Introducción
Dentro del sistema, se puede observar cambios institucionales que han precedido como ejemplo de cultura de otros países, entre ellos la legalización contractual de los docentes, el respeto de las horas laborales y la homologación salarial. Sin embargo, se puede decir que no se han cumplido todos los objetivos propuestos para el 2016, relevando por supuesto que el aporte ha sido significativo si se los compara con lo que sucedió veinte años antes en el país del centro del mundo.
La escuela rural en Ecuador empezó un modelo de enseñanza dictado por la historia de la cultura jesuita, las primeras instituciones fueron financiadas por el clérigo y se posicionaron fuertemente entre las personas que podían pagar una educación, sin embargo, paralelo a esto creció en desventaja la idea del laicismo y el desarrollo de la formación de los ciudadanos ecuatorianos. Pero este proceso tomo muchas facetas de desarrollo y aunque en la mayoría de las veces, las técnicas aún persistan en su forma, muchas cosas han pasado en los últimos 10 años, (desde 2007) que han provocado una mejoría en la enseñanza urbana y rural. El presente trabajo destaca aquello que ha beneficiado al educando, sin dejar de objetividad las muchas mejoras que aún se pueden lograr, pero el principal contraste es el que no se ve mejor alguna porque el positivismo lógico, induce a que los administradores de la educación en el Ecuador confundan rotundamente su perspectiva de lo que es basado en sus propias experiencias, pues estos no han vivido y muchas veces ni prestado oídos a lo que en realidad se necesita en estos centros de educativos.
En el Ecuador, la educación se afianza en las sociedades mestizas e indígenas a través del primer presidente ecuatoriano, Don Vicente Rocafuerte y Bejarano, que en una conferencia en 1.835 inmortalizó tan célebre párrafo: “Porque en el momento en que el pueblo conoce sus derechos, no hay otro modo de gobernarlo, sino el de cultivar su inteligencia y de instruirlo en el cumplimiento de sus deberes. La educación de las masas afianza la libertad y destruye la esclavitud.”
No se puede hablar de la educación rural en el Ecuador, sino se menciona antes el trabajo del señor Luis Arbenoiz en el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (1969), quién es asesor experto en el proyecto Ecuared, que llegó al país en el mismo año, para levantar el primer informe de la acontecido en el agro con respecto a lo que los padres de los estudiantes, deseaban que se cumpla con la Misión Andina que en aquellos tiempos administraba los fondos de un proyecto llamado “Modernización de la vida rural”, en dicho informe denota al mundo y con mucha vergüenza, la total negativa de los administradores de la educación rural, que prácticamente la lleva al último lugar en el desarrollo americano. Pero se cita a este informe por tres razones, primero porque involucra la predisposición de los empleados de gobierno en resolver la situación de la educación en el Ecuador, segundo el desconocimiento de la ley en el área descrita y tercero que no se ha diferenciado que la escuela rural debe tener programas diferenciados de la escuela urbana y esto se basa en que se piensa que todo está bien porque se tomaron medidas en lo urbano sin investigar lo que sucede con los ámbito rurales del ecuador, el de campo y de la pesca. SegúnHeidegger (1996), la investigación no es sólo una observación más exacta desde el punto de vista del grado y el campo que abarca, sino que se trata de un método esencialmente diferente en cuanto a su tipo de confirmación de la ley en el marco y al servicio de un proyecto exacto de la naturaleza.
Dentro del proceso educacional de las naciones, se deben establecer de manera clara, los principios que deben mantenerse en las escuelas rurales y urbanas, primero diferenciando la naturaleza de cada una de ellas, pues sus realidades son distintas incluyendo la biografía de sus actores, claro está, analizando las variables en las que se asemejan y otras que en algunos casos son idénticas tales como la metodología de la enseñanza y la tecnología, pero destacando el uso de las mismas y su aplicación. (Flichman & Pacífico, 1995)
Por el contraste de este documento, se elabora una perspectiva desde el positivismo lógico de lo que se piensa que se debe hacer en la escuela rural y lo que no se debe de hacer en ella, incluso desde lo que se piensa que es, pero no lo es, según el libro Pensamiento Científico (Varela, Klinovsky, Baido & Flichman, 1996), con estos autores se sustenta el primer modelo bibliográfico que se necesita en el presente escrito, siendo el segundo la fenomenología positivista de Martin Heidegger y el cuadro de Descartes Merleau., en donde se harán los contraste mencionados de la escuela rural como ente sensible, cuerpo propio y la percepción, finalmente se usará la obra de las seis observaciones de la palabra de Neldo Candelero (2010).
Desarrollo
La principal diferencia que subyace a la vida rural y urbana es la relación de las personas con la naturaleza. La vida rural está mucho más relacionada con la naturaleza. La agricultura y la pesca - empresas rurales típicas en Ecuador - deben llevarse a cabo de manera que se conserve el mundo natural. Este principio parece menos relevante en un entorno urbano, donde la producción a menudo puede presionarse a cualquier nivel que el mercado tenga. Los historiadores creen que las escuelas han incorporado tendencias urbanas y han exigido que los estudiantes se conviertan en poco más que buenos productores y consumidores.
Según Wendell Berry (1992), la comisión sobre la vida en el campo, creada por el presidente Roosevelt en 1908, fue un intento de contrarrestar la migración rural a la urbana en los Estados Unidos de Norteamérica. Una solución fue hacer hincapié en el estudio de la naturaleza en las escuelas rurales con la esperanza de que el atractivo de la vida urbana se debilitaría.
Para 1920, este movimiento perdió su impulso tal vez debido a su propuesta de que las escuelas pequeñas y rurales se consolidaran en escuelas más grandes, que fueron resistidas por las comunidades rurales. La revisión en el campo realizada por mí en estos últimos 3 años me permite decir que en la actualidad las escuelas rurales contribuyen activamente al declive de las áreas rurales, tanto en términos ambientales como humanos, por un currículo de artes liberales que no incorpora conocimientos y preocupaciones rurales.
Esto capacitaría a los jóvenes rurales para emprender acciones inteligentes para cultivar prácticas y conocimientos que influyan en sus vidas para mejor. Si las comunidades rurales van a sobrevivir, la educación rural debe restablecer el equilibrio, esto a pesar de llevar 100 años de discusión, no ha utilizado los principios filosóficos de la “Racionalidad Moderna” para ser discutido en el Ecuador, lo que no sorprende pues hasta ahora los que han dirigido este sistema, no son educadores, si de verdad se desea hacer algo, se debe investigar e independizar los sistemas escolares pues en este país se enfrentan dos realidades el rural campesino y el rural costeño, que se contraponen en ciertos sentidos pero crean una gran realidad.
Según el historiador Maiguashca (2010), un evento importante en la educación ecuatoriana, fue la del gobierno de Rodrigo Borja Cevallos que tuvo la firme decisión de eliminar el analfabetismo en el país y con la estrategia diseñada con el Ministerio de Educación, logró que bachilleres para poderse graduar, tuvieran que enseñar a leer y escribir a una persona analfabeta y el proceso dio sus resultados hasta hoy aplaudidos, pero hay que destacar algo en esta decisión, no es que la alfabetización cumplió con la escolarización de las personas, es que acertó con decirles a los analfabetos del campo lo importante que es que sus hijos se eduquen y quede esa cultura educativa entre estas personas y hubo una herencia de la actitud en las siguientes generaciones.
En cuanto a lo último que se ha hecho por la educación rural, la labor empezó apenas de cumplir el primer año de gobierno de Correa, es así como se levanta un informe a manera de memoria en la que Raúl Vallejo, Ministro de Educación (2009) de aquel entonces comentó:
A todas estas mejoras de la escuela pública, hay que sumar que se han reparado y ampliado 2.102 escuelas y colegios; se han inaugurado dos escuelas del milenio, mientras se construyen 13 más; se entregaron uniformes a 715.427 niños a través del programa dirigido a costureras emprendedoras Hilando el Desarrollo; se repartió desayuno y almuerzo a 1´385.964 niños y niñas a través del Programa de Alimentación Escolar; se imprimieron 10,5 millones de libros gratuitos; y se continuó con la eliminación de la mal llamada “contribución voluntaria” que los padres entregaban a los establecimientos educativos. Y para que nadie, nadie se quede atrás, también estamos marchando a paso redoblado en la educación de adultos. Se ha alfabetizado a más de 145.661 participantes, y 225.627 inscritos están en el aula; para agosto de 2009 Ecuador se declaró territorio libre de analfabetismo.
Cuando se relaciona la teoría de lo que se escribe o se dice del aula, vemos que desde ya se margina la concepción distinta del ruralismo y el urbanismo, en donde los estudiantes son actores distintos de la sociedad, y los contenidos académicos no van en función de las licenciaturas, sino más bien a los saberes ancestrales que mantienen a estas comunidades unidas, por ejemplo en el campo rural el aula debe ser un espacio físico de aprendizaje temporario, pues el estudiante sale a los pequeños huertos o espacios a reconocer las verdaderas necesidades de conocimiento que tienen los educandos, con el uso de la pedagogía se aporta a que el niño aprenda y estoy totalmente de acuerdo con Dussel y Caruso (2000), “si la pedagogía es un saber que ayuda a los docentes a ser "buenos" docentes, entonces conviene empezar planteándose cómo se define un "buen docente", quién lo define, cómo trabaja, antes de ponernos a pensar reglas, divisiones y formas de transmitir ese saber”(p. 13), entonces: ¿Cuáles son esos parámetros para los docentes del área rural?
