, el general de división Guillermo Rodríguez del Pozo manifestó que ella sobresalía por su serenidad y valentía ante todas las actividades que se le asignaban, era admirable por su sinceridad y su ejemplo destacó desde que dirigió en Santa Clara, una escuela que la colmó de más condiciones aún para educar y orientar a los jóvenes para la lucha.8
Conclusiones
El trabajo realizado sobre la base de la revisión de documentos, publicaciones y entrevistas, ha posibilitado revelar una visión más completa y actual de Margot Machado Padrón, que la sitúan como paradigma de la mujer cubana por sus numerosos aportes y superación de desafíos, como madre, educadora y luchadora social, caracterizada por una conducta basada en convicciones y cualidades humanas, consagrada al amor y defensa de la familia, la escuela y la patria.
Su legado conmovedor engrandece el valor femenino, incluso algunos la consideran con justeza la Mariana villaclareña, quien hizo honor a la idea fidelista de considerar a la mujer cubana una revolución dentro de la revolución, por su actuación para liberarse de la sumisión patriarcal, del yugo dictatorial dependiente y contribuir a la edificación de un proyecto social soberano, socialista y solidario. A ella nuestro reconocimiento, respeto y gratitud. Honrar a los héroes y heroínas, los hace renacer.
Recomendaciones
El lector puede ampliar su saber sobre la protagonista y los contextos sociales mediante la revisión de las referencias, otros títulos situados al final de este artículo y la lectura de la obra de Garófalo, N. Estudio del devenir histórico de la superación de los maestros primarios de las escuelas públicas en Cuba, 1899-1958. Ed. Pueblo y Educación. La Habana, 2018.