Introducción
En las últimas dos décadas, Ecuador ha sufrido corrientes migratorias muy importantes, luego de la crisis financiera de 1999, miles de ecuatorianos migraron a otros países para buscar una mejor vida (Romero, 2016). A partir de este año, la migración internacional se convierte en un tema de interés nacional, tanto por su magnitud como por los impactos económicos, políticos y sociales que conlleva (Herrera, Carrillo & Torres, 2005).
Ecuador se ha visto involucrado en dos relevantes procesos migratorios; el primer proceso se desarrolló en la década de los cincuenta en la región de la sierra sur, cuyos emigrantes escogieron como principal destino los Estados Unidos de América; el segundo se originó al finalizar la década de los noventa y su principal destino fue Europa, de manera especial España e Italia (Organización de Estados Americanos, 2012)
La emigración es un conflicto social causado por las condiciones socio-económicas presentes en un determinado país, la ausencia de ofertas laborales que conllevan a la extrema pobreza es el principal motivo por los que los elementos principales de las familias toman la decisión de emprender viaje hacia otros países con la esperanza de encontrar mejoría en su calidad de vida (Coronel, 2011).
En muchos casos las emigraciones ocasionan cambios en la estructura familiar. Muchos padres y madres viajan al exterior en busca de nuevas oportunidades y esto arrastra consecuencias entre ellas la principal es que numerosas familias se convierten en monoparentales.
La emigración es considerada un proceso intrínseco al ser humano. No obstante, el proceso migratorio de una agrupación de personas o de un individuo particular, se puede explicar mediante algunas teorías socioeconómicas clásicas y/o recientes; ya que está estrictamente enlazado a aspectos económicos y sociales de las personas (Suárez, Cuenca & Hurtado, 2012).
Existe una fuerte relación entre economía y fenómenos migratorios. Así, las crisis económicas o las situaciones de pobreza son los factores predominantes que motivan a que los individuos salgan del país para emigrar a otros países más prósperos (Alarcón & Ordóñez, 2015).
En la década de los cincuenta, la causa de los flujos migratorios fue la crisis económica del austro ecuatoriano, ocasionada por la disminución de la demanda de los tradicionales sombreros de paja toquilla en la cual muchos artesanos se vieron afectados y no encontraron más solución que emigrar para comercializar el producto en plazas como Nueva York y Chicago (Palazuelos & Villareal, 2013).
En ese período se detecta el éxodo de artesanos y campesinos hacia EE.UU. y Canadá, todos con la regularización respectiva para que de esta forma incluso familias completas puedan emigrar al país y emprender en el mismo con sus artesanías. No existían barreras fronterizas. Se inicia además la salida de los indígenas octava leños, específicamente Imbabura, quienes hasta hoy recorren el mundo con sus artesanías, aunque siempre retornan a su terruño (El Universo, 2005).
Posteriormente aparece la crisis económica del 1999 lo que originó la concentración de la economía del país que dejó secuelas en los diferentes sectores económicos del Ecuador como la quiebra de empresas y posteriormente el cierre de algunas de ellas, lo que provocó el desempleo a una escala exorbitante.
A medida que emigran ciudadanos ecuatorianos a tierras ajenas, surgen los primeros resultados del trabajo perpetrado en el exterior mediante las remesas, mismas que logran satisfacer las necesidades de las familias receptoras, dichas remesas permiten que el desarrollo económico dentro de las comunas o regiones mejore en cuanto a calidad de vida. No se puede decir lo mismo del ámbito social ya que ocurrió un desorden debido a que muchas familias experimentaron la desintegración del núcleo familiar, teniendo así problemas con los jóvenes adolescentes que pierden la orientación por la ausencia de una figura paternal o maternal.
Existen cifras que respaldan el flujo migratorio que se experimentó en el país durante la crisis financiera vivida “En un reporte de 2008, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) informaba que de Ecuador habían migrado 1’571.450 personas. Según la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y el Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas, tan solo entre 1999 y 2007 emigraron de Ecuador un poco más de 950.000 personas”. (El Telégrafo, 2016)
El fenómeno migratorio se dio a nivel nacional y los habitantes la provincia de Los Ríos no fueron la excepción, muchos integrantes de familias se vieron en la necesidad de emigrar y según cifras del INEC en el año 2001 la tasa poblacional que emigró fue de 1,23%.
En el cantón Quevedo se constató que el flujo migratorio había sido bastante intenso en aquella época, ya que por falta de oferta laboral los habitantes se vieron en la necesidad de salir en busca de mejores oportunidades.
En este sentido la metodología se realizó con la finalidad de dar cumplimiento a los objetivos planteados en el presente trabajo investigativo, se recurrió al uso de métodos empíricos y teóricos para la obtención de información relevante y necesaria para el desarrollo de la investigación, adicional a esto se acudió a la revisión bibliográfica mediante la lectura de libros, artículos, revistas y publicaciones relacionadas con el tema de investigación.
A más de lo anteriormente mencionado, se utilizó la técnica de la encuesta mediante la aplicación de un cuestionario el cual fue previamente elaborado con preguntas encaminadas a la obtención de información necesaria y fue dirigido a los habitantes del cantón Quevedo conformado 173.585 habitantes. Aplicando la correspondiente formula estadística, con un margen de error del 5%, se obtuvo una muestra de 383 persona a encuestar.
Desarrollo
La figura 1 presenta los resultados del motivo de la emigración en las familias de los habitantes de Quevedo, a la que el 50,13 por ciento respondió que emigraron para mejorar su condición económica, que en la crisis su situación estaba bastante delicada, el 25,59 por ciento manifestó que fue por estudios, el 12,01 por ciento expresó que tenía otros motivos y por último el 12,47 por ciento menciono que viajó por motivo de trabajo. Es decir que el motivo principal de emigración en los ecuatorianos fue el deseo de mejorar su situación económica.