Pues simplemente diferente al de la urbana, pero en aulas también diferenciadas. El docente que debe ser parte del congruo social y no ajeno a él, es el principal actor, pero está claro que son interdependientes del gobierno, los padres y las autoridades sectoriales.
Por un lado, la sociedad del conocimiento que debe estar cerca de los estudiantes rurales que de una u otra forma serán quienes ofrezcan la capacidad productiva que ayudará a la economía del país y el sustento alimentario, pero con un enérgico control de lo que se piensa en contraste de lo que se debe investigar y aclarar en una ciencia verdadera de la educación rural.
Según Heidegger (1996), en la obra la época de la imagen del mundo menciona que:
La esencia de eso que hoy denominamos ciencia es la investigación. ¿En qué consiste la esencia de la investigación? Consiste en que el propio conocer, como proceder anticipador, se instala en un ámbito de lo ente, en la naturaleza o en la historia.
Pero se denuncia fácilmente que los currículos están dirigidos a un proceso holístico nacional, que no contempla realidades particulares del ruralismo, porque el histórico así se ha llevado por más de 300 años y no ha cambiado a profundidad y cuando esto ha pasado, el modernismo se acelera dejando atrás las intenciones de mejorar la educación en el campo.
De acuerdo con Fullan & Hargreaves (2000), por un lado, parece que la autoridad administrativa, cuando invita a la colaboración entre colegas, suele invocar menos una ética del cuidado formativo que, al contrario, una ética de la responsabilidad. Las obligaciones profesionales se sitúan en el primer plano.
Se destacan las mejoras en la planificación y la práctica de la enseñanza. Se pone el acento en la eficacia. Pero si los maestros temen que su compromiso en la planificación cooperativa, quizá se deba prestar más atención a darles seguridades de que esa planificación los apoya probadamente en su papel formativo y pedagógico.
Un cambio educativo no respaldado por el docente, y que no lo incluya, por lo general es para peor o no produce cambio alguno (Fullan & Hargreaves, 2000). Esto lleva a que, en segundo lugar, que se conduzca a sí mismo o a través y sobre lo base de modelos, pautas y normas definidas por el conductor de estas conducciones: el docente y, por encima de él, el Estado.
En los postulados de la pedagogía con respecto al aula, sobre todo con respecto al método, puede observarse cómo se produce un cierto grado de "gobernabilidad", ese estado que permite que seamos gobernados (Dussel & Caruso, 2000).
Los principios de comportamiento o conductibilidad y de gobernabilidad solo se puede aplicar dentro de los primeros años de formación, pero siempre ligándole a sus bases sociales, para no formar en el estudiante una suerte de deseo de ir a la ciudad a ver diferentes ambientes como los centros comerciales, los parques de diversión, el cine, sino más bien ámbitos dentro de su propio entorno por ejemplo la campiña, los animales, el tiempo de cosecha, entre otros, que serán parte de su cotidianidad adulta, pero la seducción de la ciudad hace que los adultos del campo prefieran un trabajo en donde puedan vivir la modernidad antes de la aburrida vida campirana.
El aula se adapta a las necesidades de la comunidad y a la vez a su formación, es decir no es lo mismo desarrollar la educación en un lugar en donde se siembran hortalizas y verduras de otro en donde su entorno es más de la pesca. Por lo que, entender de dónde surgen los conocimientos, de qué estrategias y problemas forman parte, qué usos tuvieron y tienen, y qué efectos causaron, puede ayudarnos a asumir nuestra tarea de docentes con una reinvención propia de las tradiciones que recibimos, en la que, aunque no volvamos a inventar la pólvora, tampoco seamos clones de otros ni queramos clonar a nuestros alumnos (Dussel & Caruso, 2000).
El aula, tal como la conocemos, y también las estructuras que la precedieron, son situaciones sociales en las que se producen conducciones. En primer lugar, interesa que el niño se conduzca a sí mismo, sea quedándose quieto en su banco o conduciendo su propio pensamiento en el aprendizaje.
La observación de Dussel & Caruso(2000), a la representación fática del aula, no es aplicable en la educación rural ecuatoriana, pues el estudiante viene del juego interactivo y diario con otros niños, esta es la realidad de aquellos sectores en los que aún los pequeños no se aislan en juegos electrónicos, ni en potentes programas de televisión y su necesidad es la de compartir y divertirse, tal como se ha observado en las pedagogías básicas que utilizan el ludismo.
El estudiante rural debe conocer sobre las diferentes culturas y desarrollo social de su entorno, no se puede decir que deben estar alejados de los males que están aquejando a un mundo globalizado, pues el Ministerio de Comercio Exterior (2015), aduce que la falta de exportaciones de productos al mundo es porque el campesino no sabe que hay un mercado para alternativas productivas que tal vez no se consuman en el país propio, pero si en otros.
Los conocimientos que se tienen en las comunidades rurales, son heredados y viene del empirismo y a la experimentación que han sometido sus herramientas de producción a lo largo de muchos años, por lo tanto se consideraron en el plan de modernización de la escuela rural, pero el nivel de estos conocimientos en estos lugares, por parte de los docentes que ejercen el artículo 2 del código de Servicio Rural Obligatorio ecuatoriano no son aplicables pues usualmente vienen de la ciudad y no han desarrollado estas aptitudes, por lo que la inclusión de los ancianos de las comunidades se convierten en un factor indispensable en la enseñanza de estos niños, con esto se propone la creación de partidas de saberes ancestrales, en la que se contraten a profesionales del campo o el mar y/o ancianos que puedan impartir estos conocimientos.
Por ello, de acuerdo con Fullan & Hargreaves (2000), muchos intentos de mejorar la enseñanza se han basado en las teorías psicológicas del aprendizaje, que no tienen muy en cuenta los contextos sociales (en este caso rurales) donde ocurren el aprendizaje y la enseñanza.
El precio de ignorar de este modo el contexto de la enseñanza es el idealismo que fracasa en los esfuerzos de mejora, la culpa y la frustración entre docentes que no pueden responder a los estándares que se han fijado, la crítica a los que no logran hacer los cambios que se esperan de ellos, y un salto errático de una moda innovadora a otra.
El positivismo propio de la educación escolarizada ha tenido tal éxito en el contexto de la modernidad, que ha terminado por naturalizar el concepto de escuela que no es más que una construcción histórica. Nacida y consolidada al calor de una época histórica, que reinó durante cinco siglos, pero parece vivir una crisis sin retorno. Se pretende definir cuáles son las razones de su crisis y cuáles los caminos para crear las condiciones para una verdadera resurrección.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2004), ha reconocido la intencionalidad de mejorar la educación rural en el Ecuador, por primera vez se ha incluido en este plan la educación inicial, que intenta llevar la escolaridad a niños de 2 a 5 años. Pero hay muchos aspectos que cumplir por eso a continuación, se hace un análisis de lo hasta ahora acontecido y la propuesta de valor que se aporta desde esta investigación.
Finalmente, a pesar de que Foucault (1999), declara que la imposición del estado en el poder es un hecho jurídico, es cierto que en el Ecuador esta fue una ventaja a decenios de imposiciones erróneas en el campo rural, pero es tiempo de que los educadores rurales, encuentren la forma que pueda hacer sentir a la sociedad, que aquello que al parecer está dado por asentado, pueda ser cambiado, buscando que la realidad sea otra más ajustadas a los libros que no pueden ser iguales a los que usa la educación urbana, aunado esto a que la universidad rural, debe empoderar el cambio pues a ella no están llegando verdaderos bachilleres que manejen las realidades locales, más bien se han convertidos en prototipos POP del arte urbano internacional.
Conclusiones
Educar es enseñar de una manera que incluya una explicación de por qué haces lo que haces. Si bien el conocimiento tácito puede ser característico de muchas cosas que hacen los maestros, nuestra obligación como educadores de docentes debe ser hacer explícito el tácito. El padre de familia común recurrió a la escuela pública rural, confiando el mejor aprendizaje de sus hijos. Por ello se puede pensar en que se replique esta acción en la ruralidad del país.
La transición de un paradigma a otro interviene elementos extra científicos. En dicha conversión están presentes elementos tales como las creencias, la persuasión, etc.
El currículo escolar debe ser mejorado acorde con la ganadería, la pesca y la agricultura, según la realidad de la región en la que se aplique y deberá homologarse en las líneas que se espera se desarrollen los entornos rurales en el campos social y económico.
La fase inicial estructuralista está fortalecida en la educación rural, está concebida como la modernidad en la educación en el Ecuador, gracias a la ventaja competitiva que ofreció el gobierno ecuatoriano y que podrá ser cofinanciada por la cartera de estado.
La infraestructura física y técnica de las instalaciones de los centros de educación rural ha mejorado acorde a las realidades del entorno de la unidad, aunque faltan muchos lugares en donde llegar, en especial en la Amazonía.
Pensar en que el aprendizaje rural difiere de lo urbano, pero independizando las acciones que se deberán cuidar considerando el principio de modernidad de la agricultura la pesca y la ganadería.