En este sentido, es importante identificar que la emigración en el país y en especial en el cantón Quevedo se da por las siguientes razones fundamentales incentivar los estudios de sus hijos y mejorar la situación económica familiar, que con la crisis afectó a un universo socio-económico importante, dejando a muchos padres de brazos cruzados y con dificultades de encontrar empleo, que permitiera ayudar al entorno familiar tener alimentación, salud, vestimenta y el factor fundamental los estudios.
En el gráfico (Figura 2) expuesto se puede evidenciar que el 53,79 de los encuestados considera que después de emigrar su situación económica ha mejorado, en términos relativos y refiriéndose a la situación de la economía del hogar, sin embargo también manifiestan que desmejoraron la calidad de vida familiar en especial respecto a sus hijos, que la distancia construyó barreras, en este sentido también refiriéndose a lo económico para el 56,51 por ciento de encuestados manifiesta que el sueldo percibido en el exterior respecto a lo que se ganaba internamente es muy satisfactorio.
Por otro lado para el 28,72 por ciento expresa que su situación mejoró en término medio, siendo esto un malestar ya que se sacrificó la familia pero que en sumatoria no fue representativo pero obligado hacerlo por el bienestar de la familia y a su vez en esta dirección para el 27,49 por ciento de personas manifestaron que el sueldo es más o menos satisfactorio; por otro lado para el 9,14 por ciento mencionó que ha mejorado muy poco, que la diferencia cultural, el racismo y no contar con papeles hizo que sus ingresos no fueran satisfactorios, del mismo modo para el 7,99 por ciento mencionaron también que el sueldo es poco satisfactorio; y por último el 9,14 por ciento manifestó que no ha mejorado para nada y a su vez el 8,1 por ciento expresó que el sueldo no resulta ser nada satisfactorio. En base a lo analizado se puede constatar que la mayor parte de encuestados manifestó que el sueldo es muy satisfactorio por lo que su situación económica ha mejorado mucho. (Figura 3)
Al preguntarle a los encuestados cada cuanto enviaban remesas a su país el 56,40 por ciento respondieron que enviaban mensualmente, por cuanto su viaje ocasionó gastos que obligaban a los familiares en casa a cubrirlo de forma inmediata, por tanto, los envíos fueron de forma recurrente, por otro lado para el 19,06 por ciento cada quincena por cuanto sus cobros en el exterior eran semanales, por tanto los envíos se realizaban de forma periódica para cubrir valores pendientes de sus hijos y de los gastos ocasionados por el viaje, en este dirección para el 17,23 por ciento cada seis meses y por último el siete coma treinta y uno por ciento expresó que nunca enviaban remesas, que la misión de ellos era conseguir la mayor cantidad de recursos para que a su regreso poderlos invertir. Es evidente que los emigrantes envían en su mayoría mensualmente sus remesas a familiares para que de esta forma los mismos puedan sustentar gastos económicos. (Figura 4)
Se preguntó si la salida del país originó alguna repercusión social en la familia a lo que los encuestados respondieron; el 44 coma trece por ciento manifestó que si hubo muchos estragos sociales en la familia a causa de la salida del país, entre los más importantes indiferencia de los hijos, pérdidas de sus matrimonios, dificultades familiares por dinero, presión de familiares por que los llevarán, entre otros; en esta dirección para el 29,24 por ciento manifestaron que si se afectó la relación con la familia en especial con los esposos e hijos, dificultando su estadía en el exterior que lo económico no siempre fue lo más satisfactorio.
En paralelo para el 16,45 por ciento manifestó que tuvieron muy pocos inconvenientes ya que la comunicación con la familia fue frecuente, eso de ayudar a sobrellevar las cosas y para el 10,18 por ciento dijo que no había afectado en nada. A su vez manifestaron los estragos presentados en el núcleo familiar a la que el 33,56 por ciento manifestaron los problemas más fuertes se dieron con los hijos adolescentes y los que entraron en la adolescencia algunos de estos cayeron en la drogadicción, este fue un factor negativo en su familia, otros con problemas de tipo escolar, problemas de carácter, jóvenes que se quedaron al cuidado de abuelos que se pusieron agresivos; mientras que para el 29,66 por ciento manifestaron que los problemas de conducta fue la problemática experimentada; la separación incidió en el 13,45 por ciento de los encuestados y por último el 13,15 por ciento manifestó que se presenció depresión en la familia
Conclusiones
La crisis del país afecto de tal manera que muchos ecuatorianos se vieron en la obligación de viajar a tierras extrañas con la esperanza de encontrar un mejor porvenir económico para sus familias, lo que no se tomó en cuenta fue el aspecto social, encerrando en este contexto las enfermedades de depresión, la drogadicción, delincuencia entre otros.
Al realizar la investigación se pudo evidenciar que la emigración favorece en términos económico a las familias ecuatorianas y en cierto aspecto al país, pero no se puede decir lo mismo de la familia como sociedad, ya que la separación de las familias a causa de la inestabilidad económica afecta principalmente a los infantes, quienes se ven obligados a separarse de sus padres, lo cual resulta prejuicioso debido a que los niños y jóvenes quedan sin una figura paternal o maternal que los guie siendo ahí donde empiezan las adicciones, depresiones y delincuencia principalmente.
Es indudable que el aporte económico que generan los emigrantes, mediante sus remesas, resulta beneficioso a la economía del país, mucho más en la época de crisis económica que vivió el país en el año 1999 en la que se manifestó, a causa de esto, la mayor ola migratoria registrada en la historia del Ecuador